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PRINCIPIO DE SOBERANÍA POPULAR POR FRANCISCO SUÁREZ

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Francisco Suárez ha sido reconocido como uno de los juristas que mayor aportación ha efectuado al Derecho internacional de gentes. Fue precursor de la necesidad de una Organización de la Naciones Unidas, continuista de la obra de Francisco de Vitoria y renovador de la Escolástica europea. Su pensamiento jurídico influenció a los grandes ilustrados del siglo XVIII. Ha pasado a la historia por su importante contribución a la filosofía de la ley.


FRANCISCO SUÁREZ
 
 
Francisco Suárez fue un filósofo, teólogo y jurista, que ha pasado a la historia por su importante contribución a la filosofía de la ley. Hombre de una gran cultura y erudición griega, latina, árabe y hebrea, pudo asimilarla toda, ordenarla, simplificarla y eliminar de ella verbalismos ociosos. Por su inmensa cultura y puntualidad doctrinal, y también por su fervor religioso, Suárez fue llamado Doctor Eximius et Pius.
Es el jesuita de más relieve a nivel mundial en el campo del Derecho Natural e Internacional, además de sus aportaciones a la Filosofía y la Teología. Se situó en la cumbre del movimiento intelectual iniciado con el Concilio de Trento conocido como la Contrarreforma.
 
Nacido en Granada en 1548, demostró desde joven un prodigioso talento, y así a los catorce años ya estaba estudiando Derecho en la Universidad de Salamanca. Cinco años después ingresó en la Compañía de Jesús.
 
De 1566 a 1571 estudió Filosofía y Teología y, al terminar, enseñó estas disciplinas en varias ciudades: Segovia, Ávila, Valladolid y Roma. En el Colegio de Roma trabajó durante cinco años, donde participó en la elaboración del Ratio studiorum.
 
Fue catedrático de teología en la Universidad de Alcalá de Henares en 1585 donde sus primeros libros le valieron dificultades con censores dominicos como Avendaño, Vázquez y Lessius. En 1593 llegó a Universidad de Salamanca como profesor, centro docente destacado por su pionera Escuela de Economía moderna y Derecho Internacional de gentes.
 
Fue requerido por Felipe II para que asumiese la cátedra de Prima de Teología en la Universidad de Coimbra en 1597. Ese mismo año se editó su obra maestra Disputationes metaphysicae (Disquisiciones metafísicas). Allí permaneció casi veinte años, realizando desplazamientos a Lisboa, Salamanca, Madrid o Roma y ocupándose de sus escritos.
 
Tras instalarse en Lisboa en 1615, cayó enfermo y muerto dos años después.


UNIVERSIDAD DE SALAMANCA

Suárez fue el más moderno de los escolásticos y el más escolástico de los modernos de su tiempo. Culminó un ciclo de grandes teólogos y juristas que España dio al mundo en algo más de un siglo (Vitoria, Las Casas, Sepúlveda, Mariana, Soto, etc.). Heredero de toda la Escuela, supo llevarla a su punto de madurez más avanzado; después de él pronto se producirá la decadencia de esta tradición milenaria. Pero la proyección de Suárez fue intensa y duradera.

Revitalizó la ya decaída escolástica europea, que compendió en 1597 en su obra principal Disputationes metaphysicae, expresando tanto sus ideas teológicas como sus posiciones jurídicas que fueron presentadas de forma inseparables respecto a su sistema filosófico. Innovó un nuevo método expositivo de la metafísica en el que prescindió de la exposición aristotélica estableciendo la contraposición entre el ser-finito y ser-infinito. Supuso el primer cuerpo de doctrina metafísica independiente, expuesto en 54 tratados, divididos en secciones y artículos, y en 75 manuscritos.

En contraposición a la mayoría de los humanistas, ponderó el valor de la escolástica tradicional, discutió sus ideas, separando cuidadosamente los elementos válidos de los caducos y, en definitiva, renovando toda la tradición especulativa anterior, sintetizando además la metafísica grecorromana como una disciplina autónoma e independiente. Aunque fue continuista de las ideas de Tomás de Aquino y de Duns Escoto, pudo superarles y criticar sus principales ideas.

Dentro de la escolástica, Suárez fundó una escuela conocida por su nombre, el Suarismo, que se considera seguidora del pensamiento de Tomás de Aquino, pero muy independiente del tomismo.

El objetivo central de Disquisiciones metafísicas era la defensa de la concepción judeocristiana de la creatio ex nihilo y de la demostración de que en su calidad de animal racional, el hombre está en condiciones de conocer la existencia de un Ser increado, en este caso Dios.

La Filosofía Física o Natural ayuda al hombre a acercarse a este fin, pero para alcanzarlo es necesaria la Metafísica: “Sólo la Metafísica está en condiciones de probar que existe algún Ser increado”. Suárez insistía que toda cosa creada lo ha sido por otro y que, por ello, “es imposible que algo sea el producto de sí mismo”, pero como este proceso ha tenido que tener un origen, llega a la conclusión de que ha de existir un Ser que no ha sido creado por otro, y éste no es otro que Dios: “Dado que Dios es el fin último, se desprende de ello que es también el principio de todo”.
 


 
ESCULTURA DE FRANCISCO SUÁREZ EN LA UNIVERSIDAD HISPALENSE
 

Según Suárez, las propiedades transcendentales del ser son la unidad (individual, formal y universal), la verdad (esencia del objeto) y la bondad (perfección).

Admitió tres clases de universo: físico, metafísico y lógico. Definía a la metafísica como ciencia que considera el ente en cuanto tal, o en cuanto prescinde de la materia. Existe abstracción de materia individual (Física), de materia sensible (Matemáticas) y de toda materia (Metafísica). El objeto propio de la metafísica son los seres reales estudiados en toda su amplitud.

Es de especial relevancia su consideración del modo de existencia en la relación criatura-creador que, por ser esencial, fundamenta una razón última y suficiente.

Los principios característicos del Suarismo teológico son:

- el principio de individuación
- la potencialidad pura de la materia
- lo singular como objeto de conocimiento intelectual
- la distinción no conceptual entre esencia y existencia
- la posibilidad de la substancia espiritual
- la ambición por la unión hipostática
- la Encarnación del Verbo
- la solemnidad del voto solamente en el derecho eclesiástico
- el sistema de Congruismo
- la posibilidad de que ciencia y fe mantengan la misma verdad
- la creencia en la autoridad divina
- la transubstanciación del cuerpo y sangre de Cristo en la Eucaristía
- la superioridad de la virgen María sobre ángeles y santos.

Las Disquisiciones metafísicas son “fuera de toda duda, la obra filosófica más importante de la filosofía cristiana desde la Edad Media”, como señaló Josef Soderen su estudio Franz Suárez und sein Werk. Eso explica que en muchas universidades alemanas y holandesas, tanto católicas como protestantes, fuera utilizado como libro de texto. Ejerció tanta influencia en los centros docentes europeos que en Alemania aparecieron 17 ediciones de este libro entre 1597 y 1636.

También es conocido el impacto que las Disquisiciones suarecianas ejercieron en pensadores como Grocio, Descartes, Christian Wolf, Franz Brentano o Schopenhauer, quien en su obra El mundo como voluntad y representación dejó bien clara su admiración por el tratado de Suárez. Martín Heidegger declaró en su obra Ser y tiempo que Suárez había sido el verdadero mediador entre la ontología griega y el pensamiento moderno.

Puede considerarse sus Disquisiciones metafísicas como la primera construcción sistemática de la metafísica después de Aristóteles, por ello ejerció una influencia considerable en el pensamiento posterior como el más moderno de los escolásticos.

FRANCISCO SUÁREZ

Además de sus aportaciones sobre la metafísica, el teólogo granadino ha pasado a la historia del pensamiento universal por sus estudios sobre el Derecho Internacional y la problemática de la guerra. Como otros tratadistas antes que él, distinguía entre la guerra agresiva (bellum aggressium) y la guerra defensiva (bellum defensivum). La guerra está justificada y es incluso necesaria cuando responde a una injuria grave (gravis iniuria); es injusta y reprobable cuando falta este requisito. Ahora bien, aunque la guerra basada en la autodefensa sea en principio legítima, si no se ejerce con la debida mesura y precaución, puede convertirse en guerra injusta a causa de los daños que ocasionan al enemigo.

Así, escribe en De triplici virtute theologica (Sobre las tres virtudes teológicas): “Aunque la guerra no sea en sí mala, pertenece, por los muchos daños que produce, a las empresas que a menudo son llevadas a cabo de manera improcedente. Son precisas, pues, muchas circunstancias especiales para que pueda ser una guerra honesta.”

La base argumental que Suárez utilizó para analizar la guerra justa e injusta la aplicó también para explicar las relaciones entre las naciones y, a nivel intra-estatal, las de los soberanos y sus súbditos. En este segundo aspecto, declaró en Sobre las tres virtudes teológicas, que “una guerra de la República contra el Príncipe, aunque sea agresiva, no es intrínsecamente mala”, añadiendo de todos modos que para que sea lícita tiene que atenderse a los principios de la guerra justa. Las condiciones para le rebelión de la comunidad contra el soberano se dan “cuando el Príncipe es un tirano”, ya que “el tirano es el verdadero agresor contra la República y cada uno de sus miembros”.

Por encargo del papa Pablo V, en 1593 escribió una De defensio fidei contra Anglicanae sectae errores (Defensa de la fe católica contra autores de la secta anglicana), fue publicado en Coimbra en 1613. Esta obra fue quemada en Londres por orden del rey Jaime I de Inglaterra y prohibida por el Parlamento de París en 1614 sobre la base de que contenía doctrinas que eran contrarias a la autoridad de los monarcas. En ella atacaba la doctrina del Poder Divino de los reyes tan en auge en la Europa de la Edad Moderna, por la cual el monarca no era responsable de sus actos ante la iglesia ni ante los individuos, sino solamente ante Dios.

Suárez defendió que la autoridad del Estado no tiene origen divino sino humano, que la autoridad política emana de los individuos, y no directamente por Dios. Es por eso que ningún rey podía tener el atributo de sagrado y que el pueblo, en casos extremos, puede destituirle. Consideraba la legítima protección de los ciudadanos contra un príncipe convertido en tirano.

En sus lecciones sobre el Derecho de Gentes, planteaba en primer lugar la difícil cuestión de la potestad del emperador y del sumo pontífice en el ámbito de la Cristiandad, uno de los problemas más debatidos de la época, no sólo entre los protestante y católicos, sino también entre estos mismos.

Su posición es inequívoca: ni el emperador ni el papa son dueños de los diversos reinos cristianos, de manera que la potestad pertenece exclusivamente a cada respectivo príncipe y ninguno de ellos está obligado a reconocer a una autoridad superior a la suya. Por ello, escribe en su Defensio fidei catholicae et apostolicae, que “existen tantos príncipes como reinos o estados soberanos”.
 
 


UNIVERSIDAD DE COIMBRA
 
Su gran obra jurídica fue Tractatus de legibus ac Deo legislatore (Tratado de las leyes y de Dios legislador), publicada en 1621, que muy fecunda para la doctrina iusnaturalista y el Derecho Internacional. En ella se encontraba ya la idea del pacto social o de contrato social: la comunidad política se constituye por una primera entente entre individuos o familias; la comunidad puede delegar el poder a un grupo o a una sola persona, por medio de un segundo pacto, que Dios deja a nuestra discreción. Por regla general, la democracia, es decir el gobierno directo del pueblo por el pueblo, será la forma más natural de gobierno y no necesita de una institución particular, pues es conforme a la espontaneidad de nuestro ser.

También realizaba un análisis más avanzado que sus precursores del concepto de soberanía: el poder es dado por Dios a toda la comunidad política y no solamente a determinadas personas, con lo que esboza el principio de la democracia contra cesaristas, legistas, maquiavelistas y luteranistas.

Para Suárez, "La comunidad política es libre por derecho natural y no está sujeta a ningún hombre fuera de ella, sino que ella misma en su totalidad tiene el poder político que es democrático mientras no se cambie."

Esta obra fue escrita a la vez contra el protestantismo, que defendía el derecho divino de los soberanos, y contra todos los naturalistas más o menos cínicos. El Tractatus de legibus analizaba la ley en general, para después estudiar las diversas clases de leyes y las cuestiones que éstas suscitaban. Distinguía entre ley eterna, ley natural, derecho de gentes, ley positiva humana (derecho civil y derecho canónico) y ley positiva divina (la del Antiguo y Nuevo Testamento).

Entre sus proposiciones jurídicas destacan:

- La comunidad humana es soberana para dotarse de la forma de gobierno que considere más oportuna.
- La autoridad procede de Dios, pero reside en el pueblo, base jurídica que fundamenta la democracia participativa de los ciudadanos.
- Los reyes puestos en su cargo por Dios ejercen la autoridad al servicio de su pueblo como servidores suyos (ni si quiera la razón del bienestar del pueblo excusa abusar de la autoridad).
- Las relaciones entre los pueblos deben estar basadas en el respeto preferente a la persona. Por tanto, cualquier ley que vaya contra la persona atenta contra la propia sociedad.
- La Iglesia no tiene autoridad efectiva en campo civil; su poder, de origen divino, se circunscribe al terreno espiritual.

En su Tractatus de legibus se dedicó a formulación del Derecho internacional, por cual el género humano es concebido como algo que forma una unidad moral y política, independientemente de su raza o patria. La consideración de que la Humanidad es un solo cuerpo estaba basado en el precepto evangélico de amor universal a nuestro prójimo.

Partiendo de esta concepción plural de la soberanía, rechazó como abstracta la idea de un estado mundial único como árbitro de las relaciones entre los diversos estados nacionales. Para Suárez, aunque cada estado sea autosuficiente necesita de los otros estados para su desarrollo y plenitud. Los estados no deben vivir aislados unos de otros ya que, por muy perfectos que sean, “no pueden prescindir de la recíproca ayuda, colaboración y entendimiento”.

Por esta razón, cada grupo nacional forma parte de la superior comunidad internacional, y cada estado tiene el derecho y la obligación de elaborar y concertar pactos con los demás estados con el fin de que puedan convivir en las mejores condiciones posibles, tanto en el orden físico como humano, moral y espiritual.

Suárez demandaba la creación de un Derecho internacional para regir esta sociedad universal y de un organismo internacional capaz de mantener la paz entre las naciones y sancionar a los culpables de los posibles enfrentamientos entre ellas. Este derecho está basado en dos fuentes: el Derecho natural, surgido de la razón; y el derecho de gentes, surgido de los usos locales y particulares de cada nación. Aquel organismo se materializaría siglos más tarde en la Organización de las Naciones Unidas. Esta es propiamente la misión que corresponde al ius gentium o Derecho internacional de gentes.


 

MONUMENTO A FRANCISCO SUÁREZ EN GRANADA

Por todo ello, Francisco Suárez ha sido reconocido como uno de los juristas que mayor aportación ha efectuado al Derecho natural y el Derecho internacional, la relación entre las personas y los pueblos. Sus escritos se caracterizaron por la profundidad, penetración y claridad de expresión.

Según James Brown Scott, Suárez completó la obra de Francisco de Vitoria desde el aspecto filosófico. Bossuet dijo que los escritos de Suárez contenían la totalidad de la filosofía escolástica. Werner afirmó que si Suárez no era el primer teólogo de su tiempo, pero sí era, fuera de toda duda, uno de los primeros. Grotius reconoció en él uno de los teólogos más grandes y un filósofo profundo. Por último, Mackintosh lo consideró como uno de los fundadores del Derecho internacional.


El concepto de substancia de Spinoza tiene su origen en Suárez, su teoría modal adelantó a la de Leibniz, su ius gentium al contrato social de Rouseau, y el sujeto trascendental de Kant se inspiró en la noción de analogía de atribución descrita por Suárez. Por último, su concepto del carácter democrático del Poder adelantó el Ensayo sobre el gobierno civil (1689), de John Locke.

Las obras de Suárez fueron mantenidas en la más alta estima en su época, como se muestra por las numerosas ediciones parciales que se hicieron de ellas en Lyon, Salamanca, Madrid, Coímbra, Mayence, Colonia, París, Évora, Génova, etc., como también por el hecho, relacionado por sus biografías, de que una de las alas del antiguo colegio de los Jesuitas en Salamanca fue restaurada con el producto de la venta de sus obras sobre metafísica.

En los medios católicos, tuvo numerosos discípulos y fue continuado por una pléyade de maestros. Para los protestantes, fue por mucho tiempo un modelo. El gran filósofo andaluz estuvo presente incluso en el seno de la filosofía nueva del Barroco y más tarde de la Ilustración. Su pensamiento ocupó un importante lugar en el pensamiento español y constituyó un giro capital en la evolución de la especulación mundial.

PATRIMONIO CULTURAL INMATERIAL DE ESPAÑA

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El patrimonio cultural inmaterial se define, según la Convención para la protección del patrimonio inmaterial de la Unesco, como los usos, representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas que las comunidades, los grupos y, en algunos casos, los individuos reconocen como parte integrante de su patrimonio cultural. Algunas de sus características son las siguientes: se transmite de generación en generación; es recreado constantemente por las comunidades y grupos en función de su entorno, su interacción con la naturaleza y su historia; infunde a las comunidades y los grupos un sentimiento de identidad y de continuidad; promueve el respeto de la diversidad cultural y la creatividad humana; es compatible con los instrumentos internacionales de derechos humanos existentes; cumple los imperativos de respeto mutuo entre comunidades, grupos e individuos y de desarrollo sostenible.

El patrimonio cultural inmaterial se manifiesta, en particular, en los ámbitos siguientes: tradiciones y expresiones orales; artes del espectáculo, como la música tradicional, la danza y el teatro; usos sociales, rituales y actos festivos; conocimientos y usos relacionados con la naturaleza y el universo; técnicas artesanales tradicionales.

Los Tesoros del Patrimonio Cultural Inmaterial de España son 12 manifestaciones del patrimonio cultural de España declaradas por parte del Bureau Internacional de Capitales Culturales, y son:


1. Camino de Santiago
El Camino de Santiago ha significado en la historia europea el primer elemento vertebrador del viejo continente. El hallazgo del sepulcro del primer apóstol mártir, Santiago el Mayor, supuso encontrar un punto de referencia indiscutible en el que podía converger la pluralidad de concepciones de distintos pueblos ya cristianizados, pero necesitados en aquel entonces de unidad. La creencia cada vez más extendida en los milagros de Santiago provocó que la gente comenzara a peregrinar hacia Santiago de Compostela para obtener su gracia. El primer peregrino conocido fue Gotescalco, obispo de Puy, el año 950, en unión de una importante comitiva.

La Ruta Jacobea ha ido unido indisociablemente a la cultura, a la formación y a la información. Cuanto se decía, predicaba, contaba, cantaba, esculpía o pintaba en el camino alcanzaba siempre a más gente y a más lugares. Gracias a su influjo en el arte y la literatura, Compostela, junto con Jerusalén y Roma, se convirtió en meta de la sociedad cristiana, especialmente a partir del siglo XI al XIV. El Camino, fenómeno peregrinatorio jacobeo, llegaría a ser un foco catalizador de toda la sociedad cristiana.

Fue declarado por la Unesco Patrimonio de la Humanidad; Itinerario Cultural Europeo por el Consejo de Europa y ha recibido el título honorífico de Calle Mayor de Europa.





2. Bienal de Flamenco de Sevilla
 El Ayuntamiento de la ciudad de Sevilla ha mostrado su voluntad de participar en la campaña de elección de los 10 tesoros del patrimonio inmaterial de España al presentar como candidatura la celebración de la Bienal de Flamenco. A lo largo de 30 años de historia, ha demostrado ser el referente del flamenco en el mundo convirtiéndose en uno acontecimiento más atractivos culturalmente. El flamenco como patrimonio es un bien de interés cultural, un género artístico, una expresión cultural completa, un compendio de producción músico-oral, un ritual, y en definitiva, un modo de vida que transciende al propio arte. Por lo tanto, la Bienal es un fenómeno cultural que divulga, promueve, difunde y salvaguarda este rico patrimonio cultural inmaterial andaluz, español y europeo.



 
3. Leyenda de los amantes de Teruel

La historia o leyenda de los Amantes de Teruel cuenta la historia de amor entre dos jóvenes turolenses, Isabel de Segura y Juan Martínez de Marcilla, conocido a partir de las recreaciones del teatro barroco como Diego. Desde 1996 se celebra en Teruel, como recordatorio de la tradición, la festividad de Las Bodas de Isabel de Segura.

La leyenda de los Amantes de Teruel procede de una antigua tradición. En los primeros años del siglo XIII vivían en la ciudad de Teruel, Juan de Marcilla e Isabel de Segura, cuya temprana amistad se convirtió pronto en amor. No querido por la familia de Isabel, debido a que carecía de bienes, el pretendiente consiguió un plazo de cinco años para enriquecerse. Así, pues, partió a la guerra y regresó a Teruel justo cuando había expirado el plazo. Para entonces, Isabel ya era esposa de un hermano del señor de Albarracín. Pese a tal hecho, Juan consiguió entrevistarse con Isabel en su casa y le pidió un beso. Ella se lo niega y el joven muere de dolor. Al día siguiente se celebraron los funerales del joven en San Pedro. Entonces, una mujer enlutada se acercó al féretro. Era Isabel, que quería dar al difunto el beso que le negó en vida. La joven posó sus labios sobre los del muerto y repentinamente cayó muerta junto a él. En 1555 se descubrieron las momias enterradas en la capilla de San Cosme y San Damián. Junto a ellas apareció un documento antiguo que recogía el suceso.




4. Tradición de la Virgen del Pilar de Zaragoza

En la tradición relativa a la Virgen del Pilar, íntimamente relacionadas a la historia de Caesar Augusta (Zaragoza), se encuentran los orígenes del cristianismo y de las primeras comunidades cristianas. El contenido fundamental de esta tradición trata de la aparición de la Virgen María, que aún vivía en Jerusalén, al Apóstol Santiago el Mayor sobre una columna en Caesar Augusta, para reconfortarlo en una misión evangelizadora en Hispania. Fruto de esa aparición, se levantaría en el mismo lugar una capilla para venerar su imagen sobre una columna, actual Basílica Catedral de Nuestra Señora del Pilar.

Esta tradición posee un gran valor cultural y está enraizada en la forma y modos de ser de las gentes de Aragón. Sin duda, la tradición pilarista es una de las de mayor arraigo y fecundidad a través de los siglos y ha convertido a la ciudad de Zaragoza en uno de los símbolos e iconos de la cristiandad, trascendiendo las propias fronteras del territorio aragonés e hispano.




 
5. Semana Grande o Aste Nagusia de Bilbao

La Semana Grande o Aste Nagusia es la principal fiesta de Bilbao, que se celebra anualmente durante 9 días, comenzando siempre el sábado de la semana del 15 de agosto. La Semana Grande como tal se celebra desde 1978, aunque anteriormente ya coincidían en agosto la visita del circo, barracas de feria, corridas de toros, combates de boxeo y espectáculos de danzas tradicionales. El acto inicial es el txupinazo, que tiene lugar desde 2001 en la Plaza del Teatro Arriaga. Incluye el lanzamiento de un cohete o txupin por la txupinera, y la lectura del pregón por parte del pregonero o pregonera.

Desde el año 1978, Marijaia es el símbolo oficial de las fiestas y desde 1997 tiene una canción propia, llamada "Badator Marijaia", compuesta por Kepa Junkera. Se trata de una señora regordeta que siempre tiene los brazos en alto como si estuviese bailando. Nació el 19 de agosto de 1978, creada por Mari Puri Herrero, quien la diseñó y construyó en tan solo 5 días, tras el encargo de la Comisión de Fiestas.



 
6. Fallas de Valencia

Las Fallas es una fiesta celebrada del 15 al 19 de marzo en algunas ciudades y pueblos de la Comunidad Valenciana, entre ellas principalmente en Valencia que se celebran en honor a San José, patrón de los carpinteros. La denominación de fallas corresponde a las construcciones artísticas de materiales combustibles en su conjunto, que representan figuras conocidas como ninots y composiciones de elementos. El día 15 de marzo empieza la plantà, más de 700 monumentos algunos de 25 metros de altura. De las 700 fallas con miles de ninots sólo uno se salvará del fuego gracias al sufragio popular: el ninot indultat que pasará al Museo Fallero. Los días 17 y 18, las flores y la Virgen dels Desamparats son las protagonistas del acto más emotivo para los falleros: la Ofrenda. Cientos de falleros, ataviados con el traje regional, desfilan desde su falla con sus bandas de música hasta la Basílica de la Virgen para ofrecer sus flores a la Cheperudeta. Ese día, una cita obligada es la Nit del Foc.

El origen de la fiesta de las Fallas se remonta a la antigua tradición de los carpinteros de la ciudad, que en vísperas de la fiesta de su patrón, San José, quemaban frente a sus talleres, en las calles y plazas públicas, los trastos inservibles junto con los artilugios de madera que empleaban para elevar los candiles que les iluminaban mientras trabajaban en los meses de invierno. Por ese motivo el día de la cremà (momento en el que arden los monumentos falleros) siempre coincide con el día 19, Festividad de San José. Estas Fallas fueron evolucionando y cargándose de sentido crítico e irónico, mostrándose sobre todo en los monumentos falleros escenas que reproducían hechos sociales censurables.





7. Patum de Berga
La Fiesta de la Patum de Berga es una celebración tradicional que se lleva a cabo durante las fiestas del Corpus Christi en la localidad barcelonesa de Berga. Ha sido declarada por la Unesco Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad el día 25 de noviembre del año 2005. La Patum fue fundada a fines del siglo XIV como una fiesta de carácter esencialmente popular, documentada desde el año 1525. La celebración consiste en diversas representaciones de figuras místicas y simbólicas, que bailan al ritmo de la música y los tambores. Los bailes se caracterizan por su solemnidad, así como por la utilización de fuego y artefactos pirotécnicos.

El miércoles anterior al jueves de Corpus, el tabal (pregonero de la fiesta) y los gigantes recorren la ciudad anunciando el comienzo de las fiestas. Más tarde comienza el drama mímico, dividido en varios actos, que representan las intensas luchas de los cristianos contra los moros; al arcángel San Miguel que, ayudado por ángeles, lucha contra Lucifer y sus diablos; o las burlas contra el caudillo árabe Abul-Afer o Bullafer, conquistador de la zona. En cambio, el acto del águila expresa la satisfacción de Berga por haber acabado con el dominio feudal y pasar a depender directa y exclusivamente del Rey.




8. Carnaval de Cádiz

Cada febrero, durante los diez días más intensos del año, la ciudad de Cádiz se inunda de disfraces originales para parodiar la realidad. Los más apasionados del carnaval preparan sus disfraces, letras satíricas y músicas desde que acaba el verano. En la calle se escuchan los grupos formados por los aficionados, denominados murgas o chirigotas, que suelen llevar guitarra, bombo, pitos carnavaleros y toneladas de buen humor. Pero también existen grupos más preparados que buscan la gloria, los premios y el reconocimiento a través del concurso oficial de chirigotas que acoge el Gran Teatro Falla. Desde principios de enero estas chirigotas, comparsas, coros y cuartetos profesionalizados compiten entre sí y van superando distintas fases hasta alcanzar la gran final, que se celebra el día antes al comienzo oficial del carnaval en la calle.

Los historiadores opinan que el nacimiento del Carnaval de Cádiz fue en el siglo XVI, cuando Cádiz era un puerto muy importante. Una de las principales influencias para el desarrollo de su carnaval fue Venecia. A lo largo de los siglos, el carnaval gaditano ha superado dictaduras e intentos para que desapareciera.

 

 

9. Misteri d'Elx o Misterio de Elche

Es un drama sacro-lírico religioso que recrea la Muerte, Asunción y Coronación de la Virgen María. Dividida en dos actos, la obra se escenifica cada 14 y 15 de agosto en el interior de la Basílica de Santa María, en la ciudad alicantina de Elche. Investigaciones recientes sitúan el origen de dicha obra en torno a la segunda mitad del siglo XV, contradiciendo así a las tradiciones locales, que la relacionan, por una parte, con la conquista del Elche musulmán (1265) y, por otra, con el hallazgo de la imagen de la Virgen, dentro de un arca de madera, el 29 de diciembre de 1370, en la cercana localidad costera de Santa Pola. Se trata de la única obra en su género que ha sido representada sin interrupción hasta la actualidad.

Todos y cada uno de los personajes son representados por varones, tratando de respetar así el origen litúrgico-medieval de la misma. El texto del Misteri, a excepción de algunos versos en latín, se encuentra íntegramente escrito en valenciano antiguo. El 18 de mayo de 2001, la Unesco la declaró Obra Maestra del Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad.



10. Filandón de León

“Filandón”, ("fiandón", "filorio", "hilandorio", "hilandera") es una vieja palabra dialectal leonesa de etimología latina, derivada de ‘filum’, hilo, que designa las reuniones nocturnas en que las mujeres hilaban, mientras los asistentes se contaban cuentos, chistes e historias diversas, y se cantaban canciones tradicionales al son de los instrumentos de la zona correspondiente. Eran habituales en años no tan lejanos aunque en la actualidad no gozan de la importancia que tuvieron antes, cuando la economía obligaba a ahorrar carbón y las familias de una determinada localidad se congregaban en un mismo enclave para calentarse y entretenerse. Estaríamos ante una celebración de la palabra en su designio socializador, el primitivo reflejo de la oralidad y los géneros literarios populares, donde la cultura oral pasaba de abuelos a padres e hijos. En la actualidad numerosos grupos y asociaciones culturales están reivindicando esta forma de oralidad de la cultura tradicional a través de convocatorias públicas de filandones.



11. Procesión de la Virgen de la Salud de Algemesí
Cada 7 y 8 de septiembre las calles y plazas de la ciudad valenciana de Algemesí son el escenario de una manifestación cultural y religiosa única, heredera de una tradición de siete siglos. Son las tres procesiones en honor a la Virgen de la salud que llenan las calles del color y de la música que recrean los movimientos de las torres de la Muixeranga y las danzas de Bastones, Cintas, Arcos, Pastorcillos, Bolero y del Torneo bailes interpretados por más de 600 personas.

Indumentaria, música y danzas de un pueblo que, de generación en generación, participa en la construcción de su propia identidad, una fiesta en la que no hay espectadores, donde todos son protagonistas. La procesión está declarada de interés turístico desde 1977 y una de la 7 maravillas valencianas desde 2008.


12. Leyenda del Lagarto de la Malena de Jaén
Es la más famosa de la capital jiennense y constituye posiblemente la creación más destacada de la literatura popular. La influencia de esta leyenda es tal, que el lagarto se ha convertido en símbolo de la ciudad, siendo presente en su espacio urbano, en sus cabalgatas, conciertos, canciones populares, etc. Su origen es desconocido pero parece compartir idénticos precedentes culturales relacionados con los mitos de la lucha, representativos de la creatividad humana, observable en el folklore de todos los pueblos mediterráneos. Esta leyenda ha permanecido viva en la ciudad de Jaén a lo largo del tiempo, con aportaciones de las distintas culturas que han pasado por ella (romanos, visigodos, árabes, judíos y cristianos).

Transmitida de generación en generación, por vía oral y literaria, todavía se encuentra viva y fuertemente enraizada, siendo unas de las señas de identidad más singulares de Jaén.

RADIOTELEFONÍA INALÁMBRICA POR JULIO CERVERA

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Julio Cervera fue el ingeniero y comandante del Ejército español que inventó el primer sistema técnico de radiotelefonía de voz inalámbrica, es decir, la primera Radio. Su patente quedó registrada en 1902, más de una década antes que el italiano Marconi, como siempre se había pensado.


JULIO CERVERA
 
 
Julio Cervera Baviera nació en Segorbe (Valencia) el 26 de enero de 1854.

Estudió Ciencias Físicas y Naturales en la Universidad de Valencia. Tras entrar en el Ejército como cadete de caballería en Valladolid, en 1878 cursó estudios en la Escuela de Ingenieros Militares de Guadalajara. Llegó a ser Comandante de Ingenieros del Ejército español, convirtiéndose en un militar y científico experto en diseño de tranvías.

En 1877 la Armada le envía a Marruecos. Tras años de exploraciones en el territorio publicó dos libros: Geografía militar de Marruecos (1884) y Expedición geográfico-militar al interior y costas de Marruecos (1885).

En 1886, con el patrocinio de la Sociedad Española de Geografía Comercial, Cervera comando la Expedición científica al Sáhara Occidental junto al geólogo Francisco Quiroga y el intérprete Felipe Rizzo.

Participó en la Guerra Hispano-Americana de 1898, encargado de reforzar las instalaciones de defensas y comunicaciones.



HUNDIMIENTO DEL USS MAINE EN LA GUERRA HISPANO-AMERICANA


Una vez finalizada la guerra, y centrándose ya en su faceta de ingeniero, el comandante Cervera estuvo trabajando en Londres durante 3 meses con Guillermo Marconi y su ayudante, George Kemp hasta finales de 1899. En diciembre de ese mismo año, tras resolver las dificultades técnicas de su investigación, obtuvo sus primeras patentes de la telefonía sin hilos.

Así lo explica el profesor honorífico de Comunicaciones de la Universidad de Navarra Ángel Faus, quien tras siete años de investigación publicaba La Radio en España. 1896-1977. Para la redacción del libro, cuya investigación está respaldada por más de 8.000 documentos procedentes de los archivos históricos españoles, consultó más de 50 archivos y bibliotecas, además de una veintena de colecciones completas de publicaciones periódicas nacionales e internacionales.

Desafiando las tesis de muchos especialistas europeos y basándose en los originales de dos patentes inéditas en Inglaterra y Alemania, atribuye a Julio Cervera la invención del primer sistema técnico de la radio con estas palabras: "el inventor de la radio no es Marconi, ni John Ambrose Fleming, ni Lee de Forest, Fesseden o David Sarnoff, sino el español Julio Cervera Baviera".



ÁNGEL FAUS
 
 

A principios de siglo XX, Cervera consiguió inventar una máquina telegráfica sin hilos capaz de transmitir la voz humana. Durante los años 1901 y 1902, mantuvo emisiones regulares de voz sin cables entre Tarifa y Ceuta durante tres meses consecutivos, así como entre Jávea e Ibiza, estableciendo así el segundo y tercer servicio regular en la historia de la radiotelegrafía mundial.

El primer sistema regular de transmisión inalámbrica fue puesto en marcha por Marconi en 1898 entre la isla de Wight y Bournemouth. Cierto es que Marconi inventó la telegrafía sin hilos antes que Cervera, demostrando su eficacia en diciembre de 1901, pero se trataba de una telegrafía para transmitir señales, no sonidos. Es por ello que, según las investigaciones realizadas por Ángel Faus, Julio Cervera desarrolló la radio once años antes de que lo hiciese Marconi, el cual no trabajó en la radio hasta 1913. Esto le convierte en el pionero indiscutible de la radiotelegrafía en España y la radiotelefonía en el mundo entero.
 
 



 
PRIMER MODELO COMERCIAL DE RADIO
 
 RADIO ANTIGUA
 

La patente alemana fue inscrita en el registro de Berlín de 1900, después de que Julio Cervera presentara en Madrid su primera solicitud de patente sobre telegrafía sin hilos. También registró patentes en Francia, Suecia, Noruega, Estados Unidos, Bélgica, Suiza, Portugal, Italia, Austria y Dinamarca.
 
Más tarde, solicitó el registro de patentes en el Reino Unido, donde trabajaba Marconi. Allí las patentes se consiguieron sin oposición del italiano y su entorno empresarial, lo que indica que se trataba de un sistema distinto. El español no tuvo problema alguno con el italiano, que en ese momento no mostraba interés alguno por desarrollar la radio. En ese momento ningún científico ni técnico en el mundo hablaba de telefonía de voz sin hilos.
 
El 22 de marzo de 1902 fundó en Madrid la Sociedad Anónima Española de Telegrafía y Telefonía sin Hilos y registró sus patentes de ingeniería ante el notario Antonio Turón y Biscá.

 
GUILLERMO MARCONI


Cervera fue trabajador incansable que no consiguió el respaldo institucional y mediático necesario para que sus avances técnicos tuvieran trascendencia. Al contrario que Marconi, que tenía el apoyo del diario The Times, uno de los más influyentes en Europa del momento, anunciando cada objetivo que conseguía. Esa fue la razón por la que muchos atribuyen la invención de la radio a Marconi.

Pero tras las investigaciones de Ángel Faus, los medios de comunicación extranjeros fueron los que sacaron a la luz este descubrimiento. Julio Cervera fue reconocido justamente como el padre de la comunicación sin hilos.

En agosto de 1899 Cervera presentó, además, la patente del Telemando de equipos y sistemas, antecesor del mando a distancia tan común en aplicaciones civiles y militares. Marconi investigó estos aspectos años después.

Las patentes de Cervera son cuatro años anteriores a los primeros diseños del audión de Lee de Forest y también al funcionamiento del robot teledirigido de Leonardo Torres Quevedo en Paris. Sus estudios son aplicables a la explosión de minas y torpedos a distancia, al movimiento de máquinas terrestres y marinas, etc.
 
 
ÁNGEL FAUS


Otra notable contribución fue la creación en 1903 de la Internacional Institución Electrotécnica en Valencia, que daba títulos propios de ingeniero mecánico, electricista y mecánico-electricista, denominados libres. Fue una de las primeras experiencias de educación a distancia de todo el mundo. En 1908 pasa a llamarse Institución de Enseñanza Técnica ofreciendo cursos en disco. Publica la revista Electricidad y Mecánica desde 1905 hasta al menos 1920.

También fue el creador del diseño del antiguo tranvía de Tenerife.

Además, escribió un libro sobre dos territorios de la España Africana La Isla del Perejil y Santa Cruz de Mar Pequeña.


PLACA MONUMENTO EN SEGORBE

BIBLIA POLÍGLOTA COMPLUTENSE POR FRANCISCO JIMÉNEZ DE CISNEROS

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La Biblia políglota complutensees la primera edición plurilingüe de una Biblia completa escrita en la Cristiandad. Promovida por el cardenal Cisneros, incluye las primeras ediciones del Nuevo Testamentoen griego, la Septuaginta y el Targum Onkelos. Esta obra es cumbre de la tipografía española, considerada una de las obras más representativa del Renacimiento español, y la más destacada de las obras religiosas impresas en el siglo XVI.

 

 PORTADA DE LA BIBLIA POLIGLOTA DE CISNEROS
 

La dedicación del humanismo cristiano al servicio del movimiento reformista español se hizo especialmente patente en el desarrollo de los estudios bíblicos que alcanzaron su punto culminante en España antes de que Lutero y los reformadores protestantes comenzaran a reclamar para sí la exclusividad de la Biblia. En esa labor destacó al cardenal Cisneros, quien organizó una edición crítica de la Biblia mediante la consulta de varios textos, con el objetivo de otorgar a los estudios sagrados una base firme en las fuentes de la revelación.

El cardenal Francisco Jiménez de Cisnerosnació en Torrelaguna, en 1436, fue arzobispo de Toledo y primado de España y consejero espiritual de la reina Isabel I la Católica. Perteneció a la Orden Franciscana, fue tercer inquisidor general de Castilla y presidente del Consejo de Regencia desde la muerte de Felipe el Hermoso hasta la llegada de Fernando el Católico. En el ámbito cultural favoreció los estudios de las lenguas latina, griega y hebrea dentro de la corriente del Humanismo cristiano.

En 1499, fundó la Universidad de Alcalá de Henares a partir del antiguo Studium Generale convirtiéndose en una de las instituciones que más ha influido en la cultura española y la primera universidad renacentista, humanista y universal.


EL CARDENAL CISNEROS, POR EUGENIO CAJÉS


Su interés por el conocimiento filológico de los textos bíblicos y de los Padres de la Iglesia le hizo conseguir importantes manuscritos, en una época en la que tras el descubrimiento de la imprenta en la década de 1450 se publicó la Bibliacon mayor eficiencia.

Más tarde, se rodeó de los mejores filólogos y teólogos que entonces enseñaban en España así como de tres maestros judíos que fueron claves en la composición de la obra. Entonces, los invitó para trabajar sobre la ambiciosa tarea de compilar una enorme y completa Biblia políglota con el objetivo de reavivar el decaído análisis de las Sagradas Escrituras. Los estudiosos se reunieron en la Universidad de Alcalá de Henares, la Complutense. Los trabajos comenzaron en 1502 bajo la dirección de Diego López de Zúñiga y se continuaron durante 15 años. El proyecto se financió con dinero procedente de impuestos, multas de la Inquisición y del patrimonio del arzobispado de Toledo.

Cisneros coleccionó manuscritos, consiguió el oportuno permiso para que sus colaboradores consultaran los códices de la Biblioteca del Vaticano. Después aportó una Biblia en los idiomas originales y una traducción latina mejorada a cada traductor y estudioso de su equipo.

La intención de Cisneros era la de reunir todas ellas en una sola publicación, lograr una Biblia políglota, o plurilingüe, que contara con el mejor texto hebreo, griego y latín, incluidas algunas partes en arameo. Dado que el arte de la impresión se hallaba en sus inicios, marcaría un hito en su historia la consecución de esta empresa. Esta histórica herramienta de traducción llegó a conocerse como la Políglota complutense.

En ella participaron, entre otros, los judíos conversos Alonso de Alcalá, Pablo Coronel y Alfonso Zamora, que se encargarían de cotejar los textos en hebreo y arameo, y de establecer una versión correcta. La parte griega la trabajaron el cretense Demetrio Ducas, y los españoles Hernán Núñez, Juan de Vergara, Diego López de Estúñiga y Antonio de Nebrija.


ANTONIO DE NEBRIJA


Antonio de Nebrijaera catedrático de Elocuencia Latina en la universidad alcalaína y lingüista, escritor de la primera Gramática de la Lengua Española, la primera gramática de una lengua vulgar que la convirtió en culta. Intervino especialmente en la corrección de la Vulgata, texto latino de San Jerónimo, que abandonó pronto por diferencia de criterios con el cardenal.

Destacable fue la aportación de Arnaldo Guillén de Brocar, quien se encargó de la impresión de esta biblia con el texto latino de la Vulgata, la versión griega de los Setenta con traducción latina interlineal, el texto hebreo del Antiguo Testamento y la paráfrasis caldea de Onkelos, fijados por los especialistas de la Universidad de Alcalá dirigidos por el cardenal en persona. Brocar resolvió la difícil composición de los textos, que resultaron excelentes por su tamaño y nitidez, además de claros y hermosos, tanto los griegos como los hebreos.

El resultado no pudo ser mejor: una Biblia que contenía todo el texto de la Sagrada Escritura en sus más fiables versiones en las distintas lenguas. Su coste final ascendió a los 50.000 ducados.

Se publicaron 600 ejemplares con diferencias en las decoraciones xilográficas en papel y 6 en vitela, y se sabe de la supervivencia de 123 con variaciones en la portada, conservadas en bibliotecas de todo el mundo, la mayoría a falta del volumen sexto.

Con esta publicación se abrió una rica tradición que se extendería por otras naciones durante el Renacimiento. Esta Biblia políglota complutense influyó en la elaboración de la mejorada Biblia Políglota Regia, publicada en Amberes, entre 1568 y 1573, patrocinada por el rey Felipe II, bajo la supervisión de Benito Arias Montano y la impresión de Plantino.
 
 
 
FACHADA DE LA UNIVERSIDAD DE ALCALÁ DE HENARES
 

La Biblia políglota complutenseconsta de seis volúmenes, de los cuales los cuatro primeros contienen el Antiguo Testamento, el quinto el Nuevo Testamento, y el sexto los textos filológicos complementarios: un Vocabularium Hebraicum atque Chaldaicum y unas Introductiones artis Grammatice Hebraice. El Antiguoy el Nuevo Testamento conforman la Biblia.

El Nuevo Testamento se completó e imprimió en 1514, pero su publicación se retrasó mientras se trabajaba en el Antiguo Testamento, para que se pudieran publicar ambas partes juntas como una sola obra.

Cada página está dividida en tres columnas paralelas de texto: en hebreo la exterior, la Vulgata latina en el medio y la Septuaginta griega en el interior. En cada página del Pentateucose añade el texto en arameo (el Targum Onkelos) y su propia traducción al latín en la parte inferior de la página.

Entretanto, rumores del trabajo de la Complutense llegaron hasta Desiderius Erasmus en Rotterdam, que produjo y editó su propia edición del Nuevo Testamento en griego. Erasmus obtuvo un privilegio exclusivo de 4 años de publicación del emperador Maximiliano I de Habsburgo y del papa León X en 1516. El texto de Erasmus fue conocido como el Textus Receptus y ediciones posteriores sirvieron de base del Nuevo Testamento de la Biblia del rey Jaime.

El Antiguo Testamento Complutensese compiló en 1517. Debido al privilegio exclusivo de Erasmus, la publicación de la Complutense se retrasó hasta que el papa León X la sancionó en 1520. Se cree que no fue ampliamente distribuida hasta 1522.


BIBLIA PLURILINGÜE ESCRITA EN LATÍN, GRIEGO, HEBREO Y ARAMEO


Contiene las Escrituras Griegas dispuestas en dos columnas: una con el texto griego y la otra con su equivalente en latín, tomado de la Vulgata. Ambos textos están vinculados entre sí mediante letras voladitas que remiten al lector a la palabra equivalente de cada columna. El texto griego de la Políglota fue el primer Nuevo Testamento, o Escrituras Griegas, en imprimirse de la historia, seguido poco después por la edición que preparó Erasmo.

Se puso tanto esmero en la corrección del quinto volumen que solo se han hallado 50 erratas, lo que ha impulsado a los críticos modernos a considerarlo superior al célebre texto griego de Erasmo. Los elegantes caracteres griegos están a la altura de la primorosa belleza de los más antiguos manuscritos unciales. En el libro The Printing of Greek in the Fifteenth Century (La impresión en griego en el siglo XV), Robert Proctor afirma: “Pertenece a España el honor de haber producido en el primer intento lo que sin duda es el más delicado tipo griego jamás grabado”, este considera que la tipografía de Brocar es la cima del desarrollo tipográfico de la edición primitiva, antes de que el manuscrito de Aldus Manutius sobre tipografía dominara el mercado los siguientes dos siglos.

