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APORTACIONES ESPAÑOLAS AL VEHÍCULO SUBMARINO

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No se puede decir que el submarino sea un medio de locomoción propiamente español, pero sí es cierto que las innovaciones realizadas por tres científicos españoles han sido determinantes para la construcción final de este vehículo marino. Estos fueron Narcís Monturiol con su Ictíneo, Cosme García Sáez con su Garcibuzo, e Isaac Peral con su Peral.


SUBMARINO ESPAÑOL S-74 TRAMONTANA

Los primeros prototipos de vehículos submarinos fueron construidos en la Edad Moderna: el primero fue ingeniado por unos científicos griegos de la Corte de Felipe II, en 1562; el segundo por el navarro Jerónimo de Ayanz y Beaumont, en 1600. Los siguientes avances en este tipo de transporte marítimo correspondieron al norteamericano David Bushnell con su Turtle, en 1775, casi un siglo después, al español Narcís Monturiol con el Ictíneo I y el Ictíneo II, en 1862, y unos empleos poco útiles en la Guerra de Secesión norteamericana.

Pero antes de Monturiol ya hubo un pionero, el riojano Cosme García Sáez, natural de Logroño donde nació en 1808. Se había dedicado, entre otras profesiones, a innovar armas de fuego, teniendo éxito sus patentes en fusiles y escopetas.

En 1859, presentó un aparato-buzo para la navegación submarina, con un diseño moderno y capacidad para dos personas que denominó Garcibuzo. Aquel sumergible tenía las novedades de estar construido en hierro y disponer de unos timones de profundidad a proa que permitían su estabilidad en inmersión.

Un año después, García Sáez efectuó maniobras con su sumergible, en el puerto de Alicante, ante autoridades española y extranjeras. Durante 45 minutos pudo tripular su Garcibuzo de modo efectivo, quedando su hijo como acompañante. Pese a la exitosa demostración y la admiración de la comisión científica, las autoridades políticas desaprobaron su financiación. 

En 1861, García Sáez ofreció su sumergible al gobierno francés, pero obtuvo el mismo resultado que en España. Su invento era demasiado avanzado para la época y cayó en el olvido, siendo hundido en el puerto alicantino por su mismo creador.


COSME GARCÍA SÁEZ
PLANOS DEL SUBMARINO GARCIBUZO


Paralelamente al proyecto de García Sáez, un gerundense llamado Narcís Monturiol i Estarriol fabricaba sus propios vehículos submarinos. Se trataba de un curioso personaje, socialista utópico, licenciado en derecho, impresor y editor, directo de la Fábrica de Moneda y Timbre, y diputado en las Cortes.

Su gran aportación al mundo de los transportes marítimos fue su Ictíneo, un sumergible ingeniado para recolectar coral en las costas de Cadaqués. Fue botado en el puerto de Barcelona el 28 de junio de 1859, presentando mayores innovaciones que su homólogo Garcibuzo.

El Ictíneo I fue el primer submarino tripulado con motor de combustión interna. Presentaba un novedoso sistema para producir oxígeno en el interior del compartimento submarino, que permitía respirar a la tripulación, más tarde desarrollado por ingenieros alemanes. En cuanto a su potencia, el Ictíneo resultó ser poco eficiente, marchaba con propulsión manual sin conseguir la velocidad deseada y en ocasiones lo arrastraba la corriente.

Todo este proyecto científico quedó plasmado por Monturiol en su libro Ensayo sobre el arte de navegar por debajo del agua.

Cinco años después, un mejorado Ictíneo II fue botado en el puerto de Barcelona. Esta nueva versión estaba adaptada para ocho tripulantes, aumentando así su fuerza motriz. Como no conseguía la potencia necesaria para contrarrestar la fuerza de las corrientes introdujo una caldera de vapor como motor de tracción. Era la primera nave submarina con un sistema de propulsión de vapor. Las pruebas en el dique demostraban que la temperatura interior se hacía irresistible para la tripulación, alcanzando más de 50 grados.

Aquella aventura submarina resultó un fracaso y el prototipo fue finalmente vendido como chatarra para pagar las deudas del ambicioso proyecto. Al menos, el problema de generar oxígeno dentro del casco fue una innovación que sería rescatada por los ingenieros alemanes durante la II Guerra Mundial, y perfeccionada totalmente por el norteamericano USS Nautilus.


NARCÍS MONTURIOL
RÉPLICA DEL ICTÍNEO I EN EL MUSEO MARÍTIMO DE BARCELONA
MAQUETA DEL ICTÍNEO II
MAQUETA INTERIOR DEL ICTÍNEO II

La última gran tentativa de construir un submarino moderno por un científico español fue la efectuada por el cartagenero Isaac Peral. Este consumado ingeniero eléctrico y militar de la Marina española propuso al gobierno el desarrollo de un submarino militar que fue pionero en el mundo por estar impulsado por energía eléctrica. Este sistema motriz revolucionó la navegación. El llamado Peral era la primera nave militar que incorporaba un tubo lanzatorpedos, con un sistema similar al usado en la actualidad, con capacidad para otros dos tubos, cuyo alcance era de 200 metros.

El prototipo Peral fue botado, en 1888, en el puerto de San Fernando de Cádiz. Fabricado en acero, pesaba casi 80 toneladas y medía 22 metros de eslora. Presentaba su sistema de inmersión y propulsión eléctrico basado en dos motores eléctricos con baterías, que permitían una autonomía de más de 700 kilómetros. Incorporaba otras novedades como un periscopio, una doble hélice y un sistema de regulación de profundidad.

Pese a las dificultades existentes, demostró que podía navegar en inmersión a la profundidad deseada por su comandante y atacar, sin ser percibido, a cualquier buque de guerra de la superficie.

Aunque las pruebas fueron satisfactorias, el gobierno y el entramado empresarial se empeñaron en desestimar su novedoso ingenio militar y comprar aquella tecnología en el extranjero. Un informe del propio Consejo de la Marina Española argumentaba que el sumergible era tan solo una curiosidad técnica sin trascendencia práctica alguna.

No se entiende como el gobierno de España pudo haber abandonado así a sus ingenieros y sus proyectos justo cuando en aquellos tiempos todas las grandes potencias mundiales llevaban una frenética carrera para fabricar un ingenio similar, que iba a ser clave en el control del espacio marino.


ISAAC PERAL
RÉPLICA DEL SUBMARINO PERAL EN EL PUERTO DE CARTAGENA

El primer uso práctico del submarino bélico se efectuó durante la I Guerra Mundial. Construidos ya con doble casco, eran capaces de alcanzar profundidades de 60 metros. El motor diésel se utilizaba al navegar en superficie, mientras que en sumersión era preciso emplear un motor eléctrico, de escasa autonomía. Para solucionar este problema, los alemanes aplicaron a sus submarinos durante la II Guerra Mundial el schnorchel, con lo cual comenzó la era de los verdaderos submarinos, capaces de navegar largas distancias bajo el agua.

Otra evolución la aportó el norteamericano USS Nautilus, en 1954, el primer submarino de propulsión nuclear, lo cual le permitía permanecer casi indefinidamente bajo el agua. Todo tiende al uso de la energía nuclear como combustible único de los submarinos del futuro.

El éxito de los submarinos como armas de guerra ha tenido una gran influencia en su aplicación a actividades civiles durante las últimas décadas del siglo XX y comienzos del XXI. Y así como la navegación de superficie siguió evolucionando según la tradición, el futuro del mar ya parecía estar reservado a naves submarinas, que no sólo se aplicaban ya como buques oceanográficos y laboratorios, sino que tendrían empleo como vehículos para las futuras ciudades submarinas, para los yacimientos mineros del suelo oceánico, e incluso se proyectó emplearlos como buques-cisterna.


SUBMARINO ESPAÑOL S-63 MARSOPA

INVENTOS DOMÉSTICOS ESPAÑOLES

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España ha dejado una serie de inventos domésticos que han ayudado a mejorar la calidad de vida de las personas. Son ingenios simples en su composición técnica, pero muy útiles para el hogar, el campo agrario, el viaje o la oficina.






1. LA FREGONA

Son muchos los artefactos, los electrodomésticos, que han conseguido mejorar la vida doméstica a lo largo del siglo XX, pero pocos objetos han significado tanto y han optimizado de tal manera los esfuerzos con un mecanismo sencillo como lo ha hecho la fregona, también llamado lampazo o trapeador. Porque conseguir fregar de pie, con la ayuda del palo que acompaña al penacho de tiras de algodón, supuso una trascendental ayuda para todas aquellas personas que hasta bien pasados los años 50 se veían obligadas a arrastrar sus rodillas para limpiar el suelo de viviendas y centros de trabajo. Su inventor fue Manuel Jalón Corominas, un ingeniero aeronáutico nacido en Logroño en 1915, y oficial del Ejército del Aire en la base aérea de Zaragoza.

Fue durante su estancia en Estados Unidos, donde trabajó como ingeniero aeronáutico durante una década, cuando observó la forma de fregar los suelos de los hangares, mediante una mopa y un cubo con rodillos.

Junto con su socio Emilio Bellvis, abrió la empresa Rodex para la fabricación del cubo de rodillos que se venía utilizando en Estados Unidos. En 1956 colocaron un palo de escoba a una bayeta de tiras de algodón, era la llamada bayeta-escoba: había surgido la fregona como un objeto liberador de trabajo. En los escaparates de las tiendas de Zaragoza se expusieron las primeras fregonas, que iban acompañadas de un cubo y un escurridor de rodillos con pedal.

En 1959, Jalón registró el modelo de utilidad nº 74.587 de fregona tipo embudo. Poco después, lo hizo con uno similar Joan Gunfaus, fabricado por la empresa de Terrassa Mery, con registro nº 75.168, que fue la marca que verdaderamente comercializó con éxito la fregona en Cataluña.

El siguiente hito de Jalón fue la patente de un cubo de generatriz curva, más resistente y con menor grosos de plástico que incluía la cesta para escurrir la fregona de una sola pieza, es decir, con el diseño actual. 

El impacto de la fregona fue mundial, siendo exportada a más de treinta países y cuyas ventas alcanzaron los tres millones de unidades al año. Era habitual que los turistas llevaran a sus residencias habituales la "fregona española" después de veranear. 

Manuel Jalón también realizó un sistema de Tupper mejorado y fabricó la jeringuilla hipodérmica desechable, cuya aparición hizo mucho por la higiene sanitaria y significó un gran avance gracias al uso de los plásticos en la no proliferación de enfermedades.






2. LA GRAPADORA

En 1920, se fundaba en en la guipuzcoana villa de Eibar la compañía industrial Olave y Solozabal, para la fabricación de de revólveres del calibre 32 al 38, aprovechando la demanda de estos productos bélicos y el desarrollo de la industria del acero en la Comunidad autónoma vasca. Entonces, no podían imaginar que terminarían diseñando la primera grapadora moderna del mundo. Su extraordinaria calidad productiva y su experiencia en taladros, barrenos, tornos, fresadoras, prensas, pulidoras, etc., les permitió derivar su fabricación a productos de escritorio y oficina.

El primer invento fue un numerador mecánico para documentos, pero su producto estrella fue la grapadora cromada M-5, de su marca El CascoAunque las grapadoras ya existían con ese nombre, el diseño moderno apareció en 1930, como un hito del diseño mundial en artilugios para oficina. Sus inventores fueron Juan Solozábal y Juan Olivé. Este modelo sigue vendiéndose en la actualidad en todo el mundo.

Su éxito se debe a la robustez del producto, similar a la del armamento:
"Si una bala debía desfilar por el cañón de un revolver con absoluta precisión, una grapa debía de desfilar por su carril y grapar con la misma precisión en una grapadora."


3. EL SACAPUNTAS

Otra de las aportaciones de esta empresa al mundo del material de oficina fue el sacapuntas o afilalápices. Hasta que Ignacio Urrestiinventó el sacapuntas, en 1946, se empleaban otros medios más aparatosos, cuyos orígenes se sitúan en Francia. Mientras trabajaba en la empresa El Casco, Urresti se dio cuenta de que la clave para difundir estas piezas era la comodidad. Se inspiró en un molinillo de café y su invento se hizo muy popular de forma inmediata, además de ser considerado como un gran ejemplo de diseño. El primer modelo de éste tenía un peso de algo menos de kilo y medio, funcionaba con manivela y parecía una mezcla entre un molinillo de café y una cámara fotográfica de visor vertical. Pero su oso se fue extendiendo por oficinas y escuelas de toda España, e hizo que fuera imitada en todos los países.

A partir de 1976, la empresa comenzó a editar series más lujosas de sus productos de oficina bañados en latón que mantenían siempre la gran calidad. Legaron a exportar a mercados de 42 países con sus grapadoras, afilalápices, taladradoras, e incluso portaplumas, abrecartas, tinteros, etc. Así, siguen comercializando una de las más completas y cualificadas gamas de productos de despacho y escritorio del mundo.




4. LA PLUMA DE ACERO

Manuel Vaqué Ferrandis fundó en 1942 un taller dedicado a la fabricación e importación de instrumentos de escritura, principalmente plumillas metálicas, la forma habitual de escritura en ese momento. En 1955, fundó Inoxcrom, cuyo nombre provenía de inoxidable y cromado, dos innovadoras técnicas del momento, para la fabricación de la pluma estilográfica Inoxcrom 55, la primera de la empresa. En 1972, también produjo el primer bolígrafo Inoxcrom 55.

A pesar de la popularidad que alcanzó en los años 60 y 70, sufrió la dura competencia del bolígrafo Bic, más barato y eficiente. Por eso se especializó en otros instrumentos de escritura, buscando una personalidad propia, basada en la calidad, el prestigio y la durabilidad. A finales de los 80, la empresa incorporó los diseños de Ágatha Ruiz de la Prada, Jordi Labanda o Kukuxumuxu, con la intención de personalizar sus productos.

El objetivo de esta empresa siempre fue la internacionalización de sus productos mediante la creatividad mediterránea aplicada al material de escritura. Así, desde sus filiales en Alemania, Francia, Italia, Reino Unido y Estados Unidos, llega con 150 millones de bolígrafos anuales a 70 países.




5. LA BATIDORA MINIPIMER

Toda una revolución para las cocinas occidentales fue la batidora. Pionero de este instrumento culinario fue la empresa Pimer (Pequeñas Industrias Mecánico-Eléctricas Reunidas), fundada en 1945 para la fabricación de pequeños electrodomésticos con la intención de aprovisionar el mercado europeo tras la II Guerra Mundial.

En 1947, se incorporó a esta empresa como delineante y luego como director técnico Gabriel Lluelles, quien a principio de los años 60 inventaría su batidora Minipimer. Antes ya había desarrollado la batidora Bipimer, al estilo de las batidoras americanas de vaso superior, pero le quiso evolucionar:
"La batidora era muy difícil de limpiar. La gran idea en 1957 fue independizar las cuchillas con el motor, del vaso. Hacer un electrodoméstico pequeño, manejable y que se pudiera colgar en la cocina."
Por tanto, el brazo batidor podía usarse en cualquier recipiente independientemente. En 1962, Pimer fue comprada por la empresa Braun, después por la americana Gillette, y actualmente es parte de la multinacional P&G.

Lluelles siguió diseñando con gran éxito para Braun, por ejemplo el famoso exprimidor Citomatic, y luego pasó a trabajar apara Turus, desarrollando secadores, aspiradoras, etc. hasta su jubilación en 1988.

Nunca entendió porque las batidoras actuales deben ser tan potentes:
"¿Para qué necesitamos 600 o 800 vatios? No hace falta, gastan muchísima energía y el resultado no difiere casi de las que tienen 270 vatios, eso no es diseño sino derroche, y más ahora que hay que ahorrar energía." 



6. LA COLONIA LAVANDA

Las sustancias utilizadas como perfumes, y los perfumes como tales, tienen un origen que se pierde en la lejanía de los siglos. De hecho, un perfume es básicamente algo que huele bien, en contraposición a algo que huele mal. En este sentido, los aromas agradables de flores y plantas quizá se convirtieron en las primeras sustancias empleadas como perfumes; luego vinieron las sustancias de origen animal, como el almizcle o el ámbar gris.

La colonia, o más propiamente, el agua de colonia, es un tipo de perfume inventado por un italiano, Juan María Farina, que vivía en la ciudad alemana de Köln (Colonia), por lo que le dio ese nombre a su creación. Se trataba de un perfume compuesto de romero, neroli, bergamota y limón. Hoy en día es mucho más popular que los perfumes tradicionales, más densos y olorosos.

En esta lista de perfumería se encuentra un invento español: el Agua Lavanda, lanzada al mercado en 1925 por la empresa catalana Puig, fundada en 1914, por Antoni Puig i Castelló, para la importación de perfumes franceses. 
Pero la ambición de su promotor fue más allá, llegando a desarrollar este novedoso aroma.

La concepción del envase fue efectuado por el pionero del diseño español André Richard, ganador del Premio Nacional de Diseño.En realidad se trataba de una adaptación de un modelo del primer producto exitoso de Puig, el Agua Lavanda de 1940, con un vidrio ambarino y producido con aromas de hierbas aromáticas locales dada la autarquía del momento: romero, espliego, lavanda y limón. Después, en 1953, la empresa añadió al envase un recubrimiento de mimbre para darle un aspecto artesanal. Y, finalmente, en 1963, Richard diseñó un frasco similar con tapón de madera y una cinta de rafia que le daba un toque vernacular y natural, pero preludiando a la vez con el incipiente diseño moderno y funcional. Ese mismo frasco, denominado Diseño Barcelona, fue el que se utilizó, con alguna variación para lanzar Agua Brava, en 1968 y es casi igual al que se sigue utilizando en la actualidad, con apenas cambios en la gráfica.

Desde 1983, Agua Brava esponsoriza la regata de la Copa del Rey, afianzando su poder evocador:
"Una forma y una fragancia eternos, como el Mediterráneo, de pinos junto al mar, de viento, de velas y pasión."
A través de distintos formatos de envasado, el agua lavanda se exporta hoy a más de ochenta países, siendo el grupo Puig Beauty & Fashion es uno de los principales grupos perfumistas del mundo. En 1975, Puig y Esteve fueron más allá de su campo aromático y crearon la empresa Isdin, para el cuidado integral de la piel.





7. LA BOTA DE VINO

La bota de vino es un derivado de los odres, pieles de animal impermeabilizadas para contener líquidos. La bota está confeccionada con cuero de cabra, que tiene una textura flexible, y está recubierta interiormente con pez, una resina que la hace impermeable. El pitorro es de plástico, antes de baquelita, y tiene un cordel para transportarla colgada. Es un antecedentes del botellón: un contenedor transportable de vino barato. Basta alzar la bota y presionar ligeramente su base para encajar un fino chorro de vino directamente en la boca.

El uso de la bota fue una tradición muy arraigada en España, especialmente en áreas rurales, y tiene una dilatada presencia en la literatura y el refranero popular. Según dos fragmentos de El Quijote de Miguel de Cervantes:
"... ¡Oh bota que vas colgando del arzón de la silla, por si o por no, eres tan devota mía y te quiero tanto que te prodigo mil besos y mil abrazos, te elevo a las nubes con miedo que recojas el aguas...!"
"... Pero lo que más campeó en el campo de aquel banquete fueron seis botas de vino, que cada una sacó la suya de su alforja, hasta el buen Ricote, que se había transformado de morisco en alemán o en tudesco, sacó la suya, que en grandeza podía competir con las cinco..." 
La marca española de botas más célebre es Las tres ZZZ y tiene su origen en Pamplona, en 1873, en un taller botero fundado por Gregorio Pérez, procedente de Huerca, asociado con  el artesano navarro Eusebio Iglesias. La empresa se denominó, en 1916, Las tres ZZZ en honor a las tres hijas que tuvo Pérez. Otra botería célebre es Las tres DDD, sita en Burgos.

Ambas producen el modelo recto y el curvo, más tradicional con su característica forma arriñonada. La bota requiere un buen uso, hay que estrenarla calentando y soplando en su interior, para llenarla con agua y así humedecer la costura. Si se enganchan las paredes por desuso, hay que calentar la pez hasta separar la piel suavemente. Aunque ahora también hay botas de látex que superan este ritual.



8. EL BOTIJO

El botijo es una pieza de alfarería típicamente española, aunque también se fabrique en otros países Mediterráneos. Consiste en un recipiente de barro poroso con un asa y dos pitorros de diferente medida; por el mayor se introduce el agua y por el pequeño se bebe, levantando el objeto por encima de la boca e inclinándolo. Su utilidad es mantener fresca el agua mediante su evaporación en la arcilla porosa de que está fabricado, y así aliviar la sed en las zonas cálidas.

El funcionamiento es tan simple como sorprendente: el agua contenida se filtra por los poros hasta la superficie, donde por efecto de la alta temperatura exterior, se evapora. Este estado de líquido a gaseoso requiere energía calorífica, que se extrae de la masa de agua contenida en el interior. Por tanto, esta se refresca al perder temperatura. Se puede llegar a reducir hasta 10 grados la temperatura interior en condiciones óptimas, siempre en lugares secos, pues si hay mucha humedad ambiental no se produce la exudación necesaria. Por tanto, los botijos decorativos, pintados y esmaltados no tienen la capacidad refrescante.

Todas las regiones españolas han desarrollado tradicionalmente diversas tipologías de botijos, que adoptan nombres dispares como pipo, pimporro, búcaro en Andalucía, cántir en Cataluña, o botixo en Galicia.

La procedencia etimológica es romana, del término buttis, o tonel, de ahí derivó a bota, botija, botijón y finalmente botella, pero en este caso de vidrio.

Tras la llegada de los aparatos electrodomésticos a los hogares españoles, surgió la necesidad de adaptar el tradicional formato del botijo a otro más fácil de transportar y encajar en los frigoríficos. Así, en 1999, los jóvenes diseñadores valencianos Héctor Serrano y Alberto Martínez y Raky Martínez inventaron el Rebotijo, un botijo casero mezcla de tradición y contemporaneidad, que se encarga de producir la empresa La Mediterránea.

En España existe la colección más grande del mundo de botijos que ostenta un récord Guinness: el Museo del Botijo, en Toral de los Guzmanes (León), que reúne más de 2.500 piezas de coleccionista Jesús Gil Gibernau. También destaca el Museo del Cántir en Argentona (Barcelona), y el Museo del Botijo en Villena (Alicante), con curiosas piezas decoradas de todos los lugares del mundo.



9. EL PORRÓN

El porrón es otro artefacto para beber vino o cava, originado en la región de Cataluña, donde también se le conoce como porrona. Su nombre proviene de una variedad de pato buceador, cuya forma es semejante a la del porrón. Se trata de un recipiente de forma semiesférica, con dos brazos cónicos: uno ancho por donde se introduce el líquido, y otro que se va estrechando por donde se bebe. El brazo ancho es a su vez el mango y se alza por encima de la cabeza y, al inclinarlo ligeramente, el líquido sale con fuerza por el pitorro estrecho creando un chorro que se dirige directamente a la boca. Desde ahí se puede ir alejando la mano hacia arriba y de ese modo se crea un chorro cada vez más largo. 

El porrón es originariamente de vidrio verdoso transparente y se suele proveer de un tapón de corcho para la boca ancha; de esa forma no entra apenas aire y el vino se mantiene mejor. Funciona como dispensador de vino en comidas comunitarias, como el botijo y la bota, se pasa de mano en mano y cada comensal toma un trago sin riesgo de higiene y enfermedad al no existir contacto con la boca.

También se han hecho referencias en el mundo del cine y de la literatura. El cineasta Bigas Luna dijo que:
"El calçot, el porrón y los castellers son tres cosas catalanas que siempre me han fascinado, nacen de la tierra y hacen mirar hacia el cielo."
El escritor George Orwell, en su obra Homenaje a Cataluña, escrito en 1938:
"... y bebíamos de una cosa espantosa llamada porrón. El porrón es un especie de botella de vidrio fino del cual sale un delgado chorro de vino al inclinarla. De este modo resulta posible beber desde lejos, sin tocarlo con los labios, y pasarlo de mano en mano. Me declaré en huelga y exigí un vaso en cuanto vi cómo se usaba el porrón. Para mi gusto, se parecían demasiado a los orinales de cama de vidrio, sobre todo cuando estaban llenos de vino blanco."



10. LA NAVAJA

La navaja surgió a finales del siglo XVI en España tras la prohibición promulgada por el emperador Carlos V de llevar armas de hoja larga (sobre todo espadas) a gente ajena a la nobleza. La navaja permitía girar la hoja afilada únicamente en uno de los lados para quedar oculta en el interior del mango, estaba acabada en punta y normalmente algo curva. Además de ser pequeña, manejable y mucho más barata que una espada.

Así, a partir del siglo XVII la difusión de la navaja fue en aumento, hasta hacerse sumamente popular. Desde España, fue difundiéndose por los puertos del mar Mediterráneo, primero hasta Italia y Francia, y después por el resto de Europa hasta llegar a Alemania e Inglaterra, sin olvidar que también lo hizo a Portugal y Marruecos.



MODA ESPAÑOLA EN LAS CORTES EUROPEAS

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La influencia de la vestimenta cortesana española en Europa de la Modernidad fue un amplio fenómeno cultural que tuvo su máximo desarrollo entre 1550 y 1650 como resultado del periodo hegemónico de los Austrias en el mundo.

EL EMPERADOR CARLOS V CON PERRO, POR JAKOB SEISENEGGER (1532)

Durante los siglos XVI y XVII, la hegemonía política, cultural y militar del Imperio español quedó de manifiesto hasta en los usos indumentarios de la Corte española, que fueron exportados al resto de cancillerías de Europa y de los virreinatos americanos. Entonces, la literatura era traducida y leída en resto de lenguas europeas, la pintura marcaba la pauta junto a la de Italia y Flandes, y el español era una de las lenguas usas para la diplomacia y la política entre las potencias rivales.

A comienzos del Renacimiento, Italia marcaba la moda en la vestimenta europea, como también hizo con el resto de géneros artísticos, caracterizada por la expresión de colores vivos alegres. Pronto, fue España la nación que ejerció su influencia en la moda. Los retratos de su aristocracia, realizados por maestros como Diego Velázquez o Alonso Sánchez Coello, así como la presencia de consejeros reales en las administraciones políticas que los Austrias tenían en Europa, y viceversa, favorecieron la difusión de la moda a la española, ejerciendo una influencia decisiva en los usos indumentarios de la nobleza húngara y de las cortes inglesa y sueca, entre otras.

CATALINA DE ARAGÓN, POR MICHAEL SITTOW (1505)

A través de la presencia de mujeres como Catalina de Aragón en Londres, se difundió el atuendo español en Europa. también el modelo masculino tuvo éxito, como pone de manifiesto la visita a Madrid en 1623 del príncipe de Gales. De hecho, fueron los Austrias mayores Carlos I y Felipe II los máximos promotores de aquella tendencia. Mediante pragmáticas, Felipe II impuso esta vestir este estilo austero, debido a motivos morales y económicos, y que continuaron los Austrias menores Felipe II y Felipe IV.

Influida por el ascetismo de la Edad Media, el estilo hispánico se caracterizaba por el uso de colores oscuros y prendas ceñidas y lisas, el aspecto rígido con escasa ornamentación, expresando la sobriedad y la solemnidad acorde a la rectitud religiosa que se quería imponer. Junto a esta austeridad, incorporaban algunos detalles de color como la cruz bordada de alguna orden o cadenas de oro. Con el tiempo, fueron popularizadas otras prendas como golas, capas, corsés y guardainfantes.