El sexto y último volumen de la Políglota es un anexo de aclaraciones lingüísticas y teológicas. Reúne para el estudio de la Biblia entre otros elementos un diccionario hebreo y arameo, interpretaciones de los nombres hebreos, arameos y griegos, una gramática hebrea y un índice latino para el diccionario. No es de extrañar que se haya calificado a la Políglota complutense de “monumento del arte tipográfico y de la ciencia escritural”.

Un facsímil a tamaño folio fue publicado en Valencia entre 1984 y 1987. Se ha reproducido tomando como base para los textos de la Biblia la copia que se encuentra en la Sociedad de Jesús en Roma; para la reproducción del raro volumen sexto con los diccionarios se tomó la copia de la biblioteca de la universidad de Madrid.


CISNEROS VISITA LA CONSTRUCCIÓN DEL HOSPITAL DE LA CARIDAD DE ILLESCAS, POR ALEJANDRO FERRANT


El cardenal Cisneros murió en julio de 1517, cinco meses después de la finalización de la Biblia y nunca la vio publicada, en cambio, otros planes de ediciones de textos clásicos y teológicos se quedaron en proyectos. Ante la impresión del último volumen Cisneros exclamó: "Aunque hasta el presente he llevado a cabo muchas empresas duras y difíciles por la nación, nada es más de mi agrado, por lo que debáis felicitarme con más efusión, que por esta edición de la Biblia".

Ante este hecho, Alcalá de Henares cayó en declive ya que la orden dominica se hizo con el control de la Inquisición y los profesores hebreos y moriscos que trabajaron en la elaboración de la Biblia suponían un problema a solventar. La Biblia políglota complutense llegó a convertirse en un libro prohibido.

Entonces Guillén de Brocar viajó a Roma con varios ejemplares de la Biblia en busca de una autorización del Papa para su publicación. Allí, tras tres años de espera, lo consiguió en 1520, pero como el Papa necesita visar todos los ejemplares, estos fueron trasladados desde Alcalá a Valencia, donde embarcarán destino Roma.

Durante el viaje, el barco se hundió con casi todos los ejemplares a bordo recuperándose una treintena. Por este motivo, la obra religiosa más importante del siglo XVI no se publicó hasta 1522. Mayor valor tuvo en los círculos protestantes la Biblia Regia de Benito Arias Montano que se publicó en Amberes entre 1568 y 1573.

Mientras la Biblia de Cisneros esperaba la aprobación del Papa, el Nuevo Testamento de Erasmo de Rotterdam fue publicado un año antes, pero con mucho menos valor en cuanto a investigación y erudición. Erasmo poseía un conocimiento imperfecto del griego y realizó su obra con un material manuscrito insuficiente.


BIBLIA PLURILINGÜE ESCRITA EN LATÍN, GRIEGO, HEBREO Y ARAMEO

 

ORIGEN DE LA FÍSICA MODERNA POR DOMINGO DE SOTO

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Domingo de Soto fue fraile dominico y teólogo español considerado como el promotor de la Fí­sica Moderna.Fue el primero en establecer que un cuerpo en caída libre sufre una aceleración constante. Su teoría del movimiento uniformemente acelerado y la caída de los graves fue el precedente de la Ley de la Gravedad de Newton.



ESTATUA DE DOMINGO DE SOTO EN LA SEDE SEGONIAVA DE LA UNIVERSIDAD DE VALLADOLID

 
Estudió en la Universidad de Alcalá de Henares y en París desde 1516. En la capital francesa amplió sus estudios en la Filosofía nominalista. En 1520 regresó a la Universidad de Alcalá para ocuparse de la cátedra de Metafísica. En 1525 ingresó en la Orden de los Predicadores Dominicos. En 1532 ingresó en la denominada Escuela de Salamanca, la fundadora de la Ciencia Económica Moderna, mientras impartía como catedrático de Teología en la Universidad de Salamanca durante dieciséis años. Fue uno de los grandes alumnos de Francisco de Vitoria.

Escribió numerosas obras de teología, derecho, filosofíay lógica, entre las que destacaron De iustitia et iure (1557) y Ad Sanctum Concilium Tridentinum de natura et gratia libri tres (1547), de orientación tomistay De dominio (1534), de orientación iusnaturalista. También comentó varios libros de física y lógica aristotélica, el más importante fue Quaestiones super octo libros physicorum Aristotelis (1551), sobre cinemática y dinámica.

Domingo de Soto fue el primero en establecer que un cuerpo en caída libre sufre una aceleración uniforme con respecto al tiempo y su concepción sobre la masa fue extremadamente avanzado en su época.

En su libro Quaestiones explica la aceleración constante de un cuerpo en caída libre de esta manera: "Este tipo de movimiento propiamente sucede en los graves naturalmente movidos y en los proyectiles. Donde un peso cae desde lo alto por un medio uniforme, se mueve más veloz en el fin que en el principio. Sin embargo el movimiento de los proyectiles es más lento al final que al principio: el primero aumenta de modo uniformemente disforme, y el segundo en cambio disminuye de modo uniformemente disforme."
 
Soto ya relacionaba dos aspectos de la física: el movimiento uniformemente disforme (movimiento uniformemente acelerado) y la caída de graves (resistencia interna). En su teoría combinaba la abstracción matemática con la realidad física, clave para la comprensión de las leyes de la naturaleza. Tenía una claridad rotunda acerca de este hecho y lo expresaba en ejemplos numéricos concretos.

Anteriormente a Soto, hubo varios autores contemporáneos que llegaron a describir el movimiento de un cuerpo en caída con dos variables independientes: el tiempo y el espacio; lo que no les permitió llegar a la descripción correcta. Otro español, llamado Diego Diest, partió de utilizar una sola variable, pero utilizó de forma errónea la espacial.

Soto, en cambio, describió el movimiento con una sola variable independiente: el tiempo. Este hecho está comprobado en la obra de William Wallace llamada The Enigma of Domingo de Soto: Uniformiter Disformis and Falling Bodies in Late Medieval Physics.

Clasificó los diferentes tipos de movimiento en:

Movimiento uniforme respecto al tiempo:
"Es aquel por el que el mismo móvil en iguales intervalos de tiempo recorre iguales distancias, como se da perfectamente en el movimiento extremadamente regular del cielo."

Movimiento disforme con respecto al tiempo:
"Es aquel por el cual, en partes iguales de tiempo son recorridas distancias desiguales, o en (tiempos) desiguales, (espacios) iguales."

Movimiento uniformemente disforme con respecto al tiempo:
"Es el movimiento de tal modo disforme, que si dividimos según el tiempo, (la velocidad de) el punto medio de la proporción excede (la velocidad de) el extremo más lento lo que es excedida por el más rápido."

"El movimiento uniformemente disforme respecto al tiempo es aquel cuya diformidad es tal, que si se le divide según el tiempo, es decir, según las partes que se suceden en el tiempo, en cada parte del movimiento del punto central excede del movimiento extremo el menor de esa misma parte en cantidad igual a aquella en la que él mismo es superado por el movimiento extremo más intenso."

De Soto describió el movimiento de caída libre como ejemplo de movimiento unifórmemente acelerado por primera vez, cuestión que sólo aparecerá posteriormente en Galileo:

"… este tipo de movimiento propiamente sucede en los (graves) naturalmente movidos y en los proyectiles. Donde un peso cae desde lo alto por un medio uniforme, se mueve más veloz en el fin que en el principio. Sin embargo el movimiento de los proyectiles es más lento al final que al principio: el primero aumenta de modo uniformemente disforme, y el segundo en cambio disminuye de modo uniformemente diforme."

Por lo tanto era aplicable la Ley de la velocidad media para calcular el tiempo de caída: "Esta especie de movimiento es la propia de los cuerpos que se mueven con movimiento natural y la de los proyectiles."

"En efecto, cada vez que cae una masa desde una cierta altura y en el seno de un medio homogéneo, se mueve al final más de prisa que al principio. Pero el movimiento de los proyectiles es más lento al final que al comienzo, y así el primero se intensifica, y el segundo se debilita uniformemente."

Movimiento diformente disforme con respecto al tiempo:
"Es el movimiento en tal modo disforme, que si es dividido según el tiempo, no ocurre que el punto medio de cada parte en la misma proporción excede (en velocidad) a un extremo cuanto es excedido por el otro. Este tipo de movimiento es el que esperamos en los animales, donde se observa el aumento y la disminución."


UNIVERSIDAD DE SALAMANCA


Este fue un descubrimiento clave en física, y base esencial para el posterior estudio de la gravedad por Galileo Galiley e Isaac Newton. Ningún científico de las Universidades de París y Oxford de aquella época había conseguido describir la relación entre movimiento uniformemente disforme en el tiempo y la caída de los graves como lo hizo Soto. Este hecho debería reconocer tal descubrimiento al español.

Domingo de Soto publicó sus ideas sobre la caída de graves en la obra Quaestiones super octo libros physicorum Aristotelis (1551). Esta obra fue publicada en varias ciudades italianas, influyendo en personajes como Benedetti o Galileo. Sus ideas son originales y que no corresponden a un conocimiento colectivo de la época.

Fue un logro tan avanzado que los autores Juan José Pérez Camacho e Ignacio Sols Lucía en su trabajo Domingo de Soto en el origen de la ciencia moderna, publicado en 1994, terminaron escribiendo que: "Ante el resultado de nuestro análisis de las aportaciones de Domingo de Soto a la física, proponemos esta consideración: es en la década que abraza las obras de Copérnico (1543), Soto (1551) y Benedetti (1554) donde debemos situar la línea divisoria entre la ciencia del Renacimiento y la ciencia moderna. Tras una lenta maduración, al fin sus ideas contaron con un magnífico aliado en Galileo Galilei."


Otro de los que llamaron la atención de las aportaciones de Soto fue el historiador francés de principios del siglo XX Pierre Duhem.

Este teorema de caída de graves es el principio que Galileo buscaba en 1604 para establecer el fundamento de la cinemática. En sus primeras investigaciones partió de una concepción equivocada porque consideraba que la velocidad aumentaba con respecto al espacio de la caída en lugar de con el tiempo. Así escribió: "El cuerpo que cae naturalmente va incrementando continuamente su velocidad a medida que la distancia desde el punto de partida aumenta."Con posterioridad, al darse cuenta de su error, formuló matemáticamente el movimiento uniformemente acelerado, pero éste se había definido 50 años antes por de Soto.

Galileo citó a Soto en dos ocasiones aunque no relacionadas con la caída de graves. Sin embargo las concepciones de Soto como mínimo le llegaron de manera indirecta a través de discípulos de Soto.

Pero Soto no solamente acertó en la cinemática, sino también en la dinámica. En su libro Quasetiones planteaba
la resistencia interna de los cuerpos: "Lo que es movido es una resistencia, que ha de ser superada por la fuerza motriz." Pérez y Sols plantean que no hay duda sobre el carácter de esta resistencia (que hoy llamaríamos masa inerte) como en primer lugar interna y no sólo resistencia externa del medio y en segundo como proporcional al peso. Eso se desprende de sus textos y los ejemplos que puso. Concluyen que aunque no lo haya formulado explícitamente, si uno parte de todas sus concepciones y le preguntase a Soto ¿con qué velocidad caen los graves en el vacío? Soto habría respondido: "Todos los cuerpos caen en el vacío con la misma velocidad, que aumenta uniformemente disforme con el tiempo de caída."

 
 
 

Una de las características más destacadas del pensamiento sotiano fue la preocupación por la justicia social, tan común en los miembros de la Escuela de Salamanca. Así en su Deliberación en la causa de los pobres (1544), escribió: “So pena de pecado mortal son obligados los ricos a hacer limosna de los que les sobra”. Con excepción de lo que el hombre necesita para su sustento personal y familiar, todo lo demás ha de darlo “al que tiene dello necesidad”.

En su libro De dominio (1534), escrito en Salamanca, establecía que Dios ha había criado “todos los bienes del mundo en común para el linaje humano”, de manera que quien no se atiene a esta norma de conducta atenta contra la ley divina y también contra el Derecho Natural, ya que “por Derecho Natural todas las cosas son comunes en cuanto al dominio". Según De Soto, si los bienes materiales han de quedarse divididos y privatizados han sido como consecuencia del pecado original.

El maestro de Salamanca dio una nueva dimensión a la teoría del Derecho de Gentes formulada ya antes por Francisco de Vitoria, el gran precursor de los Derechos Humanos y del pensamiento anti-colonialista. Para De Soto era un error considerar que fuera de la Cristiandad nadie es señor del mundo, tampoco el Emperador ni el Papa, así como que querer justificar el dominio del mundo en nombre de Cristo, ya que sería “maravilla que viniendo Cristo a predicar la pobreza en el mundo, recibiese el dominio del mundo".

Su respuesta ante esta cuestión la resolvía así: “Si es lícito apoderarse por la fuerza de las ciudades de los infieles y gentiles a causa de su idolatría es rotundamente negativa, ya que tales guerras las llevamos a cabo contra las leyes divinas”, por lo que “estamos de atendernos a los cometidos de la Fe”. Matando a los gentiles, “no sólo saldamos las exigencias de la caridad, sino que también nos hacemos odioso e infecciosos a ellos y, por ende, ineptos para inducirles a aceptar nuestra fe”. La misión de los católicos no es la de castigar a los infieles por sus pecados, sino la de perdonarlos: “La predicación de la Fe tiene como finalidad el perdón y remisión de los pecados. Es así que castigar los pecados de los infieles se opone diametralmente a la misma. Luego, la fe católica no nos concede potestad alguna para castigarlos”. Se explica que contradiciendo a San Agustín negarse que los romanos tuvieran derecho a invadir y conquistar a otros pueblos. “El Derecho Natural es igual para todos los hombres, ya que todos son de la misma naturaleza; por consiguiente, nadie es de esta manera señor de los demás”.


REPRESENTACIÓN TEATRAL DE LA CONTROVERSIA DE VALLADOLID


Participó en la comisión de teólogos y juristas de la denominada Junta de Valladolid de 1550-1551, el primer debate oficial sobre los Derechos Humanos, donde se discutió la forma de proceder en la conquista de América por España y la naturaleza de los indios. En este debate, también fue llamado de los justos títulos o Polémica de los naturales, discreparon los frailes Juan Ginés de Sepúlveda y Bartolomé de las Casas como líderes de dos modelos de colonización antagónicos. Soto se inclinó en su resumen hacia las tesis del este último.

Otra de las materias de las que se interesó Domingo de Soto fue la Economía, tan entre característico de los miembros de la Escuela de Salamanca, los fundadores de la Ciencia Económica Moderna. Analizó numerosos problemas como la usura, los contratos, la actividad del intercambio mercantil, la determinación del precio justo, así como las variaciones del mismo. Llegó a recomendar desde su cargo, ciertas intervenciones en precios.Rothbard lo criticó porque, en su opinión, de Soto rompió con la tradición escolástica de la defensa del precio de mercado como precio justo.

Su obra más importante es De Iustitia et Iure(1557), escrito en Salamanca, del que se publican al menos 27 ediciones en los 50 años siguientes a su primera edición.


SESIÓN DEL CONCILIO DE TRENTO, POR TIZIANO
 
 
En 1545 fue enviado al Concilio de Trento en calidad de teólogo imperial de Carlos V ante la imposibilidad de que fuera Francisco de Vitoria. En sus intervenciones defendió la Escolástica y atacó el Protestantismo y el Nominalismo como desviaciones de la doctrina cristiana, tesis que luego desarrollaría más ampliamente en obras posteriores, sobre todo en Ad Sanctum Concilium Tridentinum de natura et gratialibri tres (1547), publicado en Venecia. Frente a la tesis luterana de que la Fe basta por sí sola como justificación ante Dios, Soto afirmaba, al igual que los demás teólogos católicos, que la Fe es inseparable de la Caridad y que sin ésta se convierte en una abstracción vacía de contenido.


Separada de las obras concretas de caridad, la sola fides de Lutero se revela como un solipsismo o subjetivismo carente de la categoría de alteridad, esencia y condición del amor al prójimo y clave del verdadero Cristianismo. Este concepto activo y solidario de la Fe concuerda con la importancia que el maestro salmantino adjunta a la conducta moral o bonum honestum, que es la vía hacia Dios. La Fe es virtud moral. El hombre tiene dos fines, uno sobrenatural y otro natural. Aquél consiste en la contemplación de Dios, éste en el obrar de acuerdo con la Razón, operari secundum naturem, cuyo fruto es la obra buena y honesta. A este proceder racional pertenece el esfuerzo por el advenimiento de un Estado justo. Cuando uno hace lo que debe hacer, puede contar con la gracia o auxilio especial de Dios. A su regreso a España, el Emperador le nombró su confesor personal, cargo que aceptó a su pesar, porque su deseo era el de proseguir su labor docente.
 
En 1548 intervino, como teólogo católico frente a los protestantes, en la redacción del Interim de la Dieta de Augsburgo. Allí coincidió con el también dominico Pedro de Soto, confesor real, a quien sustituyó en el cargo en 1548. Ambos intentaron, pero no consiguieron, impedir la influencia que sobre el emperador Carlos V tenía el cardenal Granvela. El emperador le ofreció el nombramiento como obispo de Segovia, que no lo aceptó, y el de confesor personal, que dos años de oficio renunció al mismo para continuar su trabajo en Salamanca.


Segovia, ciudad natal de Domingo de Soto, tiene dedicado a su hijo ilustre una estatua y un centro de enseñanza primaria, y colegio universitario conocido como Campus de Segovia, dependiente de la Universidad de Valladolid.
 
 
ESTATUA DE DOMINGO DE SOTO EN LA SEDE SEGONIAVA DE LA UNIVERSIDAD DE VALLADOLID

MONARQUÍA HISPÁNICA PRECURSORA DE DERECHOS HUMANOS

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El español fue el primer Imperio en cuestionarse la legalidad y legitimidad de unas tierras conquistadas, nunca otro había reparado en esta cuestión. De la necesidad de establecer normas de convivencia con los indígenas del descubierto Nuevo Mundo, la Monarquía hispánica organizó durante el siglo XVI una serie de Juntas Consultivas de Indias formadas por juristas y teólogos. El resultado de aquellos debates fue la aprobación de las sucesivas Leyes Protectoras de Indias, precedentes de los actuales Derechos Humanos

La Junta de Valladolidde 1550 y 1551, que planteó  a fondo la "cuestión de los naturales", fue el origen hispánico de la fundación definitiva de los Derechos Humanos y antecedente de las actuales resoluciones de la Organización de las Naciones Unidas. Esta controversia tuvo como referente el pensamiento de Francisco de Vitoria, fundador del Derecho Internacional de Gentes, y como protagonistas a Bartolomé de las Casas y Juan Ginés de Sepúlveda.


RECOPILACIÓN DE LEYES DE LOS REYNOS DE LAS INDIAS


Durante la Edad Media, los reinos cristianos nunca habían necesitado un Derecho Internacional ya que sus necesidades se habían limitado a las relaciones de vasallaje entre los estamentos sociales y el rey. Con la entrada de la Edad Moderna, los reinos de Europa formaron un grupo de personalidades internacionales que demandaban unos nuevos principios y derechos jurídicos para el arbitraje de sus relaciones políticas, comerciales y sociales.

El detonante que propició la ruptura de los rígidos principios medievales fue el descubrimiento de América, el 12 de octubre de 1492. Entonces, España se había convertido en la gran potencia de Europa,y en el centro intelectual durante el siglo XVI. Como consecuencia de la política exterior y expansión territorial, necesitaba un nuevo derecho que regulase las relaciones entre monarquías, la disciplina en los ejércitos, la distribución del botín y la autoridad sobre los vencidos.


DESCUBRIMIENTO DE AMÉRICA POR CRITÓBAL COLÓN


Hasta el descubrimiento de América, la licitud de conquista se basaba en tres fuentes de derecho que nadie discutía: el romano, el medieval y pontificio.


El derecho romano establecía que el descubrimiento y ocupación de un territorio era título suficiente para ejercer un pleno dominio con total legitimidad.


El derecho medieval se basaba en que las personas no cristianas carecían de personalidad jurídica y, por tanto, no podían ser sujetos de derecho. Además, toda aquella tierra sin relación alguna de soberanía o vasallaje con algún príncipe cristiano se consideraba como “tierra de nadie”, Terra Nullis.

El derecho pontificio se asentaba en la suprema jurisdicción internacional del Papa, considerado como Dominus Orbis, y la Santa Sede podía otorgar el Derecho de Conquista a un rey, o a un “príncipe cristiano”.

Cuando la expedición de Colón descubrió el Nuevo Mundo, lo hizo con estos tres títulos, por lo que la conquista era estrictamente legal.

El derecho medieval para el descubrimiento y ocupación de nuevas tierras estaba basado en textos legales como Las Siete Partidasde Alfonso X, que concedía la potestad de las islas a quienes las descubrieran. Pero los territorios del Nuevo Mundo estaban frecuentemente poblados por indígenas, y en estos casos Las Siete Partidas solo reconocían el señorío de un reino por herencia, matrimonio, libre consentimiento de los naturales u otorgamiento del Papa o del Emperador. Ante esta cuestión los Reyes Católicos recurrieron al otorgamiento papal.

Mediante la Bula Inter Caetera, otorgadas por el papa Alejandro VI (Rodrigo Borja) el 4 de mayo de 1493, el Reino de Castilla tenía permiso al dominio de la tierras descubiertas y por descubrir en el Nuevo Mundo, pero como contrapartida estaban obligados a evangelizar y convertir a los pueblos nativos. En esta concesión se hizo fundamento jurídico suficiente.
 
 
TRATADOS DE ALCAÇOVAS Y TORDESILLAS


Una bula posterior, conocida como Tratado de Alcaçovas, estableció la línea de demarcación de las zonas de influencia castellana y portuguesa. Los dominios castellanos serían los comprendidos más allá de una línea imaginaria trazada a cien leguas de las Azores, y los portugueses los comprendidos más acá de dicha línea. Por último, el Tratado de Tordesillas de 1494 fijó la frontera entre ambas zonas sobre el meridiano situado a 370 leguas de Cabo Verde.

Pero pronto, esta justificación, basada en las Bulas Alejandrinas y en argumentos de carácter teológico, empezó a ser criticada tanto desde América como desde el interior del Reino de Castilla. Además, esa nueva situación cambió la perspectiva del proyecto ya que los indios, una vez conversos, eran sujetos de derecho.

De esta forma, con una legalidad propia de la Edad Media, mezcla entre derecho romano y germánico, se creyó legitimada la conquista, pero al poco tiempo buena parte de la intelectualidad española comenzó a preguntarse sobre la licitud y legalidad de obligar a todo un continente a formar parte de un Imperio con el que no les unía ninguna relación previa, y con base en un derecho que ni conocían ni habían aceptado. Fue el nacimiento de una nueva mentalidad de la Edad Moderna, contraria a la opinión legal y cultural de la época en Europa, y sobre todo contraria al propio interés económico y político de su propio país. Aún no se habían conquistado México ni Perú y ya había un problema político, jurídico y moral de gran importancia.

Surgía entonces una pregunta: “¿Tenemos la legitimidad suficiente para conquistar las Indias?”

El español fue el primer Imperio en cuestionarse la legalidad y legitimidad de unas tierras conquistadas, nunca otro había reparado en esta cuestión.

Este fue el tema central de las Juntas Consultivaspara las Indias realizadas a lo largo del siglo XVI, auspiciadas por los monarcas hispánicos y materia de debate por teólogos y juristas españoles. Estas Juntas trataban de establecer unas nuevas normas de convivencia entre los hombres, desechando la mentalidad europea de la época y basándose en unos valores comunes a todos los hombres.


ISABEL I DE CASTILLA


La primera persona en preocuparse por la defensa de los derechos del indio fue Isabel la Católica. Desde los primeros momentos del descubrimiento, la reina de Castilla dictó leyes tanto a favor de la protección real de sus nuevos súbditos americanos, como también en la regulación de la posible ambición que pudiese tentar a los conquistadores. En este sentido estableció que seguirían siendo propiedad de los indios aquellas tierras que les pertenecían con anterioridad, mientras que el resto de territorios libres pasarían a titularidad de la Corona, para posteriormente ser repartidos entre los colonos.

En el año 1500, Isabel dictó un decreto por el que se prohibía la esclavitud, y cuyas disposiciones suponían una auténtica revolución en cuanto a Derechos humanos para la mentalidad de la época. Estas leyes quedaban aún englobadas en el Derecho medieval, ya que estaban dictados por la libre disposición de un monarca que obra con una legitimidad emanada de una bula papal. No obstante, suponían el inicio de las Leyes de Indias.

En 1503, se reunieron en junta consultiva consejeros reales con teólogos y canonistas, bajo la presidencia del arzobispo de Sevilla, y se consideró legítima la ocupación española de los territorios americanos. Además, se implantó el sistema de encomiendas, por el que se establecía el servicio de los indios por uno o dos años. Pero en la práctica se cometieron numerosos abusos, pasándose de la justificación jurídica al dominio. La teoría siguió siendo, sin embargo, que era lícito el dominio de las tierras obtenidas por extensión y difusión del evangelio, y no por afán de lucro.

Durante los primeros años del siglo XVI, los colonos españoles habían conseguido asentarse de forma estable en Cuba y el resto de las islas mayores del Caribe. La colonización se esperaba que discurriese pacífica, pero pronto se descubrió un belicismo indígena  como resistencia a los abusos de los primeros colonos.
 
 
MONUMENTO A ANTONIO DE MONTESINOS EN LA ISLA LA ESPAÑOLA

 
Con la llegada de los dominicos al Nuevo Mundo, aparecieron los primeros defensores de indios y las primeras denuncias a la Corte. El sermón de Antonio deMontesinos, pronunciado en diciembre de 1511 en la isla La Española (Santo Domingo), fue el hito iniciador de la lucha por la justicia, según el historiador norteamericano Lewis Hanke. Su sermón tuvo como tema central el cuestionamiento de la licitud del dominio español en las Antillas, así como la censura frente a la explotación a la que los colonizadores, especialmente los encomenderos, sometían a la población nativa.

Montesinos defendió que si los indios son humanos, tenían plenitud de derechos, y como humanos tenían que ser tratados, y planteó tres graves preguntas a los colonos:

- ¿en qué condiciones podía hacerse la guerra justa contra los indígenas?

- ¿con qué título ejercía el rey de Castilla su dominio sobre América?

- ¿podía emplearse la fuerza contra los indígenas para predicar el cristianismo, o esta predicación debía realizarse solo por medios pacíficos?

Al mismo tiempo, el superior de la orden dominicana en La Española, Pedro de Córdoba, negó la absolución a cuantos colonos abusaran de los indígenas.

Ante estas denuncias, Fernando el Católico encargó un estudio jurídico y teológico a Juan López de Palacios y Matías de Paz.

Juan López de Palacios Rubios fue jurista, doctor en cánones y catedrático en las Universidades de Salamanca y Valladolid, miembro del Consejo de Castilla y redactor de las Leyes de Toro, en 1505. Como ministro del Consejo de Indias y conocedor de la situación, se convirtió en uno de los principales defensores de la cuestión de los Justos Títulos del dominio de Castilla sobre las Indias. En su obra Libellus de insulis oceanis realizó un concienzudo razonamiento sobre la legitimidad de la soberanía castellana de los territorios americanos.


En 1512, redactó un Requisimientopor el cual obligaba a los indígenas a someterse pacíficamente como vasallo del monarca y súbditos del papa que era, y, en el caso de que opusiesen resistencia, se les anunciaba que serían sometidos por la fuerza y convertidos en esclavos.
 

EVANGELIZACIÓN DE INDÍGENAS POR DOMINICOS

El defensor de indios Matías de Paz, de la orden de los Dominicos, fue catedrático de teología en la Universidad de Valladolid, y de escritura en la de Salamanca. Fue el promotor del hospital de los indios de Santiago de los Caballeros de Guatemala.

Su única obra es De dominio Regum Hispaniae super Indos, publicada en 1512, en la que consideraba hostiles a los indios infieles, pero defendió un trato digno basado en el derecho natural sobre sus tierras y súbditos a los príncipes infieles, y el de los monarcas cristianos a extender y propagar la fe católica.

Su pensamiento puede resumirse así:

1- no es lícito a los príncipes cristianos hacer la guerra a los infieles por el afán de dominio y riquezas, aunque sí por extender la fe; si los infieles la reciben de buen grado, no se les puede atacar.

2- los indios pueden defenderse en caso de ser atacados, si antes no se les amonesta y requiere para que acepten la fe católica; pero si tras ser vencidos obedecen al príncipe cristiano y abrazan la fe católica, entonces no quedan convertidos en esclavos.

3- el dominio sobre los indios en régimen de vasallos libres sólo puede ser ejercido por el rey y por la autoridad del papa.

Matías de Paz aceptaba pues el derecho del papa y los reyes cristianos a invadir las tierras de infieles y destronar a los príncipes indios, pero defiende que debe evitarse la coacción en la propagación evangélica, porque anula la libertad de la fe. Aceptanban la erradicación de costumbres salvajes e inhumanas por los indios, que debían ser combatidas incluso con la fuerza. También la opción de la fuerza era justificada cuando los caciquez indígenas prohibían la libre conversión a sus súbditos.


PANEL CONMEMORATIVO DEL 5º CENTENARIO DE LEYES DE BURGOS


Antes estos hechos, la Corte convocó junta consultiva en diciembre de 1512, la Junta de Burgos, mediante la cual se legitimaron las encomiendas, reconociendo libertad a los indios, e imponiendo responsabilidades a los encomenderos. Concretamente respecto a los nativos, se aprobó:

1- los indios eran libres,

2- debían ser instruidos en la fe católica,

3- tenían obligación de trabajar en forma provechosa para ellos y la República,

4- el trabajo tenía que ser soportable e ir acompañado de los necesarios descansos,

5- debían recibir un salario justo por su trabajo

6- los indios debían tener casas y haciendas propias,

7- tenían que procurar una comunicación con los cristianos.

Estas leyes estaban destinadas a resolver los problemas prácticos de las encomiendas, pero no el de la legitimidad moral de la soberanía española en el Nuevo Mundo. Progresivamente, una nueva generación de juristas, teólogos y filósofos fue ampliando y mejorando dichas leyes mediante una serie de compilaciones indianas e introduciendo un nuevo concepto de derecho en base a la filosofía iusnaturalista.


ESTATUA DE JUAN DE ZUMÁRRAGA EN DURANGO


El Iusnaturalismo católico es una corriente de pensamiento que afirma la existencia de unas leyes naturales creadas por Dios y que rigen la vida del hombre y de las sociedades. Esta visión del hombre fue novedosa en el contexto socio-político del momento, pero más innovador fue el ambiente de libertad con el que los intelectuales fueron formulando estos principios que estaban cuestionando la presencia española en el Nuevo Mundo, incluso con el apoyo de los monarcas.

A diferencia de los estadistas y militares que la establecían la ley en concreto, según fuese conveniente a sus intereses, estos intelectuales escribieron sus disquisiciones sobre la ley en abstracto.

Una Real Orden de Carlos I dispuso que, a partir de 1526, cualquier expedición militar vaya acompañada de clérigos legitimados para evitar abusos o desautorizar la lucha cuando esta se considere inncesaria.

El primer arzobispo de México y protector de indios, Juan de Zumárraga, redactó uno de los primeros documentos clave en la historia de la defensa de los Derechos Humanos, llegando a cuestionar la licitud de la conversión de los indios y de la presencia española en América.


ESTATUA DE FRANCISCO DE VITORIA EN SALAMANCA


El más influyente intelectual de la época fue Francisco de Vitoria, firme seguidor del Iusnaturalismo católico, catedrático de teología de la Universidad de Salamanca y fundador de la Escuela económica Salamanca.

Además de promover una reflexión moral sobre la economía totalmente novedosa en su tiempo, fue defensor de la igualdad de todos los hombres y concibió el mundo como una comunidad de pueblos organizada de forma política y basada en el Derecho Natural de gentes. Su pensamiento se desarrolló en torno a la dignidad y problemas morales de la condición humana, convirtiéndose en el primer español en negar la validez política de las Bulas Alejandrinas sobre los territorios americanos.

Vitoria definió una serie de títulos justos a partir de los cuales la Corona castellana podría declararse como legítima poseedora del continente americano. Se refería a unos derechos que pretendían romper con argumentos teológico, que se fundamentaran en criterios de la razón natural, que pudieran ser aceptados por todos los hombres, por tanto aspiraban a tener reconocimiento universal: las bases del Derecho Público Internacional.

Sus ideas, reunida en sus Relecciones sobre los indios, se pueden concentrar en las siguientes tesis:

1- Derecho territorial: los indios son dueños de sus tierras, por tanto, sus Estados, aunque infieles, tendrían los mismos derechos que los cristianos. El descubrimiento no produce derecho a la conquista ni al dominio.

2- Derecho de tránsito y permanencia: todos los humanos tienen libertad de viajar y permanecer en el continente americano sin dañar a los naturales. Si estos impidieran ejercer el derecho de tránsito y permanencia, entonces podrían tomar la tierra sin su consentimiento.

3- Derecho a la negación del rey como poder divino: el emperador no puede valerse de una ley universal para reconocerse como dueño patrimonial del mundo y, del mismo modo, tampoco el papa puede hacer uso de su poder temporal divino para asignar territorios de infieles a otros príncipes.


4- Derecho de prédica del evangelio: los indígenas deben permitir la libre evangelización de los cristianos, pero en caso negativo, estos no se deben tomar este hecho como licencia para la agresión.


5- Derecho a la defensa interior: los príncipes indígenas no pueden forzar la vuelta a la idolatría de algún natural convertido al cristianismo.

6- Derecho de libre soberanía: los indios sometidos a príncipes tiranos puede elegir de forma cierta y voluntaria la protección de señores cristianos. Además, los colonizadores pueden usar la fuerza si es para derrocar a crueles soberanos indígenas y salvar a gente inocente de una muerte injusta, como por ejemplo los rituales del sacrificio humano.

 
ESTATUA DE BARTOLOMÉ DE LAS CASAS EN GUATEMALA


Bartolomé de las Casas se erigió en el principal seguidor del pensamiento de Vitoria. Muy influyente en la Corte, continuó la defensa de la dignidad del indígena. Justificó el dominio español en América sólo si se predicaba pacíficamente el evangelio. Condenó el uso de las guerras contra los indígenas americanos, aunque fueran guerras justas, pues para él, los soldados tienen la obligación de respetar a los inocentes, entre los que citaba a mujeres, niños, sacerdotes, agricultores, obreros y mercaderes.

Para Las Casas, los pueblos organizados como países independientes no constituyen algo separado de los demás, sino unido a estos por los vínculos de un común origen, de análogas necesidades y limitaciones. Para la superación de los males todos deben colaborar en una obra armónica; es en suma, una comunidad internacional lo que forma el conjunto de las sociedades políticas que deben vivir en situación de interdependencia.

Sobre la base de estos nuevos principios filosóficos, jurídicos y morales emprendidos por Vitoria y Las Casas, el emperador Carlos I convocó una Junta Consultiva de Salamanca, en la universidad de dicha ciudad en junio de 1540. El debate trataría la denominada Polémica de los naturales entre teólogos y juristas.

El informe concluyente aconsejaba que el rey, los gobernadores y los encomenderos deberían mantener un absoluto respeto a la libertad de conciencia de los indios, así como la prohibición expresada de cristianizarlos por la fuerza o en contra de su voluntad, tal como se estaba haciendo desde el inicio de la conquista.

Se determinó: “Los indios no deben ser bautizados antes de haber sido suficientemente instruidos no solo en los artículos de la fe, sino también en las costumbres cristianas y en todo aquello que es necesario para la salvación, hasta que ellos sepan lo que reciben, y profesen en el bautismo, y empiecen a dar pruebas de que es su voluntad venir y perseverar en la Fe y Religión Cristiana.”


 
RECOPILACIÓN DE LEYES DE LOS REYNOS DE INDIAS (1681)


Los consejos de estos juristas, junto a las indicaciones de clero indigenista, se fueron implantando con una extraordinaria agilidad legislativa en los diversos textos que fueron componiendo las Nuevas Leyes de Indias de 1542, aprobadas por el emperador Carlos I en Barcelona. Algunas de estas Nuevas leyes para el buen tratamiento y preservación de los Indios fueron un claro ejemplo del grado de innovación jurídica, adelantándose en varios siglos a la legislación moderna:

- Prohibición de injuriar o maltratar a los indios. (libro VI, título X, ley XXI)

- Obligación de pagarles salarios de “justa y razonable estimación”. (libro VI, título XII, ley II)

- Reconocimiento del derecho al descanso dominical. (libro VI, título XV, ley XX)

- Jornada laboral máxima de ocho horas en las fábricas. (libro III, título VI, ley VI)

- Normativa protectora de la salud de los indios, especialmente en lo referido a mujeres y niños.

 
EVANGELIZACIÓN DE INDÍGENAS POR DOMINICOS


Las Leyes Nuevas incluían claras disposiciones en favor de un mejor trato al indígena, que los ponían bajo la protección de la Corona, y establecería un mayor control en cuanto al comportamiento de los colonos para asegurar ese objetivo. Se inspiraban en la concepción de los reinos de indias como otros tantos más de la Monarquía española, como los de Aragón, Navarra, Sicilia, etc.

Aun así, la disposición más dura de ese cuerpo de leyes para los conquistadores fue la drástica limitación en la posesión de las encomiendas, lo cual levantó protestas en varios puntos del territorio colonizado. La rebelión más cruenta fue la que lideró Gonzalo Pizarro a los encomenderos del Virreinato del Perú. Aquel levantamiento provocó que, al poco de su promulgación, esas Leyes Nuevas fueran suspendidas, pero su sola publicación es reveladora de la preocupación que había en la Corte española por la justicia en la empresa colonizadora.

En 1546, se celebró la Junta Eclesiástica de México, convocada por el visitador Francisco Tello Sandoval, del Consejo de Indias. La Declaración expresaba claramente la posición de aquellos que estaban convencidos de que los "Reinos de Indias" no podían ni debían ser objeto de una conquista.

"La causa única y final de conceder la Sede Apostólica el Principado Supremo de las Indias a los Reyes de Castilla, no fue la mira de ensanchar sus dominios, sino la de dilatar el orbe cristiano con la conversión de los indios.

Al realizar la Santa Sede este acto no entendió despojar a los monarcas y señores naturales de las Indias de sus Estados, Señoríos, Jurisdicciones, Lugares y Dignidades; ni dar a los Reyes de Castilla ninguna facultad capaz de impedir la propagación de la fe retardando la conversión de los indios. Todos los infieles, sean cuales fueren su secta y pecados, tienen, por derecho natural, divino y de gentes, señorío sobre sus cosas adquiridas sin perjuicio de tercero, y con la misma justicia poseen sus Principados, Reinos, Estados, Dignidades, Jurisdicciones y Señoríos."


Los misioneros desplazados en América acordaron aceptar como política misionera las doctrinas de De las Casas y la Orden de los dominicos.


CATEDRAL DE MÉXICO, SEDE DE LA JUNTA ECLESIÁSTICA CONSULTIVA DE 1546



Como las leyes de 1542 fueron difíciles de en su aplicación y las denuncias continuaron, Carlos I tomó la decisión de someter a debate definitivo el debate legitimista convocando una gran asamblea de sabios. Mientras tanto, el Consejo de Indias ordenó detener el proceso de conquista en 3 de julio de 1549 hasta que se tomara una nueva resolución. 

España se había convertido en el primer Imperio que no sólo se cuestionó la licitud de sus conquistas, sino que además, había parado la empresa colonizadora. Ningún otro Imperio en la Historia de la humanidad tuvo un precedente de estas consideraciones. Esta actitud proteccionista fue un rasgo característico de la expansión española en América, Asia y Oceanía durante la Edad Moderna, desconocida por otras potencias, sobre todo durante la segunda mitad del siglo XIX en la Edad Contemporánea, fase histórica de gran difusión de las prácticas colonialistas europeas como consecuencia de la industrialización.

El debate de indias que organizó la Junta Consultiva de Valladolid de 1550 y 1551, denominada Controversia de Valladolid, fue el origen hispánico de la fundación definitiva de los Derechos Humanos.

Esta polémica de los naturales tuvo en esta ocasión a dos grandes protagonistas: Bartolomé de las Casas y Juan Ginés de Sepúlveda.  Las Casas afirmaba que no era justo hacer la guerra a los naturales, y que la evangelización debía realizarse de modo pacífico. Sepúlveda, en cambio, aludía a la gravedad de los pecados de los indígenas y a la rudeza de su naturaleza como razones, entre otras, que hacían legal y necesaria la guerra contra ellos. La polémica tuvo su punto culminante en el debate que ambos protagonizaron en Valladolid entre 1550 y 1551. Si bien es conocido que, por diversas razones, Las Casas no tuvo éxito en sus intentos de poner en práctica una conquista pacífica en cuantos lugares de América, y a pesar de haber incurrido en ciertas exageraciones al hacer referencia a la historia de la conquista y colonización de América, lo cierto es que fue un hombre que se adelantó a su tiempo.


 
REPRESENTACIÓN TEATRAL DE LA CONTROVERSIA DE VALLADOLID DE 1550


Los indios fueron sometidos a un régimen de vasallaje semejante al que se aplicaba en Europa. Es verdad que durante el proceso de conquista hubo encomenderos brutales, pero es muy meritorio la voluntad política de la Monarquía española y los logros conseguidos por sus juristas y teólogos para la mentalidad de la época. Todas las grandes potencias hacían esclavos los naturales de las tierras que iban tomando: los portugueses, los árabes; pronto los ingleses, los holandeses, los franceses.

La prohibición de la esclavitud de los indígenas americanos tuvo un enorme impacto psicológico en la concepción de los colonizadores españoles desde el reinado de Isabel la Católica, en una época donde la esclavitud seguía siendo una institución social vigente en Occidente.

El emperador Carlos I lo dejó claro en las Leyes de Indias: “Es conformidad de lo que está dispuesto sobre la libertad de los indios, es nuestra voluntad, y mandamos, que ningún Adelantado, Governador, Capitán, Alcaide, ni otra persona de cualquier calidad, en tiempo de paz o de guerra, sea osado de cautivar indios naturales de nuestras Indias y Tierra Firme del Mar Océano, descubiertas o por descubrir...”.

Insistía en esta idea: “que los descubridores guarden lo dispuesto en favor de los indios”; encomendó a los clérigos “que fueren en descubrimiento”, que vigilen “el buen tratamiento de los indios” y prohibiesen a los gobernadores “tener indios si no es como intérpretes”.


CARLOS I


Su sucesor Felipe II repitió, más tarde, la misma orden: “que los descubridores no se embaracen en guerras ni bandos entre los indios, ni les hagan daño, ni tomen cosa alguna”.

Esto fue muy difícil de llevase a cabo con total control, de hecho las crónicas indias están llenas de sucesos sobre abusos cometidos por encomenderos e incluso por funcionarios reales de alto nivel jerárquico, pero fueron investigados por la justicia, arrestados, llevados a España, juzgados por estas leyes, encarcelados e incluso ejecutados.

En 1573, Felipe II prohibió definitivamente cualquier utilización de la fuerza militar en América y confió sus más extensas y ricas posesiones a un nuevo ejército compuesto de frailes y maestros.

Para el monarca, la evangelización de América solo podía apoyarse en la predicación y en el ejemplo, lo que requería personas capaces de exhibir una conducta orientada por valores y virtudes. Las órdenes religiosas organizaron sucesivas expediciones misioneras y humanitarias avanzando por territorios vírgenes.

Una vez que habían convenido con la población indígena las bases del asentamiento, se adentraban más tarde las fuerzas militares, seguidas poco después por los civiles. Nunca en la historia, ningún otro país del mundo ha desarrollado una política semejante. Este fue el verdadero y definitivo modelo de conquista del continente americano.  
 
 
FELIPE II


Las Nuevas Ordenanzas fueron especialmente beneficiosas para Filipinas, donde se garantizaron los derechos de la población nativa casi desde el principio, desde 1571 cuando los dominicos obtuvieron de Felipe II garantías de protección.

Para lograr el éxito de la difusión de las relaciones sociales y económicas españolas en Indias, entendían que los pobladores y descubridores deberían ser un modelo de convivencia a imitar. Los indios solo adoptarían elementos culturales europeos de manera voluntaria, haciendo uso de su libre albedrío y determinación, después de juzgar las ventajas que la comunidad cristiana les puede ofrecer. De manera recíproca, los españoles deberían conocer las instituciones, creencias, culturas y lenguas indígenas.

En síntesis, esta forma de pensamiento, que no buscó la identificación con el punto de vista del indio, sino la defensa de los Derechos naturales y universales de todos los hombres (entre los que se encuentran españoles e indios) fue el deber ser sobre el cual muchas personas comprometidas con la justicia como valor social edificaron el nuevo orden indiano.

Guillermo Céspedes del Castillo escribió: “Representa un hecho único en la historia que un pueblo someta a dura autocrítica su propia conducta y que aplique a sus mayores éxitos políticos y militares el más severo escrutinio moral”.

Ramiro de Maeztu, escritor de Defensa de la Hispanidad, afirmó: “El debate de Valladolid, en 1552, y las disposiciones reales que se derivan de él, constituyen la primera ocasión en que un gran poder expansivo hace el alto para resolver problemas de justicia y de conciencia que el hecho le plantea”.


DEFENSA DE LA HISPANIDAD POR RAMIRO DE MAEZTU


Las Juntas Consultivas que los monarcas españoles organizaron sobre la polémica de indis fueron un claro antecedente de las actuales resoluciones de la Organización de las Naciones Unidas sobre la oportunidad y la necesidad de intervenciones militares, para salvaguardar los Derechos Humanos.

Debido a esta forma de entender el Derecho y la ciudadanía, un tercio de los diputados presentes en las Cortes reunidas en Cádiz en 1812 procedía de lugares como Honduras, Guayaquil, Buenos Aires, Venezuela, Chile o incluso Filipinas. De entre aquellos hombres que firmaron las primera Constitución de España y la América hispánica destaca el diputado representante del Virreinato del Perú Dionisio Inca Yupanqui. Este diputado había recibido una esmerada educación en la armada español y en el Colegio de Nobles de Madrid. Se declaraba “nieto legítimo por línea directa del Inca Huayna Cápac duodécimo y último Emperador del Perú“, y aseguraba que su antepasado fue el “primer vasallo“ del rey de España. En su discurso ante las Cortes de Cádiz criticó los abusos que existían en América, y defendió sin ambages la plena igualdad de ciudadanía, dentro de una concepción liberal. Su alegato en favor de negros, indios y mestizos le valió el fervoroso aplauso por parte del resto de diputados, Según aquella Constitución,“la nación español es la reunión de todos los españoles de ambos emisferios“.


SEDE DE LA ORGANIZACIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS EN NUEVA YORK

 

GENERADOR PORTATIL DE RAYOS X POR MÓNICO SÁNCHEZ

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Inventor e ingeniero, Mónico Sánchez fue pionero de la radiología y electroterapia. Pasó a la historia de la ciencia por inventar un generador portátil de rayos X y corrientes de alta frecuencia en 1909, que salvó la vida a miles de militares que combatieron en la I Guerra Mundial. Además, desarrolló otras varias innovaciones en el campo de la electromedicina.


MONICO SÁNCHEZ


Mónico Sánchez Moreno nació en 1880 en Piedrabuena, una villa de la provincia de Ciudad Real que basaba su economía rural en la agricultura de secano y en la ganadería. A principios del siglo XX, esta villa tenía una población de 3.810 habitantes, siendo la mayoría analfabeta. El padre de Mónico se dedicaba a la fabricación de tejas y ladrillos, mientras que su madre lavaba ropa ajena en el paraje del río Tabla de la Yedra, ayudado por Mónico, el menor de cuatro hermanos.

En 1901, a pesar de que ni siquiera tenía el bachiller elemental, Mónico marcho a Madrid para estudiar ingeniería eléctrica, en plena implantación del alumbrado eléctrico y de la electrificación del tranvía sustituyendo al de tracción animal.

Cuando llegó a la capital, la Escuela de Ingenieros Industriales de Madrid estaba cerrada por las huelgas estudiantiles. Mónico decidió matricularse en un curso a distancia de electrotecnia impartido por The Electrical Institute of Correspondence Instrucion de Londres y dirigido por el ingeniero Joseph Wetzle.  A pesar de que el temario se impartía en inglés y del desconocimiento por completo esta lengua, siguió el curso durante tres años de forma rigurosa mientras también aprendía este idioma. Al finalizarlo el propio Joseph Wetzler, que se movía en los entornos de Thomas Edison, se puso en contacto con el joven español y le promocionó como empleado en una empresa de Nueva York.




GENERADOR PORTATIL DE RAYOS X

 

 

El 12 de octubre de 1904, Mónico, con 23 años y a penas recursos económicos, Mónico se embarcó en Cádiz con destino a Nueva York. Esta era la capital cultural del mundo, que sufría una efervescencia de inmigrantes procedentes de todo el mundo para construir sus primeros rascacielos, y que la mayoría no encontrarían el sueño americano.

Empezó a trabajar de ayudante de delineante y pronto se matriculó en el Instituto de Ingenieros Electricistas, un centro de formación profesional. Más adelante pudo asistir a un curso de electrotecnia de unos meses de duración de la Universidad de Columbia, perfeccionando sus conocimientos sobre tecnología eléctrica.

Era la época del desarrollo de las corrientes eléctricas, cuando las centrales eléctricas de Nueva York quemaban carbón y petróleo en abundancia. La energía resultante movía dinamos que producían la electricidad, pero surgía el problema de su distribución hasta los tranvías y las bombillas de las casas.

Thomas Edison, propietario de la compañía General Electric, defendía el uso de la corriente eléctrica continua, un flujo perpetuo que implicaba grandes pérdidas en forma de calor por la resistencia de los cables. Mientras tanto, aparecía el ingeniero serbio Nikola Tesla, en la empresa Westinghouse, que propuso utilizar una corriente alterna, en la que el flujo varía cíclicamente. La solución era magistral ya que minimizaba las pérdidas.
 
Sin embargo, Edison no aceptó las evidencias de Tesla e inició una campaña para demostrar los peligros que la corriente alterna suponía para los ciudadanos. Así pues, se dedicó a electrocutar animales en público, sobre todo perros y gatos, llevando al extremo de su espectáculo siniestro la electrocutación de un elefante.

Mientras tanto, Tesla reaccionó y demostraba en teatros que la corriente alterna no era tan peligrosa. Su propio espectáculo consistía en pasar por su cuerpo un flujo de corriente alterna en medio de una tormenta de relámpagos, pero protegido por un suelo aislante de corcho bajo sus pies. Lo más probables es que Mónico Sánchez, tan apasionado de la electricidad, acudiera a ver estos espectáculos públicos. De aquella guerra salió vencedora la corriente alterna de Nikola Tesla, que es la que actualmente se emplea en la distribución eléctrica en todo el mundo.

Y mientras Tesla y Edison se empeñaban en su guerra de corrientes eléctricas, surgía la figura de otro gran científico, Wilhelm Conrad Röntgen, que descubría los rayos X hacia el año 1895.

Investigaba la fluorescencia producida por rayos catódicos mediante ensayos con tubos de vacío y descargas eléctricas de alto voltaje, pero encontró un tipo de nueva radiación invisible que podía atravesar la materia e impresionar placas fotográficas. Incapaz de definir ese tipo de radiación misteriosa la denominó X. Cuando ganó, en 1901, el premio Nobel de Física, susaparatos de rayos X se vendieron con éxito, pero eran voluminosos, estáticos y caros, llegando a pesar más de 400 kilogramos.

MÓNICO SÁNCHEZ Y SU GENERADOR PORTATIL DE RAYOS X
 
 
Mónico Sánchez fichó como ingeniero de la Van Houten and Ten Broeck Company, dedicada al diseño y fabricación de aparatos de radiología y electromedicina para hospitales. En esta empresa pudo desarrollar la innovación por la que pasó a la Historia de la Ciencia universal, el Aparato Portátil de Rayos X y Corrientes de Alta Frecuencia, que fue patentado en 1908. Su generador de rayos X estaba basado en la corriente de alta frecuencia, y era capaz de producir tensiones de 100.000 voltios con una corriente continua o alterna de 25.

La máquina de Mónico Sánchez suponía toda una revolución que cambió el panorama del diagnóstico médico para siempre. Hasta el momento la máquina deRöntgen no era muy práctica para aplicaciones a gran escala. Su coste de fabricación era altísimo y su instalación completa era complicada ya que se trataba de un sistema de máquinas voluminosas que llegaban a pesar varios cientos de kilos. Además, para hacerla funcionar, necesitaba la energía de un generador eléctrico capaz de producir corrientes de alto voltaje. Estas adversidades hacían que el aparato de rayos X de Röntgen solo se pudiera utilizar en algunos hospitales.

En cambio, el portátil de Mónico Sánchez tenía escasos 10 kilogramos de peso y ocupaba el volumen de una pequeña maleta de viaje. Supuso un gran avance en comparación a los equipos de Röntgen, porque permitía ser transportado con sencillez y desplegado en unos minutos. Para su funcionamiento, sólo necesitaba ser enchufada a la red eléctrica, no necesitaba generadores.

 
MÓNICO SÁNCHEZ HACIENDO UNA DEMOSTRACIÓN A UN MÉDICO
 

Mónico Sánchez se había ganado la admiración de los ingenieros neoyorquinos. La empresa Collins Wireless Telephone Company de Newark (New Jersey), le como ingeniero jefe con la intención de vender su portátil de rayos X, que pasó a llamarse The Collins Sánchez Portable Apparatus. Frederick Collinsofreció 500.000 dólares a Mónico Sánchez por su invento.

Además de este invento, registró otra patente, una máquina para la métrica precisa de diversos parámetros eléctricos como la resistencia o el aislamiento.
Collins se dedicaba especialmente al desarrollo de la telefonía sin hilos, llegando a fusionase con otra, crearon una gran empresa, la Continental Wireless Telephone and Telegraph Company.

Mónico Sánchez participó en el equipo de ingenieros que desarrolló el primer teléfono sin hilos, capaz de comunicarse a más de cien kilómetros. El problema es que este aparato, con un micrófono de carbón, se calentaba poco a poco y terminaba ardiendo a los 15 minutos de conversación continuada. La empresa de Collins comenzó una gran campaña de propaganda para vender acciones, sugiriendo que la telefonía móvil en coches, trenes y barcos ya era una realidad.

En 1909, el Aparato Portátil de Rayos X y Corrientes de Alta Frecuencia fue presentado con notable éxito en la III Feria de la Electricidad, una exposición de tecnología eléctrica, celebrada en el Madison Square Garden de Nueva York. Se conserva una foto en la que Mónico Sánchez aparece junto altos directivos de la General Electric de Thomas Edison y de la Westinghouse de Nikola Tesla. En los carteles se leía: “No wires. No poles. No Franchises. The Collins Wireless Telephone Co.” (Sin cables. Sin postes. Sin franquicias. La compañía telefónica inalámbrica Collins).


MÓNICO SANCHEZ EN LA III FERIA DE LA ELECTRICIDAD EN NUEVA YORK


Lo cierto es que más que una realidad, la telefonía sin hilos de la Collins Wireless Telephone Company resultó una estafa y cuatro ejecutivos, incluido Collins, acabaron denunciados y sentenciados a prisión. El veredicto judicial aludía a un presunto fraude en sus demostraciones en lugares públicos, limitadas a conversaciones breves para que los teléfonos no echaran chispas. Cuando estalló el escándalo, Mónico ya había abandonado la empresa y regresado a Nueva York, donde, en solitario, fundaba la Electrical Sánchez Company.

En 1910 intervino en el V Congreso Nacional de Electrología y Radiología de Barcelona, donde firmó contratos para vender cuantos aparatos fabrique. Para comercializar su invento en Europa fundó la European Electrical Company, aunque su fabricación continuaba en EE.UU.

Entre 1909 y 1911 logró patentar otras máquinas, tal y como aparece en las patentes numeradas como 46537, 49075 y 51029, sobreaparatos de rayos X portátiles y generadores de alta frecuencia.

El éxito de su invento en Europa, le hizo regresar a España en 1912 con 32 años y convertido en un emprendedor millonario.

En 1913 construyó con su propia fortuna un centro de alta tecnología en su pueblo natal: el Laboratorio Eléctrico Sánchez. Ocupaba una superficie de 3.500 metros cuadrados, donde montó su laboratorio y fábrica de aparatos portátiles de rayos X. Como Piedrabuena carecía de electricidad, instaló se construyó un sistema de conducción de agua potable y una central eléctrica abastecida por el carbón llegado en carros tirados por mulas. Apenas un año más tarde, el centro era ya una realidad y casi todo el pueblo disponía de electricidad y agua. Entre sus empleados más cualificados estaba un soplador de vidrio alemán que contrató para la elaboración de tubos de vacío.

 
LABORATORIO ELECTRÓNICO SÁNCHEZ 
 
 
 
Los portátiles de rayos X se habían vendido a médicos de toda Europa y América, pero este revolucionario invento además salvaría miles de vidas en la I Guerra Mundial.

Se personó en Francia para conseguir un contrato de venta de sus portátiles mediante concurso, entre los que estaba Marie Curie. Tras entrevistarse Burdeos con autoridades y radiólogos, ganó el concurso. El Ejército francés compró 60 unidades de aparatos Sánchez para el auxilio de los heridos en sus ambulancias de campaña, lo que contribuyó a reducir el número de bajas durante la guerra.
Mujeres tan grandes para la ciencia como Marie Curie en un bando y Lise Meitner en el otro pudieron utilizar aparatos como este para mejorar el tratamiento de los heridos recorriendo los frentes. Solo en Francia, sacaron más de un millón de radiografías, en las cuales se veían los huesos rotos y las balas alojadas que podrían ser mortales.

Condecorado por el Gobierno francés, Mónico regresó a su laboratorio para atender pedidos que llegaban de todas las partes del planeta. Colaboró en revistas científicas nacionales y extranjeras, ofrecía conferencias y asistía a congresos siendo nombrado Doctor Honoris Causa en Ciencias Electrotécnicas por la Escola Livre de Engenharia do Rio de Janeiro y por universidades de diversos países.


AMBULACIA DE CAMPAÑA DEL EJÉRCITO FRANCÉS
DURANTE LA I GUERRA MUNDIAL


Sus innovaciones continuaron en el terreno de la electrofísica y la electromedicina. Aportaba máquinas de electroterapia, generadores de corriente y de onda corta, o accesorios como visores para radioscopias, chasis para radiografías, tubos protectores, etc. Diseñó un inhalador de ozono destinado al tratamiento de afecciones bronquiales con vapores de eucalipto. También desarrolló un cauterizador eléctrico de tejidos, invento que utilizaba para tratar daños dermatológicos. Otro de sus innovaciones revolucionarias para la época fue un bisturí eléctrico.

A lo largo de su vida hizo muchísimas demostraciones públicas de los beneficios que proporcionaba su generador portátil de altas frecuencias. Para ello empleaba tubos y bombillas con pequeñas cantidades de materiales radioactivos, que producían extrañas luminiscencias y fulguraciones. Eran los precursores de los actuales tubos de neón.

El responsable de la sección médica del laboratorio y fábrica  de Mónico Sánchez era su yerno, el doctor José Estébanez López, él y otros médicos fueron los divulgadores de sus innovaciones, consiguiendo curar el terrible ántrax o rebajar la tensión arterial humana.

ANUNCIO DEL LABORATORIO ELÉCTRICO SÁNCHEZ


Pero mientras tanto, Mónico Sánchez tuvo que hacer frente a otras dificultades de carácter socio-político: primero, su pueblo era una pequeña villa mal comunicada y con cierto ruralismo que originó un resentimiento de la clase dominante por ser demasiado moderno, y un desprecio de la clase obrera por ser demasiado moderno.

Mónico celebró la caída de la Monarquía y la llegada de la II República en 1931, pero cuando comenzó la Guerra Civil sufrió la hostilidad de ambos bandos implicados. Primero, los milicianos y autoridades locales afines a la república incautaron sus instalaciones y actividades del laboratorio. Un día fueron a detenerlo, pero como no estaba, se llevaron a su segundo al mando, que fue asesinado. Después, en época franquista, la política autárquica denegó los permisos de importación, lo que propició su ruina económica.

Además, su familia sufrió el fallecimiento de la esposa y de cinco de sus seis hijos, circunstancias que poco a poco pusieron fin a la industria.

Aunque continuó diseñando todo tipo de aparatos novedosos, nunca conseguía reunir un equipo de expertos colaboradores, ni volvió a la primera línea del mercado de aparatos radiológicos.

Hacia el final de su vida en 1961, dejó de vender sus aparatos y tuvo ciertas dificultades económicas, siempre innovando para elevar el nivel de vida de las personas. A pesar de que la tecnología ha avanzado muchísimo en ese campo, éste aparato ha sido utilizado hasta no hace muchos años por numerosos servicios médicos rurales.


DEMOSTRACIÓN E INSTRUCCIONES DEL PORTATIL DE RAYOS X SÁNCHEZ
 
 

Muchos de los aparatos que fabricó en su pueblo a partir de 1913 se exponen hoy en el Museo Nacional de Ciencia y Tecnología, con sedes en La Coruña y Madrid. Tras su muerte el Laboratorio Eléctrico Sánchez se cerró. En la actualidad está ocupado por un colegio, un centro de salud y un centro cultural.
El físico Manuel Lozano Leyva, catedrático de Física Atómica, Molecular y Nuclear de la Universidad de Sevilla, narró la apasionante vida y magníficos logros  en su libro El gran Mónico. Asegura que se ha convertido en un ejemplo por el cual “en condiciones más adversas que las actuales, es posible no sólo salir adelante, sino llevar a cabo proezas admirables”.

Según la física, Rosa Martín Latorre, que fue comisaria de una exposición en el Museo Nacional de Ciencia y Tecnología sobre el inventor castellano-manchego: “Es complicado encontrar a alguien innovador, atrevido y osado, capaz de salir de un entorno rural, de hacerse ingeniero sin saber inglés y de convertirse en un emprendedor. Mónico Sánchez fue un personaje muy singular”.
 

 
SALA MÓNICO SÁNCHEZ, MUSEO NACIONAL DE LA CIENCIA DE LA CORUÑA
 
 
COLECCIÓN PROCEDENTE DEL LABORATORIO ELÉCTRICO SÁNCHEZ
 

MENTALIDAD CATÓLICA EN LA MODERNIDAD

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La portentosa expansión de España en el siglo XVI se debió a que estaba de cruzada y cada español estaba convencido de su misión trascendente: la unificación del mundo bajo la fe católica. España era un país poco poblado y no especialmente rico, y el resultado de su hegemonía fue alcanzada gracias a que se hizo en nombre de Dios. En este sentido, la historia dejó de ser política, económica o bélica para ser historia de la religión, de la cultura y del pensamiento. Como dijo Menéndez Pelayo, España era esencialmente un “pueblo de teólogos”.

La España de los Reyes Católicos no sólo fue un territorio unificado y acrecentado bajo la misma Corona, ya que dejó también un ambiente de reforma social que afectaba a todos los estamentos y sectores (la administración, la nobleza, las órdenes religiosas, la universidad, etc.) y que hacía de la España del Renacimiento la sociedad más moderna de su época.

En el origen de esas grandes reformas estuvo el cardenal Cisneros, un franciscano natural de Torrelaguna (Madrid), arzobispo de Toledo, confesor de la reina Isabel I, responsable de la evangelización de los moros de Granada, y regente de Castilla tras la muerte de la reina. Reformó las órdenes religiosas, y con ello consiguió que mientras que en otros países de Europa la decadencia eclesiástica generaba la reforma protestante, en España la Iglesia estaba mucho más sana, y en cierto sentido, se había convertido en la columna verbal del país.

Dentro de esa política reformista se encontraba la fundación de la Santa Inquisición, que fue un imperativo de la política moderna habitual en todos los países de Europa con el Renacimiento. Su cometido era conseguir sociedades homogéneas y pacificadas. En una época donde la paz social dependía de la unidad religiosa, asegurar la ortodoxia es un objetivo de primera importancia. Pero la Inquisición fue una institución creada por primera vez en el siglo XII por órdenes de los reyes de Francia para perseguir a cátaros y albigenses.

En la España renacentista, la Inquisición se fundó para combatir las prácticas judaizantes de los conversos. La leyenda negra anti-española ha exagerado mucho la crueldad represiva, que para nada es cierta si se compara en el siglo XVI con las matanzas anabaptistas en Alemania y Holanda, con las hogueras de Calvino en Suiza, con las cruentas persecuciones de católicos bajo Enrique VIII e Isabel I de Inglaterra. Cualquiera de estos desafortunados episodios fueron en menos tiempo más crueles que dos siglos de Inquisición española.

Además, la Inquisición española era bastante más permisiva que muchas otras europeas, ya que en la España del siglo XVI se podía estudiar a Maimónides, Averroes, Copérnico, Giordano Bruno, etc. y la lista de autores prohibidos era realmente escasa. Por otra parte, entre los inquisidores generales abundaban auténticos mecenas: fray Diego de Deza protegió a Colón; Cisneros fundó la Universidad de Alcalá de Henares, editó a Ramón Llull y protegió a Antonio de Nebrija; Alonso Manrique que era amigo de Erasmo, etc.

La imbricación entre política y religión fue del todo determinante para la creación del concepto de España en la memoria colectiva. La Inquisición era la única institución de la Monarquía hispánica con atribuciones en cualquier parte de España, fuera en la Corona de Castilla o en la de Aragón. Tal como afirma Bartolomé Bennassar, "la Inquisición penetró en la estructura mental de todos los españoles", por lo que podría afirmarse que este perverso tribunal consolidó la idea de España como una unidad.

Consciente de la importancia de la unidad religiosa para la consecución de la unión política, el papa Alejandro VI, un español oriundo de Játiva, llamado Rodrigo de Borja, otorgó el título de Católicos a Isabel y Fernando en una bula de 1496, aduciendo la expulsión de los judíos del territorio peninsular, la conquista de Granada o la promesa de iniciar una cruzada contra los ejércitos otomanos. Aquella bula hizo más patente que nunca la unión entre Iglesia y Estado.


De esta forma, se puede afirmar que la religión católica ha representado un papel protagonista en la forja de España como nación, si bien, en no pocas ocasiones, se han instrumentalizado los principios religiosos para conseguir fines políticos.


FELIPE II OFRECIENDO AL CIELO AL INFANTE DON FERNANDO,
POR TIZIANO (1573)


La teoría del poder en la España del siglo XVI era inseparable del triunfo de la religión. El objetivo era la unidad del mundo en torno a la fe. El poeta Hernando de Acuña lo expresó así:

Ya se acerca, Señor, o ya es llegadala edad dichosa en que promete el cielouna grey y un pastor en suelo,por suerte a nuestros tiempos reservada.
Ya tan alto principio en tal jornadanos muestra el fin vuestro celo,y anuncia al mundo más consueloun monarca, un imperio y una espada.

En este contexto de valores, de principios, de creencias, los españoles del siglo XVI se ven a sí mismos como portadores de una misión. Dentro de la composición social, los porcentajes de militares y de religiosos fueron elevadísimos. Unos y otros afrontaban la vida con ese espíritu de misión. El fervor religioso era una señal de identidad y existía una conciencia muy aguda de la virtud, y también por eso pudo haber una extraordinaria generación de religiosos que alcanzaron la santidad. Los valores máximos del caballero cristiano hispánico eran el amor, el honor y la religión.

Esta mentalidad de entrega de la vida por un ideal religioso no surgió espontáneamente, sino que fue forjándose durante duros siglos de Reconquista contra el sarraceno islámico. Esta misión de llevar el Cristianismo hacia el sur peninsular fue completada a finales del siglo XV con la toma de Granada, pero abrió la puerta a nuevas empresas y misiones con la toma de algunas plazas norteafricanas, las islas Canarias y el descubrimiento del Nuevo Mundo.

Con esta mentalidad, Santa Teresa de Jesús entregó su vida a la consecución de una misión. Su hermano Rodrigo falleció en América luchando contra los araucanos, y Teresa lo consideró un mártir por morir en defensa de la fe. Cuando afrentó la reforma del Carmelo en 1560, lo hizo en términos de un endurecimiento de la autoexigencia. Ese mismo año fue el Concilio de Trento y también la entrada del duque de Alba en Flandes.

Ese era el espíritu de la España de esa época, porque todo en la España del siglo XVI apuntaba en la misma dirección: un solo rebaño y un solo pastor; una autoridad política, que es el emperador, bajo una autoridad espiritual que es la Cruz, y un pueblo decidido a ser espada y brazo de Dios, un Dios que se entiende necesariamente como soberano. La propia Santa Teresa expresó esa idea del Dios Soberano en uno de sus poemas, Pastores que veláis, desde una perspectiva enteramente religiosa:

¡Ah, pastores que veláis,por aguardar vuestro rebaño,mirad que os nace un cordero,hijo de Dios soberano! 
Viene pobre y despreciado,comenzadle ya a guardar,que el lobo os le ha de llevar,sin que le hayamos gozado. 
Gil, dama acá aquel cayadoque no me saldrá de mano,no nos lleven al cordero,¿no ves que es Dios soberano?

Como Dios es soberano, es de ley que reine, y que reine a través de la espada del rey. Es la misma idea medieval del Imperio, trasladad a una estructura política ya moderna y renacentista. Y quien no aceptase ese reinado de Dios soberano, o se levante contra él, tendrá que habérselas con la espada del rey en la tierra, es decir, con los españoles. Las guerras de religión, la lucha contra el turco, las querellas con los protestantes, el avispero de Flandes o el sistema de colonización en América son fruto de esta concepción religiosa.

Para Carlos I, como para cualquier príncipes de aquel tiempo, la libertad religiosa no era un concepto importante por sí mismo, porque no se pensaba en términos de libertades individuales, sino en términos de orden colectivo. Si el orden del mundo se basaba en la unidad del orbe cristiano, tolerar disidencias equivalía a que el orden del mundo se rompiera, y eso era tenido por obra claramente diabólica. Por eso hubo que hacer una guerra en Flandes contra los calvinistas, y por eso hubo esos enfrentamientos con la Inglaterra de Isabel I, que perseguía a los católicos. No era posible permitir que la herejía se expandiera, y quienes lo permitiesen cometían un pecado atroz. El propio emperador, en sus últimos años, meditaría hasta el infinito sobre sus responsabilidades en no haber podido acabar con la herejía luterana. Lo que le movió no fue el odio a Lutero, sino el sentimiento de culpa por no haber cumplido enteramente lo que él consideraba como su deber más sagrado. Así hablaba el anciano emperador con los monjes del monasterio de Yuste:

“Mucho erré en no matar a Lutero, y si bien le dejé por no quebrantar el salvoconducto y palabra que le tenía dada, pensando de remediar por otra vía aquella herejía, erré. Yo no estaba obligado a guardarle la palabra, porque la culpa del hereje contra otro señor mayor, que era Dios. Y yo no debí guardarle la palabra, sino vengar la injuria hecha a Dios.”

Es esa mentalidad, esa convicción, la que explica el impresionante movimiento religioso en la España del siglo XVI. San Ignacio de Loyola, un militar guipuzcoano que defendió Pamplona contra el asedio de los franceses, fundó en 1534 la Compañía de Jesús, que muy pronto se convirtió en la más formidable organización misionera de la Iglesia católica. Santa Teresa de Jesús, abulense, fundó hacía 1560 la Orden de las Carmelitas Descalzas. San Pedro de la Cruz, en la estela de Santa Teresa, reformó a su vez la rama masculina de los carmelitas. El portugués Tomás de Jesús reformó la Orden de los Agustinos Descalzos antes de morir mártir en Marruecos. San Juan de Dios, también de origen portugués, soldado en los ejércitos de Carlos V, se entregó a la vida religiosa y fundó en Granada hospitales para pobres que serán el origen de la Orden de los Hospitalarios. El aragonés San José de Calasanz fundó escuelas para niños pobres, las Escuelas Pías.


LA RELIGIÓN SOCORRIDA POR ESPAÑA, POR TIZIANO (1571)


En América y en las islas Filipinas se desarrollaron una multitud de obras misioneras. Se levantaban iglesias y catedrales y se fundaban universidades dirigidas por eclesiásticos, en el virreinato de Nueva España el guipuzcoano Francisco de Zumárraga fundó la Universidad de México, instaló la primera imprenta y se dedicó a impartir justicia entre nativos y colonos. El navarro San Francisco Javier fue denominado el "apóstol de Asia", el paradigma de misionero moderno. Cofundador de la Compañía de Jesús junto a su amigo Ignacio de Loyola, estuvo realizando una labor de evangelización y fundación de iglesias y centros de beneficencia por Filipinas, China y Japón hasta que la muerte le convirtió en un mártir por llevar el Cristianismo hasta los confines del mundo desconocido.

Se realizaban estudios antropológicos sobre la cultura y modos de vida de las etnias pero con una finalidad: conocer mejor a los nativos para introducirles de forma más efectiva y pacífica en el Cristianismo. En aquellos primeros estudios de la etnografía moderna destacaron religiosos como el leonés Bernardino de Sahagún o el burgalés José de Acosta.

Hay que tener en cuenta que las Bulas Alejandrinas otorgadas en 1493 por el papa Alejandro VI a los Reyes Católicos permitía el derecho a conquistar América, pero a cambio tenían la obligación, convertida en una misión, de evangelizar a los nativos americanos.

En América no se llegó a implantar un sistema de colonias comerciales nutridas con mano de obra esclava, al estilo portugués o inglés. Lo que se consiguió fue una colonización y una organización territorial acorde con la evangelización, un sistema de ciudades estables y encomiendas, y el establecimiento de una ley que protegió a los nativos de los abusos y excesos que cometieron los primeros colonizadores. Incluso sometió a juicio la propia legitimidad moral de la Conquista, como ocurrió en la Controversia de Valladolid.

En aquella Junta de Valladolid convocada por el emperador Carlos I en los años 1550 y 1551, se estableció el primer debate entre teólogos y juristas para analizar el modo en que se estaba realizando la colonización de las Américas, la licitud de la empresa y los derechos de los indígenas americanos, que dio lugar al primer debate sobre los Derechos Humanos. Supuso el triunfo de las tesis iusnaturalistas y los principios del Derecho Internacional de Gentes del alavés Francisco de Vitoria, cuya puesta en práctica fue la aprobación de las Leyes de Indias.

El pensamiento teológico de Vitoria estableció bajo que justificaciones puede un Estado iniciar el dominio de las tierras descubiertas, desarrollando siete Justos Títulos:

1- Los españoles tienen el derecho de propagar la religión cristiana en América.
2- La protección de los naturales convertidos al cristianismo cuando sean perseguidos por otros pueblos paganos.
3- Si los indios ya son cristianos, el Papa puede darles como señor cristiano a los Reyes Católicos.
4- Cuando hay delitos contra-natura, los españoles están obligados a intervenir.
5- Los indios libremente toman como rey al rey de España.
6- En las guerras indias, si los españoles actúan como aliados de unos u otros, también participan de los beneficios.
7- No podía ser afirmado con certeza, pero sí traerse a discusión. La consideración de los indios con su atraso, rústicos, discapacitados... deben ser protegidos.


En el pensamiento, la Escuela de Salamanca desarrolló toda una corriente filosófica-teológica a partir de la obra de Francisco de Vitoria. Fue la primera corriente de pensamiento de carácter económico, moral y jurídico que debatió los problemas y dilemas morales derivados del innovador sistema comercial y de la mentalidad neo-mercantilista generada en Europa durante la Modernidad y el descubrimiento del Nuevo Mundo.

Este movimiento fue llevado a cabo por un grupo teólogos escolásticos de la Universidad de Salamanca, durante los siglos XVI y XVII, con novedosas aportaciones de Francisco de Vitoria, Matín de Azpilcueta, Tomás de Mercado, Domingo de Soto, Luis de Molina y Domingo Báñez. Tuvieron una importancia decisiva en el Concilio de Trento, donde impusieron con argumentos las tesis de la Contra Reforma religiosa, ya que el Pensamiento español estaba a la cabeza intelectual de Europa.

En la misma ola, toda la cultura española del periodo transmitió sentimiento religioso, especialmente en las artes y las letras. En la literatura mixtica, además de Santa Teresa y San Juan, estaban fray Luis de Granada y fray Luis de León. Pero también en la obra de literatos como Garcilaso, Alonso de Ercilla o Cervantes transpiró su mentalidad católica. En la música destacaron Juan de la Encina, en la pintura y la escultura, Pedro y Alonso Berruguete, Juan de Juanes, Alonso Cano, Sánchez Coello, El Greco, Juan de Oro: un Siglo de Oro español que, en realidad, fueron dos: XVI y XVII. Fueron los siglos de la conquista del espíritu.

LO QUE EL MUNDO LE DEBE A ESPAÑA

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Lo que el mundo le debe a España

Luis Suárez, Editorial Ariel (2009)

En este ensayo, Luis Suárez destaca, una a una y en conjunto, las aportaciones hispanas, desde los inicios mismo del Cristianismo hasta la preconización de una forma alternativa a la Ilustración, aquella que no renunciaba en modo alguno a la herencia del pasado, el libre albedrío y la trascendencia, y que se ve reflejada en los avances científicos en España y América en el siglo XVIII.

A través de sus más destacadas figuras y del legado de las instituciones nacidas en el mundo hispano, Luis Suárez nos ofrece un singular fresco de la grandeza de España, situándola en el lugar que le corresponde: el de portadora de unos valores profundos y un quehacer único que contribuyen, a su vez, a la grandeza de Europa y del mundo occidental.




Europa es el resultado de las interrelaciones entre 5 ámbitos culturales a través del tiempo, que se han expresado por medio de 5 grandes idiomas: italiano, francés, alemán, inglés y español (castellano). La ciencia alemana o su música, el teatro británico, la ópera italiana, o el academicismo francés tienen para los europeos un valor absoluto. Lo mismo debe solicitarse en relación a las aportaciones españolas.

Hispania obtuvo su identidad a través de Roma. A principios del siglo IV, cuando el Imperio ejecutaba el tránsito desde el helenismo al cristianismo, fue reconocida como "diócesis" o ámbito de convivencia, iniciándose así la construcción de un patrimonio que abarcaba la Península e islas adyacentes. Los visigodos, pueblo germánico, se asentaron en estas tierras al producirse la caída del Imperio, sustituyendo su legitimidad.

Aquellos godos intentaron adoptar su particular forma de cristianismo, con las tesis arrianas, marcando así las diferencias entre germanidad y romanidad. Pero, cuando en el siglo VI, consiguieron unir políticamente el espacio hispano, se invirtieron los términos y fueron los hispanorromanos los que impusieron su modo de ser y vivir.

El III Concilio de Toledo (589) fue la primera aportación decisiva: el arrianismo fue sustituido por el catolicismo, se sometieron todos los habitantes a una Lex romana aparada por los visigodos, que renunciaron a la lengua goda imponiéndose el latín y formas de vida autóctonas. Existió, por lo tanto, un paralelismo entre Hispania y Bizancio, por la herencia romana.

Isidoro de Sevilla asignó al saber una misión genérica de llegar a conocer el orden de la Creación, utilizando para ello los libros y sus lecturas, es decir, bibliotecas y lecciones, que forma la base sobre la que se construyen las escuelas que desembocan en las universidades, típicamente europeas. Dos o tres generaciones después, los continuadores de san Isidoro se integran en el Renacimiento carlovingio.

Esta Hispania, que conservó su nombre demostrando fidelidad a la herencia romana, se perdió en 711 a causa de la expansión islámica, pero ciertos núcleos de resistencia, con el apoyo de Francia (los europenses como les llama un anónimo cronista mozárabe), pudieron emprender una tarea de siglos, a la que lamamos Reconquista. Durante ella se constituyen hasta cinco reinos, pronto reducidos a cuatro, cristianos, que invocan la vieja herencia. Las circunstancias, desde el siglo X, hacen que se produzcan determinados fenómenos que hemos de tener en cuenta.

En primer término el vasallaje, heredado de los germanos, no se convierte en feudalismo sino que se mantiene dentro de las estrictas relaciones de fidelidad entre vasallo y señor. Pero el vasallaje es un contrato que se ratifica mediante juramento y sólo personas libres pueden prestarlo. El León nace, al restaurarse la legislación gótico-romana, las primeras leyes que permiten al siervo salir de esta condición. Un avance que se extiende luego a toda Europa.

En la época de los Reyes Católicos, España es el primer país en donde se dicta una ley disponiendo la nulidad de cualquier vínculo se servidumbre que aún subsistiera. De aquí nacen otras dos consecuencias: a las Asambleas de la Corte son invitados también los representantes del tercer Estado. Un modelo que Simón de Monfort aplicará en Inglaterra creando los Comunes; la condición de súbdito se identifica con la libertad, asegurada mediante el recíproco cumplimiento de la ley.

La Monarquía hispana, desde la segunda década del siglo XIV avanza, por la vía de la Corona de Aragón, hacia un reconocimiento de que la potestad regia se garantiza por medio de tres poderes, legislativo (Cortes), administrativo (Consejo) y Judicial (Audiencia o Chancillería). Es el antecedente necesario para comprender el gran descubrimiento de Montesquieu.

Otra de las aportaciones importantes se produce mediante el contacto con musulmanes y judíos, que aportaban de Oriente algunas versiones del helenismo y de la sabiduría oriental. Entre otras, el texto de al-Kwarizmi, introducía en Europa el cero y el infinito, y sustituía los números romanos por guarismos. El futuro Papa, Gerberto de Aurillac, viajó hasta España para adueñarse del texto y exportarlo a toda Europa. Por esta vía, mediante la Escuela de Traductores de Toledo se investiga el pensamiento de Aristóteles. La versión de las Categorías que se empleaba en la Universidad de París se llamaba "Gundisalvus" porque era producto de un canónigo de Segovia llamado Domingo González. La ciencia podría entrar de este modo por las vía de la modernidad.

Fue un español, Raimond Llull, quién trató de convencer a los europeos, en los inicios mismos del Humanismo, de que la Fe puede explicarse por medio de la Razón, haciendo ver que el cristianismo constituye el modo más racional de explicar la existencia de Dios y de la naturaleza humana. Por esta vía, aprovechando de una manera especial influencias italianas y borgoñesas, España puso en marcha una reforma religiosa que aportaba dos valores opuestos a los del nominalismo, que desembocaría en Lutero: capacidad racional para el conocimiento incluso especulativo, y libre albedrío, como explicarían Manrique o Calderón, entre otros autores. A esta aportación deberíamos sumar una tercera de enorme importancia en razón de las peregrinaciones a Santiago. No existe pecado, por grave que sea, que no pueda alcanzar su perdón mediante verdadera y fructuosa penitencia. Tras elementos esenciales.

De aquí procede la Escuela de Salamanca, que tendrá en Suárez su punto culminante. Europa recibió el mensaje: partiendo de la base de la libertad racional, e incorporando las enseñanzas de la Iglesia, puede descubrirse que todos los seres humanos, sin distinción de raza, de color o de origen, se encuentran dotados en su naturaleza de ciertos derechos inalienables, como son la vida, la libertad y la propiedad. Las Monarquías estaban llamadas a reconocerlos y defenderlos pero no podían ser sustituidos. Una línea de razonamiento que coincide con la Constitución norteamericana, pero que se sitúa en una dimensión opuesta a la de la Revolución francesa.

En la culminación de la reforma española que alimenta al Teatro de Siglo de Oro (Zalamea, La vida es sueño, El burlador de Sevilla o El condenado por desconfiado) se encuentran las aportaciones de santa Teresa y de san Juan de la Cruz, que llegan a descubrir el secreto: "a la tarde te examinarán en el amor".

Pero en torno a este planteamiento, Europa se dividió partiendo de las universidades, entre racionalistas y nominalistas. España abraza el Tomismo y defiende esta línea de pensamiento. En la primera coyuntura, y a pesar de disponer de una Papa español, España da el paso decisivo para la solución del Cisma de Occidente abandonando la coyuntura de mantenerse en línea inexorable con Benedicto XII. En la segunda no hubo entendimiento y se aprestó a vencer la "rebelión protestante".

Entre 1648 y 1659 esta rebelión es vencida, predominando las razones políticas sobre las ideológicas, y se inicia una desvalorización de los principios esgrimidos por las escuelas españolas.

La decadencia política, que se prolonga durante más de dos siglos, lleva a algunos de los intelectuales de la Enciclopedia, a suponer que de ningún valor pueden considerarse las aportaciones españolas.

Visión incorrecta. Algunos grandes pensadores, en línea con el padre Feijóo, entre los que destacan Jovellanos y Campomanes, preconizaron una fórmula distinta para la Ilustración: aquella que no renunciaba en modo alguno a la herencia del pasado, el libre albedrío y la trascendencia. Durante dos o tres décadas, como demuestran los avances científicos en España y América, pareció a punto de alcanzarse esta meta. Pero la Revolución francesa provocó primero un freno radical y después una reacción contra los propios ilustrados españoles. Jovellanos, que fue un católico profundo y así lo demostró en Valldemosa, pudo ser calumniado por muchos clericales y presentando como algo que nunca fue, hasta el punto de que la Logia masónica de su ciudad natal emplearía su nombre.


Tiempos difíciles, de ruptura interior. Lo que España en el siglo XIX aportaba a Europa, envolviéndolo en la hazaña de las victorias sobre Napoleón, no era precisamente recomendable. Pues tradicionalismo y liberalismo no se presentaron como peldaños para un ascenso en la cultura, sino como enemigos que trataban de descubrir en el de enfrente, un peligro, un mal. Y así hemos vivido un siglo de guerras civiles, en el corazón y en la conducta que el Europeísmo debe borrar permitiendo el retorno a esos valores profundos que Europa necesita.

REFORMA CATÓLICA EN LA MODERNIDAD: LA CONTRARREFORMA

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El movimiento de la Reforma católica o Contrarreforma de los siglos XVI y XVII consiste en la renovación espiritual de la Iglesia católica a partir de la aplicación de las ideas renacentistas, basándose en dar una respuesta a la Reforma protestante de Martín Lutero, que había debilitado a la Iglesia.

Se concreta durante el resurgimiento católico desde el pontificado del Papa Pío IV en 1560 hasta el fin de la Guerra de los Treinta Años, en 1648.

Sus objetivos fueron renovar la Iglesia y evitar el avance de las doctrinas protestantes, centrándose sobre todo en cuatro aspectos:

1. Doctrina.
2. Reestructuración eclesiástica, con la fundación de seminarios.
3. Reforma de las órdenes religiosas, haciéndolas volver a sus orígenes tradicionales.
4. Vigilancia de los movimientos espirituales, centrándolos en la vida piadosa y en una relación personal con un sacerdote, y éste, con Cristo. Esto incluía a los místicos españoles y a la escuela de espiritualidad francesa.

La aportación de la Iglesia española a este movimiento se concreto en el pensamiento de eruditos de la Compañía de Jesús, como Luis de Molina, Francisco Suárez o Juan de Mariana, y en la victoria mediante argumentos en el Concilio de Trento en los años de 1545 a 1563.


MONASTERIO DE SAN LORENZO DE EL ESCORIAL


1- COMPAÑÍA DE JESUS

La Compañía de Jesús fue la orden religiosa que mejor se identificó con el espíritu y la práctica de la Contrarreforma, es decir, con la renovación espiritual de la Iglesia católica a partir de la aplicación de las ideas renacentistas.

Los jesuitas realizaron las aportaciones más avanzadas en la Iglesia de la segunda mitad del siglo XVI:

- En relación con el tema de la justificación, los jesuitas reafirmaron la libertad del hombre en su relación con Dios, dando valor a su comportamiento en la vida secular.

- Mostraron confianza en la capacidad de la razón para conseguir el desarrollo de cualidades personales de valor, como la iniciativa o la capacidad crítica.


Partiendo de estos planteamientos, los jesuitas desarrollaron una filosofía política muy consistente, que partía de la refutación del luteranismo, destacaba el carácter divino de la estructura jerárquica de la Iglesia y defendía el poder religioso de la Iglesia frente a cualquier intento de intromisión del Estado. Sobre este último punto, intentaron dejar claro que el Estado es una institución de poder, pero de otro orden distinto al divino; una institución humana nacida por la libre acción de los hombres y cuyo ámbito era estrictamente natural.

La filosofía política jesuita se basó en dos afirmaciones clave:

- En la línea del secularismo propio de la cultura renacentista, la afirmación del valor de la vida temporal y, consecuentemente, de las instituciones temporales.

- La afirmación del valor de la razón para encontrar las pautas correctas que deben organizar la convivencia humana.

Del cruce de ambas afirmaciones nació el concepto de Derecho natural, que fue la columna vertebral de toda la filosofía política de los jesuitas. Sus ideas no son completamente novedosas, ya que están en la tradición escolástica tomista, por lo que es coherente entender el pensamiento jesuita como una evolución del tomismo (pensamiento de Santo Tomás). Sin llegar a una ruptura con la tradición anterior, los jesuitas dieron pasos decisivos en la construcción del iusnaturalismo laico, es decir, del Derecho natural moderno.

Sus tres grandes representantes fueron Luis de Molina, Francisco Suárez o Juan de Mariana.


SÍMBOLO DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS


2- CONCILIO DE TRENTO

Fue un concilio general de la Iglesia, reunido de 1545 a 1563 en Trento, cerca de los Alpes, que aprobó una serie de decretos doctrinales con respecto a los dogmas, la disciplina, el papado y las órdenes religiosas, que permanecieron vigentes hasta que se reunió el siguiente concilio, más de tres siglos después.

Fue convocado por Pablo III y estableció:

- Una jerarquía efectiva de supervisión para garantizar que el clero y los laicos observaran las nuevas normas de disciplina y ortodoxia que se esperaba de ellos.

- El fortalecimiento de la figura del Papa.

- La revitalización de la meditación y la oración, así como el control de las pasiones de los individuos.

- El examen cotidiano de la conciencia y la confesión.

- La celebración de fiestas anuales en honor de los santos y las advocaciones a la Virgen María.

- El impulso a la formación de más cofradías y hermandades donde se organizarían cajas de ahorro para ayudar a las viudas, los huérfanos, los ancianos y los enfermos, y para pagar los gastos funerarios.

- El castigo a los miembros de la Iglesia que abusaran de los bienes económicos de los fieles.

- Estas medidas, junto con la Inquisición y las guerras de religión, pretendían detener el avance del

- Protestantismo e infundir un nuevo entusiasmo y confianza a los católicos.


Hacia 1650, más de dos tercios de Europa prestaba de nuevo obediencia a la Iglesia de Roma: la Reforma protestante, en conjunto, sólo conservó su influencia en el norte.


CONCILIO DE TRENTO

ARISTOTELISMO ESPAÑOL

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Aristotelismo y neoaristotelismo son denominaciones utilizadas en la historia de la filosofía para designar a distintos movimientos filosóficos donde los autores tienen como fundamento el pensamiento de Aristóteles, tanto en la Antigüedad (mientras continuó la escuela peripatética fundada por Aristóteles: el Liceo -opuesta a la Academia de Platón-) como durante la época medieval (averroísmo, tomismo, escolástica) y en las edades moderna y contemporánea (Escuela de Salamanca, neotomismo o neoescolástica).