Una clara muestra es el retrato de Alejandro Farnesio en su juventud, general de los Tercios de Flandes, héroe del combate de Lepanto, nieto de Carlos V e hijo de Octavio de Farnesio y Margarita de Parma, que se encuentra en la Galería Nacional de Parma. Aparece ataviado con vestidura corta con mangas y brahones, que se llevaba ajustada al medio cuerpo sobre el jubón. El jubón es una prenda que se ponía sobre la camisa, ajustada al cuerpo, y que cubría desde los hombros hasta la cintura. Las calzas acuchilladas cubren los muslos y las piernas. Por encima de los hombros, lo protege un elegante tudesco, que era un capote alemán.

ALEJANDRO FARNESIO, POR ANTONIO MOR (1557)

En su retrato, Felipe II con rosario, obra de Alonso Sánchez Coello expuesta en el Museo del Prado, aparece vestido con gorra de copa sobre la cabeza, gola en el cuello, ferreruelo y jubón. Felipe IImantuvo la estética planteada por su padre, pero le añadió 

la tradicional gola o gorguera de color blanco, que era un adorno entubado alrededor del cuello, utilizado en la Centroeuropa ya desde la Edad Media, tanto por hombres como por mujeres, por estar confeccionada con tela fina de Holanda. La gola contrastaban con la sobriedad del traje negro y estaba teñida con unos polvos para darle un ligero tono azul. 

Esta gola rígida y alta era un símbolo de poder que alzaba el cuello de los propietarios del Imperio geográfico más extenso de la Edad Moderna. Se solía llevar medias calzas blancas que cubrían toda la pierna, un calzado en forma apuntada. Los puños blancos hacían juego con la gola.

FELIPE II CON ROSARIO, POR ALONSO SÁNCHEZ COELLO (1580)

El retrato de Ana de Austria, cuarta esposa de Felipe II y madre del rey Felipe III, según la obra de Alonso Sánchez Coello expuesta en el Kunsthistorisches Museum de Viena, viste saya con mangas de punta. Fue Ana quien, de hecho, puso de moda el color negro en las Cortes europeas, y las generosas mangas de estilo bombacho, bajo los corpiños de estilo masculino. Triunfaban a la sazón el cartón de pecho, embrión del corsé, y el verdugado para ahuecar las faldas.

ANA DE AUSTRIA, POR ALONSO SÁNCHEZ COELLO (1571)

Las ropas de color negro eran un signo de nobleza, de poder y de limpieza de sangre. Era muy importante aparentar la alta condición social a la que se pertenecía. Vestir a la española fue, durante un siglo, casi una obligación, y quien se rebelase contra esos hábitos se exponía a las habladurías de una sociedad que, desde el mirador de las apariencias, defendía los privilegios de su clase. Pero las ropas de color negro también se pusieron de moda debido a la calidad y alto precio de su colorante palo de Campeche, también llamado "ala de cuervo", traído desde el Virreinato de la Nueva España, convirtiéndose en un signo de distinción.

A comienzos del siglo XVII, la moda española caracterizada por su sobriedad y austeridad del reinado de Felipe II derivó a formas más excesivas en adornos. El estilo Barroco incorporó telas exóticas con algo de color, vendas doradas, perlas y piedras preciosas, e incluso la clásica gola fue desplazada por la lechuguilla, mucho más exagerado que su predecesor en forma de gran abanico, por eso fue necesario incorporar los alzacuellos para su sujeción. La intención era dar una imagen que tapase la inicial decadencia en la que estaba sufriendo el Imperio de Felipe III.

Como ejemplo de este nuevo estilo está el retrato del archiduque Alberto de Austria, hijo de Maximiliano II, pintado por Frans Pourbus y expuesto en el Monasterio de las Descalzas Reales de Madrid. Según el historiador Joseph Pérez, este aristócrata contrajo matrimonio con Isabel Clara Eugenia, hija de Felipe II, con la pretensión de "salir con elegancia del avispero flamenco". Durante el reinado de Felipe II, los gregüescos eran cortos y abombados, pero en tiempos de su sucesor se alargaron hasta penetrar en las botas, como se puede ver en el retrato.


ALBERTO DE AUSTRIA, POR FRANS POURBUS (1599)

En la obra pictórica Conferencia de Somerset, atribuida a Juan Pantoja de la Cruz y expuesta en la National Portrait Gallery, aparecen las delegaciones diplomáticas española e inglesa con idéntico atuendo, en un claro ejemplo de que aquel Tratado de Londres de 1604 no solo daba como ganadora política y militar a España en la Guerra Anglo-española, sino que además imponía sus usos indumentarios a su rival. A la derecha la delegación inglesa: Thomas Sackville (junto a la ventana), Charles Howard, Charles Blount, Henry Howard y Robert Cecil. A la izquierda la delegación hispano-flamenca: Juan de Velasco (junto a la ventana), Juan de Tassis y Acuña, Alessandro Robido, Charles de Ligne, Jean Richardot y Louis Verekyn.

CONFERENCIA DE SOMERSET, POR JUAN PANTOJA DE LA CRUZ (1604)

Tras la llegada de Felipe IV, la vestimenta de la nobleza española regresaba a la sobriedad de su original color negro, en contraposición al lujo y colorido de la emergente moda francesa. Y no solo en España, en Holanda el color negro se convirtió en símbolo de austeridad fruto de la Revolución Puritana.

En 1623, el cuello de lechuguilla fue sustituido por una gola grande y plana que caía sobre los hombros, estaba formada por un cartón rígido forrado de tela negra sobre el que se colocaba un cuello blanco llamado valona. Esta prenda obligaba a mantener la cabeza erguida, pero esta austera gola, era mucho más práctica y económica para la mayoría de los nobles. El color blanco de las medias fue sustituido por el negro, acorde al resto del ropaje. Y las calzas, también negras, estaba más ajustadas a las piernas que sus antecesoras de estilo acuchillado.

El clásico retrato de Diego Velázquez se observa a un juvenil Felipe IV, que viste golilla y calzones. Sobre el rey Planeta, el historiador John Elliott recuerda que hizo todo lo posible "para preservar el carácter sagrado de la realiza mediante la distancia".

FELIPE IV, POR DIEGO VELÁZQUEZ

Las mujeres llevaban un amplio vestido con guardainfante, prenda que sustituyó al verdugado. Aunque el guardainfante fuese francés, se trataba de una prenda que había evolucionado del original verdugado español, utilizado para ampliar el volumen del vestido. Consistía en una falda hueca compuesta por un armazón de alambres con cintas que partían de la cintura, y que se hacía poco práctico e incómodo. También podían introducir algún complemento.

Un ejemplo fue el de Mariana de Austriasegunda esposa de Felipe IV, con quien se casó en 1649, y madre de Carlos II, retratada también por Diego Velázquez en 1652, cuyo cuadro está expuesto en el Museo del Prado. Su tono es oscuro con ribetes plateados; y los amplios faldones y la basquiña reposan sobre él. El jubón cubría desde los hombros a la cintura, e iba ceñida al cuerpo. En la mano izquierda, Mariana sostiene un amplio pañuelo de encaje. Su peinado se denomina de mariposas.


MARIANA DE AUSTRIA, POR DIEGO VELÁZQUEZ (1653)

Para la aristocracia de la época, los adornos dorados sobre el negro y el encaje en la toca y los puños eran un signo de la pertenencia nobiliaria. El abanico o pañuelo eran también una prueba de un alto poder político.

Un ejemplo de este estilo es el retrato de la joven Inés de Zúñiga, esposa de Domingo de Zúñiga y Fonseca, perteneciente al pintor Juan Carreño de Miranda y expuesta en el Museo Lázaro Galdiano de Madrid. Como define el catálogo de esta institución, llama la atención "el rico joyel de pedrería adornado con tres grandes plumas moteadas de rojo y la armoniosa combinación de blancos plateados en el ceñido jubón con grandes aldetas".


INÉS DE ZÚÑIGA, POR JUAN CARREÑO DE MIRANDA (1660)

En la segunda mitad del siglo XVII, Francia desplazó a España en el liderazgo político como quedó patente en la Paz de Westfalia de 1648 y el Tratado de los Pirineos en 1659. También el aspecto cultural, incluyendo la vestimenta, la Monarquía francesa fue imponiendo una moda más práctica. La ropa femenina eliminó las anchas faldas ahuecadas y las cinturas ceñidas, ampliando el escote y dejando al descubierto hombros y cuello. El elemento más significativo de la moda francesa masculina fue la peluca, que introdujo Luis XIII para tapar su calvicie, llevándose en el cabello de cualquier aristócrata ilustrado, durante todo el Siglo de las Luces.

La dinastía de los Borbones, influenciada por Francia, suprimió los últimos restos de la moda de los Austrias. Como reacción a este predominio galo, apareció el estilo que popularizaron las majas. Este estilo, denominado Majismo, fue inmortalizado por Francisco de Goya como pintor de la Corte de Carlos IV.

INFLUENCIA DEL SIGLO DE ORO ESPAÑOL EN LA NOVELA BRITÁNICA

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Durante el Siglo de Oro de las Letras españolas, la literatura tuvo tal grandeza y esplendor que incluso una potencia enemiga como era el Reino de Inglaterra se dejó influenciar, siendo sus grandes literatos traducidos al inglés y leídos por los círculos letrados del reino: Rojas, Alemán, Quevedo, Góngora, Lope de Vega y sobretodo Cervantes.


CALDERÓN DE LA BARCA, LOPE DE VEGA, FRANCISCO DE QUEVEDO Y MIGUEL DE CERVANTES


Pese a provenir de una nación enemiga, la literatura española era muy conocida en la Inglaterra de los siglos XVII y XVIII. El tema hispánico se puso de moda en este reino durante el Siglo de Oro de las Letras españolas, traduciéndose al inglés múltiples textos literarios. Bellos ejemplos que verifican este hecho artístico son The Spanish Tragedy de Thomas Kyd, de 1582, o la armónica The Spanish Maze, de 1603.

La publicación Mid-Century Quixotism and the Defence of the Novel, escrita por Brean Hammond en 1998, para la revista Eighteenth Century Fiction, y el libro Don Quixote in England, por el especialista en literatura y arte británicos del XVIII Ronald Paulson, demuestran la determinante influencia de la narrativa del Siglo de Oro español en la novela británica del siglo de la Ilustración.

En su obra Influencia de la literatura española en la literatura inglesaJohn W. Baker explicó que los temas españoles que más atracción artística causaron en el lector anglosajón fueron seis: la Reconquista contra los moros; los estudios universitarios (filosóficos); las peregrinaciones a Santiago de Compostela; el comercio; las bodas reales; y las guerras.

A esto hay que añadir la extraordinaria calidad literaria de estos textos, que han contribuido a definir un Siglo de Oro, así como la excelencia de las traducciones, muy especialmente las de James Mabbe.



THE ROGUE, POR MATEO ALEMÁN


El Lazarillo de Tormes fue traducido en 1576, por David Rowland of Anglese, siendo la primera gran obra española convertida al inglés en el siglo XVI, haciéndolo La Segunda parte del Lazarillo de Tormes, en 1602. De hecho, Lázaro fue convertido en personaje de teatro isabelino en Blunt Master Constable or the Spaniards Nighte-Walke, en 1602.

James Mabbe tradujo el Guzmán de Alfarache, de Mateo Alemán, en 1622, con el título The Rogue (El Pícaro), porque Guzmán fue en Inglaterra, al igual que en España, el prototipo del pícaro. Para Gustav Ungerer, los partidarios de la Monarquía británica hallaron en este personaje la antítesis del estricto sentir puritano de la República de Cromwell, siendo Guzmán la fuente de cuantos highwaymen (saltadores de caminos) y panders (medianeros) proliferaron en la prosa inglesa del XVII.

También la Celestina fue traducida por James Mabbe, en 1631, con el título The Spanish Bawd, haciendo que la famosa alcahueta, la madre Celestina, fuera reconvertida en vieja isabelina tras ser nombrada The Spanish Bawd.




THE SPANISH BAWD, POR FRANCISCO DE ROJAS



Según Baker, Geoffrey Chaucer tuvo oportunidad de conocer libros e historias españolas y aprovecharse de todo eso. Por eso, existe un paralelismo entre los textos del Pardoner's Tale de Chaucer y del Libro de buen amor de Juan Ruiz, no solo en partes del relato, sino aun en las palabras, las ideas y el orden de ellas. El literato inglés debió conocer el texto del Arcipreste de Hita, o que ambos tuvieron una fuente común, que podría ser el De contemptu mundi del papa Inocencio III.

Richard Croshaw trasladó seis de los Sueños de Francisco de Quevedo, en 1640, el mismo año que se produjo la edición suelta de El infierno enmendado (Hell Reformed) de Edward Messervy. En 1667, Robert L´Estrange trasladó el resto. El Buscón fue traducido en 1657, 1670 y 1683.

En la Inglaterra del siglo XVII, las obras de Quevedo fueron tan populares que el autor llegó a convertirse en personaje. Por ejemplo, en Los viajes de don Francisco de Quevedo por la desconocida tierra austral (The travels of don Francisco de Quevedo through Terra Australis Igcognita, 1684) se escribió un viaje imaginario del literato español ataviado como un pre-Gulliver por el Polo Sur. Seguramente, no podría el madrileño reprimir una sonrisa al saber que su enemigo literario Luis de Góngora no pudo haber sido conocido por muchos más ingleses del XVII que Thomas Stanley, que intentó infructuosamente traducir las Soledades en 1651.



THE PILGRIM OF CASTILE, POR LOPE DE VEGA


Félix Lope de Vega tuvo una traducción de El peregrino en su patria (The Pilgrim of Castile) en 1621. Su teatro inspiró a numerosos dramaturgos ingleses, en especial a John Crowne y a Thomas Gage, ambos del siglo XVII. Incluso textos hoy considerados menores como el Poema trágico del español Gerardo y desengaño del amor lascivo (Madrid, entre 1615 y 1618), del Céspedes y Meneses, fueron traducidos como Gerardo, the unfortunate spaniard, por Leonard Digges, y teatralizados como The spanish curate, obra tardojacobina escrita por John Fletcher y Philip Massinger en 1622.

Mediante este grupos de títulos se concluye que la literatura española estuvo muy valorada por el Reino de Inglaterra en la época de William Shakespeare, e incluso décadas después de su muerte en 1616. Es indudable que Shakespeare leyó otros autores españoles. El biógrafo Stephen Greenblatt destacó la profunda influencia que la traducción del Book of prayer and meditation (1582) de fray Luis de Granada ejerció en el genio de Stratford on Avon: "Shakespeare had evidently read and absorbed the Catholic book." (Shakespeare había leído y absorbido el libro católico de manera evidente.)

De entre la literatura caballeresca que triunfó en Inglaterra destacaron dos series: las dos partes del Palmerín de Oliva de Francisco Vázquez, que fueron recogidos por Anthony Munday, en 1588 y 1597; y los tres libros del Espejo de Príncipes y Caballeros (The Mirror of Princely Deeds) de Diego Ortúñez de Calahorra, traducidos por Magaret Tyler, en 1575, 1585 y 1586.



GRANADA´S MEDITATIONS, POR LUIS DE GRANADA


En cuanto a Miguel de Cervantes, dos de sus Novelas Ejemplares, La gitana y La fuerza de la sangre, fueron también convertidos en material teatral en The Spanish Gypsy (1622), una obra de Thomas Middleton, William Rowley, Thomas Dekker y John Ford que combina ambas. En 1612, Thomas Shelton publicó su traducción del Quijote con el título de The Delightful History of the Witty Knight-Errant Don Quixote. Quizás la traducción estuvo beneficiada por la popularidad de la novela de caballerías española en la tierra del rey Arturo.

Aunque la primera traducción del Quijote al inglés fue publicada por Thomas Shelton en 1612, llevaba casi un lustro escribiéndose en versiones manuscritas. El propio Don Quixote influyó de manera innegable en la obra de Beaumont y Fletcher titulada El caballero del pistardero ardiente (The Knight of the Burning Pestle), publicada en 1631, y representada por la compañía de niños de Blackfriars en 1607-1608. De este mismo año existen varias referencias al Quijote en textos como The Miseries of the Enforced Five Gallant, de Thomas Middleton. Un poco después, otro de los grandes dramaturgos isabelinos, Ben Jonson, también hizo referencia a Don Quijote en The Silent Woman (1610). Todas estas menciones se deben a que Shelton reconoció haber traducido la obra cinco o seis años antes, por lo que las traducciones fueron manuscritas dando lugar a múltiples lecturas.



EXEMPLARY NOVELS, POR MIGUEL DE CERVANTES


Las causas intrínsecas que provocaron la admiración por los clásicos españoles fueron de tipo literario y social. Entre las literarias se cuentan la dicotomía novela-romance y la calidad de los ejemplos españoles.

El género picaresco y el Quijote representaban en la literatura española el paso del romance a la novela. La prosa del romance se caracterizaba por su Idealismo, mientras que la de la novela por su Realismo formal.

En cambio, en Gran Bretaña, la prosa de principios del XVIII estaba dominada por el romance. Hasta entonces, la literatura inglesa sólo había ofrecido obras de un tono puritano y tratados filosóficos e históricos. Además, los autores británicos seguían sin ingeniar modelos de referencia con un alto nivel de inspiración y transcendencia.

Durante las primeras décadas del siglo XVIII, hubo un esfuerzo consciente por establecer las bases comunes de la novela y distinguirla de los romances. Por ello, los padres de la novela inglesa se fijaron en el novelista y la novela que habían logrado esos mismos objetivos hacía más de un siglo, esto es, en Cervantes y el Quijote. Comenzó a aparecer el humor, la crítica social, la sátira, las dimensiones ontológicas y las técnicas narrativas, que eran propias de la novela picaresca española y el Quijote.

Las causas históricas fueron el incremento demográfico y de los centros urbanos ingleses; la convivencia en grandes ciudades de la clase pudiente con las más desfavorecidas; el aumento de la delincuencia; la subida de impuestos por el mal estado de la deuda nacional debido a sus interminables guerras; el desarrollo del Imperio y las rutas comerciales; y los intereses políticos que alentaban la crítica social.

Este influjo que los novelistas británicos del Setecientos recibieron fue debido a su admiración por la literatura picarescas en general, siendo las cinco obras que disfrutaron de una mayor difusión en Gran Bretaña a lo largo de los siglos XVII y XVIII: el Quijotede Miguel de Cervantes: el Guzman de Alfarache, de Mateo Alemán; la Celestina, de Fernando de Rojas; el Buscón, de Francisco de Quevedo; y el Lazarillo de Tormes.

Desde finales del siglo XVI, en las Islas Británicas hubo una tremenda fascinación por la novela picaresca española, cuyas obras se extendieron por sus bibliotecas en traducciones producidas por un grupo de esforzados hispanistas. Si estos libros fueron de los más leídos y reimpresos en la Inglaterra de los Estuardo lo fue gracias a que desde inicios del siglo XVI ya existía en Gran Bretaña un tipo de relatos de corte picaresco, conocido como beggar-books. Por eso, tanto lectores como literatos encontraron en las ingeniosas andanzas de Guzman, de Celestina, de Lázaro, de Pablos, de Pícara Justina o del Buscón un estilo de entretenimiento así como un modelo literario en que inspirarse.



GERARDO, THE UNFORTUNATE SPANIARD, POR FÉLIX LOPE DE VEGA


Los novelistas británicos hallaron en la picaresca española una prosa de realismo y calidad, identificando en estas narraciones españolas de los siglos XVI y XVII un marco análogo al de la sociedad que deseaban retratar con un realismo propio de la novela. Las similitudes entre la España del Siglo de Oro y la Gran Bretaña del XVIII propiciaron que los británicos leyesen con interés y admiración la literatura española que supo reflejar esos mismos condicionantes sociales y que, en muchas ocasiones, adaptaron sus obras según las directrices españoles.

Las similitudes entre los viajes de los picaros españoles y los protagonistas de las novelas británicas son evidentes. Un ejemplo claro es de los viajes de Tom Jones y los de Pablos, y en cómo los episodios son de la misma factura cómica, descriptiva e, incluso, temporal: el episodio (VII, 10) en que Tom se cree perdido en su viaje a Bristol, y la conversación que mantiene con un oriundo tras preguntarle el camino es de reminiscencias quevedianas, en concreto del diálogo entre Pablos y el matemático.


Pero fue Miguel de Cervantes, como autor de Don Quixote y las Exemplary Novels, quien logró una abierta admiración de Inglaterra por la narrativa del Siglo de Oro español. Su influencia fue anterior a la de Mateo Alemán y condicionó la que ejerciese CelestinaLa mayor influencia cervantina tuvo lugar en el Siglo de Oro de la narrativa inglesa: novelistas de renombre como Fielding, Smollett, Sterne, Swift o Lennox, en poetas de la talla de Shaftesbury, Addison, Steel, o Butler, en pintores como Hogarth y John Vanderbanken, y en pensadores como Miltonentre otros.

La admiración que los intelectuales británicos profesaron a la obra de Cervantes derivó en una desmedida pasión por las letras castellanas. Este fue el caso de una defensora del Protestantismo en Gran Bretaña y los Estados Unidos y una enemiga del Catolicismo español: Susanna Rowson. A pesar de recriminar la política exterior de España, siempre reconoció la influencia de Cervantes en el prólogo de su Slaves in Algiers, e incluso tomó prestados el género, tema y título del Viaje del Parnaso para su Trip to Parnassus. Y gracias a su Cervantismo, continuó leyendo traducciones de otras obras del Siglo de Oro español, y así se inspiró en la Celestina de Fernando de Rojas para redactar su Charlotte Temple, primer best-seller de la literatura norteamericana.

Sin embargo, la presencia de Cervantes en las letras inglesas no ha sido reconocida por la crítica y la filología inglesa hasta comienzos del siglo XX, gracias los estudios publicados por James Fitzmaurice-Kelly y Gustav Becker. Han reconocido la presencia hispánica sólo un reducido grupo de especialistas en el periodo, como Jill Campbell, S. Oilman, Aurelien Digeon, Ernest Baker, Martin Battestin o, más recientemente Clive Probyn, Walter Reed y Michael McKeon. Este último incluso dedicó un capítulo de su Origins of the Novel a Cervantes.


DON QUIXOTE IN ENGLAND


La aportación de Ronald Paulson ha ofrecido una nueva perspectiva en el estudio del Cervantismo del siglo XVIII inglés, situando a Don Quixote en el contexto político y artístico de la época. En 1998, el editor de Don Quixote in England, por Paulson, anunciaba este volumen proclamando en la contraportada:
"Seldom has a single book, much less a translation, so deeply affected English literature as did the translation of Cervantes' Don Quixote in 1612. The comic novel inspired drawings, plays, sermons, and other translations, making the name of the Knight of la Mancha as familiar as any folk character in English lore."

A finales del siglo XX, Edwin Knowles aseguraba que:
"Along with the Bible, Bunyan, and Shakespeare it (Don Quixote) has been a book that almost every literate English-man for the past two hundred years has read, at least in part."

Sobre esta admiración británica por Cervantes, Walter Starkie declaró orgulloso:
"England is always proud of having been the first foreign nation to recognize the genious of Cervantes."

Y Joseph Jones decía una verdad a medias al proclamar que "Cervantes was Laurence Sterne's favorite author", puesto que el Quijote fue lectura y modelo predilecto de un buen número de literatos británicos del XVIII.

Así lo aseguraba también Britton
"Outside Spain (Don Quixote's) impact has been particularly marked in England, at no point more evidently than during the eighteeth century."

Si Tom Jones es la primera novela en lengua inglesa y Henry Fielding el padre de la novela británica, sería bastante acertado afirmar que Cervantes es el antecedente más directo de la novela inglesa, según las conclusiones a las que han llegado filólogos ingleses como Alexander Parker y Walter Scott o el español J. A. G. Ardila.

Esta relación directa entre el Cervantismo y la obra de Fielding también ha sido propuesta por Harry Levin, quien, siguiendo a Albert Thibaudet, designó por "quixotic principle":
"the direct line of Cervantes" impact as the basic process he discovered and its wider employment."

Levin entiende que la presencia de la literatura cervantina en Gran Bretaña consiste en la elaboración de la dicotomía romance-novela, en especial a través de las figuras de Don Quijote y Sancho.

J. A. G. Ardila ha probado que el tono paródico de las dos novelas The Female Quixote y Northanger Abbey es genuinamente cervantino. Además, demostró las analogías entre el Quijote de Cervantes y el Tom Jones de Fielding en la casi totalidad de los recursos narratológicos. También ha emparentado las aventuras del Quijote con La expedición de Humphry Clinkerla novela picaresca más afamada de Tobias Smollett, quien además fue traductor.

Pardo García ha argumentado la influencia del Cervantismo en la obra de Joseph Andrews y la del Quijotismo en la de Laurence Sterne, incluyendo a Samuel Richardson en una tradición narrativa de ficción específicamente fructífera como la del siglo XVIII, que referencia una:
"dialogical form by incorporating the discarded romance world-view as one of the main participants in the dialogue of world-views, by making the confrontation between romance idealism and debased realism the basis of a dialogue, by investigating the romantic imagination separated from the world."

Brean Hammond ha preferido reclamar el Cervantismo de la totalidad de los novelistas de renombre que dio la Gran Bretaña del XVIII, afirmando que su influencia alcanzó muy especialmente a las obras de Smollett, Sterne y Fielding. Hammond explicó que:
"Mid-century reinscriptions of Don Quixote were important, I suggest, since they enabled a form of fiction that, while it still qualified as "serious" on the criteria that were evolving in the period, nevertheless provided the readerly satisfactions that (as readers from Samuel Johnson to Sir Walter Scott have testified) it appeared to be Richardson's express purpose to deny."



THE SPIRITUAL QUIXOTE, POR RICHARD GRAVES


Aún hoy se emplean los términos quixotic fiction y picaresque fiction para designar dos corrientes de la novela británica del siglo XVIII, evidencia léxica del impacto que las letras hispanas tuvieron en los novelistas británicos.

Edward Riley advirtió que en la primera mitad del siglo XVIII, el Quijote pasó a ser admirado especialmente por su ironía y su sátira, entendido como una épica burlesca en prosa y como una parodia donde el caballero era una caricatura del héroe.

De hecho, el término quixotic fiction sigue empleándose en la actualidad para designar la prosa del XVIII, cuyos personajes sufren un trastorno mental que les convierte en figuras paródicas y cómicas. Son los casos de novelas como The Female Quixote, Northanger Abbey, Sir Launcelot Greaves de David Skilton, y The Spiritual Quixote de Richard Graves, entre otros.

Los novelistas británicos se fijaron en seis aspectos temáticos y estilísticos del Quijote:
1. su carácter satírico y paródico
2. su comicidad
3. su estructura narratológica
4. su hibridismo genérico
5. ciertas situaciones
6. personajes que imitaron, fundamentalmente Don Quijote, Sancho y Dulcinea.

Aquellos rasgos fueron denominados como Quixotic characters, aquellos que sufren una locura quijotescas, es decir, quixotic madness, que son diferentes a los cervantean narrative. El término quixotic fiction agrupa al tipo de narrativa cómico-paródica británica que presenta un personaje de locura quijotesca, mientras que el cervantean fiction engloba a las novelas que tomen de las otras cinco características.

El término quixotic fiction, según la crítica angloparlante, designaba las imitaciones del Quijote, tales como The Female Quixote, The Political Quixot, The Spiritual Quixote, etc.


THE LIFE OF MICHAEL DE CERVANTES SAAVEDRA (1742)

CARTOGRAFÍA MODERNA ESPAÑOLA: LOS PRIMEROS MAPAS DEL MUNDO

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A comienzos de la Edad Moderna, la Cartografía española continuó a la vanguardia de Occidente como siglos antes lo hicieron las Escuelas cartográficas catalana y mallorquina. Promovidos por la Casa de Contratación, marinos, cartógrafos y cosmógrafos definieron los primeros mapamundis que incluían las tierras descubiertas en las Indias occidentales y orientales, así como cartas náuticas de los océanos y mares de buena parte del orbe. Fueron los primeros mapas del mundo conocido.

MAPA DE LA DELIMITACIÓN DEL TRATADO DE TORDESILLA,
POR DIEGO RIBERO (1529)

En el desarrollo de la cartografía que pudo conocer la Europa de la Edad Moderna intervinieron toda una serie de factores de los cuales el más determinante fue el inicio de la exploración atlántica por España y Portugal. Para el asentamiento y organización de ambos imperios era condición indispensable el conocimiento más preciso de los territorios por los que se extendían. Y una representación eficaz implicaba el dominio de saberes como geometría, trigonometría, astronomía o geografía, así como de técnicas como planimetría, cartografía y el manejo de instrumentos de medición de distancias y niveles. La Corona española se preocupó de reclutar a los matemáticos, cosmógrafos y cartógrafos más preparados de su tiempo para diversos proyectos.

La cartografía y la náutica española de la Modernidad continuó a la vanguardia occidental, gracias a la gran escuela cartográfica y náutica de la España imperial que fue la Casa de Contratación de Indias. Fundada en Sevilla, en 1503, por los Reyes Católicos, tenía como objetivo la administración y control del tráfico mercantil con el Nuevo Mundo, pero tuvo una importante actividad científica. En esta institución se instruía a los pilotos en formación náutica para los viajes a las Indias bajo la autoridad del piloto mayor.

El piloto mayor se dedicaba a examinar la enseñanza de la cosmografía y la construcción de instrumentos, así como a aprobar las cartas de marear, en cuya labor era ayudado por los cosmógrafos oficiales.

En 1508, Américo Vespucio, quien dio nombre al Nuevo Mundo, fue el primer piloto mayor de la Casa de Contratación de Indias. Se encargó aportar los instrumentos de navegación necesarios y su utilización tales como el astrolabio y el cuadrante, también de unir teoría y práctica y hasta de examinar el nivel de conocimientos y preparación de los pilotos. 

Se establecieron cátedras de matemáticas, cosmografía, astronomía, cartografía, hidrografía y artillería, impartidas por profesores españoles e incluso extranjeros, como el inglés Sebastián Caboto, los flamencos Jerónimo Cock o Gemma Frisioel italiano Americo Vespucio o los portugueses Diego Ribero y Fernando de Magallanes.

A mediados de siglo, se encargó dicha enseñanza a catedráticos de cosmografía. El primer catedrático en cosmografía fue Jerónimo de Chaves, cuya cátedra fue creada en 1552. Además, se realizaban estudios náuticos, cosmográficos y cartográficos, basados tanto en los análisis como en la experiencia.

CASA DEL ALMIRANTE DE LA CASA DE CONTRATACIÓN EN EL ALCÁZAR DE SEVILLA

De cada viaje realizado, el piloto de Indias tenía que entregar las "relaciones" de las observaciones recogidas y cartas dibujadas sobre el mar o el terreno para construir la cartografía. También entregaba informes sobre el medio natural, las etnias y los idiomas. De modo que la Casa de Contratación, además de ser un centro de control de comercio, terminó por convertirse en un organismo científico, etnográfico, geográfico, historiográfico y de formación náutica. Por ello se generaron prontuarios que recibieron diversos títulos como Tratado, Arte, Regimiento, Suma, Instrucción, Compendio, Espejo, Luz, Antorcha y hasta Reparo a errores.

Pilotos como Andrés de Morales, Américo Vespucio, Juan de la Cosa, Nuño García Torreno, Hernando Colón, Pedro de Medina, Alonso de Santa Cruz, Francisco Faleiro, Alonso y Jerónimo de Chaves, Juan López de Velasco, Fernández de Enciso, Martín Cortés, Rodrigo Zamorano, Andrés García de Céspedes, García de Palacio, Tomé Cano, Pedro Porter Casanate, entre otros, prestaron unos amplios conocimientos en cosmografía y cartografía conseguidos durante sus expediciones marítimas. Se trataba de un grupo de científicos que habían encontrado su madurez profesional en pleno Siglo de Oro español, recogiendo el legado que en el Medievo dejaron sus precursores de las Escuelas catalana y balear.

Dada la alta confidencialidad de los mapas y cartas, era de obligatoriedad que los planos, bocetos y apuntes trazados por los pilotos en sus viajes quedasen custodiadas y protegidas con medidas especiales de seguridad,  jurando solemnemente no divulgar su contenido. El papel era su principal material, lo que facilitaba que se quemara rápido antes de ser interceptadas por un barco enemigo en plena mar. Otras de las medidas requeridas por la Corte española fue que el número de copias del padrón real, es decir, proyecto náutico, no podía ser mayor que el de pilotos existentes de las Carreras de Indias.

A mediados del siglo XVI sólo había 180 pilotos y poco más de 200 maestres que navegaban la derrota de las Indias. Tan solo ellos y un muy escaso número de personas tenían acceso a tan privilegiada información, siempre apetecida por los espías y agentes de las grandes potencias.

CASA DE CONTRATACIÓN DE SEVILLA EN EL ARCHIVO GENERAL DE INDIAS

El siglo XVI comenzó con la aparición del primer mapa del mundo en el que aparecen representadas las costas de América. El Mapamundi que Juan de la Cosa elaboró en 1500 marcaba el inicio de la cartografía americana, considerado como una de las joyas de la historia de la cartografía. Este portulano mostraba todo el mundo conocido hasta finales del siglo XV. 

De la Cosa trazó las costas de Europa y particularmente del Mediterráneo conforme a los más avanzados portulanos mallorquines e italianos de la época. El contorno de África fue dibujado de acuerdo a los últimos descubrimientos portugueses, mientras que el de Asia, hasta el Ganges, es muy impreciso. Al oeste de Europa y África aparece el mar Oceanuz y allí una rosa de los vientos con la imagen de la Virgen María y el Niño Jesús, de donde parten líneas o rumbos que parecen una telaraña. Limitando al mar Oceanuz por Occidente, se pintan de verde las tierras continentales recién descubiertas hacia el norte y hacia el sur por Colón, Ojeda, Yáñez Pinzón y Juan y Sebastián Caboto. América del norte aparece representada como un gran seno marinero, que correspondería al golfo de México, y sobre el "círculo cangro" aparecen la isla de Cuba y muchas isletas alrededor, las Antillas están representadas con sus nombres, pero faltan las penínsulas de La Florida y Yucatán. El litoral de América del sur está representado desde el cabo de la Vela al de San Agustín y una parte del Brasil actual. Muestró además a Asia y América separadas por una masa de agua independiente, el océano Pacífico, y a América del norte y América del sur como dos continentes autónomos. Se expone en el Museo Naval de Madrid.


MAPAMUNDI DE JUAN DE LA COSA (1500)
MAPAMUNDI DE JUAN DE LA COSA EN EL MUSEO NAVAL DE MADRID

Otro mapamundi al estilo de las cartas marinas conocidas como portolanos fue el pergamino de grandes dimensiones que Nuño García de Torreno, jefe de la Casa de la Contratación, realizó en Sevilla en 1526. El planisferio Salviati contiene trazos en oro y colores, representando ciudades, bajeles y príncipes, conteniendo al menos veintidós rosas de brújula con líneas de navegación radiales, y solo se identificaron asentamientos costeros. También hay dibujos de árboles, montañas, animales (solo en los nuevos descubrimientos), pueblos almenados (en Europa, Medio Oriente, Asia y África) e incluso carpas coloridas para representar asentamientos en África. El mapa es muy colorido, con el mar Rojo mostrado en ese color, y los mares Báltico, Negro y Caspio y el golfo Pérsico se muestran en azul.

Geográficamente muestra el mundo conocido en una perspectiva típica de Europa occidental, mostrando solo las costas orientales de América del Norte y del Sur. No se intenta indicar la extensión occidental de ninguna de las masas terrestres, ni existe una verdadera especulación sobre la proximidad de los nuevos descubrimientos al continente asiático. De hecho, la representación de Asia al este de la India está muy poco desarrollada, sin una costa oriental y sin indicación de las islas de Japón. Se muestra que América del Norte y América del Sur están conectadas desde Labrador en el norte hasta el Estrecho de Magallanes en el sur.

PLANISFERIO SALVIATI DE GARCÍA DE TORRENO (1525)
AMÉRICA EN EL PLANISFERIO DE GARCÍA DE TORRENO

A las órdenes de Juan de la Cosa ya había estado el navegante y cosmógrafo Andrés de Morales, incluso tomado parte en diversas expediciones marítimas a las órdenes de Cristóbal Colón o Rodrigo de Bastidas, explorando las costas atlánticas de América. Siempre estuvo vinculado a la Casa de Contratación de Indias realizando numerosos trabajos náuticos y cartográficos en las dos primeras décadas del siglo XVI. En 1508, por orden del gobernador Nicolás de Ovando, realizó un mapa de la isla La Española tras explorarla, mapa que se conserva en la actualidad.

Por orden del obispo Juan Rodríguez de Fonseca, ejecutó una carta de navegación marítima de la costa de Brasil, que sirvió para defender los límites españoles en su litigio con Portugal. Esta fue la Carta Marítima de la Costa de Brasil. Entonces, Morales se dio cuenta de la existencia de unas corrientes marinas en el océano Atlántico, a las que llamó Torrentes del mar. Estas corrientes oceánicas fueron estudiadas con tan exactitud que asombró al propio Alexander von Humboldt en el siglo XVIII. Llevó a cabo otra Carta de Marear de las Indias Occidentales.


PORTULANO DE JORGE DE AGUIRA (1492)

Pero la cartografía del siglo XVI se no caracterizó por la elaboración de portulanos medievales, sino por la invención de dos tipos de modernas cartas náuticas: la plana y la esférica.

La carta plana era un moderno invento portugués que intentaba superar a las medievales cartas portuláneas. Su ejecución es el resultado matemático de proyectar la esfera en un cilindro tangente o secante a la misma, generando una red de paralelos y meridianos que forman cuadrados o rectángulos perfectos. Pero presentaba un error como carta náutica ya que la línea que une dos puntos de la misma corta a los meridianos según ángulos desiguales; por tanto no es línea de rumbo, que es la que forma ángulo igual con todos los meridianos y la que señala la ruta a los nautas.

Este inconveniente fue subsanado por la carta esférica, también llamada carta de latitudes crecientes, por la cual la latitud se exagera en el mismo grado que la longitud y de esta manera la línea que une dos puntos cualesquiera de la carta es línea de rumbo. Este sistema de proyecciones polares equidistantes fue inventado por cartógrafos españoles, mucho antes que los emplease el holandés Mercator; pues si éste lo utilizaba en 1559, en un mapa español, posiblemente dibujado por García Torreño, se empleaba ya en 1522. Por otra parte, Mercator pudo aprender cartografía en España, pues estuvo trabajando al servicio del emperador Carlos V.

ISLARIO GENERAL, TABLA PRIMERA (1560)

De hecho, el gran precursor de la carta esférica en el siglo XVI fue el sevillano Alonso de Santa Cruz, cartógrafo oficial y fabricantes de instrumentos náuticos de la Casa de Contratación de Sevilla, donde residió habitualmente. Después de viajar por varios países de Europa, participó en la expedición de Sebastián Caboto. Pasó a la historia por descubrir el modo de trazar los intervalos entre los paralelos de las proyecciones esféricas, consiguiendo evitar los errores que se producían en las cartas planas. Fue por ello considerado como el gran precursor de los mapas de variaciones magnéticas. Además ideó un instrumento para la determinación de las longitudes.

En 1539, Alonso de Santa Cruz fue nombrado cosmógrafo mayor de Carlos V, cargo en el que continuó con Felipe II. La Junta de Cosmógrafos y Astrónomos que se organizó en 1554 en Valladolid estuvo presidida por el marqués de Mondejar, éste le encomendó que un análisis sobre ciertos instrumentos de metal y un libro del que era autor el alemán Pedro Apiano, con el cual se decía que se determinaban las latitudes; este informe constituyó su Libro de las longitudines y manera que hasta ahora se ha tenido de navegar.

Otra obra de gran importancia fue su Islario general de todas las islas del mundo, publicado en 1560 por encargo de Felipe II, probablemente realizado como parte de una Geografía universal que Santa Cruz no pudo dejar terminada. Está compuesto de 111 mapas que  representan todas las islas y penínsulas del mundo, y muestran todos los descubrimientos realizados por los exploradores europeos desde 1400 hasta mediados del siglo XVI. El mapa está organizado en cuatro partes: la primera trata del Atlántico Norte; la segunda, del Mediterráneo y las zonas adyacentes; la tercera, del África y el Océano Índico, y la cuarta, del Nuevo Mundo. Los mapas incluyen escalas en latitud y algunas en longitud, y cuerpos de agua con escalas variadas y orientadas con rosas de los vientos.

El Islario general es el primer atlas en el que se utiliza papel en lugar de pergamino y posee un diseño más funcional, menos estético que los mapas portuláneos y atlas de finales del medievo.


ISLARIO GENERAL, TABLA CUARTA (1560)

La cartografía de la Casa de Contratación se fue convirtiendo en toda una ciencia, ya que la calidad y precisión de los mapas fue siempre en progreso. Allí se redactaron la primera Geografía general e Historia y un Islario general de todas las islas del mundo.

Se conservan en Italia dos hermosas cartas sevillanas del litoral atlántico del Nuevo Mundo y el estrecho de Magallanes, fechada una de ellas en 1512. Ambas pertenecieron, respectivamente, a los cardenales Juan de Salviati y Baltasar de Castiglione, que con los respectivos cargos de legado y de embajador de Clemente VII, asistieron en 1526 a la boda entre Carlos V e Isabel de Portugal en Sevilla. También es sevillana la carta anónima, conservada en la Biblioteca Real de Turín.

El gran lingüista y humanista sevillano Antonio de Nebrija no solo de dedicó al área lingüista y el conocimiento de latín, demostrados en su Gramática de la lengua castellana e Introductiones latinae, también al campo científico. Entre otras obras, elaboró una In cosmographía libri introductionum, de 1498, y una Tabla de la diversidad de los días y horas y partes de hora en las ciudades, villas, y lugares de España, y otros de Europa, que les responden por sus paralelos, publicada en Alcalá de Henares, en 1516.

El cosmógrafo y también sevillano Martín Fernández de Enciso, compañero de Juan de la Cosa en sus expediciones, compuso la Suma de geografía que trata de todas las partes y provincias del mundo en especial de las Indias. Fue una obra sumamente curiosa e impresa en Sevilla en 1519, pero la divulgación de sus mapas fue prohibida debido al conflicto territorial hispano-luso por las islas del océano Pacífico. Es considerada la primera geografía que se hizo sobre América y tiene una descripción de la costa de Tierra firme y es la primera en que se menciona el nombre de Venezuela. En realidad es la primera obra geográfica de carácter general que abarcó el Viejo y Nuevo Mundo.

El humanista aragonés Miguel de Servet, descubridor de la circulación pulmonar de la sangre, realizó una edición anotada y revisada de la obra Geographia de Claudio Ptolomeo, publicada en Lyon en 1535.


SUMA GEOGRÁFICA, POR FERNÁNDEZ DE ENCISO (1519)

En 1527, se encargó a Diego Ribero el primer Mapa científico en el que consignar la evolución del descubrimiento y la exploración de nuevas tierras. Ribero era cosmógrafo de origen portugués, pero se había nacionalizado español en 1519. Estuvo al servicio de la Casa de Contratación de Sevilla desde 1518 y fue nombrado cartógrafo real y maestro de hacer cartas náuticas, astrolabios e instrumentos de navegación desde 1521, sucediendo a Sebastián Caboto como piloto mayor del reino.

Este mapa científico del mundo es el primer planisferio basado en observaciones empíricas de latitud, convirtiéndose en el mapa maestro oficial a partir del cual se hacían las cartas de navegación que utilizarían todos los barcos de la Carrera de Indias. Está fuertemente influenciado por la información recopilada durante la expedición de Magallanes a las islas Filipinas y que supuso la primera vuelta al mundo por Elcano en 1521.

El mapa delinea con bastante precisión las costas de Centroamérica y Sudamérica, e incluye a las islas Malvinas, aunque no aparecen ni Australia ni la Antártida, y el subcontinente indio figura con un tamaño demasiado pequeño. Muestra por primera vez, entre otros, la extensión real del océano Pacífico  y también la costa oriental de América del Norte por vez primera de forma continua, posiblemente basándose en la exploración de dicha costa por Esteban Gómez en 1525. También muestra las líneas del Tratado de Tordesillas. Al río Orinoco se le denomina río Dulce.

Se conservan copias en la biblioteca de Weimar (Mundus Novus) y en la biblioteca Vaticana (Propoganda Map).


MAPA CIENTÍFICO (PATRÓN REAL) DE DIEGO DE RIBERO (1529)

Desde 1521, el extremeño Alonso de Chaves fue "piloto y cosmógrafo e maestro de hacer cartas y astrolabios, e otras cosas para la navegación" y uno de los navegantes más instruidos de su tiempo demostrando una gran destreza en la cartografía.

Participó en el proyecto de elaboración del Padrón Real encargado por la Casa de Contratación en 1526 a Hernando Colón, que era la carta de marear con rumbos y datos de navegación para encontrar los destinos. Chaves elaboró este Mapamundien 1533 para ese proyecto reflejando la sistematización que la Corona establecía desde Sevilla, para controlar los barcos de la Carrera de Indias. El folio dedicado a América tiene ocho leyendas geográficas que aportan información de lo que se sabe de cada zona en ese preciso momento.

Era la carta náutica más avanzada de su tiempo el punto de vista geográfico y la exploración era inmensa para las pocas décadas que llevaba en marcha. El Ecuador está perfectamente ubicado corrigiendo anteriores desviaciones y Yucatán seguía considerándose isla, pero aparece ya casi pegada a Tierra Firme. La exploración del Pacífico se limita a Centroamérica y la costa de Perú hasta Chimcha, puesto que se desconocían los hallazgos de Pizarro hacia el interior en 1531. En el lado atlántico, la costa de Sudamérica está dibujada con precisión, así como las Antillas y el golfo de México. En Norteamérica ya se muestra la continuidad de la costa como continente, abandonando la creencia anterior de que era una sucesión de islas. Sin embargo, el dibujo la sitúa en una progresión irreal hacia el este.

La línea de costa termina donde la exploración no ha llegado. También destaca la preciosa iconografía de la flora y la fauna representativas: avestruces, tigres, monos o papagayos, en las distintas latitudes, aparecen explicadas con bastante detalle.

Lo que queda de este temprano mapamundi son solo dos folios de pergamino de lo que debieron ser cuatro, que se conserva en el Herzog August Bibliothek de Wolfenbüttel, en Alemania.

Es autor del manuscrito Espejo de Navegantes, publicado en 1537, que amplía los conocimientos mostrados en esta carta y que no fue publicado porque contenía toda la información sensible sobre las rutas y los medios necesarios para viajar a América.

En 1552 fue nombrado piloto mayor de la Casa de Contratación, función que desempeñó durante 34 años.

MAPAMUNDI DE ALONSO DE CHAVES (1533)


El matemático, geógrafo y astrónomo Pedro Nuñez era portugués, pero se había licenciado en la Universidad de Salamanca en 1523, donde impartió clases. Inventó el Nonio, un dispositivo de medida de longitudes que permitía, con la ayuda de un astrolabio, medir fracciones de grado de ángulos muy pequeños no indicadas en la escala de los instrumentos astronómicos y topográficos. 

En 1546, publicó su Tratado de la navegación, un importante descubrimiento con grandes implicaciones geométricas: la curva loxodrómica. Se creía antes que, marchando sobre la superficie terrestre en un rumbo fijo, es decir, formando ángulo constante con la meridiana, la línea recorrida era un círculo máximo, es decir, que un navío que siguiese este derrotero llegaría teóricamente a dar la vuelta al mundo, volviendo al punto de partida. Nuñez fue el primero en señalar la falsedad de este concepto, demostrando rigurosamente que la curva recorrida se va acercando al polo, alrededor del cual da infinitas vueltas sin llegar nunca a este punto asintótico. Los marinos alemanes la designaron mucho tiempo con el nombre de rumbo, asignado por el propio Nuñez, hasta que en el siglo XVII recibió el término de curva loxodrómica.

NONIO ORIGINAL DE PEDRO NUÑEZ


Es muy notable la carta náutica de Otro sevillano ilustre fue el geógrafo, cartógrafo, astrónomo e historiador Pedro de Medina que trabajó para la Casa de Contratación desde 1539 como examinador de pilotos y maestres de la Carrera de Indias. En 1550, publicó su Suma de Cosmographia, que contenía uno de los primeros mapamundis con bastante exactitud. Aunque su contenido es elemental, con trazas medievales, tanto en lo cosmográfico como en lo cartográfico.

Esta carta náutica presenta un esquema en que lo más preciso es el trazado de la Línea de Tordesillas paralela a otra graduada. El contorno continental muestra viejas deformaciones en África, pero también algunos datos fidedignos en América, algunos de los cuales, posteriormente, emergen en otros mapas con error, como en la península de California; el Extremo Oriente sigue las pautas de los mapamundis de veinte años atrás. La decoración es profusa, la toponimia esquemática, el relieve está ausente y la hidrografía es simplemente decorativa. Se trata de un bello mapa para ilustrar un maravilloso manuscrito.

SUMA DE COSMOGRAPHIA, POR PEDRO DE MEDINA (1550)

El delineante Diego Gutiérrez fue cosmógrafo de la Casa de Contratación desde 1554 hasta 1569. En 1562, dibujó el mapa más grande de América hasta aquel entonces y antes de la mitad del siglo XVIII. Su título identifica a América como la cuarta parte del mundo: Americae sive quartae orbis partis nova et exactissima descriptio. Junto a él, colaboró un grabador notable de Amberes llamado Jerónimo Cock.

Se trata de un grupo de seis hojas grabadas que están cuidadosamente unidas para formar un espectacular y ornamentado único mapa que mide 93 por 86 centímetros y que escribe la totalidad del contienen americano.

El objeto de este mapa era la identificación clara y concisa de las posesiones españolas en América ofreciendo una vista ilustrada llena de nombres e imágenes que se habían popularizado en Europa después de su descubrimiento. No tuvo una finalidad náutica o científica, sino más bien diplomática, ya que hacía un reconocimiento hacia las potencias europeas de los territorios en posesión de la Monarquía española, delineando sus esferas de control.

Los numerosos asentamientos, ríos, montañas y cabos son complementados por imágenes de animales tanto terrestres como marinos, caníbales, gigantes Patagoneses y un volcán en erupción en el México central. Reconoce la cuenca del río Amazonas y otros ríos de sur, el Lago Titicaca, la ubicación de Potosí y de México, la península de la Florida, incluso hace referencia por primera vez a California, además de numerosos lugares de la costa de la América del sur, central y caribeña. Aparece la línea del Ecuador y los trópicos de Cáncer y Capricornio y las medidas entre estas latitudes fijas pueden ayudar en determinar las distancias del mapa entero.

Se conocen dos copias, una en la Biblioteca del Congreso (Washington, D.C.) y la otra en la British Library (Londres).


MAPA DE AMÉRICA, POR DIEGO GUTIÉRREZ (1562)

Al igual que su padre Alonso de Chaves, Jerónimo de Chaves también fue piloto mayor de la Casa de Contratación sevillana, sucediendo a Sebastián Caboto. En 1552 instauró la cátedra de cosmografía siendo él mismo el primer catedrático en esta especialidad. Su principal obra científica fue Cronología o repertorio de los tiempos, publicada en 1548. Fue autor de un Tratado de la esfera y de un considerable número de mapas geográficos de España y América, como por ejemplo el primer Mapa de Floridapublicado en 1584.


MAPA DE LA FLORIDA, POR JERÓNIMO DE CHAVES (1584)

Tras el fallecimiento de Alonso de Santa Cruz en 1571, el cosmógrafo cronista del Consejo de Indias Juan López de Velasco fue nombrado cosmógrafo real en sustitución suya. Fue comisionado por el rey para redactar la Instrucción para la observación del eclipse de la Luna y cantidad de las sombras, con el fin de formar una estadística de los que ocurriesen en los dominios de España. Con las observaciones así recopiladas se determinaron las longitudes de muchos puntos importantes.

Es autor del Mapa de la División de las Indias, publicado en 1575, y de un trazado sobre Navegación de España a las Indias Orientales. Concluyó una Geografía de las Indias, comenzada por Santa Cruz, pero dado el alto nivel de confidencialidad Felipe II prohibió su publicación quedando el acceso a unas pocas copias por miembros del Consejo de Indias.


CARTA DE JUAN LÓPEZ DE VELASCO (1570)

Una de las figuras más relevantes de la historia de la cartografía fue Abraham Ortelio, nombrado cosmógrafo real por Felipe II a cuya monarquía sirvió. Su gran obra fue el Theatrum Orbis Terrarum, publicado en 1570, considerada como el primer atlas moderno. Ortelio recopiló para su obra los mejores mapas disponibles de los cartógrafos más importantes de su tiempo, de forma que abarcara el mundo entero. El Theatrum tuvo un gran éxito inmediato, siendo editado en varios idiomas; en español se hicieron tres ediciones, en 1588, 1602 y 1612.


THEATRUM ORBIS TERRARUM, POR ABRAHAM ORTELIO (1570)

Las Relaciones de Indias, donde se recogían todos los datos que traían los pilotos al regreso de sus viajes, son auténticas enciclopedias en las que se encuentran importantísimas noticias sobre la extensión, límites, toponimia, fisiografía, etnografía, ritos y costumbres particulares, población, ríos, flora, fauna, etc. Los conocimientos que por este procedimiento de catalogación y selección se alcanzaron pueden considerarse superiores a cualquier aportación que, en el estudio de estas ciencias, haya que reconocer a otros países del mundo.

España llegó a la cumbre del desarrollo de las ciencias geográfica y cartográfica durante el siglo XVI, mediante la fundación del Museo Geográfico del Monasterio de El Escorial, por orden de Felipe II. Institución a la que siguió después la Academia de Ciencias

España puso en línea de magisterio a los más grandes geógrafos de su tiempo, a los más expertos maestros de las ciencias militar y matemática. Nombres prestigioso como los de Juan FirrufinoCedilloLabaña y OndérizRodríguez Muñoz, españoles como lo fueron los autores de los textos fundamentales: la Suma de Geografía, publicada en Sevilla en 1518, el Arte de navegar, el Regimiento de navegación, el Tratado de la carta de marear geométricamente demostrada, y muchas más.