Durante la Alta Edad Media la civilización islámica conservó las obras de Aristóteles, mientras que la cristiandad latina desconocía buena parte de ellas. En los siglos XI y XII, la coexistencia entre las tres religiones del libro (el papel de los judíos fue también significativo) que caracterizó a la España medieval, permitió el desarrollo de la Escuela de Traductores de Toledo, desde donde, entre otras, se tradujeron las obras de Aristóteles desde el árabe al latín. La recepción del pensamiento de Aristóteles fue convirtiéndolo en el centro del mundo filosófico de la Baja Edad Media. Gracias a la adaptación al pensamiento cristiano que realizaron San Alberto Magno y Santo Tomás de Aquino, la nueva visión de Aristóteles se convirtió en parte integrante de la doctrina oficial de la iglesia católica, como en buena medida lo sigue siendo en la actualidad.

ARISTÓTELES


Aunque a mediados del siglo XII se conocía ya en Occidente toda la obra lógica de Aristóteles, la recepción global de su pensamiento tardó todavía algo más de un siglo en realizarse, siguiendo pare ello infinidad de vías tanto geográficas como personales. En ese sentido tuvieron sin duda enorme importancia los comentaristas árabes y judíos del Estagirita.

De todos ellos el más importante fue Averroes (Ibn Rosch) (m. 1198), conocido en Occidente como "el Comentarista". En sus obras defendió la filosofía como forma suprema de la verdad, lo que le granjeó su fama de impío entre musulmanes y cristianos. Sin embargo, ni siquiera los más críticos con el pensamiento de Averroes pudieron hurtarse a su influencia y muchas de sus tesis tuvieron especial incidencia en Occidente. Tal fue el caso de las doctrinas sobre la eternidad del mundo y la doble verdad, que están en la base de la grave polémica que sacudió a la universidad parisina con el nombre de averroísmo latino.

Otros autores como Avicena (Ibn Sina) (m. 1037) y los judíos Avicebron (Ibn Gabirol) (m. 1070) y Maimónides (muerto en 1204) influyeron asimismo en la difusión del pensamiento aristotélico, aunque mezclándolo con ideas de base neoplatónica.

Respecto a las traducciones, en las primeras décadas del XII se añadieron al corpus aristotélico, integrado fundamentalmente hasta entonces por obras de lógica, las de carácter físico o filosófico-natural, culminándose esa tarea a mediados de la centuria con los escritos de metafísica y ética. Hacia 1260 se tradujo por fin la Política de Aristóteles.

Entre 1260-1285 Guillermo de Moerbeke, continuando un plan elaborado por Roberto Grosseteste (m. 1253) pudo al fin revisar en Roma el conjunto de la producción del filósofo, utilizando ya para ello originales griegos.

Junto a los escritos de Aristóteles, infinidad de obras de diversos autores y de todas las disciplinas comenzaron a aflorar a Occidente de un modo masivo a partir de mediados del siglo XII. Aunque los centros de traducción fueron múltiples, dos vías destacaron fundamentalmente por obvios motivos: Italia y España. En la península Itálica se tradujeron no sólo obras árabes de medicina y botánica, sino también otras del griego, al calor de los frecuentes contactos comerciales con Constantinopla. Un buen ejemplo lo constituye Burgundio de Pisa (m. 1193).

Mas fue la península Ibérica donde el nivel de traducciones alcanzó sin duda su apogeo. Durante la primera mitad del siglo XII diversos personajes europeos eligieron Barcelona, Tudela y Zaragoza para realizar sus actividades. A partir del pontificado de su obispo Raimundo (1125-1152) y por algo más de un siglo, Toledo concentraría, sin embargo, la mayoría de estas actividades.

En la Escuela de traductores de Toledo, el funcionamiento de los talleres de copia y trascripción de la ciudad habrían ya alcanzado a mediados del siglo XII un nivel aceptable de profesionalidad. Gracias al relato de su viaje a Toledo del abad Pedro el Venerable entre 1141-1143 existe una idea de la mecánica de trabajo de estos talleres. Para el caso del Corán, un judío experto en la lengua árabe traducía el original al romance. Posteriormente un clérigo lo vertía a su vez al latín, única lengua de cultura reconocida, y de la que podían realizarse infinidad de copias.

TAPIZ ANTIGUO MAPA DE TOLEDO EN LA EDAD MEDIA


En Toledo trabajaron, entre otros, los hispanos Juan Hispalense, Domingo Gundisalvo y Juan Hispano y los extrapeninsulares Gerardo de Cremona y Miguel Escoto. A lo largo del siglo XIII, y contando ya con el mecenazgo de monarcas como Alfonso X o Sancho IV, se tradujeron gran número de obras científicas. En Murcia se vertieron diversas obras del árabe gracias al patrocinio de su obispo Pedro Gallego. Infinidad de traductores y copistas anónimos trabajaron también en Toledo y otras ciudades españolas en el rescate de las obras aristotélicas.

La enseñanza filosófica y científica en la Alta Edad Media se basaba en las pocas copias y comentarios de textos griegos antiguos que se habían conservación en Europa Occidental tras el colapso del Imperio romano de Occidente. La mayor parte de Europa había perdido contacto con el conocimiento del pasado. Este escenario cambio con el Renacimiento del siglo XII.

El Creciente contacto con el mundo islámico, que atravesaba la Edad de Oro del Islam, en Al-Ándalus y Sicilia, las Cruzadas, la Reconquista, así como el incremento de los contactos con el Imperio bizantino, permitió a la Cristiandad latina buscar y traducir las obras de los filósofos y científicos griegos y islámicos, especialmente las obras Averroes, entre Otros. El desarrollo de las universidades medievales las permitió ayudar materialmente en la traducción y propagación de esos textos y comenzó una nueva infraestructura necesaria para las comunidades científicas. Los intelectuales medievales buscaban entender los principios geométricos y armónicos con los que Dios había creado el Universo.

A comienzos del siglo XIII, había bastante buenas traducciones latinas de las principales obras de casi todos los autores antiguos, permitiendo la transferencia de ideas científicas a través de las universidades como de los monasterios. Para entonces, las ciencias naturales contenidas en eses textos comenzaban a ser divulgadas por los más notables escolásticos como Robert Grosseteste, Roger Bacon, Alberto Magno y Duns Scoto. Opus Majus

Un precursor del moderno método científico puede verse ya en el énfasis de Grossetestesobre las matemáticas como vía para entender la naturaleza, y en la aproximación empírica admirada por Bacon, particularmente en apoyo Opus Majus.

La primera mitad del siglo XIV alumbra muchas obras científicas de importancia, en mayor parte en el marco de los comentarios escolásticos a las obras de Aristóteles. Guillermo de Occam introdujo el principio de parsimonia o navaja de Occam: el científico o filósofo natural no debe postular entendido innecesarios, por cuidado el movimiento no se debe algo distinto sino el mismo debe atribuírsele objetivo que se mueve: y no recurso a hipótesis tales como la antes necesaria "especie sensible" intermedia para transmitir la imagen de un objetivo al ojo. Intelectuales como Jean Buridan y Nicole Oresme comenzaron a reinterpretar los elementos de la mecánica de Aristóteles. En particular, Buridan desarrolla la teoría de que el ímpetus era la causa del movimiento del proyectil, lo que era un precedente de modernos conceptos de la inercia. Mientras tanto, las calculadoras de Oxford comenzaron a analizar matemáticamente la cinemática del movimiento, conduciendo apoyo análisis sin considerar las causas que del mismo debe atribuírsele.

Aunque la devastación de la Peste Negra en el año 1348 y otros desastres trajeron un repentino final al período anterior de desarrollo filosófico y científico, dos siglos más tarde comenzó la Revolución científica europea, que puede también entenderse como una Recuperación el proceso de cambio científico detenido durante la crisis final de la Edad Media.

ALFONSO X EN LA ESCUELA DE TRADUCTORES DE TOLEDO


Durante el siglo XII en Europa hubo un cambio radical en la tasa de innovaciones y nuevos inventos. En menos de un siglo hubo más inventos desarrollados y aplicados con utilidad que en los mil años anteriores de la historia humana en todo el mundo. El período avanzaba con tecnológicos importantes como la invención del grabado, la pólvora, la lente, la mejor de los relojes, el astrolabio y una gran mejor de los buques. Esos dos últimos hechos hicieron posible la futura Era de los Descubrimientos.

Los historiadoras de la tecnología han enumeración algunos hechos de esta cuasi-revolución tecnológica como el primero documentos escritos sobre un molino de viento que fue en Yorkshire, Inglaterra (1185), la fabricación de papel en Italia (1270); la rueca de hilar llega en Europa probablemente desde la India en el siglo XIII; la brújula como ayuda a la navegación empieza a usarse en Europa a finales del siglo XII; la lente para la corrección de la visión se inventa en Italia al final de la década de 1280; el astrolabio lega a Europa a través de la España musulmana; Leonardo de Pisa introduce la numeración arábiga o hindú-árabe con apoyo Liber Abaci del año 1202; la más antigua descripción conocida de un timón se encuentra en un relieve de una iglesia datada en 1180.

Un nuevo método de enseñanza denominado Escolástica se desarrolló desde finales del siglo XII a partir del redescubrimiento de las obras de Aristóteles, las obras de los filósofos medievales Judíos e islámicos influenciados por el, sobre todo Maimonides , Avicena (Avicenismo) y Averroes (Averroísmo); y los filósofos cristianos influidos por ellos, sobre todo Alberto Magno, Buenaventura y Pedro Abelardo.

Los que practicaban el método escolástico creían en el empirismo y apoyaban las doctrinas católicas sobre el estudio secular, la razón y la lógica. Se oponían al misticismo cristiano ya las creencias platónico-agustinianas en la mente dualista, y como dualismo nos referimos a la filosofía de la mente, ya la consideración del mundo como intrínsecamente malo. platonismo El más famoso de los practicantes de la escolástica fue Tomás de Aquino, posteriormente canonizado y declaración doctor de la Iglesia, fue quien lidera el tránsito del platonismo y el agustinismo antes imperantes hacia el aristotelismo. Usando el método escolástico, Tomás de Aquino desarrolla una filosofía de la mente al escribir que la mente estaba al nacer un simple papel en blanco tabula rasa en la que se daba por un soplo divino la capacidad de pensar y reconocer formas o ideas.

TOMÁS DE AQUINO


Otros escolásticos notables fueron Roscelino de Compiègne , Pedro Abelardo y Pedro Lombardo. Una de las principales cuestiones de esta época fue el problema de los universales.

Los autores no escolásticos más prominentes de la época fueron Anselmo de Canterbury, Pedro Damián, Bernardo de Claraval, y los Miembros de la escuela de San Víctor o victorinos que eran un grupo de filósofos y místicos de la agustina abadía de San Víctor de París: Hugo de San Víctor, Ricardo de San Víctor y Walter de San Víctor .

Los cambios en la tendencias políticas y sociales se manifestaron en una serie de transformaciones artísticas. El siglo XII es la época en que el arte Románico hace la transición al arte Gótico. En líneas generales, la arquitectura románica se caracteriza edificios con gruesas murallas, y más o menos rechonchos, debida a que los conocimientos de ingeniería las impedían construir edificaciones de mayor altura.

Pero a comienzos del siglo XII dos poderosas innovaciones arquitectónicas, los contrafuertes y el arco en ojiva, permitieron apuntalar las paredes y adelgazarlas permitiéndoles sostener un peso mayor. Otorgado dicha transformaciones bien visible en la arquitectura de los monasterios cistercienses, que son considerados con razón como la transición entre ambos estilos, en particular por la cantidad de ellos que se construyeron en toda Europa, en un muy reducido lapso.

CATEDRAL GÓTICA DE BURGOS


A finales del siglo XII, comenzó la edificación de las primeras Catedrales góticas propiamente, por ejemplo la Catedral de Chartres. Estos cambios en la ingeniería y la arquitectura, iban de la mano con los cambios económicos y sociales. El arte Románico había sido desarrollado fundamentalmente en servicio de los reyes y de la Iglesia católica, mientras que el arte gótico se desarrolla en buena medida al servicio de los burgos. La carrera por adornar a los burgos con los más bellos edificios había empezado a finales del románico, y uno de los mayores exponentes de esta tendencia es el llamado Campo dei Miracoli, en Pisa, cuyos componentes más relevantes son las famosas catedral de Pisa y torre de Pisa. Pero la explosión de esta tendencia coincidió con el despuntar del gótico. Iniciada la moda de las catedrales góticas, cada burgo pretendió tener una más grande que las demás, y de ahí que, andando el tiempo, se irían construyendo cada vez mayores. Tener una gran catedral no sólo implicaba acero votos de religiosidad, sino también una muestra del poderío económico, invirtiendo en un edificio grande y solemne que las dieren prestigio.

Todos estos procesos, la concentración del poder político, guerras del infiel, crecimiento de los burgos, ataque al sistema feudal, auge del comercio y la industria, cambios artísticos, etcétera, se vieron marcados también por profundos cambios en la espiritualidad medieval. La Iglesia católica, el organismo religioso predominante en la época, estuvo abocada a profundos cambios intelectuales, a los que no siempre estuvo a la altura, por lo menos durante el siglo XII. En materias teológicas, la principal innovación fue la recepción de numerosas ideas foráneas. Entre ellas, Occidente empezo a prestar atención a Aristóteles, filósofo, bien sea leyendo directamente al griego, o bien a través de los comentarios de los musulmanes Avicena y Averroes.

Hasta el momento, la teología cristiana estaba basada en las ideas platónicas que había adaptación San Agustín, en el siglo V. Aristóteles era incómodo porque planteaba cuestiones radicalmente opuestas a la Iglesia católica, por ejemplo, que el mundo es eterno e increado, lo que choca con el dogma de la Creación "ex nihilo" (de la nada) expresada en el Génesis.

La simbiosis entre Teología cristiana y el aristotelismo no llega hasta el siglo XIII, de la mano de Santo Tomás de Aquino. Aun así, el Platonismo inherente a las doctrinas agustinianas fue puesto en duda, en beneficio de posturas que podrían calificarse de realismo moderado. El principal defensor de ella fue Pedro Abelardo, teólogo que enseñó en la Universidad de París, y que se vio envuelto en una dura trifulca (llamada la querella de los universales) con Bernardo de Claraval, sostenedor del realismo extremo, quien le hizo condenar como hereje y le obligó a la retractación. Pedro Abelardo es un representante de los nuevos tiempos, al atreverse a cuestionar aunque, tímidamente, algunas verdades esenciales de la Teología cristiana.

 
BERNARDO DE CLARAVAL


 
El mencionada Bernardo de Claraval es el más destacado defensor del "status quo" medieval frente a los cambios de su tiempo. Fundador de un gran número de monasterios a lo largo de la primera mitad del siglo XII, además de participar activamente en política, incluyendo la prédica de la Segunda Cruzada. De linaje aristocrático, veía con reticencia toda innovación, incluyendo la vida urbana y ciudadana. Sus Monasterios se transformaron en un referente ineludible para afianzar la unidad cristiana, en una época en que los própios cristianos de los burgos empezaban a cuestiona vivamente a la Iglesia. La Orden del Císter no logro contener estos cuestionamientos, los que cristalizaron en una serie de herejías, las primeras desde la época de San Agustín en Occidente. Las más peligrosas para la Iglesia católica fueron las de los valdenses y los cátaros, que crecieron especialmente en el sur de Francia, y que fueron reprimidas con la llamada Cruzada Albigense en el periodo entre los años 1209 y 1244.

Sin embarga, esta labor represora de la Inquisición se vio complementada por la apertura de la Iglesia hacia las nuevas corrientes espirituales para las gentes de los burgos, especialmente por obra de San Francisco de Asís. Algunos de los sucesos más importantes de la época fue que Pedro Valdo tradujo los evangelios a la lengua vulgar y en el movimiento valdense que la mujer y los laicos tenían derecho a predicar.

La revolución del siglo XII estuvo estructurada por una enredada maraña de cambios que sucedían al mismo tiempo y que se retro alimentaban unos con otro, arrojando a Occidente en una pendiente imparable de cambios sociales. Al iniciarse éstos, Occidente era una sociedad agraria y feudal. En el paso del siglo XII al XIII, se había consolidación todo un nuevo sistema social, basada en los burgos, sobre una nueva ética, y al mismo debe atribuírsele redefiniendo el mapa político de Europa, en donde los reyes pesarían cada vez más, en desmedro de los señores feudales. En cierto sentido, la consecuencia más importante de la revolución del siglo XII fue haber cambiado un sistema estático y de inmovilismo social, por uno dinámico en donde los cambios se iban sucediendo sin pausa alguna, con celeridad cada vez mayor, algo que no ha cesado en Europa hasta el día de hoy.



La filosofía aristotélica fue la oficial en la España del siglo XVI, predominando sobre la platónica, tanto entre escolásticos como entre humanistas. La característica más destacada del aristotelismo español es la pureza, y ni siquiera Italia poseyó un grupo de aristotélicos tan compacto y brillante como el español.

El centro de irradiación más importante fue la universidad de Alcalá de Henares, pero existieron representantes en todas las regiones, ocupando especial relevancia Gaspar Cardillo de Villalpando (1527-1581), Francisco Ruíz (m. 1546), Fernán Pérez de Oliva (1494-1531), Juan Bautista Monllor (m. 1569), Pedro Juan Núñez (1522-1602), Pedro Martínez de Brea (1505-1581) y Juan Ginés de Sepúlveda (1490-1573), seguidos de Juan Pérez de Castro (1515-1570), el portugués Antonio de Goyea (1505-1565), Melchor de Castro (1556-1599), Pedro Juan Monzó (m.1605), Pedro Serrano Ruíz de Montejo (m. 1578), Bartolomé José Pascual, Juan Montes de Oca (m.1572), fray Arcisio Gregorio (1516-1561), Fernando de Roa (m.1480), Francisco de Toledo(1532-1596), Francisco de Araújo (1580-1664), Francisco Escobar (m.1558), Sebastián Pérez, Antonio Juan Andreu,  Alonso López Pinciano (1547-1627), Diego Pérez de Mesa, Pedro Simón Abril (1530-1595), Funes y Vicente Mariner de Alagón (m. 1642); además de los traductores Juan Ginés de Sepúlveda (Parvi Naturales,1522; De ortu et interitu, 1523; De Mundo, 1523; Meteorum, 1532; De republica, 1548), Alejandro de Afrodisia (Metafísica, 1527), Pedro Simón Abril (Etica a Nicómaco), Andrés Laguna (De phisiognomics, 1535; De mundo seu cosmographia,1538; De Virtutibus,1545; De plantis, 1543), Sebastián Pérez (De anima, 1564), Juan de Vergara (Fisicos, De anima, Metafísica) y Vicente Mariner de Alagón.
 
 

UNIVERSIDAD ALCALÁ DE HENARES



GASPAR CARDILLO DE VILLALPANDO

Gaspar Cardillo de Villalpando (1527-1581) nació en Segovia y murió en Alcalá de Henares; citado por Cervantes en El Quijote, estudió en la universidad de Alcalá de Henares, donde fue catedrático de Dialéctica, Elocuencia y Filosofía. Asistió al Concilio de Trento en representación de Álvaro de Mendoza y sucedió a Pedro de Soto como teólogo del papa (1562-1563). En 1575 fue nombrado canónigo de la Colegial complutense de los Santos Justo y Pastor, en Alcalá de Henares.

Autor de:
1) tratados lógicos: Comentarii in quinque voces Porphirii (1537), Isagoge,sive Introductio in Aristotelis dialecticam (1555), Summa dialecticae Aristoteliae (1558), Summa Summularum (1557)
2) comentarios a Aristóteles: In Categorías (1558), In librum Perihermeneias (1558), In libros de priori resolutione (1557), In libros de posteriori resolutione (1558), In Topica (1559)
3) tratados físico-cosmológicos: Interrogationes naturales, morales et mathematicae (1573), In octo libros Phisicorum (1566), In quatuor libros de Coelo (1576), In duos libros de ortu atque interitu (1569)
4) polémica sobre la inmortalidad del alma: Apología Aristotelis adversus eos qui aiunt sensisse animun cum corpore extingui. Quo loco obiter etiam indicatur, de Providentia Dei, de natura atque numero deorum, de eo quod est in nobis, postremo de summo hominos bono consentaeam rationi et christianae Philosophiae sententiam Aristotelum habuisse (1560).

A las que hay que añadir In Primun librum Ethicorum Aristotelis ad Nichomachum (1555), De anima, Disputationes adversus protestationes XXXIV hereticurum Augustanae confessionis (1564), De Ecclesiae traditionibus (1564). Su obra más famosa es Summa Summularum, en la que da importancia a la dialéctica, distinguiéndola de la lógica. En el comentario a los Tópicos niega la inducción. Defiende que el concepto de ser, aplicado a las categorías, no es análogo, ni unívoco, sino equívoco, pues el ente no es género. Afirmó que lo que no tiene materia carece de principio de individuación; y que la materia no es causa, sino condición de la individuación.


SUMMA SUMMULARUM, DE GASPAR CARDILLO DE VILLALPANDO


PEDRO MARTÍNEZ DE BREA

Pedro Martínez Brea (1505-1581) nació en Brea, Toledo, enseñó filosofía y teología en Alcalá de Henares, y posteriormente fue catedrático de Prima en la universidad de Sigüenza. Felipe II le presentó para obispo de Plasencia, sin que llegara a tomar posesión. Su obra es continuación de la de Cardillo, comentando varios libros de Aristóteles (Commentarii in libros aristotelis de generatione et corruptione, 1561; In libros tres Aristotelis De anima commentarri, 1575). Se ocupó también de la controversia sobre la inmortalidad del alma: Tractatus celebérrima controversia de animorum inmortalutate (1575).



FRANCISCO RUÍZ

Francisco Ruíz (m. 1546) nació en Valladolid, fue monje benedictino, abad de los monasterios de Salamanca, Zamora y Sahagún. Escribió Regulae intelligendi Scripuras sacras ex mente SS Patrum (1546), Index locupletissimus (1540) y Iudicium de Aristotelis operibus.



JUAN BAUTISTA MONLLOR

Juan Bautista Monllor (m.1569) nació en Bocairante, Valencia, donde estudió y enseñó; fue profesor de filosofía en la universidad de Valencia, dedicándose a estudios escriturarios. En 1569 fue nombrado canónigo de Orihuela. Fue un gran humanista, docto en filosofía, teología, humanidades y matemáticas. Tradujo y comentó Primeros analíticos: parapfresis et scholia in duos libros Priorum Analyticorum Aristotelis, sive de Ratiocinatione(1569), De nomine Entelechia y De Universis, quod in rebus constare sive mentis opera.



PEDRO JUAN NÚÑEZ

Pedro Juan Núñez (1522-1602) estudió con Monllor en la universidad de Valencia, y con Pedro Ramus y Adriano Turnebus en la de París; enseñó en Valencia, Zaragoza y Barcelona; destacó como retórico, humanista, y helenista; se dedicó a la filosofía, y escribió obras gramaticales, retóricas y filosóficas, siendo éstas Avisos para estudiar les Arts en particular, Ratio studii theologici, De methodo y De studio philosophico (1621). Sus obras dialécticas son De Constitutione artis Dialecticae, Comentarius in libellum De constitutione artis Dialecticae (1554) y Oratio de causis obscuritatis Aristotelae (1554). Su mejor obra de física es Institutionum Physicorum (1554). Es original en el anhelo de armonizar y conciliar las doctrinas platónicas y aristotélicas, el relieve de sus exposiciones a la historia de la filosofía, y el espíritu crítico que anima todas sus obras.

ERASMISMO ESPAÑOL

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El erasmismo fue un movimiento de carácter religioso, cuyo fin era la renovación de una espiritualidad que había decrecido en los últimos decenios de la Edad Media. La obra de Desiderio Erasmo (1467-1536) ejerció una enorme influencia durante la primera mitad del siglo XVI, especialmente tras la Reforma luterana, ante la que se presentó primero como un esfuerzo de conciliación, y después como una alternativa. El año 1524, en el que Erasmo de Rotterdam se enfrentó a las tesis luteranas en su De libero arbitrio, marcó el paso entre una y otra actitud.

Pero el erasmismo fue también un movimiento cultural, político y filosófico, y tuvo en España una enorme difusión, especialmente entre 516 y 1559.

En Erasmo influyó la orden de los Hermanos de la vida común, y en España estuvo favorecido por los judíos conversos del siglo XV, la tendencia contemplativa de la Orden de los Jerónimos y las críticas populares a la inmoralidad eclesiástica.




ERASMO DE ROTTERDAM
 

La inmoralidad del clero era notoria desde finales del siglo XIV, con simonías o ventas de cargos eclesiásticos, desde el obispado al papado. En Roma existieron más de 6.000 prostitutas, y la venta de oficios, beneficios, bulas e indulgencias era escandalosa. Las órdenes monásticas eran algo más ejemplares, pero también merecedoras de reforma. Y en ellas comenzaron las reformas del cardenal Jiménez de Cisneros (1436-1517), que reformó la Orden franciscana, fundó la Universidad de Alcalá de Henares, e impulsó la Biblia Políglota.

Los franciscanos se habían dividido en conventuales y observantes, viviendo los primeros de sus rentas, y siendo fieles los segundos al voto de pobreza. Cisneros quitó a los conventuales sus monasterios, instalando en ellos a los observantes; lo que motivó el acercamiento de estos frailes al erasmismo, e incluso al evangelismo luterano. Cisneros favoreció además las reformas de los dominicos, benedictinos y jerónimos.

Dejó subordinada la Universidad de Alcalá de Henares al Colegio de San Ildefonso, cuyo rector lo era también de la universidad. Los primeros colegiales datan de 1508, aunque los estatutos de la universidad, a imitación de los de París, no se promulgaron hasta 1510. Esta universidad no tuvo Facultad de Derecho, porque Cisneros pensó que las de Salamanca y Valladolid eran suficientes. Pero dio mucha importancia a la Teología, con estudio directo de la Biblia. Se introdujo en esta universidad la doctrina de Duns Scoto, y cierto nominalismo, que en aquellos años compartía con el tomismo la primacía en las universidades europeas. La Biblia se estudió en hebreo y griego.

JIMÉNEZ DE CISNEROS
 

El latín se estudiaba en la cátedra de Retórica, ocupada entre 1509 y 1513 por el humanista Hernando Alonso de Herrera (1460-1527), nacido en Talavera de la Reina y muerto en Salamanca, donde fue catedrático también. Su obra filosófica principal es Disputatio adversus Aristotelem Aristotelosque secuaces (1517), dedicada a Cisneros, donde discute si las oraciones son cantidades discretas, así como las de lugar, cuerpo y tiempo. Y son ocho diálogos, a cargo de Juan Versor, Boecio, Mártir de Anglería, el Comendador Hernán Núñez, Juan Mair, San Alberto Magno, Pedro Hispano y Aristóteles. Sostiene que no son categorías las oraciones, ni el cuerpo, lugar y tiempo; sólo el número. Su objetivo fue favorecer el erasmismo, sin ser enemigo del aristotelismo. Escribió también Tres personae: brevis quaedam disputatio de personis nominum, prononimum et participoram adversus Priscianum gramaticum(1496).

La Biblia Políglota (1514) fue obra de un esfuerzo colectivo, y comprende seis tomos: los cuatro primeros referidos al Antiguo Testamento, el quinto al Nuevo y el sexto incluye vocabularios hebreo y caldeo, un diccionario latino-hebraico y una gramática hebrea. Los conversos Alfonso de Zamora, Pablo Coronel y Alfonso de Alcalá fijaron el texto hebreo y caldeo; Demetrio Ducas, Juan de Vergara, Diego López de Zúñiga, Hernán Núñez y Antonio Nebrija se ocuparon de los códices griegos.

ANTONIO DE NEBRIJA
 

Antonio Martínez de Cala y Jaraba de Hojo, Elio Antonio de Nebrija (1442-1522) nació en Lebrina, (Sevilla) y murió en Alcalá de Henares. Estudió en Salamanca y Bolonia, y fue profesor en Sevilla (1443), Salamanca (1476-1488) y Alcalá de Henares (1513-1522). Sus obras principales son Lexicon latinum et hispanum, Introductiones latinae explicatae,Gramática castellana, Gramática latina, Lexicon iuris civilis, Quinguagenae locorum scripturae, De liberis educandis, Dicta philosophorum carminibus latinis reddita, Historia de la guerra de Granada e Historia de los Reyes Católicos.

Fue precursor del erasmismo, conocedor de Lorenzo de Valla y discípulo de Pedro de Osma. El inquisidor general fray Diego de Deza confiscó sus papeles, alarmado por sus investigaciones sobre el texto bíblico. Tuvo también problemas con los eruditos de Alcalá de Henares, pues se le pedía que revisase la Vulgata sin confrontarla con los textos hebreos, caldeos y griegos.


Al lado de los erasmistas tuvo también importancia, durante los años 1519 y 1529, el movimiento de los alumbrados, con centro en el palacio renacentista de los Mendoza en Guadalajara, por lo que no hay que confundirlos con los que hubo, a finales del siglo XVI, en Llerena (Badajoz), Jaén y Córdoba. Influyeron hasta Valladolid y Toledo, y también en Santa Teresa de Jesús y Francisca Hernández.

El movimiento partió pues de los Mendoza de Guadalajara, conversos, y sus denunciantes fueron cristianos viejos. Fueron autodidactas, por lo que los inquisidores los tacharon de idiotas y sin letras. Pero también hubo entre ellos un grupo urbano y palaciego de fina sensibilidad y sutileza. Fueron a la vez anárquicos y aristocráticos, y su mejor representante fue Juan de Valdés (1509-1541).

Al igual que los recogidos proponían una vía mística de unión con Dios, basada en el amor desinteresado y en la experiencia personal; pero esta mística terminaba en los alumbrados en inacción y quietismo, dejamiento, mientras en los recogidos entraña una atención a Dios cargada de doctrina.

Los alumbrados despreciaban las obras externas, que consideraban ataduras; y los recogidos las consideraban medios de unión con Dios. Los alumbrados no rezaban en voz alta, los recogidos sí. Los alumbrados rechazaban la autoridad de los teólogos, y creían que el amor de Dios en el hombre es Dios; con lo que llegaron a la doctrina de la impecabilidad, y a un teocentrismo en el que desaparece el carácter mediador de Cristo, por lo que no aparece en ellos la doctrina del cuerpo místico de Cristo, núcleo del erasmismo. Se les tuvo por sexualmente desordenados por sus teorías sobre el Ágape cristiano y la libidinización del eros platónico; pero entre ellos no se produjo ningún caso de inmoralidad.

Pertenecieron a este movimiento Isabel de la Cruz, amiga de los duques del Infantado y de la burguesía de Guadalajara; Pedro Ruiz de Alcaraz, contador y predicador laico, criado en el palacio del Infantado y paje de Juan Valdés en el castillo de Escalona; María Cazalla, instruida por Isabel de la Cruz; y Gaspar de Bedoya, clérigo de Pastrana.

En realidad, durante este tiempo erasmismo, franciscanismo e iluminismo se confundían, pues Erasmo de Rotterdam tuvo más influencia en España que en otras naciones, dada la corrupción del clero. La fornicación fue tan grande que el obispo Francisco de Bobadilla prohibió que sus hijos bastardos y espúreos les sirvieran en la Iglesia (1537). Fray Pablo de León dice que todas las catedrales y colegiatas estaban amancebadas, y fray Francisco de Osuna llama a los obispos obispotes, llenos de buenos bocados, y usando las limosnas en soberbia y lujuria.

Volviendo a Erasmo se tradujeron sus obras en muchos lugares, siendo las más conocidas las de Diego de Alcocer, Diego López de Cartagena, Alonso Fernández de Madrid, Alonso de Virués y Luis Mexía. La reforma erasmista fue más mental que de costumbres, pero divulgó la figura de Cristo como arquetipo de perfección humana.

DIEGO LÓPEZ DE ZÚÑIGA
 

Diego López de Zúñiga (1510-1564), colaborador en la Biblia Políglota, encontró errores en la traducción que Erasmo hizo del Nuevo Testamento, y escribió Annotaciones contra Erasmum Roterodamun (1520), a lo que Erasmo contestó en su Apología, originándose una disputa descortés entre ambos.

El franciscano Luis de Carvajal (n. 1500) defendió a las Órdenes religiosas, tan atacadas por Erasmo, en su Apología monasticae professionis diluens nugas Erasmi (1528), a la que contestó también Erasmo en Adversus cujasdam febricitatem libellum. Pero Alcalá de Henares y Sevilla fueron focos de erasmismo con multitud de autores y escritos. La propia Corte real fue muy erasmista, con Alfonso de Valdés como ejemplo. Y fueron igualmente erasmistas Juan Luis Vives, Juan de Vergara, Luis Núñez Coronel, Cristóbal de Villalón, Andrés Laguna, Juan Maldonado, Bernardino de Tovar, Pedro de Lerma, Miguel de Egía, Mateo Pascual, fray Alonso Ruiz de Virués, los hermanos Valdés, etc.

Los enemigos de Erasmo consiguieron que se celebrara en Valladolid en 1527 una junta de teólogos que pusiera en duda la ortodoxia de Erasmo. Pero Erasmo salió fortalecido, proliferando durante cinco años más las traducciones de sus obras. Tras la muerte de Erasmo en 1536, se produjeron procesos contra erasmistas como Juan de Vergara, María Cazalla, Bernardino Tovar, Miguel de Eguía, fray Alonso Virués, etc., pero sólo se consiguió un erasmismo más cauto entre 1536 y 1566. Paulo IV manifestó hostilidad contra los spiritualli, pero en España sólo influyó en represiones contra luteranos e iluminados.

En 1588 la Inquisición persiguió núcleos pietistas en Valladolid, Salamanca; Palencia, Zamora, Toro, Logroño y Sevilla, y murieron en la hoguera Francisca de Chaves, Lulianillo Hernández, Juan Ponce de León y Agustín Cazalla. Paulo IV delegó en el Inquisidor general Valdés poderes contra obispos, arzobispos, patriarcas y primados pietistas.

BARTOLOMÉ DE CARRANZA


El caso más resonado de esta persecución fue el del arzobispo de Toledo Bartolomé Carranza, porque Melchor Cano denunció sus Comentarios sobre el Catecismo christiano, publicado en 1558, en el que los censores encontraron dos mil proposiciones heréticas, por lo que su autor estuvo preso 17 años; declararon igualmente herético un lenguaje paulino, por el sólo hecho de parecer luterano; al final se declaró herético al catecismo, y a su autor sólo sospechoso de herejía; pero se le sacó de la cárcel viejo, enfermo y achacoso, por lo que murió poco después; y todo lo que contenía el Catecismo eran doctrinas e ideas aceptadas por el Concilio Vaticano II.

Con igual rigor se prohibieron, en el Catalogus librorum qui prohibentur, obras del beato Juan de Ávila, San Francisco de Borja y fray Luis de Granada. De acuerdo con las conclusiones del Concilio de Trento, clausurado en 1563, en 1969 apareció el Índice de libros prohibidos, y en 1571 el Index expurgatorius librorum qui hoc saeculo prodierunt privó a Erasmo de sus proposiciones más originales. Con todo se prolongó la influencia de Erasmo, encontrándose erasmismo hasta en el Quijote y Los nombres de Cristo de fray Luis de León.

ALFONSO VALDÉS
 

Los hermanos Alfonso y Juan de Valdés son los mayores erasmistas españoles, Alfonso en Diálogo de las cosas ocurridas en Roma (1528) y Diálogo de Mercurio y Carón (1529), y Juan en Diálogo de la doctrina cristiana (1529), pues el resto de sus obras son más bien iluministas.

Alfonso de Valdés (1490-1532) nació en Cuenca, y debió estudiar en Alcalá de Henares. Desde muy joven Pedro Mártir de Anghiera le inició en las humanidades y estudios literarios. En 1520 acompañó a Carlos I a su coronación en Aachen, y en 1521 a la Dieta de Worms. En 1521 era escribiente de la Corte de Carlos I, desde 1522 secretario de la cancillería imperial, y en 1524 registrador y contrarrelator. En febrero de 1526 fue nombrado latinista oficial, con salario de 100.000 maravedíes anuales, encargado de la correspondencia romana e italiana. Ascendió enseguida a secretario imperial, muy ligado al canciller Mercurino de Gattinara. Cuando en 1529 la Corte abandona España, Alfonso Valdés la acompaña, conservándose cartas suyas fechadas en Piacenza, Bolonia, Mántua, Innsbruck y Augburgo, donde mantuvo conversaciones con Melanchthon, durante los días de la Dieta de Augsburgo. Las conversaciones con los protestantes fracasaron cuando el prestigio de Erasmo había decaído en Europa, especialmente en Bélgica, Francia y Roma. Los erasmistas pusieron entonces sus esperanzas en la convocatoria de un Concilio ecuménico, pero se declaró la peste en Viena, y la Corte huyó, muriendo Alfonso Valdés en 1532.

Diálogo de las cosas ocurridas en Roma es una conversación entre Lactancio, caballero de la Corte, y el Arcediano del Viso, en la plaza de Valladolid; en la primera parte se intenta salvar la responsabilidad directa del Emperador en la toma de Roma, y la segunda trata del carácter providencial de esta intervención. Mientras Diálogo de Mercurio y Carón es una justificación de la política imperial en sus rivalidades con Francisco I de Francia, Enrique VIII de Inglaterra y el Papa Clemente VII, denunciando las actitudes de los eclesiásticos en el mundo temporal, criticando la religiosidad intolerante y señalando como imperio ideal el que tiene como propósito la fraternidad de todas las naciones cristianas, regidas por el emperador.

En 1531 escribió desde Bruselas la carta de felicitación a los católicos suizos por la victoria sobre Zwinglio. La importancia pues de ambos Diálogosson los predicadores, frailes, obispos, reyes, monjas, cardenales y duques, criticando la sociedad de la época; con la curiosidad de que la mayoría de los eclesiásticos se condenan por haber predicado una religiosidad falsa, externa, basada en ceremonias y cultos, mientras las gentes sencillas se salvan trabajando en su oficio honesta y caritativamente.

Una de las características principales del erasmismo es la crítica de la corrupción y abusos de la Iglesia católica, enlazando con la reforma cisneriana, que tenía la misma intención. La Corte papal se había paganizado, predominando en ella la inmoralidad, la ambición y la codicia, y esta situación era propia de toda la cristiandad. Las alusiones a los clérigos amancebados es constante en los dos Diálogos.

Alfonso de Valdés entiende el cristianismo como una religión de amor y concordia entre los hombres, y considera nociva la guerra no sólo por sentimiento cristiano, sino por contraria a la naturaleza humana. En el Diálogo de Mercurio y Carón identifica la buena conducta con la voluntad de Dios, y llama camino real a seguir la voluntad de Jesús, pues ideal de Cristo fue que sus súbditos no se identifiquen por nada externo, sino por la actitud interior, que es de caridad para todo y con todo.

El Diálogo de la doctrina cristiana, de Juan de Valdés, se desarrolla entre un sacerdote ignorante, Antonio, un religioso sabio, Eusebio, y fray Pedro de Alba, arzobispo de Granada, fallecido recientemente, a quien Juan de Valdés confía la enseñanza de las verdades de la fe cristiana. La idea que se va desprendiendo de las enseñanzas del arzobispo es la de un cristianismo interior en el que se presta especial atención a la fe justificante, como se demuestra en la interpretación del Credo, donde Juan de Valdés sigue casi literalmente el coloquio Inquisitio de fide de Erasmo; exalta al varón espiritual, y confronta la fe-certidumbre y la fe-confianza, con primacía de la segunda, a la que identifica con la fe viva. Cristianismo es entrega al bien, y erasmismo vuelve a ser la crítica de los hermanos Valdés a la devoción a las imágenes, oración verbal, censura de los clérigos, reliquias, confesión auricular y misa oída sin devoción. El alma cristiana es templo, y eje del cristianismo interior es el cuerpo místico, considerarnos miembros de un solo cuerpo, cuya cabeza es Cristo.

En el siglo XVI la política era religiosa, aunque erasmista. En Erasmo se inspiró Carlos I, y erasmistas fueron los altos clérigos y teólogos de su reinado.

El erasmismo gira en torno al ser humano: su función en el mundo, su deber, su relación con los demás. Y la espiritualidad que predican supone una actitud experimental ante los valores religiosos.



ANDRÉS LAGUNA
 

Andrés Laguna (1499-1559) fue médico helenista, farmacólogo, botánico y humanista, conocedor de Italia, doctor honoris causa por Bolonia, hablante de seis idiomas, erasmista, avituallador del ejército imperial en Metz, mercader al tanto de la hacienda pública turca y pacifista.

Nació en Segovia, hijo de Diego Fernández Laguna, médico judeoconverso; estudió dos años de Artes en Salamanca, y en 1530 marchó a París, donde estudió medicina y se graduó en Artes en el Colegio de Francia, siendo discípulo de Pedro Danes, Jacques Toussaint y Juan Gédida en Artes, y de Silvio, Juan Winter y Juan Ruelio en medicina. Invitado por la Universidad de Köln pronunció el discurso Europa sese discrucians, defendiendo la unidad europea, y aludiendo a la paz. Estudió también lenguas clásicas, y leía en el original a Dioscórides. Regresó a España en 1536, manteniendo contactos con la universidad de Alcalá, y viajó a Inglaterra, viviendo algunos años en los Países Bajos y haciendo herbolarios en todos los lugares a los que iba, para comprobar las prescripciones de Dioscórides. Entre 1540 y 1545 residió en Metz, contratado como médico por la ciudad, y desde 1545 a 1554 permaneció en Italia, donde la universidad de Bolonia le nombró doctor honoris causa, y le honraron los papas Pablo III, que le nombró soldado de San Pedro, caballero de la Espuela Dorada y conde palatino; desde 1551 fue médico de Julio III. Estuvo hospedado en Venecia en casa del embajador español Diego Hurtado de Mendoza, humanista propietario de una nutrida biblioteca. Regresó a España a finales de 1557, tras tres años de estancia en los Países Bajos. Fue médico de Carlos I y Felipe II, logrando que Felipe II creara el Jardín Botánico de Aranjuez. Falleció en Guadalajara, y sus restos están depositados en Segovia, en la iglesia de San Miguel.

Trató temas literarios, históricos, filosóficos, políticos y médicos. Tradujo Materia médica de Dioscórides, con el título de Annotationes in Dioscoridem Anazarbeum (Lyon, 1554). En ella señala los errores cometidos por Ruelle. Consideró vigentes la teoría de los cuatro humores, pero se mostró escéptico respecto a la alquimia, rechazando cuanto no tuviera confirmación empírica; excepto lo referente a productos americanos, como el antisifilítico guayaco.

Sus obras principales son Europa heautentimorumene, De articulari morbo Commentarius (1551), Discurso breve sobre la cura y preservación de la peste (1556), Anatomia Methodus, sive de sectione humani corporis(1551); Methodus cognoscendi extirpandique excrecentes in vesicae collo corunculus (1551), Sobre la vida de Galeno, Tratado de pesos y medidas medicinales, Abecedario de los dogmas o sentencias de Galeno sobre Hipócrates, Viaje a Turquía (1557), etc.

Su libro más erasmista es Viaje a Turquía (1557), con repudio de las reliquias y simonías, tendencia realista y positivista, empírica y experimental.
 
 
JUAN LUÍS VIVES
 

Juan Luís Vives es el más importante del Renacimiento filosófico español, nacido en Valencia y muerto en Brujas (1492-1540). Fue judío converso, pues su padre fue quemado en 1526, y su madre Blanca March enterrada en 1508, y desenterrada y quemada en 1529. Desde 1507 a 1509 estudió en Valencia, pero los procesos de la Inquisición contra su familia aconsejó a su padre a mandarlo a París, donde llegó en 1511, y no regresó a España, aunque se le ofreció una cátedra en Alcalá de Henares en 1522, pues no sólo sus padres sino ascendientes paternos y maternos habían sido exterminados por el Santo Oficio, confiscándoseles sus bienes, quedando tres hermanas suyas en la más extremada pobreza. Con todo Juan Luis Vives predicó siempre el amor, la concordia y la pacificación. Vivió en el centro de los litigios de su tiempo, sin perder nunca la calma, tratando de comprender y conciliar.

Llegó a París en 1511, con 19 años, estudió en los colegios de Bauvais y Montaigu, siendo compañero de Luis Núñez Coronel, Gaspar Lax y Fernando de Enzinas, y discípulo de Dullaert, cuya vida escribió más tarde. Eran tiempos en los que había desaparecido la distinción entre lógica y metafísica, y de una sofística baladí, contra la que Juan Luis Vives redactó In pseudo-dialecticos, dirigido a su condiscípulo Juan Fort, en el que repudia a cuantos hacían de la filosofía una logomaquia de palabras incomprensibles. Concibe la metafísica como disciplina de lo real, y la lógica de lo formal. Terminados sus estudios parisinos en 1512 se instaló en Brujas, ciudad que consideró su patria, siendo preceptor de Guillermo de Croy (1517), uno de los flamencos que vinieron a España y acompañaron a Carlos I, siendo nombrado arzobispo de Toledo. En Brujas mantuvo correspondencia con Erasmo, Linacre, Tomás Moro, Guillaume Budé, Damián de Gois, Joäo de Barros, etc. Fue también preceptor de la familia española Valldaura, de judíos conversos, casándose con Margarita en 1524.En 1519 enseñó en la universidad de Lovaina, en amistad con Erasmo, que le asoció a la edición de las obras de San Agustín: revisando y comentando La ciudad de Dios, publicada en Basilea en 1522-1529, y retirada después por algunas frases erasmistas. En 1523 Enrique VIII le nombró preceptor de la princesa María Tudor, y lector de la reina Catalina de Aragón; protegido de Wolsey enseñó en el colegio Corpus Christi de Oxford, y publicó De institutione feminae christianae (1524) e Introductio ad Sapiantiam (1524). Desde mayo de 1526 a junio de 1527 residió de nuevo en Brujas, donde escribió De subventione pauperum (1525), De Europae dissidis et Republica(1526), De pacificatione (1529) y Quam misera esset vita christianorum sub Turca (1929). De nuevo en Lovaina escribió De disciplinis (1531), Exertitatio linguae latinae, De anima et vitae (1538), Diálogos sobre la educación y De Europeae statu et tumultibus. Muriendo en Brujas el 6.5.1540.

En De disciplinis examinó las causas de la decadencia de los estudios y establece los métodos adecuados para la reforma de la enseñanza. Es una enciclopedia de la época, dividida en tres apartados: 1) De corruptis artibus, 2) De tradendis disciplinis y 3) De artibus.

Criticó a Aristóteles con respeto, y fue precursor de Bacon en el uso de la inducción. En psicología escribió De anima et vitae (1538), separando psicología y metafísica, e investigando las manifestaciones del alma. En Tratado del alma distingue la ratio especulativa, cuyo fin es la verdad, y la práctica, dirigida al bien. Llamaba anticipaciones a una serie de informaciones naturales que recibimos de la existencia sensible. Distinguió los juicios naturales y artificiales, y cultivó las asociaciones de ideas, estudiando la memoria, el olvido y los temperamentos. Fue precursor de la psicología diferencial y de la orientación profesional. Dedicó el libro III de De anima al estudio de las pasiones, inspirándose en Santo Tomás de Aquino.

En Juan Luis Vives, mens y cogitatio ejercen una función similar al entendimiento y la razón de Kant, y senile y sensatum a fenómeno y númeno.

Es la gran figura del erasmismo español, es también avanzadilla de lo más típico del renacimiento: crítica de la autoridad, preocupación por el hombre, regreso a las fuentes clásicas, prédica de la observación y expresión, espíritu crítico y curioso, precursor de doctrinas que se convirtieron enseguida en tópicos de la época.

Amigo de Erasmo y Tomás Moro, cita e invoca mucho a Cristo, al modo de la Philosophia Cristi típicamente erasmista. En De concordia y discordia pide a Carlos I un Concilio general que atajara los males que sufría la cristiandad, aunque odia la guerra y no alaba al Imperio; pero le preocupaba la división de la cristiandad tras la escisión protestante, y la amenaza de los turcos. Por lo que escribió cartas a Adriano VI, Enrique VIII y Carlos I, y obras como De la insolidaridad de Europa y de la guerra contra el turco, De la condición de los cristianos bajo el turco, De concordia y discordisen el linaje humano y De la pacificación.

El erasmismo influyó en el anticlericalismo español, en la preferencia de lo cristiano frente a lo católico y en la tendencia al individualismo.


 
MIGUEL DE CERVANTES
 
 
Especial fue el legado del pensamiento de Erasmo en la literatura de Miguel de Cervantes, pues sin el Elogio de la locura no habría existido el Quijote, por más que se diga que fue reacción contra los libros de caballería. La moral del amor, la comprensión y tolerancia, la preferencia por lo sencillo y espontáneo, las alusiones a la caridad, el episodio de los galeotes, muchas conversaciones entre don Quijote y Sancho, e incluso el tema pastoril son temas erasmistas. También pudo conocer Cervantes el Monacatus non est pietas, como muestran los episodios de los frailes benitos, el ermitaño, las pláticas camino del Toboso y el eclesiástico de los duques. Batallón ve aurea mediocritas en don Diego de Miranda, ideal erasmista.

Pero en el Quijote hay también rebeldía contra el sistema político y social de la época, que hace que los grandes (clérigos, autoridades, duques, ricos) salgan malparados, o Sancho Panza sobresalga moral y políticamente por encima de los duques: lo que es otro rasgo de erasmismo. La ascendencia judía de Cervantes influyó también en la exaltación de la libertad que a veces se hace en el Quijote, además del concepto renacentista del hombre. Hay pues que aceptar que Cervantes fue de carácter erasmista, y que supo transmitir erasmismo a muchos pasajes del Quijote.

MIGUEL DE CERVANTES Y EL QUIJOTE DE LA MANCHA

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El Quijote apareció en una fecha especialmente significativa para la literatura española. Nadie podía augurar en la década de 1596-1605 la aparición de una obra genial, distinta a todo lo que había en el ambiente literario, sin modelo, referencia ni parangón, aunque en ella, a la postre, estuviera casi toda la literatura del momento. Pero, en cierto modo, eso mismo ocurrió en 1499 con La Celestina; en 1554 con el Lazarillo y hasta el Libro del Buen Amor, del Arcipreste de Hita, en el siglo XIV. Siempre es posible buscar fuentes, incrementadas paso a paso, pero al final, eso sólo aumenta la genialidad de obras singulares, que cambian los rumbos y los encaminan por nuevos derroteros. Es decir, preguntarse por las literaturas que rodean al Quijote lleva, en definitiva, a subrayar la genialidad cervantina, incluida, la novela de caballería: tan pobre excusa para tan magna obra.

En 1605 la Corte española continuaba en Valladolid, faltando un año para su vuelta a Madrid. Felipe III tenía 36 años, hacía 7 que había muerto el último de los Austrias mayores, su padre Felipe II, y nacía el futuro Felipe IV. En Valladolid se ratificaba el acuerdo de paz de Londres entre Jacobo I y Felipe III. Tuvo lugar la batalla de Dunkerque. Los turcos continuaron sus asedios… No parecía que 1605 sea una fecha especialmente significativa en la historia, pero sí en la literatura.

No fueron años prósperos y felices para España los que fueron de 1595 a 1605. A la terrible peste de 1596-1598 se sumaron bancarrotas de la Corona en 1596 y en 1597, los saqueos de la costa de Cádiz por los ingleses en 1596, la derrota de Las Dunas en 1600, las luchas civiles en Cataluña en 1602, la autonomía de los Países Bajos en 1597, la insurrección de Calabria en 1599, y la inestabilidad económica se manifestaba en la subida y resello de la moneda de vellón de 1604.


RETRATO DE CERVANTES, POR JUAN JÁUREGUI


Por otros derroteros más afortunados iba la creación artística en este Siglo de Oro. Pintores como El Greco, Carducho, Pantoja de la Cruz, Pacheco, están en feliz momento creativo. En 1599, nace el que será la cumbre de todos, Velázquez. La escultura también estaba en momentos de excelencia y buenos ejemplos fueron el Cristo de El pardo, de Gregorio Hernández (1605).


En 1605, Cervantes tenía 58 años, Lope de Vega 43, Ruiz de Alarcón 24 y Calderón de la Barca era un niño de 5 años. Los grandes poetas Góngora y Quevedo tenían, respectivamente, 44 y 25 años. De los prosistas, Mateo Alemán, el autor del Guzmán de Alfarache, tenía la misma edad que Cervantes, el gran historiador Mariana estaba en la edad de los 69 años y Baltasar Gracián, en la primera infancia de los cuatro.


El año de la publicación de la primera parte del Quijote aparece, en el ámbito de la novela picaresca, que inaugurara a distancia de genialidad el Lazarillo de Tormes en 1554, La pícara Justina de López de Úbeda, de protagonista femenino frente a la larga serie de pícaros. En prosa son destacables algunas obras de carácter histórico, espiritual, de pasatiempos, como la Florida del Inca de Garcilaso, la Historia de la vida y hechos del emperador Carlos V, las Meditaciones sobre los misterios de nuestra santa Fe de Luis de la Puente, los Diálogos de apacible entretenimiento de Lucas, etc.


PLAZA DE CERVANTES EN ALCALÁ DE HENARES


En poesía, Pedro de Espinosa iniciaba su colección Primera parte de las flores de poetas ilustres, López Pinciano escribió El Pelayo, y Rey de Artieda su Discurso, epístolas y epigramas de Artemidoro, y continuaron activos varios estilos como el romancero o la lírica tradicional. 


En teatro ya había triunfado en los corrales de comedias el modelo de Lope de Vega, con no poco disgusto de Cervantes. Lope, que ya había publicado su Primera parte de comedias en 1604, escribe en 1605, entre otras muchas, La noche toledana.


Son sólo algunos ejemplos muy representativos del panorama en prosa, poesía y teatro que se vivían a principios del siglo XVII, donde todo continuaría por los caminos habituales literarios con rumbos marcados en géneros y formas en las cuales no sobresalían ni grandes individualidades ni deslumbrantes creaciones. La genialidad narrativa de Cervantes surgió rodeada de una literatura esperable y repetitiva, en ausencia de indicios de renovación y avance. Un ambiente que convirtió a Cervantes en original y al Quijote en singular, un ámbito literario en el que se fijó Cervantes con la intención de superar.

MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA


La década literaria del Quijote, 1595-1605, conoció la innovación literaria de los dos más universales escritores en lengua castellana. Si Miguel de Cervantes es el creador de la novela moderna, Lope de Vega lo es de la comedia nueva, dando sentido unitario en la tragicomedia a lo que se había realizado en teatro hasta el momento. Todavía no había producido en esta década sus mejores obras, pero ya ha superado sus vacilaciones primeras, sus experimentos iniciales, dando a los corrales de comedias y a los escritores un modelo que seguirán durante todo el siglo, pero que tanto disgustó a Cervantes. En esta década Lope escribió y estrenó varias de sus obras a las que habría que sumar en 1603 el Viaje entretenido de Rojas.


En poesía, también es destacable el gran poeta de lo humano y lo divino, además de gran dramaturgo, que fue Lope de Vega. Aparecen sus Rimas (1602, 1604), además de sus poemas épicos La Dragostea (1598), El Isidro (1599), La hermosura de Angélica (1602) y otras obras.

Pero en 1605 faltaban ocho años para que Góngora publicara las originales Primera Soledad y el Polifemo en 1613, y dos para que hiciese los mismo la Aminta de Jáuregui en 1607. Góngora, como Lope en teatro y Cervantes en novela, vendría a tener el mérito y la condición de los renovadores, agrupando en torno a ellos un grupo de seguidores.

 
MONUMENTO A MIGUEL DE CERVANTES

Continuó en la década literaria del Quijote la poesía épica culta, que ya habían cultivado en vida de Cervantes, en el siglo XVI, poetas como ZapataErcillaRufoVirués y otros. En este tiempo se encontraron, aparte de los poemas citados de Lope, El Arauco domado (1596) de Pedro de Oña, y el género continuaría con MesaHojedaLope, etc. Poesía de verso solemne, de exaltación y gloria, que es difícil que atraiga e interese a un lector de hoy no especializado, pero que ocupó a poetas, imprentas y lectores en una época en que la literatura de elogio y exaltación tuvo una gran auge en multitud de formas, que van desde las comedias de encargo a los versos laudatorios de poesía visual en fiestas cortesanas, pasando por los numerosos poemas de elogio que, como norma, precedían a las obras literarias publicadas.

También continuó cultivándose en esta década una poesía religiosa, espiritual, a distancia de los únicos e insuperables versos de san Juan de la Cruz, que había muerto en 1591, o incluso de los de fray Luis de León, fallecido el mismo año. Obras como el Cancionero general de la doctrina cristiana (1596) de López de Úbeda, los Conceptos espirituales (1600) de Ledesma, el Cancionero para cantar la noche de Navidad (1603) de Ocaña, la Vida de San José (1604) de Valdivielso. Y junto a esta poesía religiosa, cientos de poesía de amor, por caminos trillados de conceptos y formas, poesías bélicas, burlescas, eróticas y el apasionante mundo de la poesía oral de romances que se cantan acompañando a la vida. Estas canciones literarias fueron recopiladas en el Romancero General (1600).


Cervantes no dejó de cultivar el verso en esta década, aunque sin la relevancia universal que tuvo la novela. Hasta 1614 no apareció su singular obra Viaje del Parnaso, pero de estos años son poemas como Soneto satírico al saco de Cádiz (1596), Al túmulo de Felipe II (1598), y otros muchos de diversos temas que muestran su condición de escritor de oficio que cultiva losa distintos géneros, como era habitual en la época. Pero esto, de nuevo, agiganta la hazaña del Quijote.


MONUMENTO A MIGUEL DE CERVANTES


Dentro de la prosa cervantina la producción se centra en una serie de obras agrupables en géneros definidos, sobre los que hay consenso en considerarlos literarios para la época, frente a lo que ocurre hoy en día: obras históricas, políticas, científicas y prácticas. Como testimonio de la pujanza del género histórico en la década del Quijote están los ejemplos de autores y títulos significativos: Ilustraciones genealógicas de los reyes de España (1596) de Garibay, Relaciones (1598) de Pérez, Historia de la rebelión y castigo de los moriscos de Granada (1600) de Mármol, Historia de la orden de San Jerónimo (1600) de Sigüenza, Crónica de Alfonso VII (1600) de Sandoval, Historia general de mundo (1601) y Décadas (1601) de Herrera, e Historia de España (1601) de Mariana.

No es mucho lo destacable dentro del género de la novela durante esta década, aunque si significativo, pero como testimonio de la vigencia de los géneros narrativos que habían tenido una amplio desarrollo en décadas anteriores.

No es tan importante para la novela cervantina el género picaresco, de que hay muy importantes testimonios en esta década como el Guzmán de Alfarache (1599 y 1604) de Mateo Alemán, la Segunda parte (1602) de Martí, El Buscón (1603) de Quevedo y La pícara Justina (1605) de López de Úbeda.

Más repercusión tuvo la novela pastoril, siendo una de las mejores obras del género La Arcadia (1598) de Lope de Vega, al cual Cervantes contribuyó con su Galatea (1588). Antes de esta década sus principales representantes fueron Montemayor, Gil Polo o Gálvez de Montalvo.

 

CASA NATAL DE CERVANTES

La novela bizantina, también llamada como novela de aventuras, que hunde sus raíces en el Medievo, incumbe al Quijote. Aunque sus obras importantes son anteriores a esta década, como las de Núñez de Reinoso y Contreras, Cervantes aporta al género unos Trabajos de Persiles y Segismunda (1616). Lo mismo ocurrió con la novela morisca y sus más características manifestaciones de escritores como Villegas, Núñez de Reinosa o Pérez de Hita, que son anteriores a este período.
Don Quijote es un ataque a la nova de caballería, aunque Cervantes construya su vida con el modelo caballeresco y a su mundo hace continuas referencias, lo que demuestra que el autor era un excelente conocedor de la caballeresca, en el detalle de los hechos tanto caballeros andantes y en el sentido global del valor de la aventura, mundo fabuloso, cortesía, amor…

Muchos expertos consideran el periodo que va desde 1521 a 1560 como el de mayor esplendor de la novela de caballerías, en él se encuentran Palmerín, Belianís, Taurismundo, Loramante, Florisel, Febo, Felizmarte... pero todavía en la década del Quijote aparecen Flor de caballerías de Barabona (1599) y Policisne de Boecia (1602) de Silva. 


EL REMATE, POR APELES MESTRES


MIGUEL DE CERVANTES EN LA MONARQUÍA HISPÁNICA


El primer documento donde se hace mención a la estancia que realiza Cervantes en Italia es de 22 de diciembre de 1569. Se trata de una declaración de su padre en la que afirma que ninguno de sus antepasados era moro, judío, converso, hereje o culpable de algún crimen. La naturaleza de ese documento hace pensar que el empleo que buscaba Miguel en Italia era típico de un hidalgo español o clérigo. Ya en La Galatea (1585), Cervantes señala que fue gentil hombre de cámara en Roma de un cardenal llamado Acquaviva. Desde mucho antes, desde diciembre de 1569, Miguel estaba en Roma, al año siguiente ya era soldado.

En 1570 los turcos invadieron Chipre y los moriscos se sublevaron en Granada. Felipe II, presionado por la Santa Sede y Venecia, se aprestó para un enfrentamiento con el islam. El 20 de mayo de 1571 se constituyó la Santa Alianza, cuyas fuerzas estaban bajo el mando de Juan de Austria, hijo natural de Carlos V. El 7 de octubre de 1571 la flota aliada y la turca se enfrentaron en el golfo de Lepanto. Durante la batalla de Lepanto, Cervantes se hallaba a bordo de la Marquesa, enfermo de fiebre. Según la declaración de dos testigos, el capitán y algunos de sus compañeros le aconsejaron que permaneciera en la bodega y no participara en la lucha. Miguel se negó a hacerlo y combatió teniendo a su mando un bote en el iban doce soldados. De aquel combate, Cervantes recibió dos heridas en el pecho y una tercera en la mano izquierda, que le quedaría inutilizada para siempre.


COMBATE DE LEPANTO


Durante 1572 y 1573, Cervantes alternó las acciones militares con estancias en Nápoles. Allí mantuvo relaciones con una joven napolitana con la que tuvo un hijo, el único varón, al que llamó Promontorio. Según lo referido en La Galatea y en La morada de los cielos, la madre de su hijo fue la Silena de su poesía, quien le sedujo con sus “descuidos cuidados”, pero también fue origen de no pocas penas.

Durante los años anteriores, Cervantes había dado muestras repetidas de valor, pero no fue objeto de ningún ascenso. Sí logró en aquella época de Juan de Austria y del duque de Sessa unos documentos en los que se hacía referencia a su comportamiento como militar y se rogaba del rey que el concediera una capitanía en alguna de las compañías acantonadas en Italia.

El 20 de septiembre de 1575, tanto él como su hermano Rodrigo, zarparon de Nápoles a bordo de la galera Sol, incluida en una flotilla. Al pasar cerca de Les Saintes Maries, las tres naves fueron atacadas por los piratas berberiscos. Para desgracia de Cervantes, sus captores descubrieron las cartas de recomendación de Juan de Austria, por lo que llegaron a la errónea conclusión de que era una persona de enorme importancia. La consecuencia fue el elevadísimo rescate que los piratas pidieron por él: 600 ducados.

Su cautiverio se prolongó durante años, sufriendo los terribles maltratos físicos. Cervantes intentó fugarse en varias ocasiones a pesar de que tan acción le podría costar la vida, pero finalmente, en 1580 fue liberado gracias a la intervención de los frailes trinitarios.


FELIPE II


Al llegar a España, Cervantes intentó obtener algún trabajo en la Corte de Felipe II, pero no recibió nada relevante salvo un empleo temporal como mensajero del rey y la esperanza de obtener un puesto en las Indias.

En su tiempo libre, Miguel se dedicó a trabajar en una novela pastoril que recibiría el título de La Galatea. A finales de 1583, Cervantes encontró en Blas de Robles a la persona dispuesta a editar esta obra.

En 12 de diciembre de 1584, Miguel contrajo matrimonio con Catalina de Salazar y Palacios. Era una mujer joven de unos dieciocho años, frente a los treinta y siete de Miguel.

En marzo de 1585, Cervantes se comprometió a escribir dos obras de teatro para la compañía de Gaspar de Porras. Aquel prometedor inicio, sin embargo, se vio truncado por el éxito de Félix Lope de Vega y Carpio.


El 18 de febrero de 1587, María Estuardo, la reina católica de Escocia, fue ejecutada por Isabel de Inglaterra por conspirar contra ella y la idea de una invasión de este último país se fue abriendo camino en la mente de Felipe II. Se inició así el proyecto de la denominada Felicísima Armada, que debía llevar a cabo semejante operación militar en la primavera de aquel mismo año. En Sevilla, Diego de Valdivia, un sustituto de Antonio de Guevara, el proveedor de la Armada, nombró a Cervantes comisario con la misión de dedicarse a la requisa de grano y aceite. Hacia septiembre del mismo año, Cervantes fue enviado a Écija con la tarea de aprovisionar trigo. Fue una misión amarga, durante su curso le originó la excomunión por la requisa de bienes eclesiásticos. A pesar que esta tarea se ofrecía a la corrupción y la obtención de beneficios privados, Cervantes se mantuvo honrado, con el deseo de servir a su misión que a la obtención de caudales económicos.


FELICÍSIMA ARMADA


En 1590, Miguel sufría ya un verdadero hastío por su trabajo y, al llegarle la noticia de que en América había cuatro cargos vacantes, solicitó al Consejo de Indias que se le otorgara uno de ellos. El Consejo rechazó su ofrecimiento, sin tener en cuenta los servicios que a la Monarquía había rendido hasta el momento.

En 1594, Cervantes llegó a la capital de la Monarquía española. Tenía cuarenta y siete años y ninguna perspectiva de futuro. Durante los años siguientes se dedicaría al estudio de las cuentas reales, lo que no dice mucho de la eficacia de la administración española.

En 1597, por un error de apreciación, dio con sus huesos en la prisión real de Sevilla. Esta segunda estancia de Cervantes en la cárcel iba a durar siete meses y parece que dejó una profunda huella en el escritor.

En verano de 1599, Cervantes se hallaba en Madrid, pero finalmente, decidió abandonar la capital y regresó a Sevilla. Hay pocos datos sobre su vida en aquella época pero parece que los negocios le fueron bien, disfrutando de cierta solvencia económica.


 PANORÁMICA DE SEVILLA, SIGLO XVII


En 1600 murió su hermano Rodrigo combatiendo en la batalla de Nieuport.

En 1604, Cervantes se trasladó con su familia a Valladolid y a finales de ese mismo año el manuscrito de Don Quijote estaba en manos de su impresor de Madrid, Juan de la Cuesta. En enero de 1605 fue publicado, consiguiendo un importante éxito de manera inmediata y antes de acabar el año habían salido a la calle seis ediciones.

El 24 de enero de 1606, se anunció oficialmente que la Corte iba a regresar a Madrid, sucediendo así en abril de aquel año. A finales de 1606, tanto el escritor como su esposa Catalina se hallaban también en Madrid.

El 17 de abril de 1609, Cervantes ingresó en la Cofradía de Esclavos del Santísimo Sacramento, posiblemente al ver la cercanía de su muerte. En junio de 1610, la familia Cervantes se trasladó a una casa de la calle de León en Madrid.

Y en julio de 1613 recibió el hábito de la Orden Tercera de San Francisco. Fue una época de su vida muy religiosa en la cual recordaba con nostalgia sus años de juventud y en la que había demostrado que era una excelente novelista. No sólo había publicado la primera parte del Quijote, también un conjunto de obras a las que llamó Novelas ejemplares, ya que en todas ellas dejaba una lección moral.

Para 1613, ya habían aparecido doce novelas de este tipo y aunque menos conocidas que el Quijote lo cierto es que se trataban de joyas literarias de gran valor. En ellas Cervantes analiza desde su personal visión problemas humanos relativos al amor y los celos entre parejas de diferente edad como en El celoso extraño; a la virtud como valor superior al linaje en La ilustre fregona o La gitanilla; a la crítica social en El coloquio de los perros; a la picaresca en El casamiento engañoso; o a la locura en El licenciado Vidriera.

Es una temática a la cual Cervantes más o menos volvió a retomar en el Quijote y que ayuda a comprender la especial visión de la sociedad en la que le toco vivir.

Cervantes nunca fue recompensado su labor en la administración de la Monarquía española ocupando un puesto oficial, lo que le causó un dolor que arrastró siempre. Aun así, por 1614, año de la publicación del Viaje del Parnaso, ganaba importantes cantidades de dinero por sus obras, mientras que disfrutaba de las subvenciones otorgadas por el conde de Lemos y hasta una pensión por el arzobispo de Toledo Bernardo de Sandoval y Rojas, mecenas a los que agradeció su ayuda en la segunda parte del Quijote. Su residencia estaba en una casa que hacía esquina con la de Lope de Vega, en la calle del León del actual barrio de las Letras de Madrid.

A pesar de la cercanía de su muerte, mantenía un alto ritmo de producción literaria. Entre 1615 y 1616 publicaba la segunda parte del Quijote, y comedias como Los trabajos de Persiles y Segismunda y la segunda parte de La Galatea.

El 22 de abril murió Cervantes, un día después lo hacía Shakespeare. Fue enterrado al día siguiente en el convento de las Trinitarias Descalzas en la esquina de la actual calle de Lope de Vega.



FELIX LOPE DE VEGA


LA UNIVERSALIDAD DEL QUIJOTE

A los 57 años, Miguel de Cervantes, que sólo había publicado hasta entonces la novela pastoril La Galatea (1585) y había intentado estrenar algunas obras teatrales, es decir, un escritor sin suerte, entregó al librero Francisco de Robles un extenso manuscrito, cuya impresión se encomendó a Juan de la Cuesta. Era el año 1604 y entre permisos, tasas, censuras, y demás contratiempos la obra no terminó de imprimirse hasta diciembre de ese año. El librero decidió fecharla en 1605, año en que salió a la venta.

Se trataba de la primera parte de El ingenioso hidalgo don Quixote de La mancha, obra que su autor dedicaba al duque de Béjar. Mal podía saber Francisco de Robles que ponía a la venta una novela universal e inmortal, y mucho menos lo sabía su autor que vendía su obra por 1.500 reales. La tirada era de unos 1.600 ejemplares, que se agotaron en pocas semanas, al precio de 290,5 maravedíes. Sólo en ese año se hicieron seis ediciones y en 1607 ya se publicó en Bruselas.

Diez años más tarde, en 1615, dio Cervantes a la imprenta la segunda parte, tal como había prometido: “Y se animará (el autor) a sacar, y buscar otras (aventuras), si no tan verdaderas, a lo menos de tanta invención y pasatiempo”, esta vez con el título Segunda parte del ingenioso caballero don Quixote de La Mancha, dirigida al conde de Lemos.

PRIMERA EDICIÓN INGLESA DEL QUIJOTE, 1620


Desde entonces, don Quijote no ha parado de recorrer los caminos del mundo en muchas y variadas lenguas. “Se me trasluce que no ha de haber nación ni lengua donde no se traduzca”, dice don Quijote en la segunda parte. La obra traspasa las fronteras geográficas, las diferencias culturales, las dificultades lingüísticas, el paso de los siglos. Si la Biblia, a la que sigue en número de ediciones, es “el libro” por excelencia, el Quijote es “el libro de los libros”. Nació como un best-seller, pero sin agotarse fugazmente, sino con voluntad de permanecer en el tiempo, más de 400 años.

Sobre su finalidad, Cervantes declara en su Prólogo al “desocupado lector” que el libro “todo él es una invención contra los libros de caballerías”, que su intención es “deshacer la autoridad y cabida que en el mundo y en el vulgo tienen los libros de caballerías”, y recomienda que “leyendo esta historia el melancólico se mueva a risa, el risueño la acreciente…”. Hay dos claras intenciones: ridiculizar los libros de caballerías y divertir al lector.

EDICIÓN DEL QUIJOTE DEL SIGLO XIX

Los lectores del siglo XVII entendían que los libros de caballerías, novelas fantásticas producto de la degeneración de la poesía épica, habían sido la lectura preferida de sus antepasados. En el siglo XIV se leían, adaptados o traducidos, libros de caballerías europeos, especialmente los del ciclo artúrico y en 1480 se había publicado en Valencia Tirant lo Blanc. Pero la fiebre por estas lecturas comenzó con Amadis de Gaula, editado en 1508 con la firma de Garci Rodríguez de Montalvo, aunque la historia era ya conocida mucho antes.

El libro, una mezcolanza formidable de aventuras, fijó las características de este género novelesco: héroes de origen incierto pero noble, geografía imaginaria, cronología imprecisa, luchas contra monstruos, gigantes, encantadores, de las sale siempre vencedor, luchador individualista para corregir injusticias y ayudar a los débiles, enamorado de una dama inasequible que al final consigue. La obra gozó de una fama nunca alcanzada hasta entonces y el siglo XVI vivió la proliferación de este tipo de novelas, cada vez más fantásticas, disparatadas y absurdas. Surgieron así Las sergas de Esplandián, Florisel de Niquea, la serie de los Palmerines y otras muchas.


PRIMERA PARTE DEL QUIJOTE


Miguel de Cervantes, aficionado a este tipo de novelas, creyó llegado el momento de ridiculizar esos engendros pseudoliterarios y atacar la moda que los sustentaba. Cuando escribe su Quijote, el auge de esas novelas había decaído ya y no volvió a escribirse ninguna; así puede decirse que Cervantes triunfó en su propósito.

Eligió como ámbito geográfico no un lugar imaginario, sino tan conocido como La Mancha, pero sin citar ningún sitio concreto. Tampoco sabía cómo se llamaba con exactitud su héroe, al que dio hasta cinco nombres. Muchos son los detalles que brinda a los lectores para mostrar su alejamiento de la obra, llegado el colmo de inventar, en el capítulo IX, a un tal Cide Hamete Benengeli como verdadero autor, al que alude u olvida según le conviene. Don Quijote ya no es un héroe “de verdad”, sino un loco que se cree caballero, en un mundo que ha olvidado los valores caballerescos hace tiempo, si es que alguna vez creyó en ellos.

El choque con la realidad es inevitable, ya que ansioso de aventuras, don Quijote transforma lo que ve en lo que quiere, molinos en gigantes, ovejas en ejércitos, o venta en castillo, como ocurre en la primera parte. Sin embargo, la segunda conocida ya la fama de don Quijote, son los demás los que transforman la realidad a la medida, según creen, del excéntrico caballero, como hacen los duques.


No es posible pensar que Cervantes creyera en los ideales caballerescos tal como los presentaba la literatura de la época, pero si en el ideal de un mundo mejor, y más justo, de una nueva Edad de Oro, pues vivió los años heroicos y esplendorosos del Imperio y conoció las doctrinas erasmistas. Don Quijote, ante todo, pretendía ayudar a doncellas desamparadas, a galeotes injustamente condenados, a niños maltratados, en definitiva, a hacer justicia. Como otro don Quijote, aunque cuerdo, también Cervantes sufrió el desengaño, la decadencia, el desagradecimiento y la malaventura. Los tropiezos y descalabros del caballero Quijote suscitan al lector la compasión y la risa a la vez.

Entre las dos partes del Quijote hay notables diferencias, no sólo atribuibles a los diez años que median entre ellas. Cervantes se muestra inseguro en la primera parte, constituida por una sucesión de aventuras y novelas intercaladas, algunas más alejadas que otras del argumento central. Hasta el capítulo VII no aparece Sancho, figura clave en la novela, no sólo por su valor intrínseco, sino porque don Quijote necesita a alguien con quien hablar. Incluye nada menos que cuatro relatos breves, representativos de los géneros novelescos de la época: es novela pastoril la de Marcela y Grisóstomo; sentimental la de Cardenio, Luscinda y Dorotea; psicológica, El curioso impertinente; de aventuras la de El capitán cautivo.

MANUSCRITO CERVANTINO

La razón de estas inclusiones las explicó Cervantes en la segunda parte, donde teme que resulte aburrida una novela con sólo dos personajes; no obstante las historias intercaladas desaparecen y se incluyen como episodios relacionados con la acción (historia de Basilio y Quiteria, del morisco Ricote y su hija, entre otros). Es prueba de la seguridad que Cervantes iba cobrando y a la que contribuyó no poco el éxito de la primera parte. Sancho y don Quijote conocen el hecho de que sus aventuras andan en letra impresa y son conocidas por todos. Cervantes, seguro de sus personajes, se dedica en la segunda parte al desarrollo psicológico de los mismos, mientras que la primera era sobre todo un cúmulo de aventuras.

La edición del Quijote de Avellaneda en 1614 estimuló la terminación de la segunda parte e introdujo algunos cambios, el más notable el viaje a Barcelona en lugar de a Zaragoza o el encuentro con Álvaro Tarfe, personaje de Avellaneda. La figura de Sancho crece en esta segunda parte a costa de don Quijote, que va perdiendo su exaltación mientras aumentaba la confianza del escudero (episodio de la Cueva de Montesinos, gobierno de la Ínsula Barataria). El autor parece no tener plan previo para la redacción de la primera parte, tales son los cambios y titubeos.


APUNTE PARA LA BATALLA DEL VIZCAÍNO, POR JOSÉ MORENO CARBONERO


Menéndez Pidal expuso la hipótesis de que Cervantes se pudo inspirar en el Entremés de los romances, anónimo, fechable hacia 1591, en el que un hombre enloquece por la lectura abusiva de romances. Pero esta fuente, de ser cierta, desaparece en el capítulo del escrutinio, donde ya no hay recopilaciones de romances. Según esta hipótesis, Cervantes debió empezar a escribir una novela corta que después se fue ampliando. Don Quijote y Sancho cobraron vida propia con unas exigencias que Cervantes debía atender. Por eso Unamuno pudo decir que don Quijote había inventado a Cervantes. Este modo de escribir, sin un plan previo totalmente cerrado, ha dado lugar a las mejores novelas modernas.

El Quijote es fundamentalmente una novela dialogada, y mediante el diálogo se van construyendo los personajes, los cuales van cobrando vida. Entre los diálogos van apareciendo discursos que son auténticas oratorias y constituyen algunos fragmentos más apreciados de la obra como el discurso sobre la Edad de Oro, las armas y las letras, consejos para el gobierno de la Ínsula, etc. El diálogo permitió a Cervantes presentar gran variedad de registros idiomáticos, desde el altisonante y paródico de don Quijote hasta la lengua de germanía de los galeotes; demuestra así el autor su dominio no sólo de la lengua culta y literaria, sino también de la lengua oral en diversos niveles sociales.



Con frecuencia don Quijote corrige expresiones de Sancho hasta provocar el enfado de éste, que alega que ser entendido es mejor que ser correcto. El uso de refranes es un rasgo caracterizador de la forma de expresión de Sancho, que comienza utilizándolos de vez en cuando hasta llegar a ensartar uno tras otro, causando la irritación de don Quijote que termina usándolos también. Los refranes, ensalzados por los humanistas y ya utilizados en obras literarias anteriores eran bien considerados como expresión sabia del conocimiento popular. Hay en toda la obra una gran preocupación por la palabra y una gran flexibilidad en los registros. Si el habla de Sancho se caracteriza por los vulgarismos y refranes, la de don Quijote por los arcaísmos y remilgos con los que Cervantes parodiaba las novelas caballerescas y pastoriles. Pero el ideal del autor es el estilo natural, en la mejor tradición renacentista huyendo de los adornos innecesarios y de la complejidad y oscuridad que cultivaron los barrocos.

La riqueza y complejidad del Quijote son extremas. Desfilan por sus páginas más de 300 personajes, con los que muestra Cervantes su capacidad para la invención de nombres extraños, y numerosos escenarios, proporcionando así al lector un retablo de la sociedad de la época. Las oposiciones de contrarios se cruzan y entrecruzan: los real y lo ideal, la vida y la ficción la tragedia u la comedia, la locura u la cordura, el ser y el parecer, la bondad y la maldad, lo justo y lo injusto, lo sublime y lo vil, porque para Cervantes los contrarios son inseparables, como los dos protagonistas.


 ALEGORÍA A DON QUIJOTE


Sancho va cobrando importancia hasta equipararse a su señor en un proceso de “quijotización”; Don Quijote admira y respeta más y más a su escudero, en un proceso de “sanchización”. La primera parte de la obra se convierte en material novelesco de la segunda, de modo que don Quijote y Sancho parecen cobrar vida real fuera de la obra. El autor, asimilable al yo narrativo del comienzo, renuncia a la autoría con el recurso del manuscrito encontrado. Cervantes expone criterios literarios en varias ocasiones: escrutinio de la biblioteca de don Quijote, discurso sobre la poesía. Se parodian los libros de caballerías por su inverosimilitud y mal estilo, pero se reconocen sus valores morales, su variedad y capacidad de entretenimiento. Hay paternalismo ante las mujeres, pero también aparecen las que quieren labrase su propio destino en libertad, como Marcela. El honor y la gloria mueven a don Quijote, pero también el amor, personificado en su señora Dulcinea y presente en todas las novelas intercaladas. La ambigüedad enseñorea toda la obra, lo que permite múltiples lecturas e interpretaciones, quizás tantas como lectores.

La bibliografía sobre el Quijote alcanza muchos cientos de estudios; las interpretaciones de tan compleja obra son variadísimas. No hay escritor de importancia que no reconozca su deuda con la obra cervantina. La novela moderna empieza su andadura en el Quijote y los cuatrocientos años pasados desde su aparición no ha hecho más que acrecentar su interés.

Posiblemente la clave de su éxito esté en el hombre, lo que más importaba a Cervantes. Todos lo hombres son don Quijote y Sancho, con sus mismos anhelos, grandezas y miserias. Todos los hombres viven la ficción de vivir y saben que son hijos de sus obras.

La universalidad del Quijote demuestra la igualdad de todos los hombres.


EDICIÓN FRANCESA, DE BERTHOLD MAHN



LA INFLUENCIA DEL QUIJOTE EN LA LITERATURA UNIVERSAL

Miguel de Cervantes es uno de los españoles más ilustres y universales, uno de los que mayor influencia internacional y proyección histórica ha desarrollado tras su muerte. El influjo de su obra que ha ejercido a muchos escritores, tanto nacionales como extranjeros, ha quedado demostrado en los últimos siglos. El Quijote ha demostrado tener un valor universal e intemporal.
  
La novela inglesa del siglo XVIII encontró en el Quijote un auténtico paradigma literario en autores como Henri Fielding, Laurence Sterne y Tobias George Smollet.

Henri Fielding realizó una parodia “a la manera de Cervantes” la novela de Samuel Richardson Pamela o la virtud recompensada, igual que el español había hecho con los libros de caballerías. En Tom Jones (1749) reflejó su mayor inspiración cervantina, en esta obra intentó seguir las líneas maestras del hidalgo manchego al quien citó en varias ocasiones.

Laurence Sterne escribió Vida y opiniones del caballero Tristam Shandy (1760-1767) en la cual imita el trayecto quijotesco recreándolo con multitud de elogios al Quijote.
Tobias George Smollet escribió Sir Launcelot Graves (1760).


MOLINOS DE LA MANCHA, POR AGUSTÍN REDONDELA


La influencia del Quijote en la literatura universal se dejó expresar durante el siglo XIX, cuando se inicia el Siglo de Oro de la novela.

En América también se encuentran resonancias quijotescas al otro lado del Atlántico, como El fauno de mármol (1860) de Nathaniel Hawthorne; La chaqueta blanca (1850) y Mobi Dick (1850) de Herman Melville; Tom Sawer (1876), Las aventuras de Huckleberry Finn (1884), y Un yanqui en la corte del rey Arturo (1889) de Mark Twain son sólo algunas de las obras de autores norteamericanos que, de manera más o menos explícita, ponen de manifiesto la influencia del Quijote.

El Wilhelm Meister escrita por Goethe (1829) presenta influencias cervantinas, especialmente en el inicio de un Fausto rodeado de libros.

En Inglaterra destaca Los papeles póstumos del club Pickwick, escrita por Charles Dickens en 1836. Pickwick en una quijote a la inglesa a medio camino entre la realidad y el idealismo a quien escuda su criado Sam Weller, quien imita a su homólogo español, Sancho Panza hasta en la utilización sucesiva de refranes.

DON QUIJOTE EN EL BAILE DE LA CASA DE DON ANTONIO MORENO


En Francia destacaron las novelas en clave genuinamente cervantina en Alphonse Daudet gracias a su Tartarin de Tarascon (1872), y a Stendhal en dos de las grandes novelas del realismo francés del siglo XIX, que fueron Rojo y negro (1830), y La Cartuja de Parma (1839). Stendhal reconoció en su autobiografía Vida de Henri Brulard que el descubrimiento del Quijote había supuesto “posiblemente la época más importante de su vida”.

En el país galo también destacó Julien Sorel quien, en su Memorial de Santa Elena, presentó a Fabricio del Dongo, un hidalgo que al igual que el manchego pierde su ilusión tras una derrota, solo que esta fue la de Waterloo. Gustave Flaubert no pudo escapar al influjo del Quijote como quedó de manifiesto en su novela más importante, Madame Bovary (1856), cuyos personajes Emma Bovay y Frédéric Moreau llevan la impronta del mortal hidalgo. Américo Castro y Ortega y Gasset vieron en su protagonista un Quijote femenino. Lo mismo puede decirse del personaje Charles Deslauries de La educación sentimental (1869), de obras como Bouvard y Pecuchet.

Honoré de Balzac se identificó epistolarmente con don Quijote en varias ocasiones, encontrando en este personaje el modelo para algunas de sus creaciones como el Balthasar Claes de La búsqueda del absoluto (1834), o el Lucien Rubempré de Las ilusiones perdidas (1843).

EL EPISODIO DE LOS MOLINOS DE VIENTO, POR APELES MESTRES


El Quijote también influenció a la literatura rusa, a cuya lengua se tradujo tardíamente en la segunda mitad del siglo XVIII, y no a partir del castellano sino del francés. La primera edición apareció en 1769 por Ignati Antonovich Teils. Sin embargo, la recepción tardía fue fecunda en resultados y más a partir de la traducción que en 1806 realizó Jukovsky.

Konstantín Bátiushkov cita en su poema La respuesta a Turguéniev (1812) a don Quijote y lo mismo hace Karamzín en su poema A un pobre poeta (1796). Aunque Turquéniev dedicó a don Quijote un ensayo y trató de traducir la novela al ruso, lo cierto es que la mayor influencia se produjo en el terreno de la novela. Karamzím pretende comparase con el Quijote en El caballero de nuestro tiempo (1803).

Las Almas muertas (1842) de Nikolai Gógol están empapadas de quijotismo aunque su humor sea más ácido y negro que el de Cervantes. Lo mismo puede decirse de algunos de los personajes tolstoianos desde el Pierre de Guerra y paz (1865) al Nejliudov de Resurreción (1899), pasando por el Liovin de Ana Karénina.

La influencia del Quijote resulta también obvia en Fiódor Dostoyevsky. Su primera mención del Quijote se encuentra en Una novela en nueve cartas (1847). Los ecos cervantinos se perciben también en Crimen y castigo (1866) y Los hermanos Karamázov (1880) pero, sin duda, el mayor influjo quijotesco de halla en El idiota (1872). Su principal protagonista, el príncipe Myshkin, un loco idealista y bueno condenado al fracaso, constituye un trasunto de don Quijote. De hecho, en las notas de Dostoyevsky durante el período de redacción de la novela se hace referencia expresa a paralelismo, por ejemplo, relacionando el monólogo de Myshkin “a la salud del sol” con el discurso de don Quijote sobre la Edad de Oro.

Con estos antecedentes no resultan extrañas las referencias a la novela de Cervantes que aparecen en su Diario de un escritor (1877). Tras que el Quijote es “el más generoso de cuantos héroes ha habido en este mundo”. Dostoyevsky señala:

“Este libro, el más triste de todos, no debe el hombre olvidar llevarlo consigo el día del Juicio Final. Y anunciará el misterio más profundo y terrible del hombre y de la Humanidad que se encuentra contenido en el mismo: que la belleza suprema del hombre, su mayor pureza, su castidad, su lealtad, toda su valía y, al final, todo su mayor talento se consumen infinidad de veces, por desgracia, sin haber reportado a la Humanidad ningún beneficio y convirtiéndose, si llega el caso, el ser humano en hazmerreír sólo porque le ha faltado al ser adornado de tan hermosas cualidades una suprema: el genio necesario para dominar la riqueza y el poder de esos dones, gobernarlos y encaminarlos, no por los fantásticos senderos de la locura, sino por el camino recto, empleándolos en bien del género humano.”

Con todo, es posible que fuera Nikolai Leskóv el autor ruso del siglo XIX más influido por la figura del Quijote. Los héroes de novelas suyas como El pensador solitario, Los ingenieros desinteresados o Una familia en decadencia son claramente quijotescos. En la última de las mencionadas, Dormidón Rogojin, apodado don Quijote Rogojin, se dedica a recorrer los alrededores acompañado de Zinka, un cochero sanchopancesco, dedicándose a “desfacer entuertos”.

DON QUIJOTE, POR GOTTFRIED FRANZ


También la novelística española del siglo XIX es tributaria en buena medida del Quijote. Si algo de esa influencia se percibe en el rico cosmos de La Regenta (1884) de Leopoldo Alas Clarín, en La desheredada (1881) de Benito Pérez Galdós constituye cúmulo de guiños cervantinos. Su protagonista, Isidora Rufete, ha enloquecido leyendo folletines y vive en una nebulosa irreal que terminará desplomándose. Su padre, un loco, tiene además un nombre significativo, Santiago Quijano-Quijada, como igual de significativo es el origen de los Miquis: el Toboso.
Rasgos quijotescos se encuentran también en Nazarín (1895), otro de los personajes que como Myshkin han sido emparentados con Jesucristo, El amigo Manso (1882), Misericordia y Ángel Guerra (1891).

Ni siquiera los cambios efectuados en la técnica novelística durante el siglo XX han tenido fuerza para excluir al Quijote de las fuentes visitadas por los autores contemporáneos. Casi puede afirmase que ni uno solo de los innovadores desde Joyce a Faulkner pasando por Proust o Kafka ha evitado el Quijote. El Ulises (1922) de James Joyce, En busca del tiempo perdido (1913-1927) de Marcel Proust, La montaña mágica (1924) de Thomas Mann, Los monederos falsos (1925) de André Gide, La vida de don Quijote y Sancho (1905) y Niebla (1914) de Miguel Unamuno, Tiempo de silencio (1962) de Luis Martín Santos, La saga/fuga de J.B. (1972) de Gonzalo Torrente Ballester, Monseñor Quijote de Graham Greene, Contrapunto de Aldous Huxley, Las palmeras salvajes de William Faulkner, o Pedro Páramo de Juan Rulfo, son sólo algunas de las obras, en mayor o menor medida, tributarias del Quijote.


ÓLEO DE JOSÉ MORENO


En el teatro, mención especial merece el reflejo de la figura del hidalgo manchego y de la novela en que se narran sus aventuras. Hoy en día está comúnmente aceptado que las técnicas de Bertolt Brecht, Luigi Pirandello y Samuel Beckett son tributarias del Quijote. El efecto de distanciamiento del primero para llevar al espectador a reflexionar más profundamente, la autonomía de los personajes del segundo y la insistencia del tercero en que sea el mismo espectador el que aclare e interprete las situaciones están ya presentes en la novela más famosa de Cervantes. Tampoco ha sido reticente el teatro en intentar adaptar a la escena las aventuras de don Quijote.