PSICOLOGÍA DIFERENCIAL Y CARACTERIOLOGÍA POR JUAN HUARTE DE SAN JUAN

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Médico y humanista del siglo XVI, Juan Huarte de san Juan fue un innovador de la caracteriología, considerado como el primer iniciador de la orientación fisiológica y experimental de la psicología moderna. Junto con Luis Vives, fue precursor de la psicología diferencial y aplicada, realizando innovaciones en la orientación profesional y eugenesia, con interesantes aportaciones a la neurología, pedagogía, antropología, patología y sociología. Fue uno de los primeros filósofos modernos en ocuparse a fondo de la estructura antropológica, fisiológica, anatómica y psicológica del hombre sobre bases científicas. Su gran obra Examen de ingenios para las ciencias tuvo una enorme repercusión en Europa.


JUAN HUARTE DE SAN JUAN


Juan Huarte de San Juan nació en 1529 en San Juan de Pie del Puerto, villa que aún pertenecía al Reino de Navarra. Provenía de una familia hidalga vascongada. Estudió humanidades en Huesca, y medicina en la universidad de Alcalá de Henares.

Probablemente fue regidor de Huesca, vivió también en Granada y en Baeza. En esta ciudad andaluza comenzó sus estudios de medicina y letras, que continuó en Alcalá de Henares desde 1553 a 1559, año en que recibió el título de doctor en medicina. Se casó con Águeda de Villalba, tuvieron y tuvieron varios hijos. Está enterrado en la iglesia de Santa María, de Linares. Fue médico en Linares y Baeza, donde murió.

Huarte estuvo influenciado por la filosofía griega (especialmente por Platón, Aristóteles, Hipócrates y Galeno), por los clásicos romanos y por Santo Tomás. Intentó conciliar el método experimental de conocimiento con sus convicciones religiosas y su concepción espiritual de la vida. Para establecer las bases de su tesis, recurrió tanto a la historia sagrada como a lo que él llamaba filosofía natural, pero la verdad última corresponde a la fe religiosa: "Sólo nuestra fe divina nos hace ciertos y firmes para siempre jamás", señalando en este contexto que "la filosofía y la medicina son las ciencias más inciertas de cuántas usan los hombres".

Estuvo a favor del conocimiento objetivo de la realidad, frente a tanta corriente subjetiva de la Europa de su tiempo: "la verdad no está en la boca del que la afirma, sino en las cosas de que se trata". Concedió una importancia primordial a las leyes de la naturaleza, fuente irrenunciable de verdad, y quien la observa con atención "aprenderá mucho en la contemplación de las cosas naturales".

Siguiendo a Pitágoras y a Platón, partió del supuesto de que el alma es inmortal, mientras que el cuerpo no debe ser entendido como un mecanismo dotado de una casualidad irreversible y superior al espíritu. Por eso, concluyó que el hombre es un animal racional capaz de dominar sus pasiones y reflejos irracionales.

Huarte había leído a Erasmo, su filósofo preferido fue Durando, aunque sentía preferencia por las enseñanzas de San Pablo, el cual era también iluminado y empírico. Defendió que la inteligencia depende del temperamento, tesis que llamó Organicidad del entendimiento. Creyó en la espiritualidad del alma humana, y admitió cierto grado de inteligencia animal. Rozó el dogma católico al hablar del temperamento de Jesucristo. Rechazó el argumento de autoridad, y sostuvo que no hay que buscar causas sobrenaturales cuando se pueden encontrar naturales. Su propósito fue examinar las disposiciones y temperamentos de los individuos, aconsejando que cada cual se dedique a lo que está más capacitado.



ESCULTURA A JUAN HUARTE DE SAN JUAN


Fue uno de los primeros filósofos modernos en ocuparse a fondo de la estructura antropológica, fisiológica, anatómica y psicológica del hombre sobre bases científicas. Y, al igual que Luis Vives, su obra está destinada a la pedagogía. Para Huarte: "Tienen los hombres dos géneros de nacimiento. El uno es natural, en el cual todos son iguales, y el otro es spiritual", una máxima contendida en todo el ideario de la educación en la época de la Ilustración. Pero limitaba el culto a la razón: "El entendimiento es la potencia más noble del hombre y de mayor dignidad, pero ninguna hay que con tanta facilidad se engañe acerca de la Verdad."

Su concepto del hombre respecto a la sociedad es democrático y anti-jerárquico, rechazando la hidalguía, tan característica de los vascos y navarros de su época: "Porque hay infinitos hijos dalgo pobres, e infinitos ricos que no son hidalgos." Para Juan Huarte, el mérito de un hombre debe medirse únicamente por lo que hace en su vida: "Y así todo el tiempo que el hombre no hace ningún hecho heroico se llama hijo de nada, aunque por sus antepasados tenga nombre de hijo dalgo." Y el mismo criterio crítico aplica a la institución monárquica: "Porque no basta que el Rey o Emperador explique su voluntad, porque si no es justo y con razón, no se puede llamar Rey."

Distinguió entre ciencias del entendimiento (teología, escolástica, dialéctica, filosofía natural, filosofía moral, teoría de la medicina y práctica de la jurisprudencia), de la memoria (lenguas, teoría de la jurisprudencia, teología positiva, cosmografía y aritmética), y de la imaginación (poesía, elocuencia, música, práctica de la medicina, astronomía, arte militar, matemáticas, arte de gobernar, pintura, urbanidad, arte de rezar, técnicas y arte de decir buenas palabras).

Localizó las actividades mentales en el cerebro y concedía una gran importancia al clima, que ejercía una enorme influencia sobre el carácter y conducta del hombre. Por eso creía en la teoría de los cuatro humores (lo seco, lo húmedo, lo caliente y lo frío), que se disponen en el cuerpo mediante los cuatro líquidos básicos del organismo (la cólera, la bilis, la flema, y la sangre).

Huarte se adelantó a su época al proponer un método científico para el diagnóstico y evaluación de la inteligencia basado en la medicina de Hipócrates y Galeno y en la filosofía natural. Las cualidades que verdaderamente contaban eran las tres positivas: el calor determina la imaginativa, de modo que los imaginativos tienen el cerebro caliente; la humedad era responsable de la facultad de la memoria; y la sequedad del entendimiento, la más notable de las potencias del alma.

Afirmaba que "Del calor y la frialdad nacen todas las costumbres del hombre", para concluir que "estas dos cualidades alteran nuestra naturaleza más que ninguna." Según el predominio de estas tres facultades en el cerebro (imaginativa, memoria y entendimiento) determinaba una persona imaginativa, memoriosa o inteligente. Pero para Huarte, una equilibrada combinación de elementos y humores produce un hombre equilibrado y perfecto, atribuyendo la grandeza de la Grecia clásica a su clima templado.
"Cuatro condiciones ha de tener el celebro para que el ánima racional pueda con él hacer cómodamente las obras que son de entendimiento y prudencia. La primera es buena compostura; la segunda que sus partes estén bien unidas; las tercera que el calor no exceda a la frialdad, ni la humedad a la sequedad, la cuarta que la sustancia esté compuesta de partes sutiles y muy delicadas."


EXAMEN DE INGENIOS PARA LAS CIENCIAS


Su gran obra fue Examen de ingenios para las ciencias, publicado en Baeza, en 1575, obra destinada a convertirse en uno de los tratados científicos más importantes y leídos de su tiempo, con gran influencia y repercusión en Europa. Es un tratado por el cual puso en relación la morfología y fisionomía del cerebro con las capacidades psíquicas de las personas. El objetivo era el de averiguar y especificar la vocación y aptitud que cada hombre posee para desempeñar una determinada profesión: "Y hallé por mi cuenta que cada ciencia pedía su ingenio determinado y particular." Para Huarte, todo individuo que se dedique a una actividad en desacuerdo con su disposición natural no podrá ser nunca feliz y se dañará tanto a sí mismo como a la comunidad.

El objetivo final de sus enseñanzas, y el de la ciencia general "es ordenar la vida del hombre y enseñarle qué es lo que ha de hacer y de qué se ha de guardar, para que, puesto en razón, se conserve en paz la República". Para ello, escribió sobre higiene, alimentación, sexualidad, estructura del cerebro, cambios producidos en el hombre por la edad y otros asuntos relacionados con el organismo físico y psíquico.

Es decir, para Huarte, las cualidades de los individuos (rasgos psicológicos) dependen de la estructuración de los humores y, por tanto, el cuerpo determina las capacidades neurológicas y facultades psicológicas. Si en cada individuo predomina una determinada facultad psicológica frente a otras, deberá emplearse en aquellas profesiones que mejor pudieran desarrollarlas dependiendo de su constitución corporal y no solo de su vocación personal. De manera resumida, su examen de ingenios para las ciencias consiste en analizar las cualidades que necesita el desempeño de cada oficio y profesión, al mismo tiempo conocer las habilidades innatas de cada individuo, y orientar a cada cual hacia aquel sector de la producción que ejercite mejor su ingenio. Resulta una profesiografía: el estudio de la profesión desde el punto de vista de las tareas que se ejecutan y las habilidades humanas requeridas (ingenios).

Un siglo más tarde, el ilustrado francés Montesquieu repitió esta tesis en su obra De l´esprit des lois: "Comment les hommes sont différents dans les diverses climats", con diferentes palabras, pero el mismo mensaje del español, aunque no lo cite la Enciclopedia Larousse.

El Examen de ingenios para las cienciasfue dedicado al rey Felipe II, influyó en Miguel de Cervantes, tomando el adjetivo ingenioso para caracterizar a su hidalgo Don Quijote, y también en el dramaturgo isabelino inglés Ben Jonson. Sus intuiciones influyeron posteriormente a filósofos como Bacón, Descartes y Montesquieu. Sus estudios sobre el cerebro humano hicieron que psicólogos como Lavater, Cabanis y Gall le considerasen precursor de la Frenología. En cuanto a la filosofía, fue el innovador inconsciente de no pocos sistemas materialistas y del empirismo sensualista.

Por ser el primer médico en describir una teoría organicista, según la cual la inteligencia está determinada por su fisionomía, ha sido considerado el precursor de la caracteriología, la psicología diferencialla psicología aplicada y la orientación profesional. Además escribió interesantes aportaciones a la eugenesia, neuropsicología, pedagogía, antropología, patología y sociología. Otro humanista español contemporáneo que innovó en psicología moderna fue Luis Vives.

Por eso, llegaron a publicar más de setenta ediciones y traducciones del Examen de Ingenios en los principales idiomas de la Europa de la Modernidad; se tradujo al francés en 1580 (24 ediciones), al italiano (7 ediciones) en 1582, al inglés en 1594 (6 ediciones), y se publicaron varias ediciones en flamenco, latín y alemán. Al alemán, por ejemplo, fue traducido por Lessing.

Fue incluido en el Índice de libros prohibidos, a causa de sus teorías sobre lo que la Inquisición entendió como un determinismo materialista del hombre. Esta institución religiosa no podía permitir que la libertad de acción y espiritualidad humana quedase condicionada por unos rasgos físicos y psicológicos innatos, sin voluntad de decisión. A pesar de que fue prohibido en Portugal en 1581, y en España en 1583, circularon ediciones clandestinas venidas de Leyden (1591), Amberes (1593 y 1607), y Amsterdam (1652). Se permitió sin embargo que circulase por España e Hispanoamérica una edición expurgada, redactada por Juan Huarte, y publicada por su hijo en Baeza, en 1594. Se han publicado 26 ediciones españolas hasta 1930.



MONUMENTO A JUAN HUARTE DE SAN JUAN


Este monumento a Juan de Huarte fue inaugurado el 15 de octubre de 1933, en cuya ocasión ofreció una conferencia en el Ateneo Navarro de Pamplona Gregorio Marañón con el título Notas sobre Huarte, atribuyendo al doctor homenajeado las cualidades de "bondad, modestia, serenidad, reflexión y sabiduría", cualidades que el escultor Fructuoso Orduña quiso plasmar en este conjunto escultórico. En la actualidad es Patrón de las Facultades de Psicología de la Universidades españolas.

PRIMER MAPAMUNDI POR JUAN DE LA COSA

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El primer gran expedicionario y cartógrafo español de ultramares del siglo XVI fue Juan de la Cosa. Participó en los dos primeros viajes de Colón, más tarde también realizó otros cinco por cuenta propia. Su aportación a la cartografía y geografía universal quedó de manifiesto en el primer mapamundi en el cual se representa América.


JUAN DE LA COSA


Nacido en Santoña (Cantabria) participó en el descubrimiento de América como patrón de su navío mercante Santa María. De la Cosa no dudó en acompañar a Cristóbal Colón en su primer viaje. Ya era un navegante de sobra preparado para surcar el desconocido mar Océano, pues había navegado durante su juventud por el mar Cantábrico y por los mares de África occidental.

A pesar de que su nave encallase el día de Navidad de 1492 en la isla La Española, De la Cosa fue un hombre de confianza de Colón y por eso también tomó parte en el segundo viaje del marino genovés. Hacia finales del siglo XV su experiencia a bordo de las naos estaba demostrada y era respetada tanto por sus colegas de profesión como por los cortesanos, también estaba acreditada su habilidad en la construcción de mapas que le valieron su confianza para embarcar en tres grandes singladuras oceánicas.


LA NAO SANTA MARÍA COMANDADA POR JUAN DE LA COSA EN EL DESCUBRIMIENTO DE AMÉRICA

Su tercera expedición fue iniciada el 18 de mayo de 1499 desde el puerto de Cádiz con dos carabelas. Su máximo apoyo era una copia de la carta de marear que Colón trazó en su tercer viaje. Junto al cántabro viajaba el capitán Alonso de Hojeday Américo Vespucio.

Tras hacer escala en Lanzarote y La Gomera, llegó a la costa de Venezuela con la intención de cartografiar lugares desconocidos, pero también con el propósito de revisar zonas exploradas anteriormente. Los pilotos llegaron a creer que se ubicaban en los confines de Asia, pues desde los comienzos de la singladura la tripulación pensó hallarse frente al litoral del sureste asiático, que para ellos se extendía de forma uniforme de norte a sur.

Nada de eso estaba sucediendo, pues en este viaje De la Cosa fue el primer marino que pasó la línea equinoccial en los mares del Nuevo Mundo. Llegó a las bocas del Amazonas, Guayanas, bocas del Orinoco, navegó frente a las islas Margarita y Trinidad y el golfo de las Perlas en dirección a poniente, siguiendo el litoral de Maracapana, Caquetíos, la isla de los Gigantes, el golfo de Venezuela y efectuó el descubrimiento del lago Maracaibo y lo recorrió totalmente, hasta llegar al cabo de la Vela en Colombia, poniendo nombre a Venezuela. Este país lo reconoce en la actualidad como su descubridor y padrino. Puso proa al golfo de México hasta el río Misissippi, que llevaba pronto hacia Santa María, pudieron encontrar La Española. Todo un itinerario que representaría De la Cosa en su mapa del mundo.

Al regresar a España en 1500, De la Cosa realizó su inmemorial aportación a la cartografía y geografía universal cuando presentó ante los reyes Católicos el primer mapa del mundo en el que se representan las costas del continente americano, y que hoy se encuentra expuesto en el Museo Naval de Madrid.



MAPA DEL MUNDO DE JUAN DE LA COSA

El mapamundi de Juan de la Cosa marcaba el inicio de la cartografía americana, considerado como una de las joyas de la historia de la cartografía. La gran carta está fechada en junio de 1500, en El Puerto de Santa María de Cádiz.

Se trata de un portulano pintado a color sobre una gran hoja de pergamino junto con dos pieles unidas, formando un rectángulo irregular de 96 cm de ancho y 183 cm., y artísticamente iluminada.

Se muestra el mundo conocido hasta entonces, a finales del siglo XV. Con precisión relativa se dibuja Europa y más defectuosamente Asia, hasta el Ganges. Al oeste de Europa y África aparece el mar Oceanuz y allí una rosa de los vientos con la imagen de la Virgen María y el Niño Jesús, de donde parten líneas o rumbos que parecen una telaraña. Limitando al mar Oceanuz por Occidente, se pintan de verde las tierras continentales recién descubiertas hacia el norte y hacia el sur por Colón, Ojeda, Yáñez Pinzón y Juan y Sebastián Caboto.

Muestra además a Asia y América separadas por una masa de agua independiente, el océano Pacífico, y a América del norte y América del sur como dos continentes autónomos. América del norte aparece representada como un gran seno marinero, que correspondería al golfo de México, y sobre el “círculo cangro” se ven la isla de Cuba y muchas isletas alrededor, las Antillas están representadas con sus nombres, pero faltan las penínsulas de La Florida y Yucatán. El litoral de América del sur está representado desde el cabo de la Vela al de San Agustín y una parte del Brasil actual. 

El contorno de África está dibujado de acuerdo con los últimos descubrimientos portugueses, mientras que el de Asia es muy impreciso. Las costas de Europa y particularmente del Mediterráneo están trazadas conforme a los más avanzados portulanos mallorquines e italianos de la época. Toda la carta ha sido ampliamente decorada con rosas de los vientos, banderas, naos, carabelas, ciudades y reyes africanos, personajes bíblicos y figuras míticas. La planimetría comprende cursos de agua, puertos y núcleos de población con representación convencional.

El mapa fue hecho de manera vertical, es decir que el Occidente corresponde a la parte superior del mapa y el Oriente a la parte inferior, el norte se sitúa a la derecha y el sur a la izquierda. En la parte superior aparece una efigie de San Cristóbal, aunque puede ser un retrato del mismo Colón, situado a poniente de las Antillas y aparece una inscripción que dice: "Juan de la Cosa la fizo en el Puerto de S. Mª en año de 1500".


ISLAS DEL MAR CARIBE
COSTA DE BRASIL
EUROPA

Esta carta fue depositada por el Consejo de Indias en la Casa de la Contratación de Sevilla, de cuyas dependencias desapareció en circunstancias nunca aclaradas. En 1832, el barón de Walckenaer, ministro plenipotenciario de Holanda en París, la adquirió en una almoneda de esta capital. Al morir el barón en 1853, el Estado español la adquirió en una subasta por 4.321 francos gracias al interés de Ramón de la Sagra no sin ser objeto de una fuerte disputa entre diferentes interesados extranjeros y particularmente por la Biblioteca imperial española representada por M. Jomard. Finalmente fue depositada en el Museo Naval de Madrid por Real Orden de 14 de septiembre de 1853.

Entre finales de septiembre y mediados de octubre de 1501, el piloto santoñés efectuó desde el puerto de Cádiz su cuarto viaje al mando de dos carabelas. Junto a él viajaba Rodrigo de Bastidas. Pasaron por la Canarias, como marcaba la rutina del cabotaje en la Carrera de Indias, este viaje se coordinó con la cuarta expedición de Cristóbal Colón. Lejos de saltarse el Tratado de Tordesillas acordado entre españoles y portugueses en 1494, De la Cosa buscó un acceso al océano Índico.

Regresó al litoral venezolano, ya conocido en su anterior viaje, concretamente a la isla Verde, entre el sur de Guadalupe y Tierra Firme. Su exploración comenzó desde cabo de la Vela, recorrió la costa venezolana en dirección poniente, reconociendo una serie de accidentes geográficos desde la bahía de Santa Marta hasta la bahía del Retrete, pasando por la desembocadura del río Magdalena y el puerto de Galera de Zamba. Durante su curso pusieron nombre al puerto de Cartagena y las islas contiguas. Siguió por el golfo de Urabá, el puerto de Cispatá y el río Sinú, pero como consecuencia las carabelas sufrieron los efectos corrosivos de una plaga de moluscos anclada en los cascos de madera sumergida. Las naves tocaron fondo a pocas millas de la isla La Española, pero sobrevivieron tanto De la Cosa como su tripulación y consiguieron llegar a la isla. Allí se encontró con Colón en junio de 1502.


MONUMENTO A JUAN DE LA COSA EN SANTOÑA

Cuando retornó a España en septiembre de 1503, el cosmógrafo cántabro presentó a la reina Isabel la Católica la primera carta marítima de las Indias fechada en 1500 y otros dos mapas hidrográficos más, que eran dos evoluciones con respecto al primero. La reina, por cédula real del 3 de Abril de 1503, le nombró alguacil mayor de Urabá y autorizó a navegar como capitán de tres navíos hacia el golfo de Urabá y provincia de las Perlas.

Esta vez estuvo al frente de las empresas geográficas de la Casa de Contratación de Sevilla, primera institución científica europea fundada por los reyes Católicos en el mismo año. Por lo tanto, se convirtió en el primer cartógrafo o maestro de hacer cartas de navegar de la Casa sevillana, sucedido en este arte por Américo Vespucio.


En el quinto viaje de 1504, fue con cuatro barcos, como capitán general de la expedición. Descubrió nuevas tierras y recorrió las islas de las Perlas, golfo de Uraba, Trinidad, Margarita, golfo de Cumaná, Cartagena y el Darién. Regresó el año 1506.

En el sexto viaje de 1507, con Bastidas, recorrió las costas e interior de Panamá volviendo en 1508. En el transcurso de estos últimos viajes, progresivamente fue abandonando sus funciones de cartógrafo y marinero para buscar oro.

En su séptimo y último viaje de 1509, iniciado el 10 de noviembre de 1509, De la Cosa ocupó el cargo de primer piloto de Ojeda y segundo comandante en una nueva travesía hacia La Española, la gran obsesión del marino santoñés. Embarcados en dos buques y dos bergantines, les acompañaba un joven Francisco Pizarro y 300 hombres.

Esta vez el puerto de salida estaba en Santo Domingo. Llegaron al litoral colombiano y a comienzos de 1510 tomaron tierra en el puerto de Cartagena. Tras el desembarco y a penas adentrarse en la selva, en Turbaco, una tribu de indígenas atacó a los expedicionarios que corrieron en retirada. Mala suerte para Juan de la Cosa, que murió alcanzado por una de las flechas envenenadas que usaron los indios durante su ataque.


MONUMENTOS A JUAN DE LA COSA EN SANTOÑA

Compañero de aquel fatal desenlace fue el cosmógrafo
Martín Fernández de Enciso quien compuso la Suma de geografía que trata de todas las partes y provincias del mundo: en especial de las Indias; un obra sumamente curiosa e impresa en Sevilla en 1519.

Años más tarde a la publicación del primer mapamundi de Juan de la Cosa, en 1507 aparecía el planisferio Universalis Cosmographia del alemán Martin Waldseemüller. Fue el primer mapa en denominar América con este nombre. El autor lo nombró así por Américo Vespucio, navegante italiano que consideró a las tierras descubiertas como un nuevo continente.


MONUMENTO A JUAN DE LA COSA EN SANTOÑA

SUBMARINO MILITAR POR ISAAC PERAL

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Isaac Peral fue un excelente ingeniero y marino de la Real Armada española que pasó a la Historia de la ciencia por inventar del primer submarino militar, el Peral en 1885. Fue un submarino propulsado eléctricamente que revolucionó la navegación subacuática.

También destacó en trabajos y misiones de carácter científico: inventó un acumulador eléctrico, un varadero de torpederos premiado, un proyector luminoso y una ametralladora eléctrica. Escribió un Tratado teórico-práctico sobre huracanes.

RETRATO DE ISAAC PERAL


Isaac Tomás Peral Caballero era natural de Cartagena, donde nació en 1851, perteneciente a una familia con tradición militar y naviera; tanto su padre como sus dos hermanos fueron oficiales marines de la Real Armada. Siguiendo los pasos de sus familiares, ingresó en el Colegio Naval Militar de San Fernando de Cádiz a los catorce años, donde comenzó sus estudios, aplicándose por entero a la aritmética de Serret, la geografía de Rouche y Camberouse y al álgebra de Briot, aunque también se aplicó en materias propias de náutica como la construcción naval, maniobra, pilotaje, astronomía, mecánica, física, máquinas de vapor, historia naval e historia de España.

Durante toda su vida fue adquiriendo una amplia formación técnica pasando por varias instituciones científicas: el Observatorio Astronómico de San Fernando, la Comisión Hidrográfica y la nueva Escuela de la Armada, en la que fue profesor de física y química en 1882.

Su vida militar comenzó en 1866 cuando fue nombrado guardiamarina de segunda clase y, al año siguiente, embarcó en la corbeta Villa de Bilbao, con la que realizó varios viajes y evoluciones. 

En noviembre de 1867 inició su primer viaje de ultramares en la urca Santa María, un navío muy robusto preparado para largas navegaciones de altura. Peral fue designado gaviero de la seca o vega mayor de mesana. Arribó en Manila en junio del año siguiente tras 201 días de navegación, regresando a Cádiz en octubre de 1869. Peral tomó notas de todo cuanto se encontraba en el viaje, así como hallando posiciones tanto diurnas como nocturnas, por lo que en ningún momento se encontró sin trabajo.

Continuó realizando varios viajes más por el Mediterráneo y Caribe. Participó en la Guerra de Cuba de los Diez Años (1868-1878), en la que supo apaciguar la insurrección de los independentistas cubanos tras el Grito de Yara, y también tomó parte en la III Guerra Carlista (1872-1876).

En 1877 pasó al observatorio de San Fernando como profesor en la Academia de Ampliación de Estudios de la Armada durante cuatro años. Allí impartió clases de matemáticas, geografía, física, ingeniería naval y electricidad. Apenas unos años antes algunos físicos definían la electricidad como "un fluido desconocido que quemaba y no podía ser ponderado".

Sobre la labor a la investigación destacaron sus informes recogidos en el Tratado teórico práctico sobre huracanesque le valió la Cruz de Primera Clase del Mérito Naval con distintivo blanco. Su estancia en la institución científica y su contacto con otros profesores preocupados por la ciencia y la técnica naval, como José Luis Díaz y Joaquín Ariza, fueron decisivos para el futuro de Peral y de su invento.


ESQUEMA DEL SUBMARINO PERAL

En 1880 ascendió a teniente de navío, ocupando diversos destinos en Cádiz y Cartagena, a la Escuadra de Instrucción. 

En 1881 fue enviado, nuevamente, en misión a Filipinas como jefe del arsenal de Cavite. El archipiélago era un territorio desconocido y hostil, que era preciso cartografiarlo. Más tarde fue miembro de la comisión hidrográfica, realizando misiones de control, vigilancia y transporte al mando del cañonero Caviteño y trabajó en el levantamiento de los planos del canal de Simanalés. 

Al año siguiente regresó a España para trabajar en el observatorio de San Fernando como catedrático de física, química y alemán de la Escuela de Ampliación de Estudios de la Armada, alcanzado rápidamente la cátedra de física en la Academia de la Armada. Hasta aquí, había prestado servicio en 32 buques diferentes, embarcado durante 16 años con 1.318 días de mar.

En 1885 presentó el proyecto de torpedero sumergible a sus superiores del observatorio, los ilustres matemáticos Cecilio Pujazón y Juan Viniegra, proyecto en el que llevaba años trabajando en secreto en su domicilio gaditano. El comienzo del conflicto de las islas Carolinas, reivindicadas por Alemania, le hizo exponer su proyecto al servicio de la Armada para defender las costas del archipiélago. Mediante esta innovación tecnológica, Peral pretendía contribuir al Plan General de Renovación de la Armada española: el Plan Rodríguez Arias. La idea de su torpedero submarino empezaba a tomar forma en un contexto de creación de una Armada Nacional dotada de buques modernos y tecnológicamente adecuados a las nuevas misiones de las guerras modernas, con el objetivo de conservar los restos del Imperio español.

El ministro de Marina, vicealmirante Manuel de la Pezuela y Lobo le hizo acudir a Madrid, donde demostró su proyecto ante una comisión técnica, recibiendo un informe favorable y siendo autorizada la construcción del aparato de profundidades. Por la Real Orden de 4 de octubre de 1886, el gobierno de Cánovas autorizó el primer presupuesto de 5.000 pesetas. También fue comisionado para adquirir en el extranjero los materiales que no encontraba en España: aparatos ópticos en París, accesorios y torpedos en Berlín, acumuladores en Bruselas, y aceros, motores eléctricos, hélices y tubos lanzatorpedos en Londres.

Las obras del torpedero submarino Peral comenzaron en el arsenal de la Carraca Cádiz, el 23 de octubre de 1887 y, pese a todo y gracias al apoyo de la reina regenta María Cristina, fue finalmente botado el 8 de septiembre de 1888. El coste total del sumergible alcanzó las 300.000 pesetas de la época. Las pruebas oficiales se desarrollaron a lo largo de 1889 y 1890. Aunque las pruebas definitivas tuvieron gran éxito, el consejo superior de la marina no autorizó la construcción de nuevos submarinos.

Durante la construcción, presentó en Exposición Universal de Barcelona de 1888 un varadero de torpederos premiado con medalla de oro.


SUBMARINO PERAL REALIZANDO PRUEBAS DE EVALUACIÓN
ANTE LA COMISIÓN TÉCNICA


El submarino consistía en una nave de ensayo construido de plancha de acero, su forma era fusiforme y estaba capacitado para navegar a profundidades de hasta 30 metros. Medía 22 metros de eslora, 2´76 de puntal, 2´87, de manga y desplazaba 77 toneladas en superficie y 85 en inmersión. Sus dimensiones eran 22 metros de eslora y 2´87 metros de manga en su Cuaderna Maestra. Tenía una velocidad máxima de 7´7 nudos en superficie y 3´5 nudos en profundidad, pudiendo tener una autonomía de 396 millas.

La propulsión se obtenía mediante unos acumuladores eléctricos que suministraban corriente a unas dinamos. Estas, a su vez, por rotación, hacían girar dos hélices dispuestas en el eje vertical del submarino. Las hélices iban hundiendo la nave hasta que su resistencia era inferior a la presión del agua.

Como armamento tenía instalado 3 torpedos Schwarzkopff, con su correspondiente tubo lanzatorpedos, además de un periscopio, un sofisticado "aparato de profundidades", que permitía al submarino navegar hasta una cota máxima de inmersión de 30 metros de profundidad y mantener el rumbo del buque en todo momento, incluso tras el lanzamiento de los torpedos desde el tubo lanzatorpedos situado a proa, y todos los mecanismos necesarios para navegar en inmersión hacia el rumbo prefijado en mar abierto. Además, demostró que podía atacar sin ser visto a cualquier buque de superficie.

Todas estas características no volverían a verse, 30 años después, en los famosos Holland norteamericanos de la I Guerra Mundial.

Tenía todas las funcionalidades básicas que se pueden incorporar en un submarino militar moderno, y supuso un avance científico y militar sin comparación para la época.

PLANO DEL SUBMARINO PERAL

La definición que la Real Academia española de la lengua dio a este buque submarino fue:
"El de guerra que puede cerrarse herméticamente, sumergirse a voluntad con su tripulación y, por medio de una máquina eléctrica, navegar dentro del agua para hacer reconocimientos en los buques enemigos y lanzarles torpedos, o para exploraciones submarinas."
Con esta definición se toma al submarino de Isaac Peral como el primer buque submarino de guerra de la historia, el cual puede ser visitado en el puerto de Cartagena.

La Comisión Técnica nombrada al efecto, avaló el éxito de las pruebas del primer submarino de la historia, ya que su rendimiento fue excelente. Recorrió cuatro millas bajo el agua durante más de una hora pasando prácticamente inadvertido y realizó el primer disparo de un torpedo en inmersión.

Con el éxito del Peral, este cartagenero había conseguido hacer realidad el sueño que otros científicos habían intentado infructuosamente antes que él: el Tortuga de David Bushell en 1776, el Nautilus de Robert Fulton, el Ictíneo I y II de Narciso Monturiol, el Plangeur del francés Bugeois o los ingenios de Cosme García y de Wilhem Bauer, todos resultaron un fracaso.


BOTADURA DEL SUBMARINO PERAL, ARSENAL DE LA CARRACA, CÁDIZ (1888)

El 7 de Junio de 1890 se disparó por primera vez en la historia un torpedo en inmersión. Fue un Whitehead de 350 milímetros disparado por el submarino de Peral, y que se conserva en la Base de Submarinos de Cartagena.

Este mismo año fue elegido diputado por el Puerto de Santa María, arrebatando el escaño al hijo del almirante Berenguer, lo que ocasionó que la Armada rechazase el invento y lo consideraran un vehículo inservible, al igual que en otros casos anteriores (C. García o N. Monturiol). La independencia del científico resultaba incómoda para los partidos tanto de Cánovas como de Sagasta. Por desgracia, los ministros de Defensa de los siguientes gobiernos, los almirantes Rodríguez de Arias y Beránger, demostraron indiferencia o enemistad. Ningún gobierno le concedería el permiso para efectuar la prueba definitiva que había solicitado: atravesar sumergido el estrecho de Gibraltar, desde Algeciras hasta Ceuta.

Desanimado, solicitó el cese de su actividad militar en 1890, siendo relegado del servicio a la Marina definitivamente el 5 de noviembre de 1891.

Simultáneamente, Peral desarrollaba un cáncer cerebral que viajaba hacia la muerte, aunque fue operado de cáncer en Madrid.

Peral trató de explicar su proyecto y todo lo sucedido a la opinión pública mediante un Manifiesto. En él, rebatía las acusaciones y ofrecía su versión. A pesar de la campaña de desprestigio que sufrió y la prohibición de publicar su Manifiesto, en ningún medio de comunicación consiguió publicarlo, financiándolo personalmente, en un periódico satírico llamado El Matute.

Dedicado a la vida civil, nunca dejó de interesarse por desarrollar el submarino. Consiguió fundar varias empresas industriales con éxito, relacionadas con su especialidad: el aprovechamiento de la energía eléctrica. Algunas de estas empresas fueron el Centro Industrial de Consultas Electro-Mecánicas o Electra Peral-Zaragoza, dedicadas a la fabricación de acumuladores eléctricos, llegando a montar las 22 primeras centrales de alumbrado eléctrico de España.

Isaac Peral registró en España en siete patentes entre 1887 y 1891. Tres patentes estaban referidas al acumulador eléctrico de su nave (nº 7.073, nº 7.079 y nº 10.582). Las demás fueron un varadero para embarcaciones (nº 7.503), un proyector de luz (7.975) y un ascensor eléctrico (nº 12.703 y nº 12.837). También inventó una ametralladora que funcionaba con electricidad que no llegó a registrar en España.

El día 4 de mayo de 1895, Isaac Peral se trasladó a Berlín para ser operado de cáncer por el cirujano Bergman. Un problema durante el tratamiento le causó una meningitis que terminó finalmente con su vida el día 22 de mayo, a los 44 años, sin haber recibido ningún tipo de reconocimiento.


SUBMARINO PERAL EN EL PASEO MARÍTIMO DE CARTAGENA

Los restos de Peral fueron trasladados a Madrid y enterrados el día 29 en el cementerio de la Almudena, cuando deberían reposar en el Panteón de Marinos Ilustres con todos los honores. El 11 de noviembre de 1911, los restos fueron exhumados y trasladados a Cartagena, donde se construyó un mausoleo. Asimismo, a instancias del pueblo de Cartagena y a través de su alcalde Miguel Tobal Yúfera, se solicitó el traslado de los restos del submarino a la ciudad departamental, donde se expone en el muelle de Alfonso XIII.

En 1951 se realizó un monumento conmemorativo a Peral en Cartagena en su ciudad natal, Cartagena también dedica un barrio con su nombre y un parque en el barrio de La Flota. También Puerto de Santa María dedica la plaza de Isaac Peral en honor al marino.

Cada 1 de noviembre, desde hace mucho tiempo. Marinos de la Armada rinden homenaje en el Cementerio de Cartagena, frente al mausoleo. A este homenaje se han ido sumando otras marinas internacionales: como la Armada Peruana, la Armada Alemana y la Armada Italiana.

La noche del 30 de octubre de 1993 de produjo una celebración única en el Puerto de Cartagena. Consistente en una Naumaquia. Miles de personas de todas las edades y lugares se congregaron para contemplar con efusividad el sonido de cientos de bocinas de barcos, campanas de iglesias, tambores, cañones del ejército de tierra y fuegos artificiales. En todo el mundo, sólo dos veces se ha realizado una Naumaquia. La vez anterior fue en 1550, que Enrique II de Francia celebró en Ruan. La última, a finales del siglo XX, en honor a Peral.


ESTATUA DE ISAAC PERAL EN CARTAGENA

IDEAL DE PRÍNCIPE POLÍTICO CRISTIANO POR DIEGO DE SAAVEDRA FAJARDO

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Diego de Saavedra Fajardo fue diplomático, embajador y el gran teórico político español del Barroco y uno de los tratadistas más influyentes de la Edad Moderna. De gran repercusión en la Europa del siglo XVII, su Idea de un príncipe político cristiano fue una dura crítica a El Príncipe de Nicolás Maquiavelo.


DIEGO DE SAAVEDRA FAJARDO


Diego de Saavedra Fajardo nación en Algezares, Murcia, en 1584. Concluidos sus estudios primarios en el Seminario de Murcia, desde 1600 hasta 1608, estudió Derecho, Teología e Historia en la Universidad de Salamanca.

Al cumplir los veintidós años, entró al servicio del cardenal Gaspar de Borja, embajador de España en el Vaticano. Desde 1608 hasta 1633, la mayor parte de su vida, la pasó en Italia. Hasta 1523 estuvo ocupado en los negocios de la embajada de Roma, y temporalmente en los de los virreinatos de Nápoles y Sicilia. Ingreso en la Orden de Santiago en 1068.

Aunque no fue ordenado sacerdote, desempeñó importantes cargos eclesiásticos. En 1621 y 1623 asistió a los cónclaves en que fueron elegidos papas Gregorio XV y Urbano VIII, y a finales de 1623 fue nombrado procurador y solicitador real en la Curia romana.

En 1633, se trasladó a Milán para recoger sus credenciales de enviado a la Corte alemana. Desde este año hasta 1645 estuvo destinado en puestos administrativos de estados de la Europa central, siempre por motivos políticos y diplomáticos.

Saavedra Fajardo vivió en primera persona uno de los periodos más amargos de la historia de España, el de la pérdida no solo de posesiones territoriales, sino de la hegemonía del Imperio Español en Europa. Testimonio de esos años son algunos opúsculos satírico-políticos como Locuras de Europa.

En junio de 1643, fue uno de los plenipotenciarios que negociaron en Münster el fin de la Guerra de los Treinta Años.

En 1646, regrasó a España como consejero de Indias. Fijó su residencia en Madrid, donde murió en 1648, en el convento de Agustinos Recoletos, en el actual Paseo de Recoletos, donde en la actualidad se ubica la Biblioteca Nacional. Aquel año de 1648, se firmaba el Tratado de Westfalia por el cual la Monarquía de España renunciaba oficialmente a la posesión de varios territorios de Europa.

DIEGO DE SAAVEDRA FAJARDO

El conocimiento directo y en primera persona de las complejidades de la negociación política en el Tratado de Westfalia, unido a una reflexión moral sobre los valores de la Contarreforma, más la influencia otras lecturas, dieron como resultado la escritura de un tratado político cuyo primer propósito fue la orientación e instrucción del buen gobernante.

Aunque empezó a escribir siendo joven en Italia, su obra Idea de un príncipe político cristiano, representada en cien empresas apareció en Munich en 1640, pocos años antes de su muerte. Fue una obra muy erudita y prontamente traducida a los principales idiomas nacionales de Europa y al latín. Fue redactada en el género literario del emblema, por influencia de Andrea Alciato y su Emblemata (1549) de carácter principalmente moral y filosófico, y de Jacobo Bruck Angermunt y su Emblemata política (1618).

Este tratado político resultó una dura crítica a la moral instrumental que Nicolás Maquiavelo había expuesto en su obra El Príncipe, como paradigma de habilidad y sabiduría en las artes políticas. Saavedra Fajardo se convirtió en el anti-Maquiavelo de la Europa del siglo XVII, lo que suponía ser uno de los tratadistas políticos más influyentes de la Edad Moderna.

Pero el objetivo del tratadista murciano fue componer una guía para la adecuada formación política de un príncipe Cristiano. Para el autor, la conducta de los gobernantes no puede ser reducida a asuntos de poder, sino que está ampliamente relacionada con la ética. Y el primer imperativo categórico de la ética es la subordinación de los intereses del monarca a los de la comunidad. En su Idea de un príncipe XX lo expresó así:
"No nacieron los súbditos para el Rey, sino el Rey para los súbditos."
 Fue la voz de la democracia contra la monarquía absoluta, en su Idea de un príncipe XXXVIII:
"Qué mayor infelicidad que mandar a los que por temor obedecen, y dominar a los cuerpos, y no a los ánimos?" 
"Muchos príncipes se perdieron por ser temidos, ninguno por ser amado."
Era conocedor a fondo de la naturaleza humana y advirtió de manera persistente al príncipe de los peligros de sus aduladores:
"Apenas hubiera Príncipe malo, si no hubiera Ministros lisonjeros."
En la Idea de un príncipe LI:
"El Príncipe que se fiare de pocos gobernará mejor su Estado. Solamente una confianza hay segura, que es no estar a arbitrio y voluntad de otro."
Escribió pensando en los monarcas Austrias de su tiempo, en su Idea de un príncipe LX:
"Los imperios adquiridos con la espada se pierden, porque con las delicias se apaga el espíritu y el valor."
Para Saavedra Fajardo, el fin del hombre y de los Estados es la paz, no la guerra:
"Es la guerra una violencia opuesta a la Razón, a la Naturaleza y al fin del hombre… No le crió para la guerra, sino para la paz; no para el furor, sino para la mansedumbre; no para la injuria, sino para la beneficencia. Y así nació desnudo, sin armas con que herir ni piel dura con que defenderse."

IDEA DE UN PRÍNCIPE POLÍTICO CRISTIANO

Un digno complemento de la Idea de un príncipe es su República literaria, redactada en 1612, pero publicada con posterioridad a su muerte, en 1655. Se trata de una peregrinación imaginaria por los inmensos espacios de la cultura universal, que Saavedra conocía a fondo; una sátira en forma de sueño sobre un país imaginado donde sus ciudadanos son eruditos, científicos, juristas, escritores, y artistas de todo tipo.

Producto de la fantasía, la obra ofrece un cuadro crítico e irónico de los sistemas de ideas surgidos a lo largo de la historia. Todos los filósofos de renombre fueron citados, y a casi todos dedicó comentarios sarcásticos. El objetivo de sus ataques fueron la vanidad y la pedantería de los hombres de letras, su ansia de fama, que "es vana y caduca, pendiente de los labios ajenos y formada de palabras ligeras, hijas del viento, de quien nacen y en quien luego mueren, dejando triunfante al Olvido". Aprovechó esta sátira también para hacer crítica literaria, aunque no hizo alusiones a los grandes escritores del Siglo de Oro español, contemporáneos suyos.

Para Saavedra Fajardo, la mayor parte de los libros escritos por los filósofos e historiadores no merecen haber sido publicados, especialmente los de carácter político, compuestos casi siempre de mentiras. También hizo crítica y mofa de los juristas y los galenos, porque los primeros eran capaces de defender las causas más inverosímiles por dinero, y los segundos"son más peligrosos que las mismas enfermedades".

Sobre las universidades opinaba: "El tiempo, no el saber, daba los grados de Bachilleres, Licenciados y Doctores."

Y en alusión a la duda metódica de Descartes: "Mayor era la presunción que la ciencia; más lo que se dudaba que lo que se aprendía."


PLACA-HOMENAJE EN LA BIBLIOTECA NACIONAL DE MADRID

Describió una imagen real de la ciudad moderna. "Los ciudadanos estaban melancólicos, macilentos y desaliñados. Entre ellos había poca unión y mucha emulación y envidia", escribió anticipando al hombre urbano de la actualidad.

Su resultado final sobre los hombres y la vida creada por ellos fue desdichado. Siguiendo a Platón, llegó a la conclusión de que la felicidad "en otro lugar y en otro ser la hemos de buscar". Continuando con su tono moralizante describió al ser humano: "Con la buena educación es el hombre una criatura celestial y divina, y sin ella el más feroz de todos los animales."

La República literaria fue uno de los libros más agudos, bellos y mejor escritos del pensamiento español, y por contenido satírico, de tanta o más enjundia que la producción de un Jonathan Swift o de un Voltaire.


A favor del modelo político de Fernando el Católico, al que dedicó un tratado, se opuso al ideal imperial de los Austrias. En política interior proponía una reorganización de la economía y el fomento, con este objeto, de una cultura agraria, comercial y fabril. También se pronunció por la redistribución del número de eclesiásticos y por la importación de mano de obra extranjera como remedio a la creciente disminución de la población española.

DIEGO DE SAAVEDRA FAJARDO

El hispanista alemán Ludwing Pfandl elogió a Saavedra Fajardo en su obra Geschichte des spanische Nationalisteratur in ihrer Blütezeit (Historia de la literatura española en su época de esplendor) por su "saber universal, su fundamental honestidad y su vibrante idealismo" y calificó de "verdadero hidalgo español" caracterizado por su "nobleza de carácter". Otro hispanista austríaco fue Graz Christian Romanoski en su estudio Tacitus Emblematicus. Diego Saavedra fajardo und seine Empresas Políticas.

El estilo de Saavedra Fajardo es barroco, sentencioso y a menudo moralizante, en ocasiones desarrolló una erudición árida y concreta.

Su obra historiográfica más importante fue Corona gótica, castellana y austriaca, publicada también en Munich en 1645. En ella pretendió hacer una reunión de todos los reyes de España desde los godos, los castellanos hasta los de la dinastía de Habsburgo, pero siempre con un criterio moralizante y político. Aunque solo redactó la primera parte Corona gótica, fue terminada por el historiador Alonso Núñez de Castro.

Además escribió Introducción a la política y razón de estado del Rey Católico don Fernando, que fue inédita. En ella propuso al rey aragonés como modelo de monarca sagaz en política, de igual manera que ya lo hicieron Nicolás Maquiavelo o Baltasar Gracián en su tratado El político.

El folleto Locuras de Europa es un diálogo de intención política destinado a divulgarse en la región alemana de Westfalia.

CORONA GHÓTICA, CASTELLANA Y AUSTRIACA

MOVIMIENTO DINÁMICO POR JUAN DE CELEYA

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Filósofo, teólogo, matemático, físico y astrónomo del Renacimiento español, Juan de Celaya fue uno de los llamados calculatores. Destacaron sus investigaciones en física sobre el movimiento cinemático y dinámica, y en filosofía sobre la lógica. Su Teoría del Movimiento Dinámico fue precedente de la Ley de la Gravedad enunciada dos siglos después por Isaac Newton.


ESTUDIO GENERAL DE VALENCIA, SIGLO XV



Juan de Celaya nació en Valencia en 1490. Pertenecía a una familia de hidalgos que había participado en la reconquista de Granada en 1492. Comenzó sus estudios en la Universidad de Valencia y continuó en París en el Colegio de Montaigu hasta 1509. Allí fue introducido en las ideas matemáticas del nominalista inglés John Maior siendo alumno de Gaspar Lax, de Jean Dullaer de Ghent y de Juan Martínez Guijarro, los cuales ejercieron una gran influencia en su pensamiento.

Desde 1510 a 1515, impartió clases de física y lógica en el Colegio de Coqueret, junto con el portugués Álvaro Thomaz y el escocés Robert Caubraith.


Entre los años 1510 y 1513, uno de los condiscípulos de Celaya, el aragonés Juan Dolz de Castellar, publicó tres libros sobre lógica, el último de los cuales fue fuertemente criticado por Celaya en sus Summulae logicales, publicado en París en 1515. Tres años después, Dolz contestó a Celaya en un amplio prefacio titulado Cunabula omnium... difficultatum in proportionibus et proportionalibus.

De 1515 a 1524, estuvo trabajando en el Colegio de Santa Bárbara, teniendo a Domingo de Soto y al portugués Juan Ribeyro como alumnos.

Autor muy prolífico, publicó una gran cantidad de obras de lógica y filosofía natural, hasta convertirse en una de las figuras más destacadas del grupo de nominalistas y calculatores parisinos de las primeras décadas del siglo XVI, siendo uno de los impulsores de la Lógica nominalista.

CLASES DE LA UNIVERSIDAD DE PARÍS

Pero fueron más trascendentales sus estudios sobre la física de Aristóteles y el movimiento. Ideas que recopiló en la obra Expositio in octo libros phisicorum Aristotelis, publicada en París en 1517. Esta obra tiene un especial interés para el estudio de los orígenes de la moderna ciencia del movimiento. En ella incorporó las principales contribuciones de los filósofos bajomedievales: mertonianos como Thomas Bradwardine, William Heytesbury o Richard Swineshead, franceses como Jean Buridan y Alberto de Sajonia, e italianos como Pablo de Venecia, Gaethano da Thiene y Bernardo Torni. Además incluyó las investigaciones que sus compañeros de la Universidad de París fueron desarrollando, en especial las del portugués Álvaro Thomaz.

Inspirado por las ideas mertonianas de los calculatores acerca de la física moderna, Celaya efectuó investigaciones en cinemática y dinámica. Y estableció el principio de Movimiento Dinámico basándose en la dinámica aristotélica, por la cual los cuerpos deben tener una causa externa para iniciar el movimiento en un objeto móvil. Consideraba que el "impetus" es una disposición distinta del móvil que, según Alberto de Sajonia, le confiere el carácter de una cualidad secundaria, en comparación a los conocimientos y a las disposiciones del alma.

Investigó en profundidad los problemas relativos a las "latitudes" y a los procesos de "intensio" y de "remissio" en el movimiento local, mostrándose a favor de las aplicaciones de esta teoría a la medicina y a la teología.

Sus ideas influyeron el desarrollo de la ciencia moderna hasta el punto en que enunció la primera Ley de la dinámica un siglo antes que lo hiciera Isaak Newton. El científico inglés afirmó en su primera Ley que "todo cuerpo preserva en su estado de reposo o movimiento uniforme y rectilíneo a no ser que sea obligado a cambiar su estado por fuerzas impresas sobre él".

En In quatuor libros de coelo et mundo Aristotelis y In libros Aristotelis de generationes et corruptiones, publicados en 1517 y 1518, Celaya trató temas cosmológicos como la pluralidad de mundos existentes, el centro de gravedad y el centro de magnitud de la tierra y su situación respecto al mundo, la posibilidad de que exista una magnitud infinita, etc.

VALENCIA, SIGLO XVI

En 1520, Celaya mantuvo una controversia con el también profesor de la Universidad parisina, Gervasio Wain, filósofo y teólogo del Nominalismo, como su oponente, pero muy influido por el Humanismo.

Es probable que el auge del Humanismo y las críticas que los terministas parisinos recibían de autores humanistas como el también valenciano Luis Vives influyeran en su decisión de regresar a su ciudad natal. Tras doctorarse en teología, regresó a la Universidad de Valencia en 1524. El 3 de octubre de 1525 fue nombrado rector perpetuo de esta universidad. Además trabajó como profesor de teología de la reestructuración de su estudio.

El Estudio General de Valencia siempre estuvo a favor de la doctrina del Nominalismo. Pero desde la llegada de Celaya como rector, esta corriente sufrió una progresiva desaparición. Desde el principio, impuso su Eclecticismo y la obligación de leer en las tres vías: Tomismo, Nominalismo y Realismo. En la facultad de artes durante el curso 1526-1527, los términos "realista" y "nominalista" de las cátedras desaparecieron, aunque continuaron autores de una y otra tendencia.

En Valencia, Celaya solo publicó una obra, titulada Comentarios a las Sentencias de Pedro Lombardo, en la que la sentencia dominante sigue siendo la lógica nominalista; sin embargo, en las enseñanzas desde su cátedra evolucionó hacia la doctrina tomista de Santo Tomás.

Otro aspecto destacado de su actuación en Valencia es el relativo a sus ataques al Eramismo y a su aversión hacia las corrientes del Humanismo. En este sentido, el episodio más conocido es su oposición a que le dieran una cátedra de griego y latín al humanista Pedro Juan Oliver.

CLAUSTRO DE LA UNIVERSIDAD DE VALENCIA, SIGLO XVI

EXPEDICIÓN A LA POLINESIA POR DOMINGO DE BONECHEA

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Las Expediciones a la Polinesia de 1772 y 1775 para la colonización de las islas de Pascua y Tahití fueron efectuadas por el almirante Domingo de Bonechea. Ambas expediciones visitaron y reconocieron veintiuna las islas, sentado el precedente de futuras expediciones marítimas ilustradas por el oceáno Pacífico como las de Dionisio Alcalá Galiano o Cosme Damián Churruca.


PLANO DE TAHITÍ CARTOGRAFIADO POR DOMINGO DE BONECHEA


Desde mediados del siglo XVIII, ingleses y franceses habían comenzado una campaña de exploración del océano Pacífico, antes llamado Mar del Sur, y considerado como un "lago español". Wallis y Bougainville habían explorado Tahití, y Philip Carteret las islas Tuamotu. Los viajes de James Cook y de Jean François de Surville determinaron la necesidad de saber si ingleses y franceses habían establecido bases portuarias en las islas del Pacífico. Entonces, la Real Armada española también organizó una fuerte campaña de exploraciones marítimas por este océano.

Averiguar "las maquinaciones de los extranjeros y la situación y estado de los naturales..., atraer nuevas almas a la religión cristiana y nuevos vasallos al rey". Con estas palabras, el virrey del Perú, Manuel de Amat y Juniet, fijaba los objetivos para las expediciones con rumbo a Tahití y las islas de Pascua, que tuvieron lugar entre 1772 y 1775.

Como jefe de la Expedición a la Polinesia designó a Domingo de Bonechea Andonaegui, un marino guipuzcoano, nacido en Guetaria en 1713. Curiosamente, también de Gataria fue Juan Sebastián Elcano, el primer hombre en dar la vuelta al mundo demostrando empíricamente la conexión marítima entre América y Asia.


DOMINGO DE BONECHEA

Bonechea recibió desde niño la tradición marítima vasca. Descubriendo muy joven la vocación marina, se incorporó a la Real Armada española. Estudió matemáticas, astronomía, pilotaje e hidrografía, llegando a convertirse en uno de los marinos ilustrados de su tiempo, y pudiendo experimentar las ventajas de las nuevas tecnologías de la navegación.

El puerto peruano del Callao fue el punto de partida de casi todas las expediciones al Océano Pacífico. En septiembre de 1772, Bonechea se encontraba allí ultimando el abastecimiento de víveres y pertrechos para el viaje. Antes de partir a la Polinesia, llegaron noticias de que se hallaba en los mares del sur el explorador y navegante británico James Cook. Ante el temor de que éste se adelantase, la Corte de Carlos III ordenó que la expedición comenzase lo antes posible.