Fielding escribió una comedia, sin mucho mérito, titulada Don Quijote en Inglaterra cuando tenía veinte años. La aportación más interesante posiblemente sea la del escritor ruso Mijaíl Bulgákov, quien consideraba a Cervantes el “rey de los escritores españoles” y en 1938 escribió parte de la correspondencia dirigida a su esposa en español como consecuencia de un estado emocional en el que “tomaba el Quijote por asalto”. Fruto de este entusiasmo fue su Don Quijote, en el que intenta reducir al lenguaje teatral la novela cervantina. Bulgákov no logra su objetivo aunque es realmente fiel al original, pero sí consigue crear un alegato en favor de la libertad precisamente en la época de las grandes purgas estalinistas. El don Quijote que, al final, se lamenta porque aunque apenas le ha hecho daño el acero del caballero de la Blanca Luna, su acción le ha privado de libertad, recuerda dramáticamente a un Bulgákov que no fue deportado ni detenido por Stalin pero que se vio desprovisto de la libertad de crear y publicar.

DON QUIJOTE Y SANCHO DE VICEN VAN GOGH


Dentro del teatro, pero ya en el género musical, se encuentra The man of La Mancha con texto de Dale Wasserman y música de Mitch Leigh, que posteriormente sería convertido en película protagonizada por Peter O´Toole en el papel de don Quijote y por Sofia Loren en el de Aldonza-Dulcinea. Es una obra de hermosa música y brillantes letras que recogen parte del espíritu quijotesco, aunque es deficiente su adaptación del texto cervantino. Aldonza Lorenzo-Dulcinea es confundida con una prostituta de la venta lejanamente parecida a Maritornes, y del Quijote original queda rastro sólo en la aventura de los molinos de viento y en la del yelmo de Manbrino. Además, Cervantes es reducido a prisión por la Inquisición como escritor disidente, algo un tanto distanciado de la Historia por más que el escritor no dejara de manifestar en su novela cervantina aunque en los aspectos ya señalados no resulte del todo desafortunada.

Desde el punto de vista musical y cinematográfico ha habido referencias al Quijote mucho más brillantes. La ópera Don Quijote de Massenet (1910), magistralmente interpretada por el ruso Fiodor Shaliapin, el Don Quijote de Richard Strauss, Las ausencias de Dulcinea y El retablo de Maese Pedro del maestro Rodrigo y el Don Quijote velando las armas de Óscar Esplá son buena muestra en el terreno musical.

QUEMA DE LIBROS POR EL CURA, EL BARBERO Y EL AMA, POR JOSÉ SEGRE


LA OBRA CINEMATOGRÁFICA DEL QUIJOTE

Al igual que hiciesen los artistas del pasado, guionistas y directores han venido adaptando el Quijote desde el mismo nacimiento del cine. Al punto, que se tiene noticias de una film francés de 1898, titulado Don Quichotte, que no sería más que una corta escena muda. A ésta le sucedieron películas italianas, inglesas y españolas, coincidentes con la celebración del tercer centenario de su publicación, en 1905. Y el proceso se repetirá hasta nuestros días, en que superamos la cuarentena de versiones sobre esta obra, dentro de la filmografía mundial. En esa relación existen dos constantes: una, la adecuación de la novela a los valores dominantes en cada época, como ha sucedido con las biografías de Cervantes; y otra, la nacionalización de los arquetipos de don Quijote y Sancho.

De este modo, en lo que atañe a los valores, mientras Don Quijote de La Mancha (España, 1948) de Rafael Gil se inscribe en la corriente historicista de la posguerra, el Don Quijote de Orson Wells (1992) refleja el exotismo con que un norteamericano observa el mundo rural hispano, mientras que las dos partes filmadas por Manuel Gutiérrez Aragón (El Quijote, en 1991, y El caballero don Quijote, en 2002) son más fieles a la sociedad del Siglo de Oro, en la que se desarrolla la acción.

En cuanto a la apropiación localista de unos personajes universales, es destacable Don Quixote (Francia, 1932) de Georg Pabst, en el que el cantante de ópera Chaliapin se mueve en aldeas galas; la soviética Don-Kibot (URSS, 1957), con excelentes interpretaciones y cuidada fotografía de la estepa, está protagonizada por Nikolai Cherkassov y dirigida por Grigori Kozintsev; o Don Quijote en el Oeste (USA, 1971) de Robert Butler, en la que mudan las caballerías por los trenes y las lanzas por las pistolas y cartucheras.



La novela cervantina no sólo ha sido llevada a la gran pantalla, sino a los formatos más diversos, a los géneros más dispares. Entre los formatos se encuentran la televisión, el cortometraje, los documentos, el vídeo, el DVD y la Red. En cuanto a los géneros, van desde la comedia, como las protagonizadas por Cantinflas, hasta los musicales, como El hombre de La Mancha (Italia, 1972). Pero también ballets, dibujos animados, cintas heróticas y aún pornográficas.

De este modo, en los que atañe a los valores, mientras Don Quijote de La Mancha (España, 1947) de Rafael Gil se inscribe en la corriente historicista de la postguerra, el Don Quijote de Orson Welles (1992) refleja el exotismo con que un norteamericano observa el mundo rural hispano.

La mejor adaptación en serie televisiva es sin duda El Quijote (1990) bajo la dirección de Manuel Gutiérrez Aragón, interpretada por Fernando Rey y Alfredo Landa en sus principales papeles y con guion entre otros del Premio Nobel de Literatura Camilo José Cela. El resultado fueron cinco horas de metraje sobre la primera parte de la novela. Gutiérrez Aragón continuó con otra adaptación realizada en el siglo XXI, denominada El caballero don Quijote (2002) e interpretada por Juan Luis Galiardo y Carlos Iglesias. Ambas obras cinematográficas son bastante fieles a la sociedad del Siglos de Oro, en la que se desarrolla la acción.

Pero también ballets, dibujos animados, cintas eróticas y aún pornográficas. Un film sobre la “inadaptación” del Quijote como es Lost in La Mancha (USA, 2003) de Terry Guiliam. Pues bien, hasta en este Quijote deconstruido, en este rodaje fracasado, puede respirarse algo del espíritu aventurero de nuestro ingenioso hidalgo. Toda una fuente de inspiración para el cine.

La temática de todas estas obras de arte, en sus diversos géneros, trata desde la búsqueda del amor nobel al idealismo, desde el anhelo de libertad al deseo de supervivencia, entre otros aspectos. Pero además esta temática queda expresada en un juego de caracteres y situaciones cargados de ternura, compasión y fresco humor. Esas características son las que explican la influencia imperecedera del Quijote y su dilatado y continuo influjo en culturas que en ocasiones poco o nada están relacionadas con la española.



LA OBRA GRÁFICA DEL QUIJOTE

Las primeras imágenes del Quijote de las que se tiene noticia corresponden a un texto francés: Seconde partie de l´histoire de l´ingénieux et redoutable chevalier Don Quichot de la Manche (París, 1618). Las que habían aparecido con anterioridad en las portadas de dos de las impresiones de Lisboa en 1605, por ejemplo, repetían el estereotipo de caballeros y escuderos que habían heredado de los viejos libros de caballerías.

Jacob Savery (1617-1666) parece ser el primer ilustrador de la novela Den Verstandin en Vroonien Ridder Don Quichot de la Mancha (1657), para la que creó veinticuatro estampas, pues con anterioridad sólo habían aparecido colecciones de láminas sueltas o ediciones con número muy reducido de grabados. Las escenas escogidas se centraban en los episodios más burlescos, de acuerdo con la interpretación divertida del Quijote de sus primeros lectores. Su primer imitador fue Frederick Boutatts (1610-1676), quien realizó dieciséis estampas (Bruselas, 1662) aunque en ediciones posteriores fue ampliando ese número hasta treinta y dos.

SERIE DE DIBUJOS ANIMADOS

La obra de Cervantes atrajo desde sus orígenes a numerosos artistas. Entre otros Jérome David (primera mitad del siglo XVII), Jean-Honré Fragonard (1732-1806), Adolph Schrödter (1805-1875) u Honoré Daumier (1808-1879), quienes realizaron colecciones de estampas quijotescas. También el caso de Charles-Joseph Natoire (1700-1777), Johann Christian Lotsch (1790-1873), Antonio Muñoz Degrain (1840-1924), Ignacio Zuloaga (1870-1945), Pablo Ruiz Picasso, Antio Winkelhofer (1904-1977) o José Vela Zanetti (1913-1999, quienes recrearon varias escenas de la novela, aunque ninguna de ellas fuera creada, en un principio, para una edición del Quijote. Entre los autores más recientes destacan Salvador Dalí, Eduardo Arroyo, Antonio Saura o Antonio Mingote.

Las primeras ilustraciones del Quijote realizadas en España fueron las de Diego de Obregón hacia la segunda mitad del siglo XVII. La mayoría son copias de las que habían aparecido en los Países Bajos y, aunque su ejecución resultó muy tosca, supo captar mejor que sus modelos la expresión y el movimiento de los personajes.

Concebidas originalmente como una serie de lujosos tapices, las ilustraciones de Charles-Antoine Coypel (1694-1725) reflejan sobre todo escenas divertidas y cortesanas. Fueron las más reproducidas e imitadas de las ilustraciones dieciochescas.

Las ilustraciones de Obregón para Vida y hechos del Quijote (1735), en su mayor parte inspiradas en impresiones anteriores, fueron imitadas a lo largo del siglo XVIII, primero en grabados al cobre y más tarde al boj. Imprentas como las de Antonio Sanz o Juan de San Martín, en Madrid, o la de Jolis, en Barcelona, utilizaron estos tacos de madera para acompañar el texto de las ediciones más populares.

La primera edición del Quijote en lengua original publicada en Inglaterra fue Vida y hechos del ingenioso hidalgo Don Quixote de la Mancha, impresa en Londres en 1738 por Tonson, con variedad de ilustraciones.
En la vida de Cervantes escrita por Gregorio Mayans y Siscar, con texto corregido por Pedro Pineda, destaca el retrato del autor, obra de Kent. Esta obra estaba ilustrada con 68 grabados al cobre por Vander Gucht, Vertne, Baron y Claude de Bosc, dibujadas por Vanderbanck y G. Kent. Para otro Quijote publicado en Inglaterra en 1738, las estampas se encargaron a John Vanderbank. Este realizó el primer gran intento de ilustrar el Quijote ciñéndose a las indicaciones de la novela, de acuerdo con el magno proyecto editorial de Lord Carteerd.


DON QUIJOTE Y LA MULA MUERTA, POR HONORÉ DAUMIER


Las ilustraciones de Francis Hayman (1708-1776) que retratan paisajes agrestes en una edición de 1755, se asemejan más a decorados teatrales con ecos shakerpeareanos en los que don Quijote suele aparecer con aspecto alocado. Las ediciones inglesas fueron un aliciente para que, por fin, auspiciada por la Real Academia Española, apareciera la más ambiciosa de las impresiones del Quijote: El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, edición Real Academia Española, Joaquín Ibarra (Madrid, 1780), en cuatro volúmenes. Al frente de los ilustradores figuraban José del Castillo (1737-1793) y Antonio Carnicero (1748-1814). La fidelidad al texto quedó de manifiesto en casi todas las escenas representadas, de un marcado tono clásico y, sobre todo, en su cuidada ambientación netamente española.

El éxito del Quijote de la Real Academia movió a otros impresores españoles a realizar grandes ediciones ilustradas de la novela. Es destacable la de Juan Antonio Pellicer, cuyas estampas fueron dibujadas por un equipo de ilustradores dirigido por Agustín Navarro (1754-1787) y José Camarón (1730-1803). Tan interesante como su trabajo, que es un modelo de clasicismo, resulta su deseo de ceñirse a los detalles históricos. En buena medida, las composiciones de Roben Smirke (1752-1845) se pueden considerar la primera interpretación romántica de la novela desde el punto de vista plástico. El ejemplar de bibliofilia Don Quichotte de la Manche o El Quijote de Florián, llamado así por la libre traducción de esta obra maestra, impreso por Didot L´ainé (París, 1799), en tres volúmenes, con una bella encuadernación con piel y decoración arbórea, con 24 láminas dibujadas por Jefebre y Lebardier; grabadas por Masquelier, Coiny, Halbou, Godefroy, Gaucher y Dambrun.

DON QUIJOTE, GUIADO POR LA LOCURA, ABANDONA SU HOGAR PARA CONVERTIRSE EN CABALLERO ANDANTE, POR ANTOINE COYPEL

 
Desde la óptica del romanticismo, Tony Johannot (1803-1853) consiguió reflejar la dualidad en que vive don Quijote, escindido entre su mundo de fantasías caballerescas y la dura realidad que le rodea. La nueva técnica de la xilografía le permitió incluir en una edición de 1836 ilustraciones no sólo en hojas intercaladas en el libro (como había sido habitual hasta entonces), sino en cualquier lugar del texto. Fue el ilustrador más reproducido en el siglo XIX, hasta que se vio superado por el éxito de Doré. Más cercanos al clasicismo de las ilustraciones dieciochescas que a las nuevas tendencias románticas los dibujantes de esta monumental edición que vio la luz en Barcelona en 1859, entre los que destacan Claudio Lorenzale (1814-1889), Luis de Madrazo (1825-1897) y Raimundo de Madrazo (1841-1920), supieron recrear fielmente el espíritu a la vez trágico y burlón de la novela.

Pero nadie como Gustave Doré (1832-1883) supo reflejar los sueños de don Quijote, la realidad que le rodea y el contraste entre su deseo de gloria, su desánimo, su sufrimiento o la profundidad de su melancolía. Estas estampas han sido las más populares y aún hoy se siguen reproduciendo con éxito. Sin abandonar plenamente la escuela romántica, Adolphe Lalauze (1838-1900) supo crear un estilo propio que lo superaba y lo acercaba al realismo. Su don Quijote es solemne y heroico en todos sus detalles y sus ilustraciones no incluyeron ningún episodio cómico, aunque para ello tuviera que traicionar algunas de las indicaciones del texto.


ILUSTRACIÓN DE APELES MESTRES


La tendencia realista vuelve a aparecer en las ilustraciones de Ricardo de los Ríos (1846-1929) de disposición aparentemente sencilla, pero cuidada hasta en los últimos detalles en una edición de 1880. También en este caso el artista rehuyó los episodios cómicos para mostrar un protagonista heroico, aunque sin elevarlo a sublime. Los postulados del realismo quedan de manifiesto en las ilustraciones en las que Ricardo Balaca (1844-1880) y su continuador José Luis Pellicer (1842-1901) reflejaron el mundo de la novela de una manera fiel y objetiva.

Con una perspectiva muy renovadora, William Heath Robinson (1872-1144) realizó en 1897 un programa de ilustraciones completamente diferentes de los aparecidos hasta el momento, pues escogió escenas y retratos de personajes que nunca antes se habían representando. En su obra se reflejan las nuevas tendencias del arte de la segunda mitad del siglo XIX, como el prerrafaelismo o el simbolismo. Tras una larga experiencia como pintor de escenas quijotescas por las que cobró gran fama, José Moreno Carbonero (1860-1942) recibió el encargo de ilustrar una edición de la obra en colaboración con Laureano Barrau (1863-1950). Dentro de la óptica realista en sus composiciones, queda de manifiesto la importancia del paisaje castellano, árido y cegador, en el que los personajes se encuentran solos frente a todas las desgracias en la edición del El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, de 1898.

El gran renovador de los ilustrados españoles fue sin duda Daniel Urrabieta Vierge (1851-1904). Sus imágenes, realizadas con trazos enérgicos y decididos, transmiten una gran impresión de fuerza, acorde con las escenas que retratan. Tras un primer intento frustrado de ilustrar la novela (hacia 1875), sólo póstumamente se pudo publicar todo el programa iconográfico que creó para ella. Ya en pleno camino hacia las vanguardias se encuentran las ilustraciones de Karl Walser (1877-1943), de una falsa simplicidad infantil. Su estilo es desenvuelto en franca oposición a los postulados realistas.


QUIJOTE ARRODILLADO


Un digno sucesor de Urrabieta Vierge podría ser Ricardo Marín (1874-1942). Su estilo es periodístico e impresionista, rápido y vigoroso, heredero de los apuntes periodísticos con que se formó y de las corrientes impresionistas del momento, consiguen transmitir en un Quijote publicado en 1916 una sensación de inmediatez.

El estilo desenfadado, pero expresivo, de Gustave Blanchot (1888-1968), quien firma con el pseudónimo de Gus Bofio, influenciado por las revistas humorísticas de los primeros decenios del siglo XX, supo ahondar en la interpretación divertida de la novela. Todos los personajes aparecen deformados de una manera ridícula, plasmados con una comicidad brutal. Pocos artistas renovaron profundamente el mundo de las ilustraciones quijotescas como Hermann Paul René Georges (1874-1940). Sus grabados públicos en 1931 son puro simbolismo y evocación.


DON QUIJOTE CONTRA LOS MOLINOS, POR ROBERTO DOMINGO

Al igual que hizo con las otras grandes obras que ilustró, Salvador Dalí no se limitó a convertir en imágenes el texto de Cervantes, sino que volcó sobre él su propia fantasía, sus visiones oníricas y sus propias obsesiones aunque para ello tuviera que traicionar parte del texto original. El surrealismo encontró en esta novela un campo abierto para manifestarse con completa libertad. Se pueden encontrar en el libro: The life and Achivements of the Renowned don Quijote de la Mancha, (Rand House, Nueva York, 1946).

José Segrelles (1885-1969) dedicó toda su vida a ilustrar el Quijote, pues empezó su labor en 1918 y no la concluyó hasta 1966. En El ingenioso hidalgo son Quijote de la Mancha (Espasa Calpe, Madrid, 1966) supo llenar la lámina con pocos elementos, siempre en movimiento o inestables, creando fuertes contrastes entre colores o entre luces y sombras.

Las abundantes ilustraciones de Eberhard Schlotter (1921), realizadas desde la óptica expresionista, pero a la vez herederas de los grandes grabados alemanes del Renacimiento, intentan captar la esencia de los personajes y las situaciones que reflejan. Estas ilustraciones aparecen en El Quijote leído por Camino José Cela (Rembrandt, Alicante, 1979-1982).

Finalmente, entre los autores contemporáneos deben mencionarse las composiciones y dibujos de Antonio Saura (1930-1998), en la línea del neofiguracionismo, en la obra Don Quijote de la Mancha (ed. Martín de Riquer, Círculos de Lectores, Barcelona, 1987). Su visión busca la destrucción o la distorsión del objeto, someterlo a una cierta violencia gestual para que aparezca su más honda esencia.

Otros ilustradores a tener en cuenta son Daniel Chodowiecki (1726-1801), Thomas Stothard (1755-1834), George Cruiskshank (1792-1878), J. Grandville (1803-1847), Célestin Nanteuil (1813-1873), Walter Crane (1845-1915), Jean de Bosschére (1881-1953), Albert Becaris (1901-1980) y Gérad Garouste (1946).


DESHOLLINADOR, POR EDUARDO ARROLLO


EL QUIJOTE COMO EXPRESIÓN DE LA CRISIS BARROCA

Cervantes ha sido considerado escritor tardío del Renacimiento por su estilo claro y moderado, alejado de conceptismos y culteranismos; pero puede ser considerado también autor barroco, en valores estéticos e interpretación filosófica.

Como obra de arte el Quijote es barroco por la polaridad Quijote-Sancho, representando el primero el idealismo, y el segundo el realismo. Son pues representantes de dos interpretaciones de la realidad antagónicas, lejos delaurea mediocritas renacentista.

EL QUIJOTE Y LOS MOLINOS DE VIENTO


El Quijote es por tanto un constante salto entre ficción y realidad, siendo don Quijote una persona real que se convierte en personaje literario, y siendo toda la novela un laberinto barroco, de carácter abierto, apareciendo la primera parte conclusa, mientras que fue ampliada por Cervantes y Alonso Fernández de Avellaneda. Y barroca es también la inserción que hizo Cervantes en el Quijote de novelas cortas y episodios paralelos.

La propia figura de don Quijote como caballero andante es un arquetipo barroco, que realiza el ideal de discreción de la época. Y el fin último que guía a don Quijote es la fe en una restauración de la utopía renacentista: los ideales caballerescos; que son una actitud típica barroca, opuesta a la racionalista del Renacimiento.

El Quijote posee pues componentes estilísticos barrocos, con independencia de su significado contextual: expresiones cerradas, inserciones equilibradas, quiasmos paralelo-antitéticos, sumas, exageraciones, etc.


PENITENCIA DE DON QUIJOTE EN SIERRA MORENA


Cervantes compartió por tanto la ideología de la Contrarreforma, e incluso sintió admiración por los jesuitas. Y barroco es también el Quijote por condenar los libros de caballerías y exaltar el espíritu caballeresco; ideal medieval de la caballería andante, y aspiración utópica renacentista; línea bucólico-pastoril, y la heroica del ideal caballeresco; restauración de la edad dorada mediante la restauración del ideal caballeresco.

El Quijote expresó los contrastes de la cultura barroca: visión riquísima de la realidad problemática, exaltación y burla del idealismo, ilusiones de una España católica y su crítica racionalista; novela de la incertidumbre y ambigüedad de la vida barroca; juego dialéctico y de perspectivas, y constante oposición de ser-parecer, realidad-fantasía, locura-cordura, drama-comedia, sublime-grotesco; naturaleza de la verdad, ilusión y fantasía, carácter proteico de la realidad, ideal de vida humana, significado de la locura, relaciones entre poesía e historia.

La compatibilidad entre lo medieval y lo renacentista se realiza a través de la ideología erasmista: discurso de las Armas y las Letras, por ejemplo, en el que la aspiración suprema de las armas es la paz. Pero el Quijote es barroco también en esto, porque demuestra la imposibilidad de la realización del ideal erasmista en un tiempo que ya ha comenzado a vivir los ideales de la edad moderna a través de la artillería. Y es que Cervantes participó en la herencia de elementos utópicos del reinado de Carlos I, que considera utópicos en el ambiente socio-político de su mundo histórico.


VISIONES DEL QUIJOTE, POR OCTAVIO OCAMPO


El Quijote es así expresión en parte del desengaño barroco contrarreformista, eje de la novela. Y don Quijote ejemplifica ese proceso cuando ve trasformada a Dulcinea en tosca labradora, o durante su estancia en casa de los duques; incluso cuando se retira a su aldea tras la derrota final a cargo del bachiller Sansón Carrasco. Es por eso choque entre los ideales guerreros y caballerescos del Medievo y las aspiraciones modernizantes del Renacimiento.

Cervantes tiene pues presente el cogito unos años antes que Descartes, aunque la realidad objetiva se le impone constantemente mediante la forma de fracaso (episodios de los molinos de viento, cueros de vino tinto, galeotes, etc.). Compatibilizando la realidad objetiva y su representación subjetiva mediante el encantamiento. Los fracasos de don Quijote son pues mera apariencia, producto del encantamiento. Aunque en don Quijote su representación del mundo se conjuga con un elemento ético, pues esa representación tiende a hacerse realidad, transformándola mediante la voluntad del héroe que quiere imponer la justicia. Y el enamoramiento de Dulcinea resulta también necesario, “porque el caballero andante sin amores es árbol sin hojas y sin fruto”.


ILUSTRACIÓN DE LA EDICIÓN DE IBARRA DE 1780

MOLINOS DE LA MANCHA, POR AGUSTÍN DE LA MANCHA



FILOSOFÍA DEL QUIJOTE O DONQUIJOTISMO FILOSÓFICO

La genialidad de Cervantes emana de su identificación con el pueblo español, por lo que el Quijote se convirtió en símbolo de la personalidad de Cervantes y de la España de su tiempo. El libro de Cervantes no tiene nada que ver con los tratados de filosofía, pero el personaje creado por él y los discursos que pronuncia a lo largo de su periplo de aventuras constituyen la esencia más pura y acabada del Humanismo español. El hidalgo manchego encarna todos los valores defendidos por nuestros mejores filósofos, místicos y hombres de letras. Eso explica la atención especial que el mundo ha prestado a la obra de Cervantes, sea para admirarla o para burlarse de ella.

Existe una conexión entre el donquijotismo filosófico y el alma española que hacen entender nuestra historia, nuestra identidad humana y espiritual más íntima. Varios son los autores españoles que así lo han considerado.

Fue en el siglo XIX cuando se apreció en España el Quijote como subjetivismo moderno, llegando Patricio de Azcárate en Exposición histórica-crítica de los sistemas filosóficos modernos y verdaderos principios de la ciencia (1861) a considerar a Cervantes antecedente de Descartes.

Ramón de Campoamor afirmó que el Cervantes psicólogo procede del socrático, en su discurso de ingreso en la Real Academia Española: La metafísica limpia, fija y da esplendor al lenguaje (1862).

Federico de Castro, en Cervantes y la filosofía española (1870), dijo que Cervantes “retrató en sus héroes la lucha entre el espiritualismo mítico y el sensualismo materialista”.

Y Emilio Lledó, en Interpretación y teoría de don Quijote (1957) vio teoría en la interpretación de la realidad que fue haciendo don Quijote, pues la realidad cotidiana se sobrepone a la interior, estructurada en torno al ideal caballeresco; imponiéndose la supremacía del yo quijotesco a la realidad histórica y objetiva, sin dejar de admitirla.


ESTATUA DE DUCINEA DEL TOBOSO Y DON QUIJOTE EN LA VILLA DE TOBOSO


Juan Valera, Menéndez Pelayo y José María Asensio negaron valores ideológicos a la creación cervantina, destacando en ella sólo sus aspectos estéticos, literarios y humanos.

Fue la Generación del 98 la que inició una recta y justa interpretación del Quijote, publicando Santiago Ramón y Cajal Psicología de don Quijote y el quijotismo (1905); Juan José Morato Don Quijote y los oprimidos; Rafael Salillas El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha (1905); Claudio Sánchez Albornoz Raíces medievales del Quijote (1958); Lorenzo de Benito El sentimiento de la justicia en don Quijote y Sancho; Cayetano Alvear y Ramírez de Arellano Causa de la universalidad del Quijote.

Adolfo Bonilla y San Martín, en Don Quijote y el pensamiento español (1905), afirmó que la filosofía española es la de don Quijote y Sancho Panza, porque ambos integran y componen el conjunto.

Ramiro de Maeztu explica en su obra Don Quijote, don Juan y la Celestina (1926), que don Quijote es “la filosofía que ha llegado a convertirse en máxima única de nuestra alma española”.

Miguel de Unamuno se preguntó que de haber una filosofía española esa era la del donquijotismo. El escritor bilbaíno escribió Vida de don Quijote y Sancho (1905) y Sobre la lectura e interpretación del Quijote.

Ángel Ganivet señaló que “el entendimiento que más hondo ha penetrado en el alma de nuestra nación es el del libro inmortal de Cervantes”.

Menéndez Pelayo consideró que la derrota de nuestro caballero “no es más que aparente, porque su aspiración generosa permanece íntegra, y se vería cumplida en un mundo mejor”.

Joaquín Costa, uno de los españoles más críticos con nuestros defectos y males endémicos, escribió en 1906 en el prólogo al libro Juan Corazón de R. Sánchez Díaz: “En medio de los defectos de España resplandece una virtud que ninguna otra nación ha demostrado poseer en igual grado. Es la representación de un ideal de piedad, de humanidad, de justicia, de viva y efectiva solidaridad… Es aquel espíritu romántico y aun místico que en la declinación de su Siglo de Oro la llevó a erigirse temerariamente en brazo armado de una idea espiritual, después de todo elevada, sacrificándole, sublime Quijote de las naciones, su presente y su porvenir.”

Américo Castro en El pensamiento de Cervantes (1925) afirmó que “El cristianismo de Cervantes es esencialmente erasmista”.

“El Quijote va contra los libros de caballerías, pero está animado del espíritu caballeresco”, había opinado Juan Valera.

“España produjo el último florecimiento de la literatura caballeresca en Europa, haciendo penetrar los ideales caballerescos por la puerta de la edad moderna”, añadió Ramón Menéndez Pidal.

En el pensamiento de Cervantes están vigentes creencias e ideales ligados íntimamente a las corrientes espirituales que vienen de los siglos anteriores”, concluyó José Antonio Maravall.

En cambio, algún otro como Ortega y Gasset considera en sus Meditaciones del Quijote (1914) que suponer todo eso es un “equívoco”. Para él “Cervantes mira al mundo desde la cumbre del Renacimiento”.

ESTATUAS DE MIGUEL DE CERVANTES, DON QUIJOTE Y SANCHOPANZA
EN LA PLAZA DE ESPAÑA DE MADRID


También ha habido filósofos y escritores extranjeros que se han visto influidos por el pensamiento y la acción del Quijote:

Ivo Höllhuber señala en su Historia sobre la filosofía en el ámbito cultural español (1967) que aunque el donquijotismo no pertenece propiamente a la historia de la filosofía española, constituye, sin embargo, “la clave más idónea para conocer la cosmovisión” de nuestro pueblo.

Richard Löwenthal, miembro de la Teoría Crítica de Frankfurt, señaló que el libro de Cervantes es la primera crítica a la moral burguesa.

De manera parecida el filósofo italo-germano Vittorio Hösle escribió años después en su obra Moral und Politik: 
“Don Quijote es el gran derrotado de la Edad Moderna, pero nuestra simpatía por él es mayor que la que sentimos por los administradores de las oficinas comerciales puritanas, que en sus contractos con los demás no hacen más que calcular las ventajas que pueden sacar de ellos”.



Existió, por tanto, un abismo axiológico entre la moral generosa y desinteresada de nuestro héroe y la moral utilitaria, fría y calculadora de la burguesía protestante, un abismo simbolizado también por las figuras de Cervantes y Hobbes. El español escribió El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, el inglés The Leviathan, que es el primer tratado sistemático sobre la ética burguesa, en el que el autor defiende los pseudo valores que el caballero hispano combate: la voluntad de poder, la moral mercantil y la lucha de todos contra todos. Es la confrontación entre el Pragmatismo británico y el Idealismo hispano, entre el “bussiness” y la grandeza de alma, entre el afán de posesión y el espíritu de redención, entre el amor a sí mismo y el amor al prójimo.

El caballero manchego sucumbe a la moral utilitaria de sus adversarios, pero su nombre pasa a la historia universal como el paradigma más puro de los valores humanos.

En Inglaterra son varios los que le rindieron homenaje. Bajo la influencia de la filosofía moral de Shaftesbury, la figura de don Quijote pasó a convertirse en sinónimo de “gentleman”. En la segunda mitad del siglo XVIII, ante la llegada del romanticismo, Mortimer identificó al caballero de la triste figura como el homo melancolicus por antonomasia, y vio en él la expresión más acabada de lo sublime y lo trágico.

PASAJES DEL QUIJOTE, POR SALVADOR DALÍ

En Francia no comprendieron en general la conducta ilógica de nuestro hidalgo, prisioneros de su lógica cartesiana, con excepciones como las de Gustave Flaubert o Verlaine.

En el siglo XVIII comenzaron las interpretaciones filosóficas del Quijote, a cargo de los románticos alemanes. En Alemania la figura de don Quijote fascinó a muchos hombres de letras, empezando por su primer traductor Ludwig Tieck, quien el calificó de “espíritu noble”. Los hermanos Schlegel descubrieron en él la génesis del “romanticismo irónico”, Federico Schlegel escribió en uno de sus textos sobre Cervantes: “En la literatura de todos los tiempos y de todas las naciones hay pocas obras que puedan compararse a la de don Quijote”. Su más admirador fue el poeta y prosista Heinrich Heine, quien no dudó en calificarle como “el hombre más valiente y noble del mundo”. También Hegel se ocupó en su Estética de don Quijote, pero sólo para explicar el aspecto cómico de su figura, pasando por alto su dimensión heroica. Por el contrario, el joven Marx fue un devoto lector de la obra de Cervantes, como pudo comprobar el militante obrero madrileño Anselmo Lorenzo durante su primer encuentro en Londres. 

Ya en el siglo XX, en la época del Nacional-Sindicalismo, el teólogo protestante Dietrich Bonhoeffer escribió en su Ética: “Sólo los espíritus viles pueden seguir las aventuras de don Quijote sin emocionarse e identificarse con él”. Y Tomas Mann, uno de los novelistas más importantes de ese siglo, le consagró el libro Viaje en mar con don Quijote, en el que definía a nuestro hidalgo como un producto de “la cultura cristiana y humanitaria”.


PASAJES DEL QUIJOTE, POR SALVADOR DALÍ

También Rusia, los escritores veneraron la figura don Quijote, especialmente Turgeniev. Uno de sus últimos admiradores, Ilja Ehrenburg, escribió en sus Memorias sobre nuestra incivil guerra del 36: “En el mismo momento en que las naciones más poderosas, más importantes y mejor organizadas de Europa se las arreglaron para capitular ante el Fascismo, el pueblo español se arrojó a la desigual lucha. Don Quijote rindió con ello honor a su dignidad y a la dignidad humana”.

El hidalgo caballero no es sólo el símbolo de una manera de ser muy arraigada en el alma española, sino que los motivos que le impulsan a enderezar entuertos y combatir la injusticia están ya preconfigurados en el ideario de los teólogos y humanistas españoles más representativos, como Francisco de las Casas, Ramón Llull, Francisco de Vitoria, Luis Vives o Mariana.

¿Y por qué esa tendencia tan arraigada a defender al débil y a combatir al fuerte? ¿De dónde procede? ¿Cuál es la causa genética? El motivo más profundo ha sido quizá la necesidad de ofrecer resistencia a los muchos opresores extranjeros y nacionales que a lo largo de nuestra historia hemos tenido.

El donquijotismo filosófico es la lucha por un ideal nunca alcanzado y atropellado, una y otra vez, por el poder establecido.


QUIJOTE CARLISTA


Don Quijote no es un simple loco, sino un defensor del honor y la fe, del orden y de la moral, de la inocencia y nobleza. Es el símbolo ejemplar de la España de los Austrias, encarnando Dulcinea del Toboso la monarquía, la nacionalidad y la fe, y Sancho Panza el realismo español del barroco, del hervor de la sangre, del triunfo de los instintos, de los sentidos, por lo que el Quijote como modo de pensamiento y de vida supo sentir y expresar las alternativas y contrastes, las desgarraduras y tensiones del realismo e idealismo.

El caballero don Quijote y su escudero Sancho Panza son dos arquetipos que expresan la complejidad de la condición humana, idealista don Quijote y realista Sancho Panza: dos mitos universales, humanos y concretos. Idealismo y realismo son los dos grandes polos del alma española del Barroco, y Cervantes fue quien mejor los interpretó, pues la caballería andante era el símbolo más expresivo del idealismo español de la época, encarnación viviente de anhelos, ideales y sueños.


ÁLBUM DEL QUIJOTE

PRINCIPALES ESCENARIOS DEL DOS DE MAYO

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Los alrededores del Palacio Real, Sol, el parque de artillería de Monteléon y El Prado fueron los puntos principales en el desarrollo de esta efeméride histórica.

Estos son algunos extractos del relato de los hechos procedentes de la monumental Historia de España por Modesto Lafuente, un historiador liberal cuya magna obra compuesta de 30 volúmenes se publicó entre 1850 y 1867.


1- El Palacio Real, la chispa que prendió la mecha

“Grupos de hombres y mujeres, entre los cuales muchos paisanos de las cercanías de Madrid que se habían quedado la víspera, fueron llenando la plaza de palacio, de donde habían de partir las infantas. A las nueve salió el carruaje que conducía a la reina de Etruria y sus hijos, sin oposición y sin sentimiento de nadie, ya por mirársela como una princesa extranjera, ya por ser del partido contrario a Fernando.

Difundieron los criados de palacio la voz de que el infante don Francisco, niño todavía, lloraba porque no quería salir de Madrid. Enterneció esto a las mujeres y excitó la ira de los hombres. A tal tiempo se presentó en la plazuela el ayudante de Murat Lagrange y calculando el pueblo que iba a apresurar la retrasada partida, se levantó un general murmullo.

Cuando el combustible está muy preparado, una chispa basta para producir un incendio. Al grito de una mujer anciana: ¡Válgame Dios, que se llevan a Francia todas las personas reales! Lanzóse la multitud sobre el ayudante del gran duque, que habría sido víctima del furor popular, a no haberle escudado con su cuerpo un oficial de guardias walonas (…)

Murat, que no vivía lejos y pudo saber lo que cerca del palacio pasaba, envió un batallón con dos piezas de artillería. El modo que tuvo esta tropa de contener el alboroto fue hacer una descarga sin previa intimidación sobre la indefensa muchedumbre, que irritada más que aterrada se dispersó derramándose por toda la población, gritando y excitando a la venganza”.
 
 
 
 

2- Un inmenso gentío en la Plaza del Sol

“Instantáneamente se vio a los moradores de la capital lanzarse a las calles, armados de escopetas, carabinas, espadas, chuzos y cuantos instrumentos ofensivos pudo cada uno haber a las manos, y arrojarse con ímpetu y denuedo sobre cuantos franceses encontraban, especialmente contra los que hacían fuego o intentaban unirse a sus cuerpos (…)

En el centro de la población el gentío era inmenso, y los inexpertos habitantes creyeron por un momento asegurado su triunfo. Poco les duró aquella ilusión.

Murat, que estaba acostumbrado a pelear, así en los campos de batalla como en las calles y plazas de las grandes poblaciones, y que tenía sus tropas estratégicamente acantonadas y preparadas para un caso que no le era imprevisto, ordenó los movimientos de sus huestes, de modo que penetrando por los diferentes extremos de la capital y confluyendo por las principales calles al centro, fueron arrollando a la muchedumbre, en tanto que la guardia imperial mandada por Daumesnil acuchillaba los grupos y los lanceros polacos y mamelucos, que se señalaron por su crueldad, forzaban las casas donde les hacían o suponían ellos hacerles fuego y las entraban a saco y degollaban a sus habitantes…”




3- La resistencia del Parque de artillería de Monteleón

“Encerrada en sus cuarteles la tropa española por orden de la Junta y del capitán general don Francisco Javier Negrete, estaba inactiva por obediencia, aunque rebosante en disgusto y enojo. Grupos de paisanos se dirigieron en tropel al parque de artillería con el objeto de apoderarse de los cañones y prolongar así su desesperada resistencia.

La voz de haber asaltado los franceses uno de los otros cuarteles, movió a los artilleros ya fluctuantes, a decidirse a tomar parte con el pueblo: y puestos al frente los valerosos oficiales don Pedro Velarde y don Luis Daoíz, y haciendo sacar tres cañones, y sostenidos por los paisanos y por un pique de infantería mandado por un oficial llamado Ruiz, se propusieron rechazar al enemigo, logrando al pronto rendir un destacamento de cien franceses. Más luego cargó sobre ellos la columna de Lefranc, y empeñose un rudo combate, hiciéronse mortíferas descargas, perecieron muchos de uno y otro lado, cayendo desde el principio mortalmente herido el oficial Ruiz, murió gloriosamente el intrépido Velarde atravesado de un balazo.

Los medios de defesa escaseaban y los franceses cargaron a la bayoneta. No valió a los nuestros hacer demostraciones de rendirse, el enemigo se arrojó sobre las piezas, dio muerte a algunos soldados y despiadado acabó a bayonetazos con dos Luis Daoíz.”




4- El Salón del Prado se tiñe de sangre

“Llegó la noche y solo interrumpía su pavoroso silencio el estampido del cañón que de cuando en cuando resonaba, o el ruido de la fusilería que descargaba sobre los infelices que en pelotones o amarrados de dos en dos eran pasados por las armas sin oírles descargo ni defensa, junto al salón del Prado, en el sitio que hoy se levanta un fúnebre trofeo, monumento triste y glorioso, que está recordando y recomienda a la posteridad el patriotismo de los que allí fueron sacrificados, y es padrón de afrenta para los inhumanos sacrificadores.

Todavía en la mañana siguiente fueron inmolados en la montaña del Príncipe Pío algunos de los arrestados la víspera. Tal remate tuvo el movimiento popular del día Dos de Mayo en Madrid, día eternamente memorable en los fastos españoles.

Los nombres de Daoíz, y Velarde se hallan con justicia esculpidos con letras de oro en el santuario de las leyes.”


ACONTECIMIENTOS DEL DOS DE MAYO DE 1808

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Tras el Tratado de Fontainebleauen octubre de 1807, el Ejército imperial francés entra en España con el pretexto de invadir Portugal, aliada de Inglaterra.

El 19 de marzo de 1808, un motín en Aranjuez acaba con el poder de Manuel Godoy, valido del rey, y facilita la entronización de Fernando VII tras la renuncia de Carlos VI.

El 23 de marzo, el general Joaquin Murat llega a Chamartín, a las puertas de Madrid, y al día siguiente el rey entrante Fernando VII hace su llegada a la capital por la Puerta de Atocha. El pueblo sale a aclamarle a las calles. Su carroza casi no puede avanzar entre la multitud.

Al poco tiempo, tanto Fernando VII como Carlos VI son forzados a reunirse con Napoleón Bonaparte en Bayona, donde se produjeron las Abdicaciones de Bayona. Ambos entregaron la corona a Napoleón, quien a su vez la entregó a su hermano, quien es proclamado rey de España como José I.

Mientras tanto, la administración borbónica se encuentra descabezada y con órdenes de cooperar con los franceses. En Madrid, el ambiente es muy hostil hacia las fuerzas invasoras en una atmósfera cargada de inquietudes.

El 3 de abril, ante el malestar creciente de la población madrileña contra los soldados franceses, se publica un Real Decreto por el cual quedaba prohibida la reunión de gentes en cuadrillas o en corrillos; además ordenaba el cierre de las tabernas a las ocho de la tarde; el control de la asistencia al trabajo; que los amos no permitan que los criados se mezclen con el bullicio, etc.

El 1 de mayo, Murat es apedreado al pasar por la Puerta del Sol. El militar huye a caballo ante la rechifla general.

La noche del 1 al 2 de mayo, Murat ordena el traslado a Bayona de los dos hijos de Carlos VI que quedaban en la ciudad: María Luisa y Francisco de Paula.

A las 7:00 de la mañana del 2 de mayo, dos carruajes se aproximan a la Puerta del Príncipe del Palacio Real. A las 8:30, parten la infanta María Luisa y el ministro de Guerra O´Farrill.

Una muchedumbre se concentraba en la plaza frente al palacio, en la Plaza de Oriente, para impedir la salida del último miembro de la familia real. Al subir llorando al coche el infantito Francisco de Paula para conducirlo a Francia, alguien lanza el histórico grito "¡que nos lo llevan!". Al momento, varias decenas de hombres y mujeres rodean las carrozas tratando de impedir el viaje.



MANUELA MALASAÑA, UN GRABADO DE ÁLVAREZ DUMONT


Murat no dudó en ordenar la dispersión del tumulto haciendo uso de sus Guardias Imperiales y de artillería que abren fuego contra la multitud. Las fuerzas del invasor disparan y la sangre de los primeros mártires de la Independencia española abre una página gloriosa, grabada a sangre y fuego, en el libro de la Historia de España.

Los primeros disparos desataban la furia en los aledaños de palacio. Como una onda expansiva, la ira se contagia en círculos hacia las inmediaciones de la Puerta de Toledo, la Puerta del Sol, el Paseo del Prado y el Parque de Artillería de Monteléon.

Al deseo del pueblo de impedir la salida del infante, se une el de vengar a los muertos y el de deshacerse de los franceses. Con estos sentimientos, la lucha se extiende por Madrid.

Al ruido de los broncos cañones y de los dispersos tiros, la noticia de lo sucedido en la Plaza de Oriente se propaga como reguero de pólvora por todo Madrid. Los grupos de hombres y mujeres corren despavoridos, salen a los balcones pidiendo armas, bajando a la calle con trabucos y navajas dispuestos a combatir y lanzando gritos contra el invasor francés: "¡A morir matando...!, ¡No más esclavos!". La soldadesca francesa los sigue disparando y caen más muertos y heridos ante los Caños del Peral.

Poco a poco se va rehaciendo el pueblo de su primer estupor y surgen navajas, tijeras y palos, blandidos con furia por hombres, mujeres y mozalbetes, en tanto que de ventanas y balcones cae una lluvia continua de ladrillos, piedras, muebles y calderadas de agua o aceite hirviendo.

En la Puerta del Sol, probablemente en la esquina con la calle de Alcalá, el pueblo se enfrenta a los mamelucos en una escena que inmortalizó el genial pintor aragonés Francisco de Goya, conocida como La carga de los mamelucos. Junto a la plaza, la iglesia del Buen Suceso sirve de refugio para niños y ancianos, en tanto que las heroicas mujeres y los hombres indomables presentan la primera resistencia sería al invasor. En este punto neurálgico, no mueren sólo los defensores españoles, caen también los orgullosos soldados de Napoleón continuando la lucha durante varias horas.

Entre las 10:00 y las 16:00, Madrid queda sitiada por 30.000 soldados del Ejército imperial francés.

Los soldados españoles permanecen acuartelados, confusos y pasivos, sin órdenes directas del rey, siguiendo las instrucciones del capitán general Francisco Javier Negrete de no beligerancia.
 
DEFENSA DEL PARQUE DE ARTILLERÍA DE MONTELEÓN, POR JOAQUÍN SOROLLA


Sin embargo, los artilleros del parque de Monteleón decidieron desobedecer las órdenes y apoyar a la población insurrecta. El capitán Luis Daóiz no se resigna a ver impasible como muere su pueblo; convence a su medio centenar de soldados y entonces se les unen el capitán de artillería Pedro Velarde, el teniente Jacinto Ruiz de Mendoza, el capitán de fusileros Rafael Goicoechea con treinta de sus hombres, y los alféreces de fragata Juan van Halen y José Hezeta. A ellos se suman más de dos o tres centenares de civiles armados llenos de ira y cólera al grito de “¡Viva Fernando VII!” “¡Viva España!”.