Bonecha marchaba en la fragata Santa María Magdalena, que recibió el apodo de El Águila. Estaba armada con 22 cañones de ocho libra (calibre de los cañones de la época), 6 pedreros montados en horquilla y 8 esmeriles (cañones montados en horquilla y apuntados a mano, adecuados para disparar a los oficiales de los navíos enemigos) con una tripulación de 75 marinos y 35 soldados de guarnición. Como lugarteniente estaba Tomás Gayangos y como piloto Juan Antonio Hervé, que había participado con de González Haedo en el descubrimiento de la isla de Pascua (Rapaniu).

FRAGATA SANTA MARÍA MAGDALENA

Cuando se encontraba a 30 millas de la costa, siguiendo instrucciones, abrió el sobre lacrado y conoció que la orden real consistía en "ir en busca de Otahiti y a Pascua, describir las islas, sus habitantes y costumbres, elaborar un vocabulario y trazar un mapa". Se pidió averiguar el interés de los ingleses por la isla de Tahití, y conocer las condiciones para establecer una colonia y una misión evangelizadora. Referente a los usos y modos de actuación se ordenó que extremase el buen trato hacia los nativos, recogiese datos sobre sus costumbres, rituales y sistema de gobierno y evitase cualquier derramamiento de sangre.

Después de un mes de viaje, comenzaba el avistamiento de islas. La primera fue San Simón y San Judas (Tenere), a la cual siguieron San Quintín (Haraiki), que ya había sido detectada por Bouganville, Todos los Santos (Anna) y San Cristóbal (Mehetia), estas dos posiblemente descubiertas con anterioridad por Pedro Fernández de Quirós. Todas pertenecientes al archipiélago polinesio de las Tuamotu.

A principios de noviembre de ese año, la expedición llegó a Tahití, llamándola Amat en honor al virrey. Amarraron a la bahía de Airua. A la localidad de Tautira se rebautizó con el nombre de Santísima Cruz.


ISLAS DEL ARCHIPIÉLAGO DE TAHITÍ

Siguiendo práctica habitual de estas expediciones, se reunió a toda la tripulación leyéndoles las instrucciones relativas al buen trato que debían mantener con los nativos, respetando las propiedades y no cometiendo infamias con las mujeres indígenas, bajo pena de graves castigos. Durante el mes que los expedicionarios permanecieron en la isla entablaron una cordial convivencia con los naturales.

Se circunnavegó la isla, no sin alguna incidencia al quedar varada con algunas averías la fragata. Establecieron amplias mediciones hidrográficas y observaciones de gran interés científico. Levantaron planos de sus costas y apuntaron las áreas donde se podrían instalar fondeaderos para el intercambio comercial y cultural con los indígenas.

Recogieron valiosos datos sobre sus costumbres y características físicas y políticas. También hicieron estudios sobre la flora. Con los datos geográficos y astronómicos anotados por Bonechea y Bonacarsi, elaboraron un detallado mapa insular. El franciscano José Amich incluyó entre sus observaciones un vocabulario. Cuando Cook pasó por aquel lugar, los naturales de la región recordaban a los españoles como gentes que se habían ganado su estima y veneración.


CARTA MARÍTIMA DE LA EXPEDICIÓN DE BONECHEA A TAHITÍ

Salieron a mediados de diciembre con dirección a la isla de San Carlos (isla de Pascua), el siguiente objetivo de la expedición, descubierta anteriormente por Felipe González de Hado. Aquella isla no fue encontrada, en cambio, descubrieron Santo Domingo (Moorea). Al regresar probaron nuevas rutas de navegación a la costa suramericana del Pacífico, trazando importantes cartas marítimas. Esta primera expedición de cinco meses de duración terminó en febrero de 1773, en el puerto de Valparaiso.

En ruta de regreso, procedieron a reconocer otras islas del mismo archipiélago de Tahití para asegurarse que no hubiera presencia de tropas o colones extranjeros. No pudieron visitar la isla de San Carlos en su retorno de Valparaíso al Callao al impedírselo una vía de agua en la fragata. Llegaron al Callao el 31 de marzo para informar de lo descubierto.

A bordo habían embarcado cuatro tahitianos con el propósito de presentarlos al virrey Amat, evangelizarlos y enseñarles castellano. Dos de ellos murieron en 1773: Tipitipia, bautizado José en Valparaiso y Heiao, bautizado Francisco José Amat, en Lima. Los otros dos, Pautu y Tetuanui, fueron bautizados en la catedral de la misma ciudad con los nombres de Tomás y Manuel repectivamente.

Gracias al éxito del primer viaje, el virrey aprobó el establecimiento de un segundo viaje auspiciado por el Carlos III. Dos años más tarde, Domingo de Bonechea dispuso de dos barcos: la fragata Águila en el que vieja junto a Tomás Gayangos, como segundo; y el paquete Júpiter, dirigido por José de Andía Varela. La expedición llevaba una tripulación de 181 hombres, también animales, semillas y herramientas para la colonia y misión.

Sus objetivos eran la evangelización de sus habitantes y la fundación de un establecimiento con soldados y misioneros en Tahití. Los misioneros fueron los franciscanos Jerónimo Clota y Narciso González. También viajaban de vuelta los dos tahitianos sobrevivientes, que sirvieron de intérpretes, junto con Máximo Rodríguez, que había aprendido tahitiano en el primer viaje.

A finales de septiembre partieron las dos embarcaciones desde el puerto del Callao rubo oeste, pero debido a las malas condiciones marítimas ambas se separaron. Durante el trayecto, nuevas islas fueron descubiertas: San Narciso (Tatakoto), Mártires (Tekojoto), San Juan (Hikueru o Melvilla), San Julián (Faaite o Motutunga) y San Blas (Tahanea).


PLANO DE LAS ISLAS POLINESIAS CARTOGRAFIADAS POR BONECHEA

El Júpiter llegó a Tahití el 8 de noviembre, arribando 5 días después la fragata Águila. Ambas fueron recibidas con muestras de alegría por los tahitianos. Desde entonces, los expedicionarios intentaron establecer una misión católica que consiguió instalarse con éxito a finales de 1774.
En el puerto de Santa Cruz, en la bahía de Vaitepiha, construyeron una dependencia para los misioneros. Se ofició la que sería la primera misa católica de Tahití y a la que también acudió Bonechea con toda su tripulación, y centenares de nativos.

En enero, Bonechea consiguió la sumisión de los caciques locales, gracias a la victoria contra el rey Tu, el más importante de los tahitianos. Tomó posesión de la isla de Amat, estableciendo una base en Tautira y colocándose una cruz con la inscripción "CHRISTUS VINCIT" en sentido horizontal, y "CAROLUS III, IMPERATOR 1774" en sentido vertical. Se levantó acta del reconocimiento de la soberanía española de la isla donde España se comprometía a la defensa de la isla y sus habitantes y estos, a su vez, declaraban lealtad y obediencia al rey.

Los franciscanos y el intérprete se hicieron cargo de la misión, y Bonechea continuó las exploraciones hacia la isla Raiatea. Pero, durante la navegación enfermó, regresando a Amat y muriendo a finales de enero de 1775. Fue enterrado junto a la cruz ante la misión, en la localidad de Tautira.

Tomó el mando de la expedición Tomás Gayangos, quien decidió poner fin a la expedición, regresando al Perú. Mientras tanto, Máximo Rodríguez convivió con los tahitanos, convirtiéndose en el primer occidental establecido en los Mares del Sur.

En noviembre de 1775, el Águila volvió una vez más a Tahití desde El Callao cargada de víveres, pero finalmente la misión se redujo a recoger a los franciscanos de la misión, quienes vivieron constantemente atemorizados y decidieron abandonarla. España ponía fin a su presencia en aquella isla paradisíaca. 


PLANO Y PERSPECTIVA DE LA ISLA SANTA ROSA (RAIVAVAE), POR TOMÁS GAYANGOS

Domingo de Benechea pasó a la historia por haber intentado incorporar Tahití al Imperio español. Sus dos expediciones visitaron y reconocieron veintiuna las islas, aunque algunas fueron descubiertas anteriormente por los navegantes Quirós, Wallis, Bougainville y Cook, en cambio, otras tantas fueron descritas por primera vez por este marino guipuzcoano. Además, sentó el precedente que llevaría posteriormente a marinos tan ilustrados como Dionisio Alcalá Galiano o Cosme Damián Churruca a la obsesión por las nuevas fronteras de los océanos.

El conjunto de los mapas y cartas levantados por las dos expediciones de Domingo de Bonechea, la primera al mando de la fragata Águila y la segunda acompañado, además, por el paquebote Júpiter, fueron expuestos al público, por primera vez, en la Exposición Mundial de Brisbane (Australia), en 1988.


MONOLITO EN TAHITÍ DEDICADO A BONECHEA

ATLAS DE LOS EXPLORADORES ESPAÑOLES

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Atlas de los Exploradores Españoles
Sociedad Geográfica Española, Editorial geoPlaneta (2009), 320 páginas



El Atlas de los exploradores españoleses una obra académica y de divulgación sin precedentes que recoge las más importantes aportaciones de los exploradores y viajeros españoles al conocimiento geográfico y científico del mundo.

Se trata de un amplio conjunto de 198 personajes, desde la Antigüedad hasta el siglo XX, que, desde España, descubrieron nuevos territorios, océanos, selvas, cordilleras y desiertos, recorrieron todos los continentes y abrieron nuevas vías de comunicación entre los pueblos. Estas biografías y expediciones están narradas por destacados especialistas, que incluyen más de 140 mapas y 800 ilustraciones.

Este Atlas de los exploradores españoles está editado por geoPlaneta, bajo el patrocinio de Caser Seguros. Pero su promotor es la Sociedad Geográfica Española (SGE), que se propuso como objetivo la recuperación y la difusión de las apasionantes hazañas de los exploradores y viajeros más notables que han contribuido a un mejor conocimiento del mundo.

Pocos países han dado a la historia de la exploración tantos nombres y epopeyas heroicas como España. Desde los peregrinos comerciantes o viajeros de la Antigüedad hasta los exploradores de nuestros días, España ha contribuido con miles de nombres a la historia del descubrimiento geográfico del planeta. Durante varios siglos, tras el descubrimiento del Nuevo Mundo, los españoles fueron los protagonistas de uno de los capítulos más trascendentales de la historia de la humanidad: la ampliación definitiva de sus límites geográficos conocidos y la exploración de todo el planeta. Pese a la dimensión épica de muchos de estos viajeros, que han explorado los cinco continentes, sus nombres no han encontrado la difusión y el público reconocimiento que les corresponde.

Con este atlas, la Sociedad Geográfica Española, geoPlaneta y Caser Seguros propusieron el objetivo de divulgar la historia de la exploración española y las biografías de sus principales protagonistas, ofreciendo una visión caleidoscópica de más de veinticinco siglos de exploración.

Es una obra de consulta, casi a modo de diccionario enciclopédico, pero también tiene una segunda lectura como un apasionante recorrido por los diferentes capítulos de la extraordinaria historia de la exploración y el reconocimiento del mundo. Para ello se ha contado con la colaboración de los mejores especialistas en cada personaje y con el apoyo de las principales instituciones españolas e internacionales dedicadas a la investigación de la historia de las exploraciones.

El volumen incluye casi doscientas biografías con sugerencias bibliográficas e imágenes seleccionadas entre los fondos de los principales museos y archivos de todo el mundo. Cada texto se completa con una excelente cartografía diseñada para este atlas. 

La obra, dividida en 8 capítulos, hace un recorrido por las hazañas de los exploradores al servicio de España desde la antigüedad hasta nuestros días:

Capítulo 1: Finis Terrae. Viajes desde el fin del mundo

Las primeras imágenes de España en el imaginario viajero de Occidente remiten a una percepción vinculada a su situación geográfica en el extremo del Mediterráneo, allí donde el escenario de la civilización se desvanecía, frente al océano Atlántico. Todo aquello que se evocaba en las narraciones y los relatos de griegos, fenicios, cartagineses y romanos reforzaba la concepción de aquella tierra indómita y montañosa como frontera del Orbe. Con el paso del tiempo aconteció la fundación de la próspera Hispania, pero en un principio sólo hubo campamentos volantes de soldados y mercenarios y surgieron asentamientos de veteranos, que fundaron ciudades y pueblos llamados a perdurar. El carácter de frontera no se perdió. Las costas peninsulares sirvieron entonces como base y refugio de quienes avanzaron sobre el océano tenebroso. Tras el comienzo de nuestra era, de aquella Hispania lejana no dejaron de partir viajeros, comerciantes, soldados y curiosos, gentes nacidas para permanecer en movimiento.


CAPÍTULO 1: FINIS TERRAE. VIAJES DESDE EL FIN DEL MUNDO

Capítulo 2: Viajeros de las tres culturas

La historia de España presenta la particularidad de la presencia musulmana, que, al vincularse durante la Edad Media con la de judíos y cristianos, conformó una cultura singular, abierta y fronteriza. La nómina de viajeros y exploradores de la España medieval en su procedencia de las tres culturas exhibe, de acuerdo con este rasgo, una idiosincrasia propia, hispánica, en detrimento del origen común de cada uno de ellos, dictado por la pertenencia y el culto debido a cada una de las tres religiones del libro.


CAPÍTULO 2: VIAJEROS DE LAS TRES CULTURAS

Capítulo 3: La Edad de Oro de los descubrimientos españoles

"¿Dónde está el testamento de Adán?", preguntó enfurecido el rey de Francia Francisco I, cuando sus corsarios capturaron parte de los fabulosos tesoros aztecas, enviados desde México por Hernán Cortés para congraciarse con el recién elegido emperador Carlos V.

Corría el año de 1520. Apenas veintiocho años antes, el genovés Cristóbal Colón había logrado arribar al islote Watling en las Bahamas. El enfado del monarca de los franceses estaba bien fundado, pues entre el viaje del descubrimiento de América, una auténtica jugada contra el destino por parte de los Reyes Católicos que salió bien, y el retorno de Juan Sebastián Elcano de la primera vuelta al mundo en 1522, gracias a las empresas protagonizadas por los navegantes y exploradores españoles, el mundo se hizo uno. El Descubrimiento y sus consecuencias hicieron de Europa una verdadera metrópoli y de América su gran frontera.


CAPÍTULO 3: LA EDAD DE ORO DE LOS DESCUBRIMIENTOS

Capítulo 4: Un tiempo de transición

En el siglo XVII la tendencia al movimiento y la curiosidad no desaparece, sino que se especializa y regionaliza, reflejando la fragmentación del poder político y el colapso de los mecanismos de centralización del poder real. Se trata de un período en que la voluntad recopiladora de los conocimientos geográficos y las exploraciones anteriores y contemporáneas resulta fundamental. También, en estricta correspondencia con una etapa de crisis y reacomodo imperial, aparecen personajes que, como el "falso Inca" Pedro Bohórquez, se atreven a fundar reinos por libre, cruzan la frontera hacia el mundo indígena y retornan con ideas propias y proyectos alucinantes. O como la "Monja Alférez", Catalina de Erauso, verdadera trotamundos que acaba muriendo cerca de Veracruz después de toda clase de pendencias, aventuras y hallazgos.


CAPÍTULO 4: UN TIEMPO DE TRANSICIÓN

Capítulo 5: Los curiosos pertinentes. Viajeros y expedicionarios ilustrados

Durante la Edad de Oro de las expediciones científicas, siglo XIX, la aportación española fue ciertamente deslumbrante. A partir de 1720 se fueron creando una serie de expectativas de cambio político que las favorecieron. Desde entonces, la ilusión de reforma de las estructuras administrativas, económicas y sociales de España y sus territorios ultramarinos tuvo directa correlación con el desarrollo de una determinada política científica, de modo que las expediciones expresaron, entre otras cosas, un intento de reordenación imperial a través de dos tipos de acciones encaminadas por una parte a la creación de instituciones como jardines botánicos, gabinetes de historia natural o escuelas náuticas y, por otra, a la organización de las propias expediciones.


CAPÍTULO 5: LOS CURIOSOS PERTINENTES. VIAJEROS Y EXPEDICIONARIOS

Capítulo 6: Un esfuerzo continuado

El inventario de los viajeros y exploradores de inicio de siglo XIX se encontraba en supuesto retroceso, aunque ofreció, junto a impulsos corporativos encomiables como los que mantuvieron las comisiones hidrográficas de la Real Armada, una serie de individualidades descollantes y originales, gentes que hicieron del oficio de explorar la aventura de sus vidas. No se puede desconocer que con mucha frecuencia representaron las fuerzas más progresivas e innovadoras de la España de su tiempo, pues aglutinaron una actitud de disconformidad con el devenir de su patria, generadora a largo plazo de programas regeneracionistas y neocríticos.


CAPÍTULO 6: UN ESFUERZO CONTINUADO

Capítulo 7: Viajeros de las Españas

Tras la derrota española de 1898 en la guerra hispano-estadounidense no solo quedó el pesar de la pérdida de Cuba, Puerto Rico y Filipinas, también se hizo visible un fuerte rechazo a la política anterior de decadencia y pesimismo, y se apoderó de la sociedad española un ansia de renovación. Mientras aparecían nuevos medios y técnicas de comunicación, como el cine o el fotoperiodismo por ejemplo, las posibilidades de crear públicos para reportajes y relatos de viaje y exploración se multiplicaban. La curiosidad geográfica se aliaba con estas nuevas demandas, que perfilaban la aparición de nuevos héroes, entre los cuales los pioneros de la aviación ocuparon un lugar destacado, Sus hazañas constituyeron una reafirmación y una apuesta de futuro. Quizá para matizar tanto impulso, tanta transformación colectiva, junto a ellos formaron parte de la exploración española individualidades inclasificables, como el gallego Alfonso Graña, el "indio blanco", misterioso amazonauta. O José Pérez de Barradas, estudioso de los vestigios prehispánicos y de civilizaciones americanas desaparecidas.

CAPÍTULO 7: VIAJEROS DE LAS ESPAÑAS

Capítulo 8: Los penúltimos

La guerra civil y la amarga posguerra congelaron la imagen de la España exploradora, instalada desde entonces en el aislamiento, el arcaísmo y el rechazo. También trajeron una diversificación de los impulsos de sus viajeros y exploradores. En todo caso, lo importante es que un sentido déficit de conocimiento del mundo formó una conciencia radicalmente distinta sobre los viajes. Los avances tecnológicos, que ampliaron el conocimiento del planeta, redujeron los márgenes de incertidumbre y dificultad para los nuevos descubrimientos geográficos. Pero la herencia de una historia tan fecunda de exploraciones por todo el mundo mantuvo el espíritu de aventura y el ansia de superación en las últimas generaciones.


CAPÍTULO 8: LOS PENÚLTIMOS

POESÍA FILOSÓFICA JUDÍA DE YEHUDAH HALEVI

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Poeta, filósofo y médico sefardita, Yehudah Halevi está considerado como el mejor poeta medieval en lengua hebrea en los reinos cristianos hispánicos de la Reconquista. 
Su obra El Kuzari es uno de los textos apologéticos más importantes de la filosofía judía.


ESTATUA DE YEHUDAH HALEVI EN CESAREA (ISRAEL)


El sefardita Jehudah Halevi, conocido como Yehudah Ben Samuel Ha-Levi- Abu I Hasan ibn Levi (entre los árabes) y Judá Leví (entre los cristianos), era natural de Tudela (Navarra), donde nació en 1075.

Vivió en Córdoba y otras ciudades andaluzas como Granada, que era entonces la capital cultural de Europa, antes de establecerse definitivamente en Toledo. Desde muy joven, recibiría el influjo de la vida cultural de la musulmana taifa de Zaragoza, regida entonces por los Manu Hud, y en cuya corte literaria se encontraban intelectuales judíos. A ello hay que añadir que, a la vez que Ibn Nagrella en Granada, en Zaragoza el cargo de visir estuvo ocupado por judíos bajo Al Mundir II y bajo Al-Muqtadir.

Siendo joven, para llegar a Al-Andalus tuvo que atravesar Castilla, adquiriendo el pseudónimo de "el castellano". De Córdoba pasó a Granada, donde Moseh Ibn Ezra ocupaba un puesto importante y le mandó llamar. Los disturbios políticos en Al-Ándalus le obligaron a volver a la España cristiana, asentándose en Toledo, donde trabó amistad con Alfonso VI, el rey promotor de la Escuela de Traducciones de Toledo. Como hombre sabio y políglota, pudo beneficiarse de la protección que el rey castellano ofreció a los traductores de la escuela. Durante su estancia en esta ciudad escribió la jarcha en romance sobre la conquista de Guadalajara en 1080. Son los más antiguos versos castellanos escritos con letras hebreas que se conservan.

Conocía en profundidad la Biblia hebrea, la literatura rabínica, la poesía árabe, la filosofía griega y la medicina. Fue inventor del género sionida, expresión de amor por la Jerusalén lejana.

TOLEDO Y CÓRDOBA, CIUDADES MEDIEVALES DONDE TRABAJÓ YEHUDAH HA-LEVI

Su pensamiento es muy interesante por la confluencia de las civilizaciones hebrea, árabe y cristiana, y porque representa la posición judía ortodoxa frente a las religiones cristiana y musulmana, pero también frente al pensamiento filosófico-teológico de origen griego.

Mientras se ganaba la vida como médico en Toledo, escribió Divan, que es una colección de poemas profanos que cantan a la amistad, el amor y la naturaleza. Esta obra incluye también poemas religiosos, expresando su anhelo en Dios y manifestando su esperanza de la redención mesiánica de su pueblo.

Su obra más importante es El Kuzari, también conocido como El Libro de la Refutación y Prueba en apoyo de la Religión. Para Yehudah Halevi es el libro de la prueba y del fundamento sobre la defensa de la religión judía menospreciada, compuesto de cinco discursos, en el que narra las conversaciones entre el rey Kuzari y un sabio hebreo, haciendo una confrontación entre la Torá, el Nuevo Testamento y el Corán. El rey, que es pagano, quiere conocer la verdadera religión y que, tras acudir a filósofos aristotélicos, cristianos y musulmanes, solo encuentra la verdad en las fuentes bíblicas del Judaísmo y de lo que llama "la verdadera revelación". Por la agudeza de sus planteamientos fue invitado a Córdoba para debatir públicamente con teólogos cristianos y musulmanes. En sus poemas exaltaba el amor y la amistad, testimonio del sufrimiento del pueblo judío condenado a la diáspora y la añoranza de Jerusalén.

EDICIÓN EN LENGUA INGLESA DE EL KUZARY

Yehudah Halevi era un poeta culto, autor de una poesía lírica rica en metáforas y descripciones, donde abundan las reflexiones filosóficas y religiosas. Utilizó diversas métricas y estrofas. Son famosas algunas de sus jarchas profanas escritas en el naciente romance, al final de la moaxacas y algunos signos de temática religiosa, entre el que destaca el himno de la creación:

¡Dios mío! ¿Con qué te compararé?
si semejanza no hay en ti?
¿Con qué te asimilaré,
si toda forma es estampa de su sello?
Enaltecido estás sobre toda potencia,
y te sublimaste por encima de todo pensamiento.
¿La palabra de quien te ha contenido?
¿Y la lengua de quien te ha comprendido?
¿Acaso habrá corazón que te haya alcanzado
y ojo que te haya divisado?

ESTATUA DE YEHUDAH HALEVI EN TOLEDO

La facilidad de improvisación poética, la hondura del pensamiento y el acentuado amor al Judaísmo son las notas más características de Yehudah. Hombre de carácter amable, era bien recibido en todas partes y hacía la delicia de los contertulios por su facilidad para componer versos de tema o rima forzada; esta era una habilidad muy estimada entre los árabes, que gustaban de organizar competiciones de improvisación en sus tertulias literarias, e igualmente lo fue entre los judíos españoles, fuertemente arabizados.

La poesía amorosa de Yehudah Halevi es una poesía culta, de tipo estrófico, donde abundan las moaxacas y los epigramas, con un empleo constante del paralelismo y de elementos simbólicos. La belleza de la amada y los goces y desdichas del enamorado se muestran en una poesía sensorial, donde los cinco sentidos están presentes para "sentir" a la amada en toda su plenitud. Y, a la vez, una poesía plena de sensualidad, cuyo amor es la realización de un designio divino, en el que Dios entrega el enamorado a la amada, pero es una entrega sin tabúes ni prohibiciones.



Después de 1108, Yehudah volvió a Córdoba, cuando el poderío almorávide se desmoronaba. A pesar de la situación insegura de los judíos, no quiso regresar a Toledo, donde había ejercido la medicina entre los cristianos, y decidió seguir la ruta que había marcado en una de sus obras en defensa del Judaísmo.

Mas adelante, abandonó a su familia y amigos en España para realizar una visita a Palestina. De camino pasó algún tiempo en Alejandría y El Cairo festejado por los notables judíos de la ciudad. Es famosa su descripción de una tempestad en el mar, cuando viajaba hacia Egipto. Según cuenta la leyenda fue asaltado por un bandido a las puertas de Jerusalén. Parece ser que al ver la ciudad se inclinó para besar la tierra, momento en el cual un jinete cristiano aprovechó para embestirle, matarlo y robarle.

EL KUZARI TRADUCIDO AL HEBREO POR YEHUDA IBN TIBBON, EN VARSOVIA EN 1880

ASCETISMO CATÓLICO DE JUAN DE ÁVILA

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Una de las principales 
figuras de la Espiritualidad española del Siglo de Oro, especializado en el Ascetismo. Su pensamiento místico quedó resumido en el Tratado sobre el amor de Dios.

SAN JUAN DE ÁVILA


Juan de Ávila nació en 1500, en Almodóvar del Campo (Ciudad Real). En 1514, comenzó sus estudios en Derecho en la Universidad de Salamanca, hasta 1520, año en que continuó con Artes y Teología en la de Alcalá de Henares hasta 1526. Se había formado en un ambiente humanista y erasmista, teniendo como profesor a Domingo de Soto, y como amigos a Pedro Guerrero, futuro arzobispo de Granada, a Francisco de Osuna y, tal vez, a San Ignacio de Loyola.

Después de ordenarse sacerdote en 1526, residió dos años en Sevilla, con pretensiones de marchar, junto al nuevo obispo del virreinato de la Nueva EspañaJulián Garcés, a las Indias para tomar parte en las misiones evangelizadoras.

El arzobispo Alonso Manrique de aquella ciudad le retuvo para ayudarle como predicador, una tarea que se convertiría en el eje central de su vida y su obra, hasta el punto de recibir el apodo de "Apóstol de Andalucía".

En 1532 fue denunciado a la inquisición sevillana y encarcelado durante un año en el Castillo de San Jorge, en Triana, como presunto adicto a la doctrina luterana. En realidad, fue por haber escrito el comentario al salmo XLIV Audi filia et vide, escrito a petición Sancha Carrillo, hija de los señores de Guadalcázar.

Este libro, de tendencia erasmista, fue un verdadero compendio de ascética, que marcó positivamente la posterior literatura y pensamiento de este género, de manera que no hay en todo el siglo XVI autor de vida espiritual tan consultado como Juan de Ávila. El comentario Audi filia llegó a publicarse en Alcalá de Henares en 1557, bajo el reinado de Felipe II, quien ordenó guardar un ejemplar en la Biblioteca de El Escorial por tenerlo en estima.