Se refugian todos en el Parque de Artillería de Monteléon, situado en el barrio de las Maravillas (hoy barrio de Malasaña). Con ellos se encierra los más valientes vecinos de la ciudad agrupados en dos bandos: manolos (habitantes de los barrios bajos: Rastro, Lavapiés, Puente y calle de Toledo,...) y chisperos (vecinos de los barrios altos: Maravillas, Barquillo, San Antón,....).

Entre todos organizan la defensa; arrastran a brazo los cañones y solo tienen diez granadas. Avanza la columna francesa del general Lefranc y, cuando están a tiro, disparan cañonazos a través de la puerta, para que el estrago sea mayor; aumenta el entusiasmo del pueblo y el enemigo se retira. Aguantan hasta dos embestidas francesas. Pero Murat manda refuerzos numerosos y aquel puñado de valientes muere luchando heroicamente.

A pesar del heroísmo, lleno de casos de sublime patriotismo que se desarrollan en esta gloriosa fecha, a Murta no le cuesta gran trabajo arrollar a la muchedumbre que invade ya calles y plazas. Las tropas francesas que tienen tomadas de antemano posiciones estratégicas, penetran por los diferentes extremos de la capital.

Mientras que la guardia imperial acuchilla a los grupos, se destacan por su crueldad los lanceros y mamelucos, que fuerzan las casas donde suponen les han hecho disparos, degollando a sus habitantes. A última hora de la tarde, los focos de resistencia quedan extinguidos.

Murat publica un bando ordenando el fusilamiento de todo español que sea encontrado con armas de cualquier clase, siendo así fusilados sin formación de causa, centenares de inocentes, simplemente por llevar tijeras o útiles de labranza. El Salón del Prado y la montaña del Príncipe Pío se empapan con la sangre de los mártires de la Independencia, pero también el Retiro y las tapias de la iglesia de Medinaceli. Los cadáveres permanecen varios días al aire, de hecho el 12 de mayo se entierran en la iglesia de San Antonio de la Florida 43 ejecutados hallados en la montaña de Príncipe Pío, mientras que los fusilados en el Prado son enterrados en el lugar donde se alza el monumento de la Plaza de la Lealtad. Francisco de Goya traslada al lienzo aquellos cuadros de horror para asombro de generaciones futuras.

En total hubo más de 400 españoles muertos de los que 149 no eran madrileños, sino gentes venidas de otras provincias en los días anteriores al alzamiento.



MUERTE DE DAOIZ, POR MANUEL CASTELLANOS


Tan ejemplar proclama dada contra el invasor en Madrid, pronto tiene resonancia hasta en el último rincón de España. A los viajeros que salen de Madrid, se les piden noticias sobre los antes olvidados negocios públicos, hasta en los villorrios y caseríos casi despoblados. Se reúnen grupos para leer las cartas que llegan de la heroica villa y estrechándose unos a otros las manos, dan gritos de guerra que se extenderán por toda la nación.

Al día siguiente, el 3 de mayo, en un pueblo cercano a Madrid, Móstoles, sus alcaldes Andrés Torrejóny Simón Hernández reúnen a los vecinos y les arenga: "¡La Patria está en peligro! ¡Madrid perece víctima de la perfidia francesa! ¡Españoles, acudid a salvarla!...". El llamado Bando de Móstoleses el primer manifiesto de insubordinación a las autoridades francesas y una llamada a las armas frente al invasor a los municipios colindantes.
 
Y es que el pueblo hispano, siempre hidalgo, cortés y hospitalario, no ha consentido nunca que pise como invasor del suelo patrio la plantilla de ningún extranjero.
 

LITERATURA ÉPICA DEL DOS DE MAYO

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El primer poeta en difundir esta heroica hazaña fue el sacerdote y escritor zamorano Juan Nicasio Gallego, diputado de las Cortes de Cádiz que proclamaron la Constitución de 1812. Vivió aquellas horas febriles siente todo el horror, dolor y deseo de venganza, a pesar de sus hábitos sacerdotales en una gloriosa Elegía al Dos de Mayo. El mejor poema que sobre los hechos se escribiera y que tuvo diecisiete ediciones en el siglo XIX. Tal es el arrebato romántico y a la vez clásico de su expresión de dolor:

¡Horrible atrocidad!... Treguas ¡oh musa!
Que ya la voz rehúsa
embargada en suspiros mi garganta.
Y en ignominia tanta,
¿será que rinda el español bizarro
la indómita cerviz a la cadena?
No, que ya en torno suena
de Palas fiera el sanguinoso carro,
y el látigo estallante
los caballos flamígeros hostiga.
Ya el duro peto y el arnés brillante
visten los fuertes hijos de Pelayo.
Fuego arrojo su ruginoso acero:
¡Venganza y guerra! resonó en su tumba;
¡Venganza y guerra! repitió Moncayo;
Y al grito heroico que en los aires zumba,
¡Venganza y guerra! claman Turia y Duero.
Guadalquivir guerrero
alza al bélico son la regia frente,
y del Patrón valiente
blandiendo altivo la nudosa lanza,
corre gritando al mar: ¡Guerra y venganza!
¡Oh sombras infelices
de los que aleve y bárbara cuchilla
robo a los dulces lares!
¡Sombras inultas que en fugaz gemido
cruzáis los anchos campos de Castilla!
La heroica España, en tanto que al bandido
que a fuego y sangre, de insolencia ciego,
brindo felicidad, a sangre y fuego
le retribuye el don, sabrá piadosa
daros solemne y noble monumento.
Allí en padrón cruento
de oprobio y mengua, que perpetuo dure,
la vil traición del déspota se lea,
y altar eterno sea
donde todo español al monstruo jure
rencor de muerte que en sus venas cunda,
y a cien generaciones se difunda.


En 1810, el poeta madrileño, ex oficial de artillería y diplomático, Juan Bautista Arriaza escribió una Oda heroica: El 2 de mayo de 1808 en la cual exalta como insignia hispana al fiel Daoíz, al leal Velarde, que no supieron sin honor vivir.

En ella expresan la sangre del insurrecto derramada, el espíritu de independencia y el deseo de venganza en aquel día de cólera:

Día terrible, lleno de gloria,
lleno de sangre, lleno de horror,
¡nunca te ocultes a la memoria
de aquel que tenga patria y honor!
Este es el día en que con voz tirana
“¡Ya sois esclavos”, la ambición gritó.
Y el noble pueblo, que le oyó indignado,
“¡Muertos, sí”, dijo, “pero esclavos, no!”

El hueco bronce, asolador del mundo,
al vil decreto se escuchó tronar;
mas el puñal, que a los tiranos turba,
¡aún más tremendo comenzó a brillar!

Esos que veis que maniatados llevan
al bello Prado, que el placer formó,
son los primeros corazones grandes
en que su fuego libertad prendió.

Vedlos cuán firmes a la muerte marchan,
y el noble ejemplo de morir nos dan.
¡Sus cuerpos yacen en sangrienta pira!
¡Sus almas libres al Empíreo van!

Por mil heridas sus abiertos pechos,
oíd cuál gritan con horrenda voz:
“¡Venganza, hermanos, y la madre España
nunca sea presa de invasor feroz!”

Entre las sombras de tan triste noche
este gemido se escuchó vagar:
“Gozad en paz, ¡oh, del suplicio gloria!
¡Aun brazos quedan que os sabrán vengar!”

 
Pero no contento con esto escribió varios himnos que enardecían y glosaban los ejércitos victoriosos de la Provincia de Madrid.

Otro literato y también capitán de infantería madrileño fue Cristóbal de Beña quien escribió en 1812 una Memoria del Dos de Mayo cuyo coro y primera estrofa dicen así:

¿Quién reprime su enojo y su llanto
recordando aquel fúnebre día,
que la noche con cárdeno manto,
empapado de sangre, cubrió?
¿Cuándo Mantua a sus hijos veía
oponer a la bárbara gente
la desnuda, la impávida frente,
Que el tirano del orbe arredró?

Cien falanges, de acero cubiertas,
avezadas al pérfido halago,
no creyeron que frágiles puertas
abrigasen valor sin igual;
y, sedientas de ruinas y estrago,
de su rostro la máscara tiran,
y en las calles, frenéticas, giran
esgrimiendo el oculto puñal.


Beña ironizaba de forma burlona a La Marsellesa en esto cuatro versos:

A las armas corred, españoles
de la gloria la aurora brilló,
la nación a los viles esclavos
las banderas sangrientas alzó.

 
Las poesías de Gallego, Arriaza y Beña, escritas durante el transcurso la Guerra de la Independencia fueron las pioneras de una temática que se desarrollaría con pasión y gloria en los sucesivos años. Numerosos son los poetas de ensalzan el Dos de Mayo: Espronceda, Navarro Villoslada, Gertrudis Gómez de Avellaneda, Amparo López de Baño, Hartzenbusch, Zorrilla, Zea, López García, Villergas, De-Gabriel, Corrandi, Ramírez (Braulio Antón), Tejado, Ribot y Fontseré, el Marqués de Torreorgaz, Romero y Larrañaga, Albuerne, Villanueva, el general Guillén Buzarán, Rodríguez García (Arcadio), Olave, etc. Todos ellos creyeron en el deber patriótico-literario de difundir unos versos aconsonantes como por ejemplo Velarde con arde, Mayo con desmayo o con los hijos de Pelayo, o Daoíz con oíd.

Los héroes Daoíz y Velarde son recordados en el Memorial histórico de la Artillería española, del general y escritor Ramón de Salas, y de la Reseña histórica del 2 de Mayo de 1808, escrita por Rafael Arango. Este último fue teniente de Artillería que tomó parte en la defensa del parque de Monteleón, sin alcanzar la justa celebridad que por este hecho merece.

En 1840, el más romántico de los poetas españoles, José de Espronceda, escribió un poema, Al Dos de Mayo, que generalmente se acepta como conmemorativo. Pero es un error ya que dicho poema no tiene ninguna relación con tan luctuosos hechos sino con los sucesos políticos que en las Cortes de 1840 ocurrieron.

En 1855, el sacerdote Manuel José Quintana no se sintió concernido por los héroes madrileños y se conformó con exaltar a las Provincias españolas armadas contra los franceses, quizá alejado del calor de la lucha, grita suDespierta España y saluda a:


Asturias que fue quien arrojó primero
los ecos liberadores
vuelan, cruzan, encienden
los campos olivíferos del Betis,
y de la playa Cántabra hasta Cádiz...
álzase España

 
Se refería a la España organizada en Juntas provinciales en todos los lugares de más de dos mil vecinos.

Otro sacerdote que se encontraba en Madrid fue el sevillano José María Blanco que huyó en cuanto pudo a su ciudad natal, sin tener un recuerdo para los mártires madrileños; quizá por compromiso escribió La Oda a la instalación de la Junta Central de España y las Indias a quienes no aprecia, excepto a su presidente Francisco Arias Saavedra y, seguidamente, huye por Cádiz a Inglaterra donde murió, habiéndose pasado al anglicanismo y luego al unitarismo.

Los militares y escritores del siglo XIX siempre creyeron elogiar las hazañas de sus compañeros. Es el caso de Fernando de Gabriel y Ruiz de Apodaca, teniente coronel de Artillería y ex gobernador civil de Málaga, quien ha consagrado para entrelazar los gloriosos recuerdos del Conde de Gazola, fundador del Colegio de Artillería, cuyo soneto dice así:

Truena el cañón, intrépido Velarde
corre a afrontar la muerte en la pelea;
el acero en su diestra centellea;
fuego divino en sus miradas arde.

Muere, de patrio amor en santo alarde,
que Europa un día con asombro vea;
signo de paz el extranjero ondea,
y Daoiz sucumbe a su traición cobarde.

Rásgase entonces el alto firmamento,
y del egregio Conde de Gazola
suena la augusta voz: “¡Sublime día!”
exclama en celestial arrobamiento.

¡Estos mis hijos son: ésta la sola
ventura que restaba al alma mía!
¡Tu inspiraste, señor, tan grande hazaña!
¡Siempre en mis hijos las encuentre España!

 
Otro ex oficial de Artillería, José Navarrete, en 1860 recordó el generoso brío característico del militar español al contemplar, a la entrada de Madrid, el sencillo monumento dedicado a la jornada del Dos de Mayo:

Alta hazaña, en que probamos,
más de medio siglo atrás.
Que si laureles ganamos,
vencedores, alcanzamos,
si somos vencidos, más.

 
El jienense Bernardo López Garcíafue uno de los poetas andaluces más reconocidos del siglo XIX. Su patriótica Oda al Dos de Mayo se publicó en 1866 en el periódico El eco del país, para el que era redactor. Su éxito fue tan clamoroso que alcanzó una gran popularidad en toda España, hasta el punto que se le comenzó a identificar como “el cantor del Dos de Mayo”. Empiezan sus décimas con:

Oigo, patria, tu aflicción,
y escucho el triste concierto
que forman, tocando a muerto,
la campana y el cañón;
sobre tu invicto pendón
miro flotantes pendones,
y oigo alzarse a otras regiones
en estrofas funerarias,
de la iglesia las plegarias,
y del arte las canciones.

Lloras, porque te insultaron
los que su amor te ofrecieron
¡a ti, a quien siempre temieron
porque tu gloria admiraron;
a ti, por quien se inclinaron
los mundos de zona a zona;
a ti, soberbia matrona
que, libre de extraño yugo,
no has tenido más verdugo
que el peso de tu corona!

Doquiera la mente mía
sus alas rápidas lleva,
allí un sepulcro se eleva
contando tu valentía.
Desde la cumbre bravía
que el sol indio tornasola,
hasta el África, que inmola
sus hijos en torpe guerra,
¡no hay un puñado de tierra
sin una tumba española!

Tembló el orbe a tus legiones,
y de la espantada esfera
sujetaron la carrera
las garras de tus leones.
Nadie humilló tus pendones
ni te arrancó la victoria;
pues de tu gigante gloria
no cabe el rayo fecundo,
ni en los ámbitos del mundo,
ni en el libro de la historia.
Siempre en lucha desigual
cantan tu invicta arrogancia,
Sagunto, Cádiz, Numancia,
Zaragoza y San Marcial.

En tu suelo virginal
no arraigan extraños fueros;
porque, indómitos y fieros,
saben hacer sus vasallos
frenos para sus caballos
con los cetros extranjeros.

Y aún hubo en la tierra un hombre
que osó profanar tu manto.
¡Espacio falta a mi canto
para maldecir su nombre!
Sin que el recuerdo me asombre,
con ansia abriré la historia;
¡presta luz a mi memoria!
y el mundo y la patria, a coro,
oirán el himno sonoro
de tus recuerdos de gloria.

Aquel genio de ambición
que, en su delirio profundo,
cantando guerra, hizo al mundo
sepulcro de su nación,
hirió al ibero león
ansiando a España regir;
y no llegó a percibir,
ebrio de orgullo y poder,
que no puede esclavo ser,
pueblo que sabe morir.

 
Continúa describiendo de este modo el entusiasmo bélico de los españoles que defendían la independencia nacional. El grupo de rock nacional Estirpe Imperial puso música a la letra de esta oda bajo el título Guerra al invasor:

¡Guerra! clamó ante el altar
el sacerdote con ira;
¡guerra! repitió la lira
con indómito cantar:
¡guerra! gritó al despertar
el pueblo que al mundo aterra;
y cuando en hispana tierra
pasos extraños se oyeron,
hasta las tumbas se abrieron
gritando: ¡Venganza y guerra!
La virgen, con patrio ardor,
ansiosa salta del lecho;
el niño bebe en su pecho
odio a muerte al invasor;
la madre mata su amor,
y, cuando calmado está,
grita al hijo que se va:
"¡Pues que la patria lo quiere,
lánzate al combate, y muere:
tu madre te vengará!"
Y suenan patrias canciones
cantando santos deberes;
y van roncas las mujeres
empujando los cañones;
al pie de libres pendones
el grito de patria zumba
y el rudo cañón retumba,
y el vil invasor se aterra,
y al suelo le falta tierra
para cubrir tanta tumba!
¡Mártires de la lealtad,
que del honor al arrullo
fuisteis de la patria orgullo
y honra de la humanidad,
¡en la tumba descansad!
que el valiente pueblo ibero
jura con rostro altanero
que, hasta que España sucumba,
no pisará vuestra tumba
la planta del extranjero!


Un poco más tarde, en 1868, el cordobés Antonio Fernández Grilo, movido por cierta efeméride crea El Dos de Mayo con la emoción en el tiempo, el recuerdo de lecturas. El poema es estimable y mantienen la llama heroica y culta.

Y ya en el siglo XX, el conde de Miraflores de los Ángeles, Fernando Villalón, perteneciente a la generación del 27 dedicó en 1927 un precioso y breve romance exaltando los garrochistas de las Marismas de su Andalucía la baja, como había hecho Arriaza en el himno Los lanceros de Jerez con música de F. Sor.

Casi medio siglo posterior para conmemorar una efeméride, el santanderino Gerardo Diego, poeta, músico y catedrático exaltó a su coterráneo, el capitán Velarde, de Muriedes, en el poema Dos de Mayo poniendo de relieve un mundo heroico y poético en que se aúnan vida, libertad, sacrificio, muerte y gloria.


Toda la vida cabe entre dos hojas,
entre un 2 y un 3 de mayo.
La vida, el heroísmo, la ilusión,
la libertad y la muerte.
Mas, ¿no es la muerte libertad suprema?
¿No es ilusión el heroísmo?

No quiero ver el 2 de mayo
ni con ojos de Goya o su criado
ni con la telescópica retórica
de los poetas del Rey Deseado.
Sino visión directa y espectral,
ultravisión más allá de la Puerta
abierta del Sol.
Sin colorines majos, mamelucos,
sin oleosos epítetos
ni gritos roncos de herida venganza.
Visión del alma calibrada al alma
-inmensade
la madre Madrid de libertad.

Gracias a ti, Madrid de todos,
castiza no, sí abierta,
universal por española,
gracias a ti, España tuvo centro,
centro de gravedad,
centro de floración,
centro de libertad,
centro de majestad.

De abajo arriba irrumpe el tallo humano
y estalla en flor total de rebeldía.
Y las acacias que ese día florecían,
salpicadas de sangre sus melenas,
sacuden delirantes sus cadenas.

Y el 3 de mayo luego,
la salida a la vida por la muerte,
semilla de martirio en los derrumbos.

Y allá en Muriedas, paz de mi horizonte,
un pino redondea
su oreada sombra al blasón de Velarde.
Verdor perenne, historia que es niñez.

 
El toledano José García Nieto, en un soneto clásico Dos de Mayo, siente el horror que invade su alma al pasear por el Salón del Prado ya que, en su Plaza de la Lealtad, se sobrecoge con el recuerdo de los viles fusilamientos de aquella noche triste.

Por último, el también toledano Rafael Morales puso de relieve el contraste de la madrileña primavera de 1808 transformada cruelmente en triste y sangrienta lucha que jamás se olvidará en un soneto exacto Dos de mayo, Madrid, la primavera, escrito en 1943.

Terminada la anterior exposición de poesía culta, las clases bajas también crearon coplas, seguidillas, romances, poesías de todo tipo sobre heroicas acciones de Madrid, Cádiz, Gerona, Zaragoza, etc. Es la poesía popular de la Guerra de la Independencia, en general, y del Dos de Mayo, en particular.

Hombres y mujeres, para enardecerse a sí mismos, cantaban con desenfado en medio del horror:
¡Viva la alegría!
¡Viva el buen humor!
¡Viva el heroísmo
del pueblo español!

 
Para no perder la esperanza, se acuerdan de sus santos y vírgenes:
Ya vienen las provincias
arrempujando
y la Virgen de Atocha
trae a Fernando.

 
Canciones que traen anhelo de victoria eterna:

Napoleón subió al cielo
a pedir a Dios la España,
y le respondió San Pedro:
¿Quieres que te rompa el alma?

 
Nunca se olvidó el pueblo de la brevedad del reinado de José I Bonaparte:
Anda, salero,
no durará en España
José Primero.

 
Y algunos, como las manolas de la calle Barquillo, se mofan de él:
El día de su santo
a José Primero
le dejaron obscuras
los faroleros.

 

CARICATURA A JOSÉ I CON EL PAREADO:
"NI ES CABALLO, NI LLEGUA, NI POLLINO, EN EL QUE VA MONTADO, QUE ES PEPINO"

 
Continúa la burla a José I. Por utilizar monóculo unos le llaman tuerto y otros borracho:

Ya se fue por las Ventas
el rey Pepino
con un par de botellas
para el camino.

 
Pepe “el botella” el enemigo de todos, y hasta los niños crearon canciones infantiles de verdadero valor onomatopéyico, como esta en la que imitaba el canto del gallo:

¡Franceses vienen!
¿Cuántos son, di?
Son más de mil...
¡Triste de mí...!


Los más ilustrados, hasta se burlaban de su lengua:

Dicen que el Murat
está acostumbrado al fuego;
digo: ¡si tendrá costumbre
quien ha sido cocinego!

 
Y ennoblecen el insulto con su heroísmo, dignificando los guerrilleros que glorificaron a María por su ayuda:

El día de la Virgen
de los Dolores
vencieron los brigantes
a los dragones.

 
Los brigantes en su sentido neto francés, también llamados bandoleros por los españoles (los guerrilleros) una vez más se mofaban del ¿invicto? Napoleón:

La Virgen del Pilar dice
que no quiere ser francesa
que quiere ser capitana
de la tropa aragonesa.


ALUSIÓN A JOSÉ I BONAPARTE EL PAREADO:
"CADA CUAL TIENE SU SUERTE, LA TUYA ES DE BORRACHO HASTA LA MUERTE"
 
 
Volviendo a los sucesos del Dos de Mayo madrileño:
¡Paredes del verde Prado,
murallas del Buen Retiro,
cuántas almas inocentes
murieron en vuestro sitio!

 
En ocasiones los poetas cultos se sintetizaban con los populares y surgieron poemas bellísimos. Lanceros y cuidadores, pastores de toros, caballistas, hombres del pueblo, centauros aldeanos que vivían sobre el caballo cuidando el icono hispánico y mediterráneo: El Toro.

La musa popular recordaba a un lancero perteneciente a la guerrilla de don Julián:


Es mi novio un lancero
de don Julián.
Si él me quiere mucho
yo le quiero más.

 
Este don Julián, fue un líder salmantino que dirigía a un grupo de guerrilleros en el ejército de Wellington, por Castilla:

Cuando Don Julián Sánchez
monta a caballo
se dicen los franceses
¡ya vienen el diablo!

 
Los guerrilleros de Jerez se enfrentaron ferozmente victoriosos en Bailén contra Dupont e inspiraron a Fernando Villalón. Son todos guerrilleros capitaneados por don Jerónimo Merino:

Desde que el cura Merino
se ha metido a guerrear
los asuntos de España
van marchando menos mal.

 
Incluso las mujeres de la Cádiz liberal que reunida en Cortes redactó la Constitución de 1812 se mofaban de las tropas napoleónicas en esta seguidilla simple:

Con las bombas que tiran
los fanfarrones
hacen las gaditanas
tirabuzones.

 
A veces utilizaban una forma poética tan arcaica que hunde sus raíces en la antigüedad centro africana.

Síguela, síguela,
guerrillero de Saormil,
síguela, síguela,
yo te daré mi fusil.

 
Algunas composiciones lírico musicales fueron, por ejemplo, el himno que para el primer I Aniversario escribió Antonio Saviñón, para ser cantado para renovar la augusta memoria, y las loas líricas, abundantes en el teatro, inspiradas por el glorioso recuerdo como El Dos de Mayo de 1808 de Leopoldo Vázquez. En 1908, el maestro Federico Chuecaescribió un magnífico pasodoble: El Dos de Mayo.

IDEAL DE LA HISPANIDAD

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La expresión Hispanidad apareció en la segunda década del siglo XX para denominar a las personas, países y comunidades que comparten la lengua española (o castellana) y poseen una cultura relacionada con España. En ella se incluyen 29 naciones y algo más de 472 millones de personas, en África, América, Asia, Europa y Oceanía.

El Día de la Hispanidad es el 12 de octubre de 1492, día del descubrimiento y llegada de los primeros españoles a América. Esta fecha marca el nacimiento de una nueva identidad producto del encuentro y fusión de los pueblos y culturas indígenas existentes en el continente americano y en España.

El concepto de la Hispanidad se fue desarrollando como un movimiento filosófico, histórico y cultural que integra a todas las naciones y etnias de habla hispana a ambos lados del Atlántico. No incluye ninguna nota racial que pueda señalar diferencias poco agradables entre los diversos elementos que integran a las naciones hispánicas. Todas ellas han heredado un patrimonio común, transmitido por antepasados comunes, aunque luego cada una haya aumentado su herencia con nuevos bienes y nuevas glorias, que constituyen el patrimonio intangible y soberano de cada una de las naciones hispánicas.

La Hispanidad reúne a todos los pueblos hispánicos este aspecto agradable y simpático de nuestra gran familia de naciones, aunque con distintos nombres y significaciones.


BANDERA DE LA HISPANIDAD


El primer antecedente de la Hispanidad fue ideado por Ramón de Basterra y Zabala, considerado la voz del futurismo, trabajó como vate oficial de la revista Hermes.

A través de su poesía fue manifestando Basterra su peculiar arte e  ideología. Su deseo de renovación española tras el desastre del 98 y la liquidación de las últimas colonias del Imperio, su ideal de nuestra cultura vinculada a Roma, el concepto de la hispanidad, en suma, de todos los pueblos de la Península y de América, hermanos en lengua, fe y tradición: la SobreEspaña, antecedente de la Hispanidad que cincelarían años después Zacarías Vizcarra y Ramiro de Maeztu.

El ideal de vida representado en el siglo XVIII por los ideales Ilustrados y Liberales y que Basterra denomina carlotercismo, refiriéndose al reinado de Carlos III, es el símbolo de la renovación española que el poeta propuso, puesto que para él, el esplendor de la cultura europea se produjo en el siglo XVIII, es decir, en pleno racionalismo.

La hispanidad que Basterra relataba en sus obras en prosa, como La obra de Trajano escrita en Rumanía, y Los Navíos de la Ilustración escrita en Venezuela, hace referencia a los marinos ilustrados del siglo XVIII, hombres de ciencia y guerra, que llevaron en sus barcos los ideales liberales y progresistas con destino a las Américas. En estas obras, Basterra meditaba sobre la España imperial heredera de los valores de Roma.

En Los Navíos de la Ilustración Basterra empezó a transformar el panorama cultural. Basterra se encontró en Venezuela con los papeles de la Compañía Naviera Guipuzcoana de Caracas, fundada en 1728, y vio que los barcos del conde Peña Florida y del marqués de Valmediano, de cuya propiedad fueron después partícipes las familias próceres de Venezuela, como los Bolívar, los Toro, Ibarra, La Madrid y Ascanio, llevaban y traían en sus camarotes y bodegas los libros de la Enciclopedia francesa y de la Ilustración española. Por eso atribuyó Basterra la independencia de América al hecho de haberse criado Bolívar en las ideas de las Sociedades Económicas Amigos del País de aquel tiempo. Su error fue suponer que acaeció solamente en Venezuela lo que ocurría al mismo tiempo en toda la América española y portuguesa, como consecuencia del cambio de ideas que el siglo XVIII trajo a España.

Juan Ramón Jiménez comentaba de Basterra que “Se viste su uniforme diplomático, se echa a la Plaza de San Pedro en Roma, húmedo bloque central, y se pasea allí, columnas y fuente bajo los nublados cárdenos, siempre nostálgico de la palabra mujer española, buscando en los crepúsculos el brazo de Goethe como romano universal”.

Eugenio d’Ors lo consideró imprescindible en la biblioteca de todo joven con ambiciones culturales, y Gerardo Diego lo incluyó en la edición de su antología canónica Poesía española contemporánea en 1934.


RAMÓN DE BASTERRA

La decimoquinta edición del Diccionario de la Real Academia de la Lengua (1925) explicaba que la voz “hispanidad” era todavía un sinónimo de “hispanismo” o modo peculiar de hablar español que se aparta de las reglas comunes.

En la llamada Generación del 98, cuyo origen estuvo en la pérdida de los restos ultramarinos del antiguo Imperio español (1898), la pregunta sobre nuestra identidad fue casi obsesiva. En la definición y desarrollo del ideal de la Hispanidad toman parte varios intelectuales, literatos y filósofos pertenecientes a esta Generación: Ramiro de Maeztu, Zacarías Vizcarra, Ramón de Basterra, Miguel Unamuno, Manuel García Morente, Eloy Azorín, Pío Baroja, Antonio Machado, etc.

En enero de 1913 la Unión Ibero-Americana de Madrid, inspirada por su presidente Faustino Rodríguez San Pedro, propuso instaurar el Día de la Raza entendida como Fiesta de la Raza española y refiriéndose a los españoles de ambos mundos. Difundió unas hojas tituladas Fiesta de la Raza, en las que podía leers:
“Es aspiración fomentada por la Unión Ibero-Americana, y para cuya realización se propone efectuar activa propaganda en 1913, la de que se conmemore la fecha del descubrimiento de América, en forma que a la vez de homenaje a la memoria del inmortal Cristóbal Colón, sirva para exteriorizar la intimidad espiritual existente entre la Nación descubridora y civilizadora y las formadas en el suelo americano, hoy prósperos Estados. Ningún acontecimiento, en efecto, más digno de ser ensalzado y festejado en común por los españoles de ambos mundos, porque ninguno más ennoblecedor para España, ni más trascendental en la historia de las Repúblicas hispano-americanas. De no haber sido ineludible el amoldarse a la organización oficial de los agasajos que se celebraron en honor de los Delegados ibero-americanos en las fiestas del Centenario de Cádiz, se hubiera celebrado el té con que les obsequió la Unión el día 12 de octubre en vez del 13, pues tal era el propósito de nuestra Sociedad, el de hacer coincidir con esta fecha el honor de recibir en ella a los emisarios ibero-americanos.”



JUAN RAMÓN JIMÉNEZ


En 1917 la República de Argentina tomó la iniciativa y estableció durante la presidencia de Irigoyen la celebración del 12 de octubre como su Día Nacional “en homenaje a España, progenitora de naciones, a las cuales ha dado, con la levadura de su sangre y la armonía de su lengua, una herencia inmortal”. El Día de la Raza es el nombre que fueron recibiendo en un principio las respectivas fiestas nacionales de la mayoría de los países hispanoamericanos.

Al año siguiente, en 1918 el gobierno de Antonio Maura, durante el reinado de Alfonso XIII, hizo oficial el 12 de octubre el día nacional de España con el mismo término.

El primero en utilizar el término Hispanidad fue el sacerdote, radicado en Argentina, Zacarías de Vizcarra y Arana, quien en 1926 propuso en Buenos Aires que se utilizarse el término Hispanidad para sustituir al de Raza, en el sentido de Día de la Raza, por el de Día de la Hispanidad, y obtuvo amplia difusión en los ambientes hispanistas.

El argumento utilizado era que "si el concepto de Cristiandad comprende y a la vez caracteriza a todos los pueblos cristianos, ¿por qué no ha de acuñarse otra palabra, como ésta de Hispanidad, que comprenda también y caracterice a la totalidad de los pueblos hispánicos?"

Para Vizcarra era importante definir las dos acepciones análogas de la palabra Hispanidad:

1-significa el conjunto de todos los pueblos de cultura y origen hispánico diseminados por Europa, América, África y Oceanía. Era de índole geográfica.

2-expresa el conjunto de cualidades que distinguen del resto de las naciones del mundo a los pueblos católicos de estirpe y cultura hispánica. Tenía un carácter ético.

A Vizcarra se le atribuye la creación de la palabra Hispanidad, descrita en su publicación La hispanidad y su Verbo (1926) en Buenos Aires. Escribía en dicha publicación:

"de que no existe palabra que pueda sustituir a Hispanidad... para denominar con un solo vocablo a todos los pueblos de origen hispano y a las cualidades que los distinguen de los demás... significa, en primer, lugar, el conjunto de todos los pueblos de cultura y origen hispánico diseminados por Europa, América, África y Oceanía; expresa, en segundo lugar, el conjunto de cualidades que distinguen del resto de las naciones del mundo a los pueblos de estirpe y cultura hispánica".

Por esta definición, la inclusión del imperio portugués en la hispanidad parece clara, hasta porque no hay presencia española relevante en Oceanía, pero no es bien así. En 1936, el monseñor concretó que: "...tenemos que España y su estirpe, es decir, toda la Hispanidad, debe cumplir todavía dos brillantes misiones en la Cristiandad, para salvar a la Humanidad en su más terrible crisis...".


ZACARÍAS VIZCARRA


No es extraño que sea un portugués, Antonio Sardinha, quien pase por ser otro pionero en el uso de la palabra Hispanidad. Portugal nunca renegó de su condición hispana... El concepto de Hispanidad acuñado por Sardinha tendría su influencia en poetas iberoamericanos como Rubén Darío, y en otros hombres de la cultura como Sánchez Chocano y Menéndez Pidal. El vocablo Hispanidad surgía a semejanza de la palabra Cristiandad, para referirse a una comunidad de pueblos extendidos por todo el orbe cuyo origen común está en la Península Ibérica.

Sin embargo, mientras que en unos textos Sardinha empleaba la palabra hispanidade en otros como en su obra Madre-Hispânia de 1924 habla de lusitanidade. Y en 1922, en su texto O Pan-Hispanismo escribía:

pan-hispanismo nos surge daqui, como conclusão lógica, constituído por dois elementos estruturais: o espanholismo e o lusitanismo, “voz clamorosa de la sangre contra el pan-americanismo” - foi como definiu o pan-hispanismo no ano passado, por ocasião da Festa da Raça, no seu famoso discurso no Teatro Real de Madrid, o conde de la Montera, D. Gabriel Maura Camajo, acrescentando em seguida que ”los pueblos que no se agrupen en organizaciones más amplias que la sociedad nacional, sucumbirán bajo el imperialismo.” Sin fijar la palabra, supo definir muy bien el concepto.

Uno de los pioneros defensores de la Hispanidad fue el filósofo y escritor Miguel de Unamuno y Jugo. Fue catedrático y rector de la Universidad de Salamanca y afiliado al Partido Socialista.

En 1927, Unamuno publicó un comentario a la obra La restauración nacionalista, del argentino Ricardo Rojas, en el que con el término de Hispanidad definía la comunidad de pueblos de habla española y encerraba en él “aquellas cualidades espirituales, aquella fisonomía moral, mental, ética, estética y religiosa”.

Unamuno ya prefería referirse a la Hispanidad en lugar de Españolidad dejándolo escrito en un artículo, en él que afirmaba:
“Digo hispanidad y no españolidad para atenerme al viejo concepto histórico-geográfico de Hispania que abarca toda la Península Ibérica para incluir a todos los linajes, a todas las razas espirituales, a las que han hecho el alma terrena y a la vez, celeste de Hispania”. Unamuno se sentía “doblemente español, por vasco y por español”.

Argumenta que Unamuno presentó la creación de una identidad hispana como un proyecto a largo plazo, basado en la relación de diferenciación e integración que existe entre España y las otras naciones del mundo hispánico, destaca el papel primordial que desempeñó la lengua castellana en la construcción de esta identidad.

Mientras que Miguel de Unamuno razonaba el concepto de la Hispanidad de origen puramente español, y concretamente vasco, otro español y vasco llamado Ramiro de Maeztu lo lanzaba en su obra Defensa de la Hispanidad. Mientras Unamuno razonaba su concepto de Hispanidad como exiliado en Hendaya, Maeztu lo defendía como embajador en Buenos Aires.



MIGUEL DE UNAMUNO


Ramiro de Maeztu fue un observador de la realidad española, que sufrió el hundimiento de los negocios de su familia en Cuba cuando la isla se emancipó de España en 1898. Vivió el Desastre del 98 en primera persona. Desde la relativa distancia de ser hijo de inglesa, estar casado con una inglesa y haber vivido quince años en Inglaterra, el gobierno del general Primo de Rivera le nombró en 1928 embajador de España en la Argentina.

Allí tuvo ocasión de tratar con Zacarías de Vizcarra, el introductor en 1926 de la idea de la Hispanidad, de quien recibió gran influencia de su filosofía y de este movimiento cultural emergente. Pero es al regresar a España cuando Maeztu comenzó a desarrollar su defensa de la Hispanidad, precisamente el mismo año en el que se proclamó la República.

El 15 de diciembre de 1931, Maeztu fundó en Madrid la revista católica y monárquica Acción Española. En su primer número publica un artículo titulado La Hispanidad que comienza:
“La palabra se debe a un sacerdote español y patriota que en la Argentina reside, D. Zacarías de Vizcarra. Si el concepto de Cristiandad comprende y a la vez caracteriza a todos los pueblos cristianos, ¿por qué no ha de acuñarse otra palabra, como ésta de Hispanidad, que comprenda también y caracterice a la totalidad de los pueblos hispánicos?”
“El 12 de octubre, (día del descubrimiento de América) mal titulado el Día de la Raza, deberá ser en lo sucesivo el Día de la Hispanidad. El concepto Hispanidad debe comprender y caracterizar a la totalidad de los pueblos hispánicos.”

A lo largo de 1932 y 1933 Maeztu fue definiendo su idea de la Hispanidad, que quedó materializado en la primavera de 1934, cuando editó su libro Defensa de la Hispanidad. Se trataba de una recopilación de artículos editados en la revista Acción Española. Aquella defensa influyó de manera determinante en la consolidación de una alternativa política hispánica frente a las pretensiones globalizadoras del comunismo soviético.

Para él, la Hispanidad es el resultado del Imperio español, una Monarquía misionera a la que el mundo designaba propiamente con el título de Monarquía católica.

“La Patria es espíritu. Ello dice que el ser de la Patria se funda en un valor o en una acumulación de valores, con los que se enlaza a los hijos de un territorio en el suelo que habitan."


Maeztu adoptó las dos acepciones geográfica y ética, que había propuesto con anterioridad Vizcarra, en un texto conciso y riguroso: 
“la Hispanidad aparece dividida en veinte Estados lo que no logra destruir lo que hay en ellos de común y que constituye lo que pudiera denominarse la hispanidad de la Hispanidad”.

 
RAMIRO DE MAEZTU


Fernández de la Mora analizó el pensamiento hispanista de Maeztu, quien redujo el ideal hispánico a un pensamiento radical: “la igualdad esencial de todos los pueblos de la tierra”. Esta tesis antropológica tiene un corolario ético: “los hombres son iguales en punto a libertad metafísica”. Ambas aserciones laicas y racionales tienen una traducción religiosa y dogmática que, además, es católica: “todos los hombres si quieren pueden salvarse”. Según Maeztu, lo propio de los mejores hispanos del Siglo de Oro español fue entregarse a la defensa de esa alta concepción del hombre.

Para Maeztu, la Hispanidad se debe emplear para referir también al pueblo portugués y al mundo lusófono, como lo hace con el pueblo español y al mundo hispánico, porque este concepto abarca a dos realidades históricas y culturales distintas: la lusitanidad y la españolidad.
“No veo inconveniente en aceptar la distinción entre hispanidad, lusitanidad y castellanidad. Más aún, creo que será necesario complementarla con otra: la de hispanidad y españolidad, porque hay españoles, como los vascongados, que no nos sentimos incluidos en la castellanidad, pero sí en la españolidad y más aún en la hispanidad...”

Advierte, Ramiro de Maeztu para lo siguiente: “...estar siempre prevenidos de que hispanidad tiene dos sentidos: el más amplio, que abarca también los pueblos lusitanos, y el más restringido, que los excluye”.

El 12 de octubre de 1934, Zacarías de Vizcarra aprovechó el Congreso Eucarístico Internacional de Buenos Aires en el teatro Colón para convencer de la consolidación necesaria en la idea de la Hispanidad, su origen, denominación y conceptos, tomando las ideas de Maeztu y que se concretaban en una declaración titulada Apología de la Hispanidad:

“América es la obra de España. Esta obra de España lo es esencialmente de catolicismo. Luego hay relación de igualdad entre hispanidad y catolicismo, y es locura todo intento de hispanización que lo repudie.”

A aquel congreso asistió el Arzobispo de Toledo y Primado de España Isidro Gomá Tomás e intervino en el mismo preguntándose qué era la raza hispana:

“Se ha llamado a este día, 12 de Octubre, el día de la raza. ¿De qué raza? ¿Qué es la raza? La raza, la hispanidad, es algo espiritual que trasciende sobre las diferencias biológicas y psicológicas y los conceptos de nación y patria. 
Si la noción de catolicidad pudiese reducirse en su ámbito y aplicarse sin peligro a una institución histórica que no fuera el catolicismo, diríamos que la hispanidad importa cierta catolicidad dentro de los grandes límites de una agrupación de naciones y de razas. Es algo espiritual, de orden divino y humano a la vez, porque comprende el factor religioso, el catolicismo en nuestro caso, y los otros factores meramente humanos, la tradición, la cultura, el temperamento colectivo, la historia,… de donde resulta una civilización específica, con un origen, una forma histórica y unas tendencias que la clasifican dentro de la historia universal. 
La hispanidad es la proyección de la fisonomía de España fuera de sí y sobre los pueblos que integran la hispanidad…, es el temperamento moral e histórico español, que se ha transfundido a otras razas y a otras naciones y a otras tierras y las ha marcado con el sello del alma española…”



DESCUBRIMIENTO DE AMÉRICA, 12 DE OCTUBRE DE 1492


Finalmente, el 12 de octubre de 1935 fue celebrado en Madrid como nuestra Fiesta Nacional con el nombre de Día de la Hispanidad. Ramiro de Maeztu pronunció un discurso en la Academia Española de la Lengua sobre el descubrimiento y la colonización de América. Y con el título El Día de la Hispanidad publicó un artículo en el número inaugural de Hispanidad, revista quincenal cuyo primer número está fechado precisamente el 12 de octubre de 1935. En el segundo número de esa revista puede leerse:
“La conmemoración de la fiesta de la Hispanidad. Con gran brillantez se ha celebrado este año el día de la Hispanidad. Toda España se ha sumado a su conmemoración. Y no solamente en España. En América, ni qué decir. En cuanto al extranjero, allí donde existe un núcleo de españoles se han reunido y han brindado por la cultura española.” (Hispanidad, nº 2, 1 noviembre 1935, pág. 26.)

Ese mismo día de la Hispanidad, en Sevilla, se inauguró el XXVI Congreso Internacional de Americanistas.

El día siguiente, 13 de octubre de 1935, se inauguró una estatua del Cid Campeador en el centro de Buenos Aires con la presencia del presidente de Argentina, del embajador de España y de otras representaciones. Pronunciaron los obligados discursos oficiales dos oradores que no llevaban apellidos de origen español pero que supieron sentir y proclamar el ideal de la Hispanidad.

El historiador argentino Ricardo Levene explicó el significado de la presencia del Cid en América:

“El concepto espiritual de la hispanidad es común a todos los hispánicos, aunque no hayan heredado sangre española. Es una actitud acerca de la fidelidad, acerca de la defensa del desvalido, la dignidad del caballero y el honor del hombre; no sólo el honor exterior, que nace obligadamente en las relaciones con los demás, sino el honor íntimo o profundo, que tiene por juez supremo a la conciencia individual.”
"Los héroes españoles e hispanoamericanos son de su noble linaje, que en América transvasó la desbordante vitalidad de la Edad Medía española, corriéndose impetuosamente por el tronco y las ramas la savia de la raíz histórica...” 
“La hispanidad no fue nunca la concepción de la raza única e invariable, ni en la Península ni en América, sino, por el contrario, la mezcla de razas de los pueblos diversos que golpeaban en oleadas sobre el depósito subhistórico.”
“La hispanidad ha dejado de ser el mito del imperio geográfico, no es forma que cambia, ni materia que muere, sino espíritu que renace, y es valor de eternidad: mundo moral que aumenta de volumen y se extiende con las edades, sector del universo en que sus hombres se sienten unidos por el lado del idioma y de la historia, que es el pasado. Y aspiran a ser solidarios en los ideales comunes a realizar, que es el porvenir.”

Para la contemplación artística y enseñanza moral de los habitantes, la figura legendaria del Cid Campeador, hijo de nuestra directa España, duro, recio e indómito como las llanuras de Castilla que le vieron nacer, bravío guerrero de las gestas más mentadas al través de los siglos en los campos de batalla y docto en las Cortes ciudadanas, defensor del débil, paladín de la honra, libertador de pueblos, sostén del derecho y de la justicia, paradigma y síntesis, en fin, de las nobles, de las grandes, de las profundamente humanas virtudes españolas.



DEFENSA DE LA HISPANIDAD, POR RAMIRO DE MAEZTU


Un año después, en octubre de 1936, Ramiro de Maeztu fue asesinado en Aravaca (Madrid) por el bando republicano durante una saca de la cárcel de las Ventas tras el estallido de la Guerra Civil. La Defensa de la Hispanidad de Ramiro de Maeztu volvió a publicarse en 1938, durante la guerra civil, y su idea sentó una de las bases ideológicas de la España levantisca y alzada contra quieres pretendían convertir España en una república comunista y subordinada a la Unión Soviética.

Miguel de Unamuno fue desposeído del cargo como rector de la Universidad de Salamanca por el Gobierno de la República al dar su apoyo al bando franquista. El 12 de octubre de 1936 tuvo un grave enfrentamiento con el general Millán Astray, solucionado rápidamente por la intervención de doña Carmen Polo de Franco. El 31 de diciembre de 1936, falleció en Salamanca el polémico, original, desbordante, a veces contradictorio, tanto en su pensamiento como en su actividad política, Miguel de Unamuno.

Durante ese mismo año del estallido de la Guerra Civil, otro gran español llamado Manuel García Morente desarrolló la idea de la Hispanidad también en Buenos Aires. García Morente simboliza la “índole íntima del hombre hispánico” en la figura del “caballero cristiano”, y esa figura la toma de otro vasco que no es un vasco cualquiera: San Ignacio de Loyola. El caballero hispánico es simbolizado entre el caballero cristiano del vasco universal San Ignacio de Loyola y el hombre de acción que Baroja describe en Memorias.


MANUEL GARCÍA MORENTE


También el escritor, catedrático de literatura española en el Instituto del Cardenal Cisneros de Madrid y académico de la Lengua, Ernesto Jiménez Caballero dio su personal versión del término:
“una palabra sacra y milenaria, de origen ibérico (Hispal o Hispan), la primordial Sevilla (desde donde se partiría para América recién descubierta). Hispal o Hispan, vocablo ibérico que garantizaría a Portugal y Brasil su iberismo y el resto del vocablo pura ‘latinidad’: el sufijo ‘latem’. Por consiguiente, sin necesidad de recurrir a la América ‘ibérica’ ni a la ‘latina’, esta última inventada por los celtizados franceses. La palabra Hispanidad es, por tanto, milenaria y sagrada. La empleó ya en el siglo I antes de Cristo -Hispanitatem- el cónsul Polion aplicada al español Quintiliano, y restaurada por los humanistas del renacimiento, como Filelfo y hasta el místico español Alejo de Venegas. 
El designar ‘Hispanidad’ como constelación espiritual superadora de la ‘Región’ y de la ‘Nación’, a base de lengua y literatura fue afirmado en 1909 por Miguel de Unamuno, seguido por el P. Zacarías de Vizcarra en 1926; defendido por Ramiro de Maeztu en 1934. Y consolidado por los Institutos de Cultura Hispánica en todo el mundo”.

Tras el final de la guerra, el 12 de octubre de 1939 tuvo lugar en Zaragoza la celebración oficial del día de la Raza con una especial devoción a la Virgen en el día del Pilar, pero sobre todo como Día de la Hispanidad, símbolo de la nueva política interior y exterior. En esta celebración participaron representantes de algunas naciones hermanas.

Germán Vergara, encargado de Negocios de Chile encabezó el discurso:

“Las fiestas de la Hispanidad han tenido en Zaragoza un escenario incomparable. El significado profundo de las fiestas fue la compenetración íntima del homenaje a la Raza y la devoción de Nuestra Señora del Pilar, es decir, el símbolo de la unión cada vez más estrecha de América y España. Chile participa con fervor en el homenaje que se rinde a la Hispanidad y se enorgullece de su origen y de sus firmes tradiciones hispánicas.”

Continuó Juan F. Marcos Aguirre, ministro plenipotenciario del Ecuador:

“En los albores de la España Nueva, de la España Fuerte, de la España Grande, ha tenido lugar con más significación y solemnidad que nunca la Fiesta de la Raza. El Ecuador, ante la significativa solemnidad de este día, no puede menos de sentirse íntima, profundamente unido a España en la ruta hacia el futuro enorme. Hacia la meta grandiosa y clara que expresa: Hispanidad.”

En 1943 la celebración oficial en España del Día de la Hispanidad fue objeto de especial atención, por cuanto se vinculó a la reinauguración de la Ciudad Universitaria, destruida durante la guerra:

“Hoy, Día de la Hispanidad. Con la solemne inauguración de la Ciudad Universitaria y el curso académico 1943-44, se celebra el Día de la Hispanidad.”

Aunque, legalmente, el Día de la Hispanidad no alcanzó reconocimiento en la España del franquismo hasta 1958, cuando un decreto de la Presidencia del Gobierno de 9 de enero de 1958 estableció:

“Dada la enorme trascendencia que el 12 de Octubre significa para España y todos los pueblos de América Hispana, el 12 de Octubre será fiesta nacional, bajo el nombre de Día de la Hispanidad.”

En 1981, tras la instauración borbónica y en vigor la Constitución española de 1978, el Real Decreto 3217/1981, publicado en el primer Boletín Oficial del Estado del año 1982, refrendó el 12 de octubre como Fiesta Nacional de España y Día de la Hispanidad.

Pero en 1987 la Ley 18/1987 (BOE 241/1897), aunque ratifica (frente a quienes pretendían elevar de categoría la conmemoración del 6 de diciembre, Día de la Constitución de 1978) como festividad nacional de España el día asociado al Descubrimiento, y establece el Día de la Fiesta Nacional de España en el 12 de octubre, prescinde de la denominación Día de la Hispanidad, término desprestigiado entre una progresía resentida y revanchista que, en el mejor de los casos, estaba preparando las celebraciones del V Centenario sometida al yugo ideológico del Encuentro.


 
MAPA DE LA HISPANIDAD

ESTILO HISPÁNICO: LA PERSONALIDAD DEL CABALLERO CRISTIANO ESPAÑOL

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La nación no es una raza, ni una sangre, ni un territorio, ni un idioma, tampoco puede definirse como la adhesión a un determinado pasado o a un determinado futuro. La nación es algo que comprende por igual el pasado, el presente y el futuro; está por encima del tiempo; está por encima de los hechos y de los actos, de las cosas materiales, ya sean naturales o artificiales.

La nación es el estilo común a una infinidad de momentos en el tiempo, de cosas materiales, de hechos y de actos, cuyo conjunto constituye la historia, la cultura, la producción de todo un pueblo. La nación española es el estilo de vida que ostentan todos los españoles y todo lo español, en los actos, en los hechos, en las cosas, en el pensamiento, en las producciones, en las creaciones, en las resoluciones históricas.

Un estilo no puede definirse, porque no es un ser, no es una cosa, no es un posible término de nuestra conceptualización, sino modalidad de cosas; no es ser español, sino modo de ser español, pero que tampoco puede definirse.

El único modo de conocer el estilo hispánico es la simbolización. Un símbolo es una figura real, objeto o persona, que descifre y evoque todo ese montón de modalidades en las cuales el estilo de la nacionalidad española se documenta. La bandera rojigualda es un símbolo, pero esta no despierta pensamientos, sentimientos, emociones e intuiciones sobre la modalidad del ser hispánico.

La figura simbólica tendrá, que ser la de una persona que retrate un estilo de vida, por tanto, nuestra historia y nuestra cultura españolas nos proporcionarían las figuras humanas típicas que designe en su diseño psicológico la modalidad particular del alma española. Tal figura tendrá que ser irreal, ya que de ser real estaría muy limitada, sería abstracta y esquemática.

El Arte español proporciona un buen repertorio de figuras irreales, pero concretas y llenas de espiritualidad hispánica. Simbolizaciones del estilo español son las figuras literarias de Don Quijote y Sancho, la artística del Cid, o el retrato El caballero de la mano al pecho del Greco, donde se encontrarían un gran número de alusiones y evocaciones de la eterna hispanidad. La figura del general Ambrosio de Espinola del cuadro de Velázquez La rendición de Breda, en la cual aparece recibiendo con gesto de suprema elegancia y benevolencia las llaves que entrega el burgomaestre de la ciudad. Velázquez ha sabido representar en esas dos figuras los estilos de dos pueblos diferentes.



Velázquez supo reflejar el estilo hispánico en la figura del general Espinola, implacable y duro contra el enemigo en la guerra, pero comprensivo y benevolente en su derrota.


Todas estas figuras del tesoro artístico de España excesivamente enmarcadas a un momento, a un lugar o a una la realidad vital, por ello no simbolizan el estilo hispánico en plenitud de valores. Podrían plasmar algunas cualidades, pero no la generalidad de las mismas.

Por eso, más que un símbolo lo que se necesita es un ideal humano diseñado que siendo en sí mismo individual y concreto, sea genérico e indeterminado en espacio y tiempo y en su relación con los demás. Un tipo que reúna las más íntimas aspiraciones y preferencias absolutas del alma española.

Los antiguos griegos, para representar las virtudes del estilo de su nación, tanto de forma material (corpórea) e intuitiva (moral), forjaron el término dekalós kai agathos: el hombre bello y bondadoso. Este tipo simbolizaba el ideal humano que los griegos se tenían sobre si mismos.

Los romanos también condensaron el ideal humano en dos términos del otium cum dignitate: el patricio honorable y ocioso (nego otium), dedicado a la administración de sus bienes, de la república y a la honra personal y familiar.

Para los ingleses, en la palabra gentleman se concreta y condensa toda una ética, una estética, una sociología y la manera de ser típica del pueblo inglés.

El pensamiento de García Morente expresa que todo el espíritu y el estilo de la nación española pueden también condensarse y a la vez concretarse en un tipo humano ideal: el caballero cristiano.

El español ha sido, es y será siempre el caballero cristiano, que reúne la caballerosidad y la cristiandad en una personalidad individual y ejemplar. En la psicología hispánica, ser un caballero cristiano constituye la más íntima y profunda aspiración.

Los grandes rasgos de la figura del caballero cristiano como imagen del estilo español son:


1- PARADIGMA

El caballero cristiano es esencialmente un paradigma defensor de una causa noble y justa, que va por el mundo sometiendo toda realidad al imperativo de unos valores supremos, absolutos, incondicionales. No espera porque cree en la virtud y eficacia inmediata de su propia voluntad y esforzada resolución para transformar las cosas, que el mal desaparezca y el bien se establezca.

Hay en la mentalidad del paradigma optimismo como fe en el poder moral de la voluntad, e impaciencia como demanda de transformación inmediata y total, no gradual y progresiva.

Esos valores absolutos que el caballero cristiano se somete a sí mismo y a los demás no proceden de ningún código escrito ni de convenciones humanas, sino de su propia conciencia. Es el ejemplo de una causa que responde ante Dios y su conciencia.

El origen de este paradigma se encuentra en los siglos de Reconquista que han llenado el alma del caballero cristiano de religiosidad, infundiéndole la convicción de que la vida es una lucha por imponer el bien.



Van Halen pintó Batalla de Las Navas de Tolosa, una hazaña que reunió a todos los reinos hispánicos en la lucha por un objetico común: la recuperación de la España perdida, legítima y cristiana frente al invasor islámico; y que forjó la personalidad hispánica medieval.



2- GRANDEZA CONTRA MEZQUINDAD

Grandeza es el acto por el cual damos un valor superior a lo que somos sobre lo que tenemos. Mezquindad es el acto por el cual preferimos lo que tenemos a lo que somos.

El caballero cristiano cultiva la grandeza moral porque desprecia las cosas materiales, poniendo siempre su ser por encima de su haber. Se confiere a sí mismo un valor infinito y eterno que se transforma en un sentimiento de la valía personal. Don Quijote lo afirma: “dondequiera que yo esté, allí está la cabecera”.

El caballero cristiano prefiere padecer la pobreza material y sufrir toda clase de penurias, que rebajar su ser la innoble mezquindad basada en la codicia de las cosas materiales. Su grandeza moral le protege de cualquier mezquindad.

Esta grandeza es comprobable en innumerables obras de arte y hechos históricos españoles. Un claro ejemplo es el monasterio de El Escorial: es pura grandeza pobre; la sobriedad y austeridad de las formas estéticas de una enorme mole de piedra.

Pero a pesar de todo esto, el caballero español es elegante en su vestimenta, basada en la naturalidad y en la adecuación de una fiel imagen exterior con su esencia interna. La valiosa idea que tiene de sí mismo le hace no temer la aprobación o rechazo ajeno.


Juan de Herrera supo expresar en este mausoleo la grandeza del Imperio español mediante largas líneas interminables y moles geométricas al mismo tiempo que nada recargadas de ornamentos para reflejar sobriedad, pureza y austeridad.



3- ARROJO CONTRA TIMIDEZ 

El caballero cristiano es valeroso e intrépido, no siente miedo más que ante Dios y ante sí mismo. Tiene una preferencia por la valentía ante la timidez.

La valentía del caballero cristiano deriva de la profundidad de sus convicciones religiosas y del poder que su conciencia ejerce sobre la voluntad de la resolución y del sacrificio. Tipo supremo: los mártires.

El caballero no conoce la indecisión, cree en lo que piensa y piensa lo que cree. Su vida avanza con rumbo fijo y claro, con certidumbre y seguridad, incapaz de quebrantar un inminente fracaso. No depende de nada ni de nadie, tan solo en su propio esfuerzo personal, por eso el ideario del caballero tiene la suprema virtud de ser auténtico.

Esa seguridad es por una parte sumisión al destino y por otra parte desprecio de la muerte. Ahora bien, la idea del destino personal es congruente con la esencia de la persona, que decide su propio destino. Cada caballero se forja su propia vida, la que está en la profundidad de su personalidad. Dios, juez universal e infinitamente justo es quien responde ante lo que cada caballero hispánico es y lo que hace.

El desprecio a la muerte precede de la firme convicción religiosa; según la cual el caballero cristiano considera la breve vida del mundo como efímero y deleznable tránsito a la vida eterna. 



Los atributos y valores del hidalgo don Quijote de la Mancha descritos por Miguel de Cervantes representan en buena medida el estilo hispánico. Es sin duda el caballero hispánico más universal e inmortal.



4- ALTIVEZ CONTRA SERVILISMO

La combinación de la confianza en sí mismo con la grandeza y el arrojo originan la altivez y el orgullo. El caballero cristiano peca un tanto por exceso en estas cualidades.

Huyendo del servilismo, el caballero cristiano incide en la altivez, en la estima de su propia persona, evitando mostrar aprecio a cosas ajenas. Si es rico, se enorgullece de menospreciar su riqueza; y si es pobre, se enorgullece de serlo y subraya su pobreza con su altivez. En todo caso el caballero se precia de ser más que de poseer.

Esta altivez se manifiesta como afirmación inquebrantable del propósito intransigente y a veces terco a cumplir una misión. Es la intransigencia que abre vía a las iniciativas particulares, individuales. Es la intransigencia que lleva a cabo su propia esencia hasta el término final.

El español desprecia el snobismo, tiene tan profunda conciencia de su persona que prefiere ser quien es antes que incidir en serviles actitudes, saliéndose de su categoría humana.


El caballero castellano es hombre silencioso y de pocas palabras, pero cuando se ofrece ocasión solemne, sabe alzar la voz a formas superiores de la elocuencia y de la retórica. 



Alatriste es una figura altiva y de pocas palabras, de gran arrojo y terco en el cumplimiento de una misión. Tanto Pérez-Reverte como Viggo Mortensen han sabido reflejar con acierto el estilo del caballero hispánico en este personaje ficticio.



5- MÁS PÁLPITO DE CÁLCULO

El caballero cristiano es hombre de pálpitos más que de cálculos, como consecuencia de la fe inquebrantable en sí mismo y en su destino personal. En la toma de resoluciones obedece a su voz interna antes que al análisis de probabilidades.

Nunca calculó las probabilidades de éxito o fracaso que podrían existir cuando los galeones atravesaban los océanos sin sufrir hundimientos, cuando los conquistadores se aventuraban a explorar las tierras del Nuevo Mundo o cuando los Tercios amenazaban al enemigo en un asedio.

Se deja llevar por lo que su corazón le mande, aunque en ocasiones fracase. Pero muchas veces también triunfa por valentía y casi por milagro; y si no fuese por ese arrojo increíble y esa obediencia ciega a los dictados del corazón, la Historia no registraría muchas de las más extraordinarias hazañas de la Humanidad.

En dos grupos podrían generalmente dividirse los hombres en cuanto a su dirección de la vida se refiere:

1- los que hacen ellos mismos su propia vida, buscan sus directivas en sus propios corazones; actúan de dentro a fuera; influyen sobre el medio y el contorno; imponen a las cosas la huella de su voluntad soberana.
2- los que la reciben pasivamente, acatan normas ajenas que la sociedad o individuos les imponen; viven al dictado; son materia sumisa.

El caballero cristiano pertenece al primer grupo ya que toma como supremo ideal de vida el de ser él mismo actor responsable de su propia existencia, sin consentir directrices en su autonomía. En el fondo de su alma perdura un residuo de estoicismo unido al cristianismo, que le ha enseñado a sufrir y a aguantar durante la Reconquista, a acometer y a dominar durante la expansión imperial.

Por eso, en la historia de la nación hispana ha existido una oscilación entre la hazaña y la inmovilidad, contrastes expresados en múltiples aspectos de nuestra pintura y literatura. 



El valor ofrecido por la expedición de Fernando de Magallanes hacia las Indias Orientales y que terminó con la llegada a España por tan solo 17 de los más de 300 hombres en 1 de las 5 naves iniciales es una muestra de la falta de cálculo y probabilidad de éxito en la consecución de los objetivos. Y lo mismo se puede decir en cuanto a las posibilidad de éxito que tuvieron los acompañantes de Francisco de Pizarro, "los 13 de la fama", en la conquista del Perú. Sin duda, la Historia de España está llena de acciones realizadas más por pálpito que por cálculo.



6- PERSONALIDAD

La personalidad del caballero español es fuerte y enérgica, ya que se siente con poder de acción y de creación. Se reafirma con orgullo, altivez y nobleza sobre la convicción y de su propia valía. Pero también admira en los demás las mismas virtudes de resistencia y dureza.

Los españoles dan preferencia a las relaciones reales sobre las relaciones formales, es decir, aquellas que se fundan en lo que cada persona es, vale, siente y piensa por encima de su condición jurídica o moral. Necesita establecer con los demás una relación sin formalismos, un trato antes que un contrato, una amistad o enemistad antes que un acuerdo jurídico.

Hay en lo hispánico un poder de imperar a los demás sus normas de vida y de conducta. Por ejemplo, el idioma español cuando entra en contacto con otros idiomas suele imponerse y prevalecer. Un caso curioso de que los habitantes franceses de la frontera hispano-francesa hablen el español, mientras que los españoles no hablen el francés.

Pero también se somete con entusiasmo a otro poder real, siempre y cuando este otro muestre fuerza, energía, liderazgo, dureza y superioridad de carácter, pero no en cuanto al ideal de soberanía basada en el sufragio o cualquier tipo de procedimiento formalista.

Los valores de prestigio personal, tradición secular o superioridad psicológica son superiores a la simple abstracción legal.

El caballero español no conoce el resentimiento o la envidia justamente porque tiene una conciencia muy elevada de su valía personal que le hacen despreciar lo ajeno.

Entre los españoles, el reconocimiento de la superioridad artística, literaria o científica del poeta, del pintor, del pensador, tarda mucho tiempo en consolidarse, en ocasiones mucho más que la vida de un hombre. Por ejemplo, los casos de Miguel de Cervantes o de Blas de Lezo. Aunque este ese retraimiento e intimismo consigue mostrar en la producción del arte y de la vida hispanos una espontánea sencillez, opuesta a todo convencionalismo carente de autenticidad. 



La determinación, actitud y valía personal que mostró el almirante Blas de Lezo en la defensa de Cartagena de Indias son cualidades personales más que suficientes para liderar las operaciones de resistencia contra la enorme armada británica de Edward Vernon, a pesar del nombramiento formal y legal de Eslava como gobernador y máximo responsable de la administración colonial de la ciudad neogranadina.


7- CULTO AL HONOR

El caballero cristiano cultiva su honra: el reconocimiento exterior de la valía personal. El honor se consigue mediante el esfuerzo continuo de aproximar nuestra vida real a nuestra vida ideal.

La honra es toda manifestación externa que trata de llevar al hombre en su propósito de perfección, ocultando en lo posible la diferencia entre la maldad real y la bondad ideal. La deshonra es todo aquel acto externo que muestra la diferencia entre el ser real y el ser ideal perfecto, y que ponen de manifiesto su menor valía personal.

La psicología del caballero cristiano y su profunda confianza en sí mismo han de llevarle a consagrar al honor, a la honra, que se manifiesta de dos maneras complementarias: 1º exigiendo los honores que le son debidos; 2º ocultando los defectos de su conducta en la conciencia y en el secreto de confesión. Las debilidades y los pecados deben quedar entre el caballero, su confesor y Dios.




El Caballero de la mano en el pecho fue una persona real pintada por El Greco, un personaje honorable de la alta sociedad, podría ser Juan de Silva, marqués de Montemayor, aunque también podría ser Miguel de Cervantes. El modelo aparece vestido de forma elegante en su vestimenta, basada en la naturalidad y en la adecuación de una fiel imagen exterior con su esencia interna.

El caballero mantiene la mano sobre su pecho, en un gesto de juramento, mientras su mirada parece dirigirse directamente al espectador, como si estuviese haciendo un pacto con él. Para el caballero hispánico esta relación pactista o de juramento entre personas tiene un valor superior frente a cualquier relación contractual formal y ajena a su persona.




8- IDEA DE LA MUERTE

En la idea que el caballero cristiano tiene de la muerte puede condensarse como el conjunto de su psicología y actitud ante la vida.

Las concepciones que el hombre se ha formado de la muerte pueden reducirse a dos tipos: aquellas para las cuales la muerte es término o fin, y aquellas para las cuales la muerte es comienzo o principio. El caballero cristiano ve en la muerte un comienzo a una vida más verdadera: la vida eterna. Es sujeto gobernado por la idea de transcender la vida terrenal hacia la vida eterna.

La consecuencia que se deriva de esta concepción de la muerte es la consideración de que esta vida humana terrestre es un mero tránsito para la otra vida decisiva, la preparación de la muerte, un simple tránsito hacia el infinito y la eternidad. Por lo tanto, esta vida tiene un valor subordinado, condicionado, inferior: vale sólo su puesta al servicio del valor eterno. Esta vida se convierte en fatiga, lucha, sufrimiento paciente y esperanza anhelosa.

El fin ideal que persigue el caballero es superior a su propia vida, por eso la conciencia de su propia grandeza es superior al deleite material.

El "muero porque no muero" de Santa Teresa expresa perfectamente este sentimiento de la vida imperfecta.



La escultura de San Ignacio de Loyola cayendo herido en la defensa del castillo de Pamplona esculpida por Joan Flotats, o la Muerte de Churruca en Trafalgar pintada por Eugenio Álvarez Dumont reflejan una noble causa por la que vivir y morir por encima de la propia vida.


HISPANIC SOCIETY OF AMERICA

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La Hispanic Society of America es un museo gratuito y biblioteca de investigación para el estudio de las artes y cultura de España, Latinoamérica y Portugal. Está situada en la ciudad de Nueva York.


Fundada por Archer Milton Huntington el 18 de mayo de 1904, abrió sus puertas en su edificio estilo Beaux-Arts, que es aún hoy su sede, en 1908, en la llamada Audubon Terrace, situada en la avenida Broadway entre las calles 155 y 156 de Nueva York. La Sociedad Hispánica cuenta con un museo, una biblioteca y el seminario de estudios hispánicos medievales (Hispanic Seminary of Medieval Studies), que es considerado como una de las más prestigiosas editoriales en su campo. La Sociedad, además, ha financiado expediciones, revistas académicas e importantes exposiciones de arte.

Actualmente, la Hispanic Society of America es el mayor y más importante museo de arte español fuera de España, con pinturas que abarca desde la época medieval hasta nuestros días, e incluyen auténticas joyas del Siglo de Oro, del XIX y de principios del XX.

Archer Milton Huntington nació en 1870 en Throggs Neck (Bronx). Hijo de un industrial, del que recibió una de las mayores fortunas de Estados Unidos, mostró desde muy joven un gran interés por la cultura española, viajando con tan sólo 20 años hasta España para conocerla in situ.

El 18 de mayo de 1904, Huntington fundó la Sociedad con el fin de establecer una biblioteca y un museo públicos para difundir la cultura española y Latinoamericana gratuitamente.


FACHADA DE LA SEDE

El museo cuenta con más de 800 pinturas, 600 acuarelas, 1.000 esculturas, y 6.000 objetos decorativos, incluyendo una colección de textiles. Asimismo posee una amplia colección de 15.000 grabados de varias épocas y más de 175.000 fotografías desde 1850.

Entre los cuadros más destacados del Siglo de Oro se encuentran o La Piedad del Greco, obra que realizó durante su estancia en Roma y en la que muestra la gran influencia del renacentismo italiano, también Retrato de niñaEl cardenal Astalli El conde-duque de Olivares de Diego de Velázquez, y pinturas de MurilloFrancisco ZurbaránJusepe Ribera y Alonso Cano.

De Francisco José de Goya, cuenta con importantes dibujos, grabados y cuadros como el retrato de La Duquesa de Alba.

La colección de pinturas de la Sociedad la completan artistas del XIX y XX como Joaquín Sorolla y Bastida, Mariano Foruny, Ramón Casas, Santiago Ruisiñol, Isidro Nonell e Ignacio Zuloaga.

La colección Las regiones de España de Joaquín Sorolla está ubicada en una impresionante sala de grandes lienzos. Debido a obras de restauración, dichas pinturas se desmontaron y enviaron temporalmente a España, donde se expusieron en una muestra itinerante por varias ciudades que culminó en 2009, en el Museo del Prado y finalmente en Valencia.


Pero además, la Hispanic Society of America cuenta con una exposición de joyería, orfebrería, arqueología, tejidos, grabados, fotografía, etc., y una de las mejores colecciones de cerámica hispanomusulmana formada por más de 150 piezas desde el siglo XIV hasta el XX. El museo tiene objetos decorativos y utilitarios de cerámica y porcelana procedentes de distintos talleres de España, Italia y México.


LIENZOS DE LAS REGIONES DE ESPAÑA


La biblioteca alberga más de 15.000 libros impresos antes de 1701, de los cuales hay 250 incunables; uno de ellos es la editio princeps de La Celestina (Burgos, 1499). Entre los libros que custodia, se encuentra una rica colección de la escritora hispano-mexicana sor Juana Inés de la Cruz, la primera edición del Quijote, e infinidad de rarísimos impresos españoles.

La colección de manuscritos de la Sociedad Hispánica es la más importante fuera de España, con documentos tan importantes como el primer Fuero Real de Castilla, el de Aguilar de Campoo (Palencia). Por esta razón es un centro de documentación esencial para investigadores de la cultura hispánica de todo el mundo y paraíso de bibliófilos. Entre los manuscritos más preciados se encuentra el original de El alguacil endemoniado, uno de los Sueños de Quevedo, así como importantísimos documentos medievales.

Lo más significativo de la sección de manuscritos y libros raros (que reúne 200.000 ejemplares de los siglos XI al XX) es la colección del Marqués de Jerez de los Caballeros. Cuando Huntington la adquirió en 1904 al marqués, Manuel Pérez de Guzmán y Boza, se decía que era la mejor biblioteca de libros españoles de todo el mundo. Son 10.000 obras, entre impresos y manuscritos, y cuando salieron de España, Ramón Menéndez Pidal dijo que se trataba de «una pérdida peor que la de Cuba». 

Destaca el mapamundi realizado por Juan Vespucio (sobrino del navegante) en 1526 que incluye la representación más temprana y precisa del Golfo de Florida y el Manual de instrucciones para los pilotos de mar, un libro de la Universidad de Mareantes de mediados del XVI. También posee la primera edición de Tirant lo Blanch (1490) y obras de Alfonso X el SabioAntonio de Nebrija, el Marqués de Santillana o la ya citada primera edición de El Quijote.


Otra parte de los fondos de la biblioteca de la Hispanic Society pertenece a autores del siglo XX que fueron amigos personales de Huntington: cartas, manuscritos y ediciones firmadas de Rubén Darío, Unamuno, Juan Ramón Jiménez, Emilia Pardo Bazán o Antonio Machado y, aunque Huntington no llegó a conocer a Federico García Lorca, se conserva la versión original a máquina con anotaciones manuscritas de Amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín, gracias a una importante donación que realizó Mildred Adams, estudiosa de Lorca.


AYAMONTE DE JOAQUÍN SOROLLA


La plaza que se encuentra junto a la Hispanic Socitety, conocida como Audubon Terrace, ofrece uno de los mejores conjuntos de escultura monumental de Nueva York. La plaza de las Bellas Artes fue diseñada en 1908, pero fue Anna Hyatt Huntington, distinguida escultora americana y esposa del fundador, quien transformó más tarde el lugar con sus esculturas.

En el nivel inferior se encuentra una estatua ecuestre del Cid Campeador, con cuatro guerreros sentados alrededor de la base. El Cid ocupa este lugar de honor por el amor de Huntington por la literatura española y, sobre todo por el romance El poema del mío Cid. El conjunto se completa con dos astas de bandera en cuya base se representan personificaciones de las artes, monjes arrodillados, eclesiásticos y escenas de batallas.


El conjunto de bronce exento se complementa con relieves de piedra caliza representando a Boabdil, último califa de Granada, y Don Quijote, ambos de perfil y a caballo. El interés especial de Anna Hyatt por la escultura de animales queda también patente en las figuras de leones, ciervos, osos, jaguares, buitres y jabalíes, que completan Audubon Terrace.


ESTATUA ECUESTRE DEL CID

CONTROVERSIA DEL ADOPCIONISMO HISPÁNICO

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El adopcionismo es la doctrina según la cual Jesús fue un ser humano, elevado a categoría divina por designio de Dios por su adopción, o bien al ser concebido, o en algún momento a lo largo de su vida, o tras su muerte.


CRISTO DE OTERO (PALENCIA)


Antes del Cristianismo, ha habido al menos dos concepciones más o menos similares (no necesariamente excluyentes la una de la otra) de las cuales puede emanar esta idea:

1- En el pensamiento judío, el mesías es un ser humano elegido por Dios para llevar a cabo su obra espectacular: tomar a los hebreos (un pueblo hasta entonces frecuentemente sometido por otros más poderosos), rescatarlos de la opresión y llevar el Reino de los Cielos a la tierra trayendo paz y prosperidad. En este sentido, el mesías no es el Hijo de Dios tal como lo considera el Cristianismo.

2- En la tradición griega existían héroes elevados a la condición divina después de extraordinarias proezas o hazañas, por medio de la apoteosis. El más importante ejemplo de esto es Heracles, que después de haber sido quemado en una pira es tomado por su padre Zeus para gobernar a su lado. Debido al predominio del Imperio romano, cuya orientación cultural era predominantemente griega, en la época de los primeros cristianos es altamente probable que este ejemplo estuviera a su alcance, a la manera de una historia popular.

Al mismo tiempo, el adopcionismo era psicológicamente interesante para los primeros cristianos, y era fácil identificarse con un héroe como Jesús, un ser humano como cualquiera que es elegido ("adoptado") por Dios y que en consecuencia daba esperanzas de salvación a los propios cristianos, tan humildes ante Dios como su héroe máximo.

Uno de los adopcionistas más famosos fue Teódoto el Curtidor, habitante de Bizancio que llevó la prédica de esta doctrina a Roma en el año 190.

A medida que el cristianismo prendió en las capas superiores del Imperio romano, fue imponiéndose como doctrina el encarnacionismo, según la cual Jesús desde siempre había sido Hijo de Dios (concretamente la Segunda Persona de Dios). El adopcionismo fue progresivamente arrinconado, a pesar de que teológicamente el encarnacionismo plantea una serie de dificultades que el adopcionismo no las ofrece (la mayor de ella: reconocer la existencia de varias personas divinas, y al mismo tiempo profesar el monoteísmo).

A lo largo de las llamadas disputas cristológicas, el adopcionismo volvería a ser resucitado, en una versión más refinada, por Pablo de Samosata (en el Siglo III) y por su discípulo Arrio. También fue adopcionista el obispo Fotino de Sirmio, depuesto el año 351 por el Sínodo de Sirmio.

El arrianismo se transformaría en la herejía más atosigadora que debería afrontar la joven Iglesia en sus primeros siglos. Finalmente, después de la formulación del credo en los Concilios de Nicea (325) y Calcedonia (381), el adopcionismo fue finalmente abandonado.



MAPA DE ESPAÑA AÑO 750


MAPA DE ESPAÑA AÑO 814


La querella del adopcionismo hispánico fue un debate que se desarrolló en el último cuarto del siglo VIII cuando la mayoría de la España visigoda había caído bajo el poder de los invasores musulmanes. La convivencia entre las dos religiones y sus correspondientes culturas atravesó períodos de especial virulencia. Los pactos iniciales firmados entre los conquistadores y los visigodos permitieron una cierta autonomía religiosa. Pero la situación fue cambiando a contextos de incomprensión y enfrentamiento. La comunidad cristiana se mantuvo fiel a la fe de sus mayores, lo que suponía una incomodidad para las creencias de los nuevos titulares del poder político en la península.

Los cristianos sometidos al poder musulmán, mozárabes, habían establecido su capital en Córdoba, pero manteniendo su fe y sus costumbres, sus creencias y su liturgia. Aunque se influenciaran por ciertos usos orientales en el vestido y en la alimentación.

El rito mozárabe consiguió mantenerse en ciertos lugares de la ciudad de Toledo, era el llamado rito hispánico o visigótico. En la capilla del Corpus Christi de la catedral primada es obligatorio el uso de la liturgia mozárabe, permitida también en las iglesias mozárabes de la ciudad. Ciertos usos de la liturgia mozárabe pasaron de la romana en las reformas del Concilio Vaticano II. El detalle más significativo es el paso de las dos lecturas tradicionales romanas (Epístola y Evangelio) a las tres de la liturgia hispánica (Profecía, Apóstol y Evangelio).

La antigua liturgia hispánica (visigótica) poseía textos que se remontan a Isidoro de Sevilla y a otros grandes teólogos hispanos. Tenía una gran fuerza hasta que las reformas cluniacenses influyeron en su decadencia, a la que se resistieron los mozárabes toledanos y los de otros lugares. Desde mediados del siglo XI los dos ritos compitieron abiertamente. A pesar de las presiones, el rito hispánico no desapareció del todo, sino que pervivió unido a determinadas comunidades mozárabes.

Fue precisamente el recelo originado por ciertas expresiones de la liturgia lo que representó una dificultad grave a la hora de aceptar como ortodoxo el rito hispano-mozárabe. Daba la impresión de que no era clara la confesión de la filiación divina de Cristo por naturaleza, sino que su relación con el Padre se reducía a la mera adopción.

 
ELIPANDO DE TOLEDO


El Adopcionismo español se sitúa en el intento de acercamiento interconfesional de la Iglesia mozárabe con la cultura árabe, desde el ámbito de la doctrina Cristológica.

El vocablo "adopción" fue importado de Oriente a Occidente por Teodisco, obispo de Toledo y sucesor de San Isidoro de Sevilla. Teodisco fue depuesto por afirmar que Jesucristo no era Dios con el Padre y el Espíritu Santo (Santa Trinidad), sino adoptivo. Posteriormente, el vocablo pasó a los árabes.

El principal defensor del Adopcionismo fue el monje Elipando de Toledo. Nacido el año 717, se educó en una escuela monacal y pronto se dedicó al estudio y profesión monástica. Se cree que pudo haber recibido influencias de escuelas religiosas sirias. Los sirios habían llegado a la península procedentes del norte de África en la temprana juventud de Elipando, durante la invasión islámica. Entre el 754 y el 800 rigió la sede de Toledo. Combatió contra los intentos de Carlomagno de someter la Iglesia española a la franca.

Elipando, con un arzobispado cuyo vasto territorio estaba bajo el influjo de los árabes, intentó pactar con los mahometanos para quien Jesús era solo un profeta y por lo tanto mero hombre. La doctrina proclamada por el obispo de Toledo es que Cristo, según su naturaleza humana, es hijo adoptivo de Dios. Por lo tanto, en diálogo con los hijos de Mahoma convenía sostener la filiación adoptiva en cuanto hombre, y con los cristianos la filiación natural en virtud de su naturaleza divina.

Para los musulmanes había en el Cristianismo un motivo de escándalo en la Trinidad, ya que parecía incidir en el politeísmo, tres dioses, y así acusaban a los mozárabes. Elipando trató de hacer frente a la acusación acudiendo de algún modo a las raíces arrianas del goticismo. Más tarde, en el Sínodo celebrado en Sevilla el 784 propuso una modificación del Credo en el sentido de que no pudiera decirse que las dos naturalezas se identificaran en la segunda Persona de la Trinidad: Cristo habría “adoptado” la carne como una especie de revestimiento, nada más, sin quebrantar en modo alguno la unicidad divina que Muhammad con empeño había defendido y enseñado.


CARLOMAGNO

La exposición de la doctrina de Elipando también aparece en relación a la refutación de Migencio, predicador que sembró ideas confusas en algunas regiones de la Bética. Su doctrina se conoce por una carta que le escribe Elipando, en contestación a una especie de carta circular, método propagandístico usado por Migencio. Decía el arzobispo de Toledo:
Leímos tu carta sin poder contener la risa. En ella aparece tu fatua e ignorante locura de tu corazón. Vimos la carta y la encontramos ridícula por la falta de consistencia de tus afirmaciones y no sólo nosotros, sino toda la catolicidad te desprecia por tu pútrida doctrina y te declara digno de anatema... No se puede curar tu enfermedad con fomentos de vino y aceite, sino con un cuchillo de doble filo ha de amputarse podredumbre tan Antigua.

Migencio afirmaba que la
 Trinidad estaba compuesta de tres personas: el padre David, el hijo Jesús de Nazaret y el Espíritu Santo que era el apóstol San Pablo. Decía también que los sacerdotes mienten cuando se confiesan pecadores siendo en realidad santos y si no lo son ¿porqué se atreven a celebrar los sagrados misterios? Roma, para Migencio, era el único lugar santo, ya que allí habitaba Cristo.

Según Elipando:
Dios Padre no engendró la carne […] A la manera que ningún hombre engendra el alma de su hijo, sino la carne, a la que se une el alma, Dios Padre, que es espíritu, engendra el espíritu, no la carne. El Padre divino engendra la naturaleza y la persona; el padre humano la naturaleza, no la persona. En el Hijo de Dios subsistía la naturaleza divina antes que tomara la naturaleza humana. […] En una sola persona hay dos substancias: una producida por generación, otra no engendrada. La carne nace de la carne; el alma es propagada por Dios. Si a alguien le place dividir a Cristo en hijo propio y adoptivo, divida de una manera semejante a todo hombre. Pero como repugna a la razón suponer ni en el Hijo de Dios ni en el hijo del hombre dos padres, reconozcamos en uno y otro unidad de personas.

El error adopcionista de Elipando se encuentra en la refutación de la doctrina sobre la segunda persona de la Trinidad, que para Migencio era de la descendencia de David, pero no la engendrada por el Padre. Elipando enfurecido contestó que cómo puede ser el Hijo de Dios, nacido únicamente de la madre y no engendrado por el Padre sin principio. Y, si en la Trinidad nada puede haber que sea corpóreo ni mayor ni menor, cómo se atreven a decir que aquella forma servil es la segunda persona de la Trinidad, ya que el mismo Hijo de Dios, con relación a esta forma por la cual es criatura del Padre dice de sí mismo el "Padre es mayor que yo" (Jn.4,28).


El
 error de Elipando, admitiendo una diversidad de hijos, uno según la naturaleza divina que es igual al Padre, y otro (inferior) según la natura humana que era hijo de María y siervo de Dios, era una clara herejía.


BEATO DE LIÉBANA


Los primeros en responder y poner en duda la doctrina del metropolitano de Toledo fueron Beato de Liébana, abad de Santo Toribio de Liébana, y Eterio de Osma, obispo de Osma. Pertenecían al Reino de Asturias y, por tanto, a la Iglesia libre de la invasión musulmana. Por medio de su rey Alfonso II, acudieron al emperador Carlomagno para que condenase esta herejía. Y así, en un Concilio, presidido por legados del Papa, condenó el adopcionismo.

En torno al 785 escribían a Elipando manifestando sus dudas por la doctrina expuesta. El escrito lleva el nombre de Apologeticus, más conocido como Los comentarios sobre el Apocalipsis de Beato.

Sólo uno de los obispos hispanos, Félix de Urgel, se atrevió a defender la doctrina de Elipando. Félix era de carácter más razonador e inteligente que el primero y, de hecho, hubo de retractarse. Estando su diócesis en la Marca hispánica (condado de Urgel bajo el dominio de Carlomagno), la doctrina traspasó el territorio peninsular convirtiéndose en una disputa de toda la Iglesia universal. Félix estuvo muchas veces solo frente a escuelas de teólogos que discutían sus tesis y las clasificaban con la etiqueta de heréticas.

La herejía fue condenada solemnemente durante el II Concilio Ecuménico de Nicea del año 787.

Entre los años 786 y 787, el papa Adriano I dirigía una carta a Ascárico, metropolitano de Braga, y a Elipando, llamándolos a que abandonen su doctrina. Al no lograrse ninguna retractación, el Papa convocó en unión con Carlomagno (temeroso éste por la ruptura de la unidad del Imperio) un concilio en Ratisbona (792). Allí compareció Félix, quien expuso sus tesis. Habiendo sido convencido de sus errores, Félix marchó a Roma donde compuso una profesión de fe en la que condenaba la doctrina del hijo adoptivo y profesaba que Jesucristo est proprius et verus Filius Dei.

Vuelto Félix a su sede en Urgel, por invitación de Elipando, volvía a caer nuevamente en el adopcionismo, trasladándose a Toledo, donde tenía mayor apoyo.

Elipando replicó con menosprecio a sus adversarios del norte: "Cómo puede permitirse un monje de Liébana enseñar doctrina a un arzobispo de Toledo". Y a ello pudo Beato replicar con una noticia que desde la época de Dionisio el Exiguo venía circulando por Europa: "... lo mismo que Roma, España tenía un origen apostólico, ya que Jacobo (Santiago), hermano de Juan, había viajado hasta ella antes de su muerte para sembrar allí las primeras raíces cristianas".

En vista de la persistencia, y de las cartas que Elipando había dirigido a muchos obispos germanos y franceses, Carlomagno convocaba otro concilio general con el consentimiento del papa en Francfort en el 794. Asistieron unos 300 obispos y una representación pontificia. Elipando expuso en un magnífico discurso la fe en litigio. Al terminar preguntó "¿cuál es vuestra opinión?". Las conclusiones dicen que la frase "hijo adoptivo" no solo es desconocida en la antigüedad, sino falsa, porque induce a creer que Cristo no es propio hijo de Dios.

Elipando y Félix no reconocieron el Libellus Sacrosyllabus compuesto por el concilio. Por ello el nuevo papa León III reunió un sínodo romano en el 799 que pronunció un anatema contra Félix. Este fue convocado nuevamente por Carlomagno en Aquisgrán, donde después de haberle expuesto varios obispos la falsedad de su doctrina, con razones de la Sagrada Escritura, renunciaba a ellas. Elipando murió obstinado en sus doctrinas al parecer en Lyón, donde el emperador había mandado que permaneciera.


APOCALYPSIS DE BEATO DE LIÉBANA



Una discusión provinciana llegó a implicar a los grandes teólogos de la época como a Alcuino de York y a Paulino de Aquileya, y a turbar la paz del Imperio carolingio y de la Curia romana.

La serie de concilios convocados para abordar el problema planteado por los españoles, así como las cartas de los Papas que denunciaban el peligro demuestran con evidencia que no se trataba de un problema baladí: concilios de Ratisbona (791), de Francfort (por Carlomagno, 794), de Aquisgrán (799), de Roma (799), de Fréjus (799), etc. Los papas Adriano I y León III y los consejeros de Carlomagno comprendieron la magnitud del peligro y trabajaron para doblegar a los españoles que, con argumentos teológicos y con el acostumbrado recurso a la Sagrada Escritura, a los Santos Padres y a los textos litúrgicos, defendían con sus puntos de vista.

Pero todos pretendían purificar la fe y acomodarla a las exigencias del dogma. Tiene, por lo tanto, razón J. C. Cavadini cuando afirma que lejos de ser esta controversia una señal de la decadencia de la Iglesia visigoda, como algunos han insinuado, es una prueba de su vitalidad y de su apertura hacia el futuro. Es difícil aceptar la opinión del atraso de la teología española del siglo VIII.

En el último cuarto del siglo VII se habían celebrado en Toledo varios concilios entre los que destacaron el XI (675) con un preclaro Símbolo de la fe sobre la Trinidad y la Redención, el XV (688) con doctrinas sugestivas sobre la Trinidad y la Encarnación, y el XVI (693) en el que los padres conciliares abundan sobre la Trinidad. Del texto de este concilio son las palabras con las que Alcuino de York pretendía explicar su idea de la Trinidad en su carta a Elipando. Según aquel concilio, las personas de la Trinidad entre sí no son aliud, sino alius. No son distintas en naturaleza o sustancia, sino en las personas. Son una misma cosa, pero personas distintas. Los teólogos españoles del siglo VIII, sucesores de los grandes escritores eclesiásticos de siglos anteriores como Isidoro, Eugenio, Ildefonso, Julián, etc. contribuyeron positivamente al avance de la reflexión sobre la fe en los temas cristológicos.

 


ALCURNIO DE YORK


El cisma hispano, que se pudo producir de haberse formado un colegio de obispos adopcionistas en Al-Ándalus, no llegó a materializarse: los sucesores de Elipando y sus adláteres fueron católicos y los mozárabes mantuvieron la fe ortodoxa, en comunión con el papa hasta el último momento. Aparentemente, las conversiones logradas lo habían sido únicamente por el ejemplo personal (en el caso de Félix) o la pura autoridad de un cargo (en el caso de Elipando), y desaparecieron con ellos. Otra consecuencia positiva fue la difusión de las obras de un teólogo hispano singular, Beato de Liébana, popularizado a partir de su refutación del adopcionismo y posteriormente admirado en toda la Cristiandad por su Apocalipsis.

En Hispania, la controversia sirvió como excusa para que el rey asturiano alejara a su iglesia de la influencia de la Iglesia mozárabe, ahora sospechosa de herejía y contagio de las enseñanzas mahometanas. Alfonso II el Casto (791-842) acercó a su reino la influencia franca del Imperio carolingio, al que envió tres embajadas. También la iglesia astur recibió las nuevas formas litúrgicas y teológicas romanas que se abrían paso en la Cristiandad latina, iniciando la ruptura con la Iglesia mozárabe mártir bajo el dominio de los emires de Córdoba. Elipando puede ser responsabilizado del inicio de este proceso que concluiría durante el reinado de Alfonso VI con la reconquista de Toledo, el fin de la iglesia mozárabe y el triunfo romano en la Iglesia española.
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