Recobrada la libertad, se instaló en Córdoba en 1535, por petición del obispo Álvarez de Toledo, aunque con frecuencia se ausentaría de esta ciudad para predicar en otras villas. Allí logró despertar la vocación religiosa del duque de Gandía y marqués de Lombay, futuro San Francisco de Borja; llegando a ser el padre espiritual de Juan Ciudad Duarte, futuro San Juan de Dios, de Luis de Granada, y de Sancha Carrillo. Predicó en la Sierra de Córdoba, como amigo del obispo Cristóbal de Rojas, también anduvo por el sur de La Mancha y Extremadura. Fundó numerosos seminarios y colegios y organizó la Universidad de Baeza. Y mantuvo correspondencia con Teresa de Ávila y con Ignacio de Loyola, con el que colaboró. Si finalmente no ingresó en la Compañía de Jesús fue por cuestiones de edad y de salud, porque enfermó en 1554, hasta que murió en 1569 en Montilla, donde está enterrado.

SAN JUAN DE ÁVILA

De una influencia notable, sus palabras fueron fuente de inspiración para muchos escritores sacerdotales coetáneos y posteriores: Antonio de MolinaLuis de la PalmaLuis de la PuenteCarlos BorromeoBartolomé de los MártiresDiego de EstellaPierre de BérulleAlonso RodríguezFrancisco de SalesAlfonso María de LigorioAntonio María Claret, entre otros.

Tradujo la Imitación de Cristo de Kempis (1536), y su pensamiento, resumido en su Tratado sobre el amor de Dios, fue reconocido como propio por Ignacio de Loyola.

Fray Luis de Granada redactó la primera biografía del sacerdote manchego en 1588, titulada Vida del Padre Maestro Juan de Ávila y partes que ha de tener un predicador del evangelio. Fue beatificado por León XIII en 1894, declarado Patrono del clero secular español por Pío XII en 1946, canonizado por Pablo VI en 1970, y proclamado doctor de la Iglesia por Benedicto XVI en 2012.

Juan de Ávila ha pasado a la historia del pensamiento cristiano como un escritor ascético. Gran conocedor de la Patrística, fue influenciado sobre todo por San Agustín, que fue el autor a quien más citaba en su obra. Pero también dejó patente la influencia del Idealismo Platónico y Neoplatónico. Su doctrina se caracteriza por la radical subordinación del Yo a la Fe. Para Juan de Ávila, amar verdaderamente a Dios, suponía renunciar a toda exigencia autocéntrica, como escribió en su Epistolario espiritual:
"Demos, pues, nuestro todo, por el gran todo, que es Dios."
Y en una de sus cartas escribió: "Quien a Cristo ama, a sí se ha de aborrecer"; y en otra:
"Pongámonos en Dios, no hagamos caso de nos, mas de Dios; no nos duelan nuestras pérdidas, mas las de Dios, que son las ánimas que de Él se apartan."
El pensamiento místico y ascético de Juan de Ávila fue toda una contradicción en la Europa moderna de su tiempo. El movimiento del Renacimiento, que proclamaba al hombre como centro del universo, chocaba de frente con su sumisión del hombre hacia Dios. No solo anticipaba la posición de los demás místico españoles, sino también la de autores extranjeros como Pascal, Soren Kierkegaard o Karl Barth.

Su estilo oratorio y literario era propio del Renacimiento, utilizando un lenguaje claro, concreto y cercano, pero haciendo uso de refranes y dichos populares, también un vocabulario tosco, característico del castellano de su tiempo, pero alcanza en ocasiones una belleza excepcional.

La obra más representativa de su pensamiento fue el anteriormente citado Epistolario espiritual para todos los estados, publicado en Madrid, en 1578. Se trata de una colección de cartas ascéticas dirigidas a todo tipo de personas humildes y poderosas, religiosas y profanas, pero también a San Ignacio de LoyolaSan Juan de Dios, y sobre todo monjas y devotas como Sancha Carrillo.

Escribió unos Memoriales para el Concilio de Trento, para el arzobispo de Granada, Pedro Guerrero; y unas Advertencias al Concilio de Toledo, para el obispo de Córdoba Cristóbal de Rojas, que habrían de presidir el Concilio de Toledo de 1565 para aplicar los decretos tridentinos. La doctrina de san Juan de Ávila acerca del sacerdocio quedó esquematizada en un Tratado sobre el sacerdocio.

También compuso un libro acerca del Santísimo Sacramento y otro Del conocimiento de sí mismo, y un Contemptus mundo nuevamente romançado (Sevilla, Juan de Cromberger, 1536).

Otras obras suyas son el Comentario a la Carta a los Gálatas (Córdoba, 1537), Doctrina cristiana (Mesina, 1555 y Valencia, 1554), Memorial a Trento (1551 y 1561) y Dos pláticas a sacerdotes (Córdoba, 1595).

SAN JUAN DE ÁVILA

Aunque Juan de Ávila no alcanzó en Europa el reconocimiento de otros literatos de mística y ascética española como Santa Teresa o Juan de la Cruz, pero sus obras fueron prontamente impresas en Italia, Francia y Alemania.

Según escribió Pierre Pourmat en el tercer volumen de su obra La spiritualité chretienne:
"Juan de Ávila se elevó a los estados místicos más sublimes."
Los tratadistas extranjeros elogiaron sobre todo el Epistolario del Beato, siendo uno de ellos E. Allison en sus Studies of the Spanish Mystics:
"Ninguna de las obras de Juan de Ávila, ni por su estilo ni por su contenido, es tan notable como sus Cartas."
De manera parecida hizo el alemán Ludwig Pfandl, quien señaló en su Historia de la literatura nacional española en la Edad de Oro, que las Cartas de Juan de Ávila son junto a las de Santa Teresa "los mejores modelos del arte clásico epistolar en España".

ESPAÑA NO ES UN MITO, POR GUSTAVO BUENO

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España no es un mito. Claves para una defensa razonada
Gustavo Bueno, Editorial Temas de Hoy (Madrid, 2005), 302 páginas




Asunto de plena actualidad en los Parlamentos y en la calle, la cuestión de la identidad de España carece todavía hoy de documento nacional irrefutable. ¿Existe España? ¿O es, acaso, un ensueño, una ilusión, un mito? El presente ensayo ofrece una defensa razonada de la esencia y de la existencia de España a través de siete preguntas fundamentales. Su autor, el profesor Bueno, rebate una a una las posiciones y proposiciones de quienes niegan, desprecian o ponen en duda la realidad de España. Con su contundencia habitual no exenta de polémica, Gustavo Bueno desmenuza lapidarias fórmulas que sostienen la irrealidad de España para dar cabida y consistencia a fantásticos bucles melancólicos. Una contribución oportuna, interesante y valiosa, tanto en el fondo como en la forma, para esclarecer la confusión reinante a este respecto.

Este libro es uno más de los libros españoles de contraataque, escritos frente a los enemigos de España, los que desprecian su esencia (o consistencia) y los que llegan a poner en duda, y aun a negar, su propia existencia.


ÍNDICE

Introducción. Sobre el «mito de España»

Pregunta 1. ¿España existe?

Dos anécdotas personales
Dos sentidos diferentes de la proposición «España no existe»
Dos «entonaciones» de la proposición «España no existe»
Variedad de modulaciones de la frase «España no existe», en entonación representativa
La proposición «España no existe» en entonación apelativa
No es nada clara la proposición «España no existe»
Cómo responder a la pregunta «¿España existe?» con entonación apelativa


Pregunta 2. ¿España amenazada?

Las amenazas a España no están contempladas en los artículos 169 y 171 del Código Penal
Lo que no está en el Sumario sí puede estar en el Mundo
«Amenazas» y «Peligros»
Ocho clases de amenazas
Amenazas de fuente personal humana y amenazas de fuente impersonal
Amenazas a la existencia y a la esencia de España; amenazas exteriores e interiores
Amenazas exteriores
Amenazas interiores procedentes de plataformas oficiales
El tabú del nombre «España»: sus dos versiones principales
La amenaza del panfilismo


Pregunta 3. ¿Desde cuándo existe España?

Presupuestos implícitos en la pregunta «¿Desde cuándo existe España?»
Dos presupuestos: la realidad de España y la Idea de España que se tenga
El supuesto de la existencia de España
La existencia de España en la Constitución actual requiere un regressus histórico a su existencia en Constituciones anteriores
La existencia histórica de España ha de entenderse como una existencia ininterrumpida
La existencia ininterrumpida no correspondería a España sino, en todo caso, a «las Españas»
España, no «las Españas»
El «presente ficción» necesita una «historia ficción»
La pregunta «¿Desde cuándo existe España?» no tiene una respuesta unívoca
La pregunta por el origen se hace desde la plataforma del presente que nos interesa vivir
Dos metodologías posibles
El «diálogo» presupone el consenso, no se deriva de éste
Cuestiones sobre el origen de la unidad de España y sobre el origen de su identidad
En el origen de España está la voluntad expansionista («imperialista») de alguna de las partes que resultaron de la invasión sarracena
El núcleo originario de España se conforma en Asturias, con los Reyes de Oviedo
El impulso expansionista del origen, en el siglo VIII, se renueva en el siglo XVI
La España que va formándose en los siglos medievales no tiene la unidad de una Nación política, ni tampoco la de un Reino; tiene la unidad de un Imperio
«Memoria histórica» y olvido histórico


Pregunta 4. ¿España es una Nación?

Es necesario partir, por razones de método, de la respuesta afirmativa a esta pregunta
Las «pruebas del hecho»
También es un hecho político la pretensión de rebajar importancia al hecho constitucional de que España es una Nación
La energía de quienes niegan que España es Nación no brota de las «izquierdas» sino de la «derecha», del Antiguo Régimen
También es un hecho político, no constitucional, la pretensión de transformar las Comunidades autónomas en Naciones políticas
Las «naciones históricas» son excluyentes de la Nación española
Argumentos de los «soberanistas»
El término «nación» es un universal que comprende varios géneros y especies
La nación biológica y sus especies: nación-organismo, parte de organismo y grupo de organismos
La nación étnica y sus especies: naciones periféricas, naciones integradas, naciones históricas
La nación histórica no es aún la Nación política
El género de la Nación política y sus dos especies: nación canónica y nación fraccionaria
Involucración de las especies y géneros de naciones entre sí
«Pueblo» y «Nación»
Los dos planos en los que se mueve la Idea federal: el plano ético y el plano político
Radicales, liberales, anarquistas, socialistas y comunistas ante la Idea de Nación política
Los fundamentos de la «cruzada democrática»
«Unidad» o «Unión»


Pregunta 5. ¿España es Idea de la Derecha o de la Izquierda?

Gran parte de los menosprecios a España proceden de las «gentes de izquierda»; pero también hay gentes de izquierda que la exaltan
Polarización izquierda/derecha de la Historia de España
La derecha y el Antiguo Régimen; las diversas generaciones de las izquierdas
Tras la caída de la Unión Soviética la oposición derecha/izquierda se desdibuja
Argumentos a favor de la tesis «España es Idea de la derecha», y su crítica
La Idea de España en las dos primeras generaciones de la Izquierda: la radical y la liberal
La Idea de España en la tercera generación de la Izquierda, la anarquista
La Idea de España en la cuarta generación de la Izquierda, la socialdemócrata
La Idea de España en la quinta generación de la Izquierda, la comunista
La posición de las izquierdas ante España no es uniforme
La Constitución de 1978 ignora la distinción izquierda/derecha
Las «izquierdas indefinidas» españolas y la Idea de Nación española
La izquierda indefinida y la Idea de Nación española


Pregunta 6. ¿Existe, en el presente, una Cultura española?

Esta pregunta no puede contestarse «de frente»
La «cultura administrada» como «cultura circunscrita»
La Idea objetiva de Cultura como invento del idealismo alemán
La Cultura no sólo diferencia al Hombre de la Naturaleza, sirve sobre todo para diferenciar y oponer a unos hombres con otros hombres
Las «identidades culturales» no siempre pueden mantenerse en coexistencia pacífica
La tesis de la posibilidad de un pluralismo de culturas en pie de igualdad y en coexistencia pacífica es insostenible
Existen conflictos insuperables entre instituciones culturales
La hipótesis del pluralismo cultural español no deja hueco a un Ministerio de Cultura de España
Diversidad de sentidos de la fórmula «pluralismo cultural»
Aplicación de estos tipos a la Cultura española
La Constitución de 1978 no habla de «Cultura española» ni de «Lengua española» en sentido antonomástico
Reformulación de la pregunta titular: ¿La cultura española tiene identidad propia?
Señas de identidad distintivas y señas de identidad constitutivas de las culturas
Concepción materialista de las culturas
Las Culturas de los pueblos y las Almas de los pueblos
Ni univocismo (o etnocentrismo) cultural, ni pluralismo relativista, ni pluralismo sustancialista de las culturas
Sobre el supuesto «pluralismo cultural» de España
Distribución y reparto de la Cultura española en las diecisiete Comunidades autónomas
Distribución, no reparto, de la Cultura española
Modelos de difusión distributiva
Aplicaciones materiales del modelo de difusión distributiva
La cultura española común posee una dinámica diferente de las culturas españolas particulares o específicas


Pregunta 7. ¿España es Europa?

Es necesario despejar la confusión de la frase «España es una parte de Europa»
El proceso histórico de conformación del concepto geográfico de Europa
España es una parte de Europa mucho antes de que lo fuera Alemania o Rusia
Criterios para clasificar las Ideas sobre Europa. Las «cuatro Europas»
Europa como parte de un todo
Europa I
Europa II
Europa vista como una totalidad dada en función de sus partes
Europa III
Europa IV
Despliegue de las Ideas de Europa en el tiempo histórico
Europa en su fase 1
Europa en su fase 2
Europa en su fase 3
La Europa I en el curso de sus tres fases históricas
La Europa II en el curso de sus tres fases
La Europa III en el curso de sus tres fases
La Europa IV en el curso de sus tres fases
Sobre la continuidad de las cuatro Ideas de Europa en el curso de sus tres fases
Breve análisis crítico de algunas Ideas del Proyecto de Tratado por el que se establece una Constitución para Europa
Crítica a algunos términos técnicos del Proyecto de Tratado
La relación de España con cada una de las cuatro Europas


Final. Don Quijote, espejo de la nación española

Contra la interpretación de Don Quijote como símbolo de la solidaridad universal, de la tolerancia y de la paz
Don Quijote no es símbolo autogórico
Don Quijote, ¿es una historia clínica?
El individuo y la pareja de individuos
Las tríadas
Las tríadas del Quijote
El escenario del Quijote contiene tres tipos de referencias: unas «circulares», otras «radiales» y unas terceras «angulares»
El escenario del Quijote no se refiere al «espacio antropológico» en general, sino al Imperio español
Las referencias de las personas de la trinidad fundamental quijotesca
Despliegue histórico de la trinidad quijotesca: pasado, presente y futuro
Dos tipos de interpretaciones filosófico políticas del Quijote: catastrofistas y revulsivas
Interpretaciones catastrofistas del Quijote
El Quijote como revulsivo
«Razones tan discretas que borran y deshacen sus hechos»
El discurso de las armas y las letras


HELENISMO DE HERNÁN NÚÑEZ DE TOLEDO

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Hernán Núñez de Toledo fue latinista, helenista, paremiógrafo, humanista y comendador de la Orden de Santiago. Está considerado el patriarca de los helenistas españoles.


HERNÁN NÚÑEZ DE TOLEDO


Hernán Núñez de Toledo y Guzmán nació en Valladolid, en 1475. En 1490, logró una beca en el Colegio Español de San Clemente de Bolonia. De regreso a España, en 1498, entró como preceptor en casa de los Mendoza, en Granada. Con anterioridad había terminado su glosa al Laberinto de Fortuna de Juan de Mena, que tuvo dos redacciones, la primera en Sevilla (1499) y la definitiva, editada por Juan Varela, en Granada (1505), dedicada al conde de Tendilla y de la que hubo más de quince ediciones en pocos años.

Estudió en Granada lenguas clásicas y orientales (hebreo y árabe). En 1508 recogió y glosó en romance un buen número de refranes y adagios, repertorio paremiológico que apareció publicado por primera vez en Sevilla, y posteriormente como Refranes o proverbios en romance (Salamanca, 1555), obra monumental no sólo por su extensión, ya que recoge no menos de ocho mil quinientos cincuenta y siete, sino también por comentarlos sucintamente y por incluir comparativamente refranes de otras lenguas, en su mayoría romances: catalanes, gallegos, portugueses, franceses, italianos, asturianos, latinos y griegos. Los refranes aparecen por orden alfabético todos juntos con indicación de la lengua, cuando se trata de los refranes no castellanos. 


La obra estaba ya en imprenta cuando murió su autor en 1553; faltaba el prólogo, que fue redactado por su discípulo León de Castro, que no era partidario de escribirlo en lengua vulgar. Parece que Juan Páez de Castro intervino en la confección del refranero, pero la muerte de Hernán Núñez no ha permitido saber a ciencia cierta si fue coautor. La obra dejó huella, fue muy reimpresa (con deturpaciones debidas a la censura de los refranes anticlericales y obscenos y a la omisión de refranes extranjeros) y ejerció gran influencia en los paremiólogos posteriores, como Juan de Mal Lara, Gabriel Meurier, César Oudin, Gonzalo Correas y Lorenzo Palmireno. Los más abundantes refranes extranjeros son los portugueses e italianos; para los franceses se inspiró en la obra de Caroli Bovili, Proverbiorum Vulgarium Libri Tres (1531) y para los italianos, la anónima Opera quale contiene le Dieci Tavole de proverbi (Turín, 1535). Entre las lenguas peninsulares, hay 131 gallegos, 104 catalanes, 53 asturianos, 25 aragoneses, y un vizcaíno. A once se les da forma u origen declarado griego o latino.

PROVERBIOS EN ROMANCE

En 1509, tradujo al castellano la Historia de Bohemia de Enea Silvio Piccolomini. Con finalidad didáctica apareció en 1519 la edición, con texto griego y latino, de la epístola A los muchachos cristianos de San Basilio, preparada por él. Le llamó el Cardenal Gonzalo Ximénez de Cisneros como censor de su imprenta de Alcalá de Henares y allí trabajó en la versión latina del texto de los Setenta para la famosa Biblia Políglota Complutense, siendo nombrado pronto catedrático de Retórica de la Universidad de Alcalá recientemente fundada. Sucedió a Demetrio Ducas en la cátedra de griego de la misma universidad a partir de 1519. Desde entonces firmó como "Hernán Núñez" y "Comendador Griego" o, en latín, "Fredenandus Nunius Pincianus".

Durante la Guerra de las Comunidades de Castilla se puso del lado de los comuneros salvándose milagrosamente de la lista de proscripción publicada después de la batalla de Villalar y también atravesó por dificultades a causa de su filiación ideológica erasmista, de forma que hubo de dejar la Universidad de Alcalá y marchar a Salamanca, donde, al irse Antonio de Nebrija, fue nombrado catedrático de griego en 1523.

En 1527 añadió la Retórica a la enseñanza del griego y explicó magistralmente a Plinio el Viejo. Destacó por sus trabajos de crítica textual sobre pasajes de Teócrito y Séneca, y particularmente por sus notas a Pomponio Mela y Plinio el Viejo, sobre quienes redactó unas Castigationes in Pomponium Melam y unas Observationes in C. Plinii Historiae Naturalis libros, aparecidas entre 1543 y 1545, declarándose en el prólogo a sus notas a Plinio deudor de los trabajos del humanista veneciano Ermolao Barbaro. Estudió también las obras de San Jerónimo. Al cumplir los cincuenta años de edad abandonó la enseñanza para dedicarse al estudio.


HERNÁN NÚÑEZ DE GUZMÁN

Era ya famoso en Europa por sus ediciones de Séneca, Plinio el Viejo y Pomponio Mela; "vir diligentissimus et accuratissimus" le llamó Rossbach. "Príncipe de la filosofía peripatética, a nadie inferior en la más recóndita noticia de las letras griegas y latinas", dijo de él Gaspar Scioppio; "el can de los gramáticos, que no perdonó a nadie", le llamó Justo Lipsio. "Ombre nascido para las letras y el saber", comentó sobre el vallisoletano Hernando Alonso de Herrera. Se jubiló en 1548, pero parece ser que ya jubilado aún enseñó hebreo en la misma universidad. Donó sus libros a la biblioteca de la Universidad de Salamanca.

Principales obras:

Glosa sobre las Trezientas de Juan de Mena, Sevilla (1499) y Granada (1505)

L. Annaei Senecae Opera, Basilea, 1529. Se hicieron diez ediciones hasta 1627

Observationes Fredenandi Pintiani in loca obscura et depravata Hist. Natur. C. Plinii, Salamanca, 1544

Refranes de la lengua castellana, Salamanca, 1555. Existe una edición crítica moderna, Refranes o proverbios en romance (1555) de Hernán Núñez.


GLOSA SOBRE LAS TRESZIENTAS DE JUAN DE MENA

CONCILIO DE TRENTO: LA DEFENSA DE LA CRISTIANDAD EUROPEA

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El Concilio de Trento de 1545-1563 fue una de las cimas del pensamiento teológico español en la Edad Moderna. Supuso la defensa de la unidad de la Cristiandad europea en un momento de divisiones internas y amenazas externas.


SESIÓN DEL CONCILIO DE TRENTO


El origen de esta reunión, que duró dieciocho años, desde 1545 a 1563, se encontró en la crisis producida por la rebelión de Lutero, la que sucesivamente desencadenó otras rebeliones de las que partieron los movimientos protestantes, rompiendo la unidad de la Cristiandad.

La unidad de la Iglesia constituía el pilar más firme para la unidad de Occidente. El emperador Carlos V, muy influido por la doctrina imperial de los españoles, sostuvo con la política y con la guerra el ideal común del Imperio, la reunión de los príncipes cristianos en una ley y un propósito, a lo que seguiría una economía y una política universales. Entonces, España buscaba el modo de agruparse y ayudarse mutuamente, salía de su heroica y larga empresa de expulsar a los invasores islámicos, fundando el primer Estado moderno de Europa y protegiéndola por el sur.

CONCILIO DE TRENTO

El sentido de la unidad cristiana en los hispanos de los siglos XV y XVI estaba vivo, habían comprobado sus ventajas frente al Islamismo, por lo que aspiraban a mantener una Europa unida en el aspecto religioso aunque administrados individualmente en la política. En aquellos años, Berbería y Turquía eran dueños del Mediterráneo oriental, que suponía una puerta abierta a las invasiones asiáticas y africanas, peligro de desplome de Europa. La unidad católica se complementaba con intereses geoestratégicos, políticos, militares y económicos, favoreciendo el ideal de la unidad.

Cuando se estaba aceptando y desarrollando el ideal de la unidad, surgió la fatal herejía de la disgregación. Martín Lutero comenzó con una discusión sobre bulas papales y terminó con la oposición a los dogmas, cuestionando otros aspectos vitales como el libre albedrío del hombre o la organización social. Fue recorriendo el camino que llevaba a la división de la Iglesia, fomentando los odios entre naciones y la enemistad de los gobernantes.

Carlos V y el Vaticano entendieron que la principal labor sería la de luchar contra los antidogmáticos luteranos del Protestantismo, reforzar las bases de la existencia del hombre y reafirmar la Ley de Dios.

En la Edad Moderna, los Estados católicos estaban basados en supuestos católicos, y su arquitectura calculada según el sentir y el mandato de la religión verdadera. Para salvar tales deducciones prácticas, los eclesiásticos tuvieron que liberar de críticas a la Iglesia, sometida a su propio examen, reforzar los principios teológicos con más razones humanas, y depurar un organismo jerarquizado bastante corrompido.

Si la certidumbre era sustituida por la negación, si los preceptos de la fe se venían abajo, la obra humana se arruinaría en falsedad. La unidad era la principal vía que vinculaba lo profano, público, particular, con los artículos religiosos que justifican el orden de la sociedad organizada.

Ante esta difícil situación, el emperador Carlos V insistió al papa Paulo III a acordar convocatoria de un concilio asegurador del Catolicismo en sus verdades absolutas, bastante desfiguradas por los nuevos heréticos. Su objetivo fue la justificación de la unidad de la Cristiandad y la autoridad de los defensores de la fe restaurada, y desacreditar a los anti-dogmáticos, para diseñar las directrices de pensamiento reformista que serían conocidas como ContrarreformaLa obra del Concilio de Trento tenia un doble carácter: uno doctrinal, teórico y propio de los letrados; y otro pastoral y práctico hacia los creyentes.

Paulo III, asesorado por figuras excelsas, como Luis Vives, aceptó la convocatoria organizando un Concilio General de la Iglesia en la ciudad italiana de Trento. Esta reunión congregó a 25 obispos y 5 superiores generales de órdenes religiosas, contando con hasta 255 participantes en su última sesión. Dio comenzó en noviembre de 1545, fue desarrolladas en 25 sesiones con varias suspensiones, y terminó en diciembre de 1563. A causa de la peste y de intrigas ajenas la sede fue trasladada a Bolonia durante un tiempo.

SESIÓN DEL CONCILIO DE TRENTO, POR TIZIANO

En cierto modo, puede afirmarse que este concilio ecuménico fue español. Los ideales básicos fueron establecidos por los jesuitas Diego Laínez, Alfonso Salmerón y Francisco Torres. La filosofía fue implantada por el profesor alcalaíno Cardillo de Vallalpando y las normas y sanciones tuvieron como principal valedor a Pedro Guerra, obispo de Granada. Brillaron en las sesiones tridentinas el gran canonista Antonio Agustín; su émulo Juan Bernal Díaz de Lugo, obispo de Calahorra; el obispo de Salamanca, Pedro González de Mendoza; el cultísimo dominico Melchor Cano; el prudente franciscano Alfonso de Castro; el gran teólogo Martín Pérez de Ayala, obispo de Segorbe; el comentador Cosme de Hortolá; el orador Pedro Fontidueñas; el profundo Domingo de Soto, y tantos otros teólogos, juristas y consultores, obispos y abades, sin olvidar a dos habilísimos e inteligentes embajadores, Vargas y Diego de Mendoza.

Tras efectuar las declaraciones doctrinales, se fueron debatiendo los diferentes asuntos. Se sucedieron sesiones interminables en las que intervinieron los diferentes legados, que se expresaban en latín, lengua de la unidad de la iglesia. Sus largas disertaciones y llenas de distinciones evitaban fórmulas que disgustasen a los obispos presentes o que ahondasen las diferencias entre católicos y protestantes. En ellas, se trataron las reformas del culto, la Justificación, los Sacramentos, la Eucaristía, el Canones de las Sagradas Escrituras, la formación de los sacerdotes, la disciplina eclesiástica y otros temas. En todos estos asuntos, los obispos españoles tuvieron intervenciones destacadas entre los padres conciliares.

Lo que realmente se debatía allí era la unidad moral del género humano, ya que de haber prevalecido cualquier teoría contraria, se habría producido en los países latinos una división de clases y de pueblos. La reforma de la Iglesia española iniciada por el cardenal Jiménez de Cisneros había conseguido erradicar considerablemente los abusos eclesiásticos. Por eso, pudo escapar al espíritu feudal de los obispos alemanes, a la corrupción mundana de los prelados italianos y al servilismo hacia su rey de los eclesiásticos franceses.

Desde las primeras reuniones, el dominico Domingo de Soto ilustró a los padres conciliares con su palabra y doctrina. La quinta sesión trató sobre el pecado original, y el cardenal Pacheco habló elocuentemente sobre la Inmaculada Concepción.

MUSEO DIOCESANO DE TRENTO

El siguiente tema a tratar fue el de la Justificación que abordaba la cuestión de la legitimación de las obras caritativas y misericordiosas como método para la salvación. Era una cuestión muy importante para contrarrestar la tesis de Lutero del crede firmiter et pecca fortiter, que enfrentaba radicalmente a protestantes y católicos, derivando en polémicas políticas y sociales.

Domingo de Soto expresó la verdadera doctrina católica sobre la Justificación, oponiéndose a las teorías de su hermano de religión Antonio Catharín. Triunfó la tesis de Soto, mientras los jesuitas Laínez y Salmerón, refutaban la opinión del general de los agustinos Jerónimo Seripando. Para este destacado padre conciliar, así como para Lutero, los hombres se justifican sólo por la fe, siendo esta un libre arreglo de Dios. En cambio, la Iglesia Católica siempre había sostenido que los hombres se justifican por la fe y las obras, idea manifiesta en la Epístola de Santiago el Menor: "¿No veis cómo por las obras es justificado el hombre y no por la fe solamente?"

Así, el 26 de octubre de 1546, teólogo del papa y futuro general de los jesuitas, Diego Laínez 
pronunció un discurso brillante sobre la Justificación. Defendió su tesis citando a los Santos Padres, en especial a Santo Tomás de Aquino, leyendo los Evangelios, las Cartas de San Pablo y a los grandes maestros:
"…es cierto que el hombre pecador no puede alcanzar la salvación por sí mismo. Esa salvación es obra de la gran misericordia de Dios. Pero también es cierto que Dios ha querido que el hombre sea libre y responsable y, por tanto, ha de merecer la salvación divina con sus propias buenas obras."
La doctrina de Laínez fue aceptada por unanimidad y su discurso fue el único que se escribió completo en el acta conciliar. En la iglesia de Santa María de Trento, hay un cuadro en que aparecen los asistentes al concilio y en el púlpito está Diego Laínez dirigiéndoles la palabra. El Santo Decreto de la Justificación fue celebrado con gran júbilo en todos los pueblos de la Cristiandad.

Laínez y otros teólogos españoles eran el centro de todas las discusiones. Algunos los rechazaban, porque, siendo simples teólogos, parecían suplantar la autoridad de los obispos; otros, porque sus vestidos pobres y su sencillez echaban en cara el lujo cortesano de los subordinados del papa que formaban la Curia romana, y otros encontraron en sus doctrinas antiguas desviaciones heréticas. Pero los españoles defendieron la doctrina verdadera, pues su supremacía argumental, su fe sólida y su arte dialéctica deshicieron los errores. Y, progresivamente, muchos obispos comenzaron a consultar por escrito el pensamiento de los teólogos españoles.

PROFESIÓN DE FE DEL CONCILIO DE TRENTO

El Concilio de Trento promulgó 14 decretos doctrinales y 13 decretos, aprobados en su conjunto por el papa Pío IV, sobre la reforma del servicio pastoral y la disciplina sacerdotal. Las conclusiones más importantes fueron:

1. Fuentes: Las únicas fuentes de la fe son las Sagradas Escrituras y la tradición de la Iglesia, es decir las enseñanzas recibidas por los apóstoles por medio oral y conservadas a través de los siglos. La Iglesia se reservaba la exclusiva interpretación de las Escrituras y recomendaba el estudio de la Vulgata latina como única Biblia. En contra, la tesis protestante defendía que la única fuente de revelación eran las Sagradas Escrituras, que además podían ser interpretadas por cada creyente a su libre albedrío.

2. Justificación: La fe en Dios así como las obras caritativas y benéficas son necesarias para la salvación del alma. En contra, la tesis luterana no permitía que la salvación estuviera en función de ofrendas o peregrinaciones, solo justificaba la fe. 

3. Ritos: Los dogmas y prácticas religioses fueron redefinides, marcando las diferencias entre la ortodoxia y la herejía, y fijando distancias entre la Iglesia apostólica y los movimientos protestantes. Abolió los ritos eucarísticos locales, respetando solo aquellos que poseían más dos siglos de antiguedad, como por ejemplo el tradicional hispánico Rito mozárabe. Y estableció la Misa Tridentiona en Roma para toda la Iglesia latina.

4. MisaLa misa es un verdadero sacrificio en el que debía aparecer Cristo crucificado mediante trasmutación. Por eso, se ratificó que el pan y el vino consagrados son el cuerpo y la sangre de Cristo. La misa debía realizarse en latín, prohibiéndose, prohibiéndose las lenguas vernáculas, aunque se recomendaba la homilía en dichas lenguas. Se ordenó, como obligación de los párrocos, predicar los domingos y días de fiestas religiosas, e impartir catequesis a los niños. Además debían registrar los nacimientos, matrimonios y fallecimientos.

5: Sacramentos: Los sacramentos fueron conservados como institución divina. El Bautismo fue debatido y considerado como el único medio que eliminava el pecado original. Se mantuvo la alabanza a los santos y vírgenes como paradigmas de vida cristiana, también las indulgencias (pero no su venta), y la existencia del purgatorio.

6. Unidad Jerárquica: La Iglesia reforzó su jerarquía y su unidad, que estaba encabeza por el Sumo Pontífice y cuya superioridad estaba por encima de la autoridad de los Concilios.

7. Ética: La filosofía moral de la Iglesia fue puesta  reflexión, tomando diversas medidas como fueron la prohibición del matrimonio de los sacerdotes, la prohibición de acumular beneficios, la obligación de residencia en sus diócesis y de visitar sus parroquias con frecuencia, la exigencia del celibato clerical, y la clausura de los conventos.

8. Instrucción: La formación moral, teológica y doctrinal del clero pasaba por la construcción de seminarios especializados.

La Congregación del Concilio fue la institución encargada del debido cumplimiento de los decretos aprobados que fueron informados mediante el Catecismo del Concilio de Trento. Además, estableció un Índice de libros prohibidos, donde quedaban registradas las obras literarias consideradas heréticas o contrarias al credo oficial.

Al concluir cada sesión, alguna autoridad militar, cultural o cronista convocaba en su palacio a los representantes de los reinos cristianos europeos para informar sobre los resultados. El embajador del emperador Carlos I fue Diego Hurtado de Mendoza, cuya misión consistía en informar a la Corte de España del trascurso de las sesiones y garantizar el cumplimiento de sus objetivos. La Corte hispánica siguió con atención el curso de las sesiones y conclusiones, así como de los episodios de su desarrollo.

SESIÓN DEL CONCILIO DE TRENTO

Trento fue uno de los episodios de la Contrarreforma, donde fue derrotado el Luteranismo a través de argumentos dialécticos. Por el contrario, dividió a Europa, que era dividir al mundo potente de la cultura cristiana. Pues al no ser nada demostrable cierto, y al entregar al individuo la interpretación de cualquier cuestión, divina y humana, de la más alta a la más baja (tesis protestantes) concedió a la inercia y al rencor, como a la brutalidad y a la ignorancia, patentes de oposición o de destrucción. Ya que en mayoría están siempre lo defectuoso, vil, atrasado, vengativo, brutal ambicioso, necio.

Este Concilio salvó el resorte fundamental de la voluntad humana: la creencia en el libre albedrío. Porque sus padres conciliares se opusieron a la tesis de la predestinación de Calvino, según la cual el hombre está predestinado a su salvación o condena. En refutación a esa idea, la iglesia sostuvo que el hombre puede realizar obras buenas ya que el pecado original no destruye la naturaleza humana, sino que solamente la daña. Lo que se salvó, sobre todo, fue la unidad de la Humanidad; de haber prevalecido otra teoría de la Justificación, los hombres hubieran caído en una forma de fatalismo, que los habría lanzado indiferentemente a la opresión de los demás o al servilismo.

Esta asamblea se había convertido en el banco de pruebas de la sabiduría teológica, dogmática, apologética y canónica de España, y en su triunfo. Y gracias a ello, la verdad salió limpia e incontaminada de la reunión de los dictaminadores, que levantaban las actas de la suma verdad acatada por los siglos. La aportación española al Concilio fue tan grande que a España se la llamó con razón "Luz de Trento". Sus principales valedores fueron los jesuitas Diego Laínez, Alfonso Salmerón y Francisco Torres, los dominicanos Domingo de Soto y Melchor Cano y los franciscanos Juan de la Vega y Alfonso Castro.

DISCURSOS POLÍTICOS DE PEDRO FERNÁNDEZ DE NAVARRETE

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Arbitrista y tratadista político, Pedro Fernández de Navarrete fue escritor de Conservación de monarquías y discursos políticos sobre la decadencia del Imperio español.


CONSERVACIÓN DE MONARQUÍA Y DISCURSOS POLÍTICOS


Pedro Fernández de Navarrete nació en Logroño en 1564. Era economista, político, escritor, traductor, rector de su universidad, canónigo en Santiago de Compostela y consultor de la Inquisición. También fue capellán y secretario real de Felipe III y Felipe IV. Durante una fase de su vida estuvo en Roma trabajando como secretario del cardenal Ascanio Colonna, y escribió poemas en lenguas toscano y latín.

Toda su obra está dedicada a temas políticos. En Barcelona publicó sus Discursos políticos, en 1621. Ya en Madrid desde 1625, mantuvo amistad con el poeta clasicista Cristóbal de Mesa. Murió en Madrid en 1632.

El 1626, publicó la Conservación de monarquías y discursos políticos sobre la gran consulta que el Consejo hizo al señor rey don Felipe III, en la que estudiaba las causas y ofreciendo remedios a la decadencia española del siglo XVII. Fue su obra más importante, equiparada por su claridad de juicio a la del tratadista Diego Saavedra Fajardo.

La idea inicial de la obra fue la de reunir la respuesta que el Consejo de Castilla dio en 1619 a una consulta sobre los males del reino, realizada por las Cortes de 1617. La respuesta, redactada por Diego del Corral y Arellano, reconocía el lamentable estado del reino tras la caída del duque de Lerma. Fernández de Navarrete consideró insuficientes las reformas que planteaba el Consejo.

Entre las causas de la decadencia española, Fernández de Navarrete consideró:
1. la despoblación como consecuencia de la expulsión de moriscos y judíos, la emigración hacia a América y las continuas levas de población masculina joven para servir en las guerras en Flandes.
2. el menosprecio de la nobleza por el trabajo y la vanidad de los aristócratas.
3. los vínculos entre nobles y campesinos y la excesiva existencia de mayorazgos.
4. la proliferación de nuevas órdenes religiosas y conventos, conllevando más exenciones fiscales y disminución demográfica a causa del celibato.
5. la escasa protección a la agricultura y artes, y lo poco considerada que estaba la industria.
6. los excesivos impuestos que soportaba el estado llano.

Reclamó la reorientación de la agricultura, una política de repoblación, la creación de una marina potente y el no atesoramiento de metales preciosos.

A pesar de la indudable contundencia de sus razonamientos y del valiente realismo con que expuso la situación española, el estilo de Fernández de Navarrete adolece de excesos eruditos y retóricos que hacen difícil y aburrida su prosa.

CONSERVACIÓN DE MONARQUÍA Y DISCURSOS POLÍTICOS

Realizó varias traducciones de Séneca englobadas en Los libros de los beneficios y Siete libros de Lucio Anneo Séneca, entre los años 1627 y 1629.

Escribió poesías en español (églogas, sátiras y sonetos amorosos y religiosos) inéditas en su tiempo, pero reunidas y estudiadas por Giovanni Caravaggi.

Otras obras importantes fueron Carta de Selio Peregrino a Stenislao Barbio privado del rey de Polonia (Madrid, 1625); y Gaspar Mercader y Carroz, conde de Buñol (Valencia, 1700).

Se le atribuye también un opúsculo de cuatro folios El donativo voluntario que a Su Majestad Católica hacen sus reinos. Custodiado en la Biblioteca Nacional de Madrid, carece de fecha y lugar de impresión, aunque está firmado por un anagrama que coincide con sus iniciales.

EL LEGADO DEL CRISTIANISMO EN LA CULTURA OCCIDENTAL, POR CÉSAR VIDAL

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El legado del Cristianismo en la Cultura occidental
César Vidal, editorial Espasa Libros (2002), 312 páginas






Cuando nació el Cristianismo en la primera mitad del siglo I hubiera sido difícil imaginar qué pasaría de ser un reducido movimiento judío. Sin embargo, ofreció esperanza a sectores sociales como las mujeres, los esclavos, los desposeídos o los enfermos.

Durante la Edad Media, el Cristianismo creó la Universidad y sentó las bases de la Revolución científica. En el siglo XVI, la Reforma proporcionó el concepto de libertades políticas, la recuperación del papel del individuo o la necesidad de controlar públicamente al poder mediante resortes democráticos. Durante los siglos siguientes combatió la esclavitud, defendió a los indígenas y apuntó hacia los peligros de un Capitalismo salvaje o de un Marxismo utópico. Así fue modelando un ámbito de justicia y libertad a lo largo de la Historia.

NACIONAL-SINDICALISMO DE RAMIRO LEDESMA

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Fue filósofo, novelista, periodista e ideólogo español. Ramiro Ledesma pasó a la historia de la política española por ser el fundador de las Juntas Ofensivas Nacionales Sindicalistas (JONS) y uno de los teóricos que más influencia ejerció en la concepción del movimiento político conocido como Nacional-Sindicalismo.



RAMIRO LEDESMA


Ramiro Ledesma Ramos nació en Alfaraz de Sayago (Zamora) el 23 de mayo de 1905, en el seno de una familia de maestros y clase media, fue el cuarto hijo de Manuel Ledesma Herrero, maestro de escuela, e Isabel Ramos Marcos. Por motivos laborales la familia se trasladó al vecino pueblo de Torrefrades, donde Ramiro pasó gran parte de su infancia y toda su adolescencia. Sació su curiosidad juvenil en la biblioteca de su abuelo, y en 1921 obtuvo plaza de oficial de Correos, destinado en 1922 al Correo Central de Madrid. En esta ciudad se matriculó en el Instituto de San Isidro.

En 1926 inició sus estudios universitarios y adquirió las licenciaturas en filosofía y letras, y en ciencias físicas y matemáticas por la Universidad de Madrid, recibiendo además de licenciatura en derecho a título póstumo, así como el reconocimiento posterior del régimen franquista con la Palma de Plata del Movimiento. Discípulo de José Ortega y Gasset, Manuel B. Cosío y Fernando de los Ríos profundizó en el estudio del filósofo Martin Heidegger y colaboró, desde muy joven, en La Gaceta Literaria, revista literaria donde se expresaba la Generación del 27, que a partir de 1930, dirigida por Ernesto Giménez Caballero, derivaría hacia posturas de inspiración fascista, y también colaboró en la Revista de OccidentePor esta época escribió, también El Sello de la Muerte, y El Quijote y nuestro tiempo.

Entabló contacto con Ernesto Giménez Caballero, César Muñoz Arconada, Agustín de Foxá, Salvador Dalí y otros intelectuales y artistas españoles. Se dio a conocer escribiendo artículos en La Gaceta Literaria, La Revista de Occidente El Sol, y asistiendo y destacándose en el Ateneo de Madrid.

Admiró al fascismo italiano y al nacional-socialismo alemán, pero motivado por los textos de Curzio Malaparte, quien articuló las bases del nacional-sindicalismo en España. Esta era una doctrina estatalista partidaria de la planificación económica, calificada como sindicalismo nacional.

Pero sus tesis estuvieron durante un tiempo influidas por la línea ideológica de revolucionarios heterodoxos franceses e italianos como Georges Eugène Sorel y por algunos aspectos, prácticamente estéticos, del sindicalismo anarquista. Con todo, lo que realmente preocupó a Ramiro Ledesma Ramos fue:

1. el abandono de las tácticas de aproximación a los intentos subversivos de los anarcosindicalistas

2. un afán de crear su propia doctrina

3. la unidad de España

4. el respeto a la tradición religiosa


En su ideario se manifestó en oposición radical al marxismo, demandó una revolución social y económica, a base de la sindicación obligatoria, también estuvo a favor de la intervención nacional de la riqueza y la plena dignificación de los trabajadores. Para su difusión, se sirvió de los 23 números del semanario La Conquista del Estado, reflejo del italiano La conquista dello Stato, en la que propugnaba una política no parecida a la de los nazis, sino a la de los socialistas de Benito Amilcare Andrea Mussolini, que no es lo mismo. Entonces tenía 25 años cuando ocupó la dirección de esta revista, cargo que efectuó desde marzo a octubre de 1931, coincidiendo este momento con su irrupción en la política activa. Junto a él colaboraban principalmente Giménez Caballero, Juan Aparicio, Souto Vilas, Emiliano Aguado, y Bermúdez Cañete entre otros.

Justificaba su cambio ideológico con respecto a sus años en Revista de Occidente de esta manera:
"Toda novedad auténtica está condenada por radical designio, a no ser comprendida. Es el caso de las juventudes cuando acometen la creación de nuevos estilos de vitalidad."
El periódico estaba vinculado a dos consignas fundamentales: nacionalismo profundo y revolución de carácter económico-sindical. Por ello, Ledesma fue encerrado durante diez días en la cárcel Modelo de Madrid, acusado de complot contra la II República Española. El 25 de julio de 1931 es suspendido el periódico no reanudando la publicación hasta el mes de octubre, en cuyo número, se anunciaba la próxima fundación de la organización política.

Inmediatamente después difundió Libertad, y el 30 de noviembre de 1931 fundó las Juntas Ofensivas Nacional Sindicalistas (J. O. N. S.). Su espíritu respondía a una profunda inquietud social y a una actitud Nacional Sindicalista. Según su fundador:
"Las JONS equivalían al abandono de las tácticas de aproximación a los intentos subversivos de los anarcosindicalistas. Un afán de crear la propia doctrina. Quieren la unidad intangible de España. Postulan el respeto a la tradición religiosa. Llaman de modo preferente a las juventudes, no admitiendo en su seno sino a los españoles mayores de cuarenta y cinco años. Manifiestan su incompatibilidad radical con el marxismo. Y representan una demanda imperiosa de revolución social-económica, a base de la sindicación obligatoria, la intervención nacional de la riqueza y la dignificación plena de los trabajadores."
En la creación de las JONS participaron Juan Aparicio López, Antonio Bermúdez Cañete, Roberto Escribano Ortega, Ernesto Giménez Caballero, Ramón Iglesias Parras, Francisco Mateos González, Alejandro M. Raimúndez, Antonio Riaño Lanzarote y Manuel Souto Vilas.

RAMIRO LEDESMA

En abril de 1932, Ledesma pronunció una conferencia en el Ateneo de Madrid sobre el tema El fascismo frente al marxismo, que no pudo terminar por las protestas del público, aunque alcanzó resonancia en la prensa.

El 10 de agosto de 1932, fue detenido a consecuencia de los sucesos anti-republicanos, desgracia que se repitió a finales de enero de 1933 para cumplir una condena de dos meses. Al salir de la cárcel participó en el consejo de Redacción del recién creado El Fascio, semanario que dirigió Delgado Barreto, del que salió un solo número y en cuyo consejo de redacción participaron Giménez Caballero, Primo de Rivera, Ramiro Ledesma, Sánchez Mazas y Juan Aparicio.

En abril de 1933, viajó a Portugal, donde estaba exiliado Onésimo Redondo, y decidieron fundar la revista JONS, como órgano teórico de la organización y cuyo primer número salió a la calle en mayo de aquel mismo año.

Tres meses después volvió a ser encarcelado, esta vez en el penal de Ocaña, acusado de complot contra la República.

Y al recuperar la libertad en agosto se dirigió a San Sebastián, donde, por mediación de José María de Areilza, se entrevistó con los dirigentes falangistas José Antonio Primo de Rivera (hijo de Miguel Primo de Rivera), Julio Ruiz de Alda (aviador, pionero de la aviación española) y Alfonso García Valdecasas.

En octubre de 1933, asistió al acto fundacional de la Falange Española en el teatro de La Comedia, y durante los días 11 y 12 de febrero de 1934, reunió al Consejo Nacional de las JONS para discutir una posible unificación con la Falange.

Aceptadas las bases del acuerdo, la fusión entre ambas formaciones políticas se produjo en febrero de 1934 por iniciativa de Ledesma. La estructura jerárquica adoptada fue la de una junta de Mando Nacional formada por José Antonio Primo de Rivera, Ramiro Ledesma Ramos, Julio Ruiz de Alda, Onésimo Redondo, Raimundo Fernández Cuesta y Rafael Sánchez Mazas. Puede ser que las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista fueran más violentas que Falange Española, pero ni por entusiasmo hacia Hitler, ni por oratoria demagógica.

Desde entonces esta formación política se denominó se llamó Falange Española y de las JONS y tuvo a la cabeza, hasta septiembre de 1934, un triunvirato dirigente formado por Ruiz de Alda, Primo de Rivera y Ledesma Ramos. Debido al resurgimiento de ciertas discrepancias, en el mes de septiembre, el triunvirato delegó sus funciones ejecutivas en Primo de Rivera, que convocó el primer Consejo Nacional de F. E. y de las JONS. En éste, y a propuesta de Sánchez Mazas, fue nombrado jefe nacional Primo de Rivera y presidente de la junta política a Ledesma, que previamente había aceptado la jefatura de aquél.

Poco después de la Revolución de octubre en Asturias y Cataluña, Ledesma propuso que el partido, de acuerdo con jóvenes mandos del ejército, pasara a la acción armada. En la primera decena de noviembre redactó, por encargo de la junta, el Anteproyecto de los Estatutos que contenían los veintisiete puntos de la Falange, que serían retocados para su aprobación definitiva por Primo de Rivera.


A finales de diciembre de 1934, el Partido estaba en crisis y la junta política se reunió sin encontrar un remedio a la situación. Las JONS habían incorporado obreros a las filas de la Falange, pero aún estaba en plena elaboración la vertebración sindicalista, cuando se había llegado a la fusión de las dos fuerzas. Manuel Hedilla había creado la primera y muy limitada organización sindical de la Falange. 

A la salida de la reunión se decidió, junto con Onésimo Redondo, Sotomayor y Manuel Mateo, separar ambas fuerzas partidistas, es decir, regresar a la situación inicial; escisión que se llevó a efecto en enero de 1935.

La ruptura entre Primo de Rivera y Ledesma fue más por la presencia en el mismo partido de dos tendencias extremas en los escalones de mando inmediatamente a ellos, que por una intransigencia personal de ambos.

Por una parte, los miembros procedentes de las JONS veían en los falangistas hombres más preparados intelectualmente pero dudaban en cuanto a su capacidad revolucionaria, procedentes como eran de capas burguesas y acomodadas.

A su vez, los falangistas recelaban de los jonsistas, que al ser en su mayoría de origen obrero podrían proletarizar en extremo peligroso a la Falange y especialmente por la presencia, de entre aquellos, exmilitantes de la izquierda que pretendían conservar modos y tácticas troskistas.

La escisión de las JONS con respecto a Falange Española también tuvo interpretaciones distintas por parte de los miembros de ambas formaciones.

Los antiguos jonsistas interpretaron su salida como fruto de su disconformidad con la evolución de FE de las JONS, próxima al reformismo burgués y alejado de la Revolución del proletariado que decían defender sus partidarios. Es de consideración que José Antonio Primo de Rivera, líder indiscutible de Falange Española, fue hijo de un capitán general de Cataluña primero, y presidente del Gobierno después, entregado principal y fundamentalmente a la mejora económica de España. Por eso tuvo razón Falange, que consideró que el verdadero motivo de la separación de Ledesma fue la disconformidad ideológica de Falange a ser proletariamente revolucionaria, y preferir oposición parlamentaria a la lucha callejera para vengar la violencia que contra ellos se estaba haciendo por parte de las Juventudes Socialistas.

En cambio, la literatura falangista dio énfasis a las diferencias teóricas y políticas, pero fundamentalmente fueron el resultado de las ambiciones personales de ambos lados.

En cualquier caso, tras la ruptura de Falange Española con respecto a las JONS, Ledesma intentó sin éxito reactivar su partido como grupo independiente manteniéndose alejado de Falange. Pero nunca logró tener un número suficiente de miembros para viable el proyecto político, mientras que la Falange aumentaba progresivamente sus filas.

La nueva agrupación sacó un nuevo semanario, La Patria libre, que polemizó agriamente con Falange. En el mes de mayo publicó su libro Discurso a las juventudes de España. En noviembre del mismo año firmó su obra Fascismo en España (sus orígenes, su desarrollo, sus hombres) bajo el seudónimo de Roberto Lanzas en el que señaló que "para ellos su escisión y rompimiento con Falange equivale, de hecho, a la liquidación definitiva de una concepción que les era preciso superar" y terminó con estas palabras:
"A Ramiro Ledesma y a sus camaradas les viene mejor la camisa roja de Garibaldi que la camisa negra de Mussolini."
En mayo de 1936 visitó a José Antonio en la cárcel Modelo de Madrid y se ofreció a Falange sin condiciones.

En el mes de julio editó el primer y único número de la revista Nuestra Revolución. Durante ese mes, el 18 de julio se produjo el levantamiento militar del general Francisco Franco contra la II República dando comienzo la Guerra Civil.

Entonces, fue detenido e ingresado en la prisión de las Ventas, en Madrid, por su supuesta vinculación con los sublevados y defender ideales del nacional-sindicalismo contrarios al régimen.

El 29 de octubre de 1936 fue sacado, junto con Ramiro de Maeztu y los hermanos Borbón, para ser fusilado por los republicanos en Aravaca. El mismo fin también tuvo su camarada José Antonio Primo de Rivera.

Y tal condición lo elevó al martirologio franquista, aunque su programa ideológico quedó condenado al ostracismo e inaplicado por el régimen de Franco. Le fue otorgado a título póstumo la Palma de Plata del Movimiento.

BANDERA DEL MOVIMIENTO FALANGISTA

Principales obras: artículos y escritos diversos en órganos de partido y cabeceras como La Gaceta Literaria, Revista de Occidente, El Debate, La Nación, Informaciones Heraldo de MadridFascismo en EspañaDiscurso a las juventudes de EspañaEl Quijote y nuestro tiempo (ensayo); El Sello de la Muerte (novela); La hora románticaEl escepticismo y la vidaIdeas. El escepticismo y la vidaEscritos filosóficos.

Otros librosCroce, Filosofía práctica (1927); El matemático Rey Pastor (1928); Otto Braun: Aus nachgelesseneu Schrifften eines frühvollendeten (1928); Tres libros de filosofía (1928) y la traducción de Mathematische philosophie, de W. Brand y M. Deutschbein.

Entre sus artículos merece que destaquemos La Filosofía, disciplina imperial (1931). Y también Hans Driesch y las teorías de Einstein (1928), El causalismo de Meyerson (1929), etc.

Sobre él se han escrito más de 170 publicaciones, y artículos en La Conquista del Estado, JONS, La Patria Libre y Nuestra Revolución.

